Artículos periodísticos y de investigación

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15 de julio de 2019


EL APRISMO ES DIALÉCTICAMENTE HEGELIANO Y ANTIDOGMÁTICO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Por eso, los apristas somos filosóficamente marxistas, vale decir dialécticamente hegelianos, pero supera al marxismo negándolo y continuándolo al mismo tiempo, sin aceptarlo como dogma inmóvil, como ortodoxia congelada.
Haya de la Torre.

Según el Diccionario de la Real Academia Española la dialéctica es el “arte de dialogar, argumentar y discutir”. “Habilidad para discutir por preguntas y respuestas. El que sabe interrogar y responder, ¿no es lo que llamas un dialéctico” escribe Platón en su obra “Cratilo”.
El término dialéctica deriva de “dialégesthai”, arte de conversar, de discernir, de discutir o de debatir. La dialéctica se define como el arte de conversar, de discurrir. Diferentes filósofos, en diferentes épocas de la historia de la humanidad, entendieron por dialéctica como el arte de discutir para llegar a la verdad (Sócrates); la búsqueda de las esencias o ideas” (Platón), la ciencia de las leyes del pensamiento, pero éstas identificadas con las leyes del ser, de lo real (Hegel).
A decir verdad, la dialéctica es el arte de guiar el pensamiento a través de la afirmación y la réplica, para encontrar la verdad de las cosas, del mundo y de la vida; es la parte de la Lógica que nos da las reglas a las cuales se sujeta el entendimiento humano de una manera natural para lograr su objeto.
La filosofía es producto del filosofar y el filosofar es a su vez producto de la reflexión sobre el objeto de la filosofía. Pero este pensar no puede ser otro que de carácter dialéctico que se mueve entre cuestionamientos, contradicciones, oposiciones, afirmaciones, negaciones, correcciones, rectificaciones y superaciones.
El desarrollo del proceso dialéctico de la filosofía sólo es posible mediante una tesis (afirmación), una antítesis (negación de la afirmación) y una síntesis o conclusión (superación y asimilación de la oposición; negación de la negación), a fin de lograr sus objetivos, fines y metas trazadas.
El mejor método que debe emplearse en la investigación de los fenómenos históricos es el método hegeliano, vale decir la dialéctica. La base de este sistema hegeliano se expresa así: ser = tesis; no ser = antítesis; llegar a ser = síntesis, devenir.
Y este método dialéctico aplicado a la historia tiene su origen en Heráclito de Éfeso, en la Grecia antigua. Según este filósofo griego nada permanece, todo deviene.
La dialéctica es histórica, dinámica, transformadora y trascendental; promueve el cambio, la superación y la transformación, así también lo es la filosofía.
El aprismo, que es toda una concepción del hombre, del mundo, de las cosas y de la sociedad, basa su filosofía en la tesis del Espacio-Tiempo-Histórico, que es la genial producción intelectual de Víctor Raúl Haya de la Torre.
Haya de la Torre, al referirse al principio dialéctico como fundamento medular de la filosofía del aprismo, explica: “Partiendo del principio dialéctico de que las contradicciones son inseparables de todas las cosas, y que el proceso de sus contradicciones constituyen la dinámica de toda evolución, es evidente que las ideas y sistemas filosóficos y las concepciones del mundo, están sujetas a procesos que son reflejo y expresión de aquellas contradicciones y, consecuentemente, evolucionan también”.
Pero también, expresa Haya de la Torre: “Este proceso universal de evolución, determinado por las contradicciones…es la esencia misma de la dialéctica…”. “Y este proceso universal de contradicciones, se cumple por lo que conocemos como la negación de la negación dialéctica y oposición de contrarios”. Por lo que: “La negación dialéctica…es conservar y superar al mismo tiempo; es negar y continuar”.
Las normas de metodización filosófica del aprismo se fundamentan en el enunciado dialéctico de la Negación de la negación. Reconoce así, el principio universal del eterno movimiento, cambio o devenir, como un proceso constante de contradicciones, negaciones y continuidad, pero reconoce al mismo tiempo en el marxismo una escuela filosófica sujeta a la misma ley por ella descubierta y perfeccionada, pero no acepta sus conclusiones doctrinarias como dogmas inflexibles o profecías.
