EL APRISMO EDUCATIVO Y CULTURALMENTE
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Educativa y culturalmente, el
aprismo es un partido-escuela, es una universidad del pueblo, por el pueblo y
para el pueblo.
El aprismo es un partido técnico y
planificador, partido moralizador, un partido político promotor y defensor de
principios y de valores éticos.
La misión histórica del aprismo ha
sido, es y seguirá siendo el redimir a vastos sectores sociales de la
ignorancia, del analfabetismo cultural y del analfabetismo tecnológico, de la
exclusión social, para formar ciudadanos comprometidos con un país en
crecimiento, en desarrollo y transformación estructural.
Desde sus orígenes, los apristas
son conscientes y están convencidos que en un país de «analfabetos de abajo» y
«analfabetos de arriba», el primer paso para hacer una revolución social era
emprender la transformación de los espíritus, es liberar a las masas de la
ignorancia, es realizar una justa distribución de la riqueza cultural que lleva
implícita la de la riqueza material.
Desde sus años aurorales, Haya de
la Torre concibió el aprismo como escuela para la vida, cuya misión histórica
era llegar a la conciencia del pueblo, porque según sus palabras «Sólo cuando
se llega al pueblo se gobierna, desde abajo o desde arriba... con la luz de una
doctrina, con el profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo
glorioso del sacrificio».
El
aprismo es el primer partido político que inicia en el Perú la meritoria e
intensa labor de divulgación filosófica y doctrinaria del Cooperativismo,
considerándolo como remedio para el mal del latifundio, del feudalismo criollo
y como instrumento de liberación económica del pueblo dentro del nuevo estado
indoamericano. “La historia del Cooperativismo en el Perú está ligada a la
historia del aprismo” decía Ramiro Prialé.
El
aprismo sostiene que la lucha del hombre de hoy es por la educación en valores
morales contra las fuerzas oscuras del odio clasista