Artículos periodísticos y de investigación

Translate

15 de julio de 2019

EL APRISMO ECONÓMICAMENTE

EL APRISMO ECONÓMICAMENTE

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Económicamente el aprismo es nacionalista, antimperialista, cooperativista y preconiza un progresivo capitalismo de Estado y un vigoroso intervencionismo de éste en beneficio de la colectividad.
Haya de la Torre

El aprismo, económicamente, mantiene el principio de la propiedad privada y sostiene el régimen de la cooperativa¸ preconiza el nacionalismo económico, la sistematización y el control de la economía extranjera en nuestros países, el bienestar material y espiritual de los trabajadores manuales e intelectuales, la elevación de la productividad del país y la organización del Estado sobre la base de la democracia funcional.
El aprismo preconiza una progresiva inversión del capital y el principio de la propiedad privada; considera necesario el capital extranjero para la racional y equitativa explotación de la riqueza y alcanzar el desarrollo industrial de países poco desarrollados como el Perú y los de América Latina. El aprismo no es una doctrina política de chauvinismo latinoamericano contra el pueblo de Estados Unidos.
El programa doctrinario del aprismo precisa bien que sólo combate el fenómeno del imperialismo en sus aspectos negativos, destructivos y opresivos. Como partido antimperialista el aprismo sostiene que ningún país de Indoamérica podrá desarrollarse sin la presencia del capital, siempre y cuando el capital llegue para superar la pobreza, la miseria y la injusticia y no para cometer las más flagrantes violaciones del derecho de los pueblos débiles.
Los apristas, afirman, no son enemigos del pueblo norteamericano, sino enemigos de la política imperialista en sus efectos de «franca agresión económica», de dominación, de dictadura política y de sumisión a nuestros países.
En consecuencia, sostiene Haya de la Torre: «Tomaremos de los países de más alta economía y cultura lo que requieren nuestro desarrollo material y el engrandecimiento de nuestra vida espiritual. Negociaremos con ellos, no como súbditos sino como iguales. Sabiendo que ellos necesitan de nosotros como nosotros de ellos, las leyes del intercambio deben cumplirse equilibradamente» (El Antimperialismo y el APRA, Chile, 1936).
Según la tesis del aprismo, sustentada por Haya de la Torre, el fenómeno del imperialismo tiene dos facetas: positivo, en cuanto trae técnica, capitales, progreso y desarrollo, y, negativo, en cuanto significa opresión y explotación. El Imperialismo, para el aprismo, es la primera etapa del capitalismo en los países subdesarrollados. El aprismo plantea la necesidad de capitales para la industrialización de Perú y de los países de América Latina, pero con el debido control y las condiciones recíprocas sujetas a nuestras leyes, a fin de que sin dejar de percibir una justa ganancia se orienten hacia la explotación de las materias primas y generación de industrias, de fuente de trabajo con el pago de un salario justo que permita al trabajador gozar de une levado y razonable nivel de vida propio a su condición humana.
“Nosotros comenzamos por decir, que la justicia no es ni privilegio ni ubicación de determinadas zonas del mundo. Que la justicia puede alcanzarse donde quiera, a condición de que la justicia sea conquistada dentro de las verdaderas realidades económico-sociales del área en la cual se lucha por ella. ¡Esto era nuevo aquí! (Haya de la Torre, Obras completas. Tomo 7:380).
El Estado debe ser la representación de las fuerzas productoras del país y como tal, su organizador y su controlador a fin de lograr un equilibrio de las corrientes económicas que nos influyen de fuera con las que surgen y crecen dentro, haciendo que ambas confluyan en beneficio de la nación. Un Estado que oriente su acción a la defensa, organización y progreso de la economía nacional, tiene que basarse en lo que económicamente hemos de llamar las fuerzas vivas del país.
El aprismo aspira a que todos los peruanos y latinoamericanos tengan derecho a la vida, a la seguridad, al trabajo, a la libertad, al bienestar y al futuro. Y sostiene que en la etapa en que vive el Perú es preciso aplicar los principios y las normas programáticas que el aprismo ha enunciado desde sus orígenes hasta la actualidad.
El aprismo no compra el pan que le ofrece cualquier mano; primero quiere saber si las manos que lo brindan están limpias y si detrás de ellas no hay el riesgo de perder la libertad.
El partido aprista su acción económica en el nacionalismo integral, en la reorganización del Estado, en el regionalismo económico, en la reorganización de la producción y la distribución, en el anti-centralismo y en la elevación material y moral de los productores.
Nuestro planteamiento programático admite la necesidad y reconoce los beneficios del capital extranjero que llega trayendo adelantos pero condiciona y exige medidas de control para sus posibles excesos.
En 1927 Haya escribía: “La nacionalización de nuestra riqueza es la única garantía de nuestra libertad. Entregar la riqueza de nuestros pueblos al extranjero es entregarlos a la esclavitud”
El programa mínimo del Apra propende a crear riqueza para los que menos tienen, sin quitar a los que tienen.


EL
Compartir:

Entradas anteriores