“El Marxismo – señalaba Haya de la Torre- no puede quedar fuera de las leyes dialécticas que presiden la evolución del cosmos, de la naturaleza y de la sociedad. En consecuencia, el Marxismo no está tampoco más allá de las leyes dialécticas que determinan el proceso evolutivo del pensamiento humano y de sus expresiones científicas, artísticas y filosóficas de su tiempo”.
El aprismo niega dialécticamente al marxismo al rechazar la idea de partidos o dictaduras clases y  al reconocer en el imperialismo la primera y no la última etapa del capitalismo.
Cuando el aprismo sostiene que en los países del mundo no existe un solo proceso histórico sino múltiple, caso Indoamérica, es porque aquí coexisten, conviven distintas etapas de la evolución social, desde el comunismo primitivo, el feudalismo y el capitalismo incipiente.
El aprismo sostiene que Indoamérica es una realidad diferente a la de Europa, por tanto a realidades y problemas diferentes le corresponde también a cada uno de ellos soluciones diferentes.
El aprismo, al negar al marxismo, considera que la “revolución proletaria” y la profecía de una “sociedad sin clases” como fin de la “lucha de clases” sostenida por el marxismo puede ser superada por la revolución democrática, científica y tecnológica, espiritual o cultural por la vía pacífica.
Al recusar al marxismo ortodoxo, el aprismo rechaza aquella arbitraria clasificación cronológica de la historia universal en Antigua, Media, Moderna y Contemporánea, porque aquí en los países de Latinoamérica se yuxtaponen y coexisten todos los grados de evolución de las sociedad.
Por tanto, aplicando la teoría del Espacio-Tiempo Histórico, el aprismo sostiene que no hay leyes universales de determinismo económico, social o político; que su aplicación es relativa a la realidad espacio-temporal de cada sociedad o región: “Nuestro Tiempo y nuestro Espacio económicos nos señalan una posición y un camino” sentenciaba Haya de la Torre.
“Desde el ángulo filosófico –explicaba Haya de la Torre- el Aprismo está con la dialéctica marxista o hegeliana e interpreta el principio de la «negación de la negación», de Hegel y Marx, aplicándolo también al marxismo como Marx aplicó el hegelianismo. Con la dialéctica de Hegel, Marx negó el hegelianismo y al negarlo afirmó la continuidad del sistema filosófico de aquél. Los apristas aplican el principio de la negación de la dialéctica hegeliana adoptada por Marx a Marx mismo y sostiene que para mantener la perennidad del marxismo hay que negarlos en todo aquello que determine la realidad histórica de la América Latina como imperativo” (Obras completas. T.1:268-269).
El aprismo dialéctico niega al marxismo dogmático, ortodoxo, inconmovible, determinista, a fin de recusarlo y superarlo a la luz de los avances de la ciencia y la tecnología de los nuevos tiempos.
Y Haya de la Torre lo explicaba con claridad meridiana: “Porque desde su iniciación el Aprismo nació esgrimiendo tal negación, desde el momento que opuso a la realidad económico-social europea las características de la realidad económico-social indoamericana, y rechazó la idea de partidos o dictaduras clasistas y reconoció en el imperialismo la primera y no la última etapa del capitalismo. Es decir, no aceptó jamás al marxismo como un dogma” (Op.cit. T. 1:324 y 325).
La filosofía del Espacio-Tiempo histórico del aprismo se desarrolla mediante el siguiente principio general explicado claramente por Haya de la Torre: “el devenir social es relativo”. Esta relatividad es condicionada por dos factores inseparables: el Espacio-histórico y el Tiempo-histórico. El Espacio-histórico viene a ser el “escenario geográfico, raza, psicología y relaciones del hombre y el medio general en el que evolucionan la vida de los pueblos”. El Tiempo-histórico, es el “que marca el grado de su evolución económica, política y cultural, determinado por las formas de su producción y por el desarrollo social que ellas motivan o influyen”.


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