EL
APRISMO ECONÓMICAMENTE
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Económicamente el aprismo es nacionalista, antimperialista, cooperativista y preconiza
un progresivo capitalismo de Estado y un vigoroso intervencionismo de éste en
beneficio de la colectividad.
Haya de la Torre
El aprismo, económicamente,
mantiene el principio de la propiedad privada y sostiene el régimen de la
cooperativa¸ preconiza el nacionalismo económico, la sistematización y el
control de la economía extranjera en nuestros países, el bienestar material y
espiritual de los trabajadores manuales e intelectuales, la elevación de la
productividad del país y la organización del Estado sobre la base de la
democracia funcional.
El aprismo preconiza una progresiva
inversión del capital y el principio de la propiedad privada; considera
necesario el capital extranjero para la racional y equitativa explotación de la
riqueza y alcanzar el desarrollo industrial de países poco desarrollados como
el Perú y los de América Latina. El aprismo no es una doctrina política de
chauvinismo latinoamericano contra el pueblo de Estados Unidos.
El programa doctrinario del aprismo
precisa bien que sólo combate el fenómeno del imperialismo en sus aspectos
negativos, destructivos y opresivos. Como partido antimperialista el aprismo
sostiene que ningún país de Indoamérica podrá desarrollarse sin la presencia
del capital, siempre y cuando el capital llegue para superar la pobreza, la
miseria y la injusticia y no para cometer las más flagrantes violaciones del
derecho de los pueblos débiles.
Los apristas, afirman, no son
enemigos del pueblo norteamericano, sino enemigos de la política imperialista
en sus efectos de «franca agresión económica», de dominación, de dictadura
política y de sumisión a nuestros países.
En consecuencia, sostiene Haya de
la Torre: «Tomaremos de los países de más alta economía y cultura lo que
requieren nuestro desarrollo material y el engrandecimiento de nuestra vida
espiritual. Negociaremos con ellos, no como súbditos sino como iguales.
Sabiendo que ellos necesitan de nosotros como nosotros de ellos, las leyes del
intercambio deben cumplirse equilibradamente» (El Antimperialismo y el APRA, Chile, 1936).
Según
la tesis del aprismo, sustentada por Haya de la Torre, el fenómeno del
imperialismo tiene dos facetas: positivo, en cuanto trae técnica, capitales,
progreso y desarrollo, y, negativo, en cuanto significa opresión y explotación.
El Imperialismo, para el aprismo, es la primera etapa del capitalismo en los
países subdesarrollados. El aprismo plantea la necesidad de capitales para la
industrialización de Perú y de los países de América Latina, pero con el debido
control y las condiciones recíprocas sujetas a nuestras leyes, a fin de que sin
dejar de percibir una justa ganancia se orienten hacia la explotación de las
materias primas y generación de industrias, de fuente de trabajo con el pago de
un salario justo que permita al trabajador gozar de une levado y razonable
nivel de vida propio a su condición humana.
“Nosotros
comenzamos por decir, que la justicia no es ni privilegio ni ubicación de
determinadas zonas del mundo. Que la justicia puede alcanzarse donde quiera, a
condición de que la justicia sea conquistada dentro de las verdaderas
realidades económico-sociales del área en la cual se lucha por ella. ¡Esto era
nuevo aquí! (Haya de la Torre, Obras
completas. Tomo 7:380).
El
Estado debe ser la representación de las fuerzas productoras del país y como
tal, su organizador y su controlador a fin de lograr un equilibrio de las
corrientes económicas que nos influyen de fuera con las que surgen y crecen
dentro, haciendo que ambas confluyan en beneficio de la nación. Un Estado que
oriente su acción a la defensa, organización y progreso de la economía
nacional, tiene que basarse en lo que económicamente hemos de llamar las
fuerzas vivas del país.
El
aprismo aspira a que todos los peruanos y latinoamericanos tengan derecho a la
vida, a la seguridad, al trabajo, a la libertad, al bienestar y al futuro. Y
sostiene que en la etapa en que vive el Perú es preciso aplicar los principios
y las normas programáticas que el aprismo ha enunciado desde sus orígenes hasta
la actualidad.
El
aprismo no compra el pan que le ofrece cualquier mano; primero quiere saber si
las manos que lo brindan están limpias y si detrás de ellas no hay el riesgo de
perder la libertad.
El
partido aprista su acción económica en el nacionalismo integral, en la
reorganización del Estado, en el regionalismo económico, en la reorganización
de la producción y la distribución, en el anti-centralismo y en la elevación
material y moral de los productores.
Nuestro
planteamiento programático admite la necesidad y reconoce los beneficios del
capital extranjero que llega trayendo adelantos pero condiciona y exige medidas
de control para sus posibles excesos.
En
1927 Haya escribía: “La nacionalización de nuestra riqueza es la única garantía
de nuestra libertad. Entregar la riqueza de nuestros pueblos al extranjero es
entregarlos a la esclavitud”
El
programa mínimo del Apra propende a crear riqueza para los que menos tienen,
sin quitar a los que tienen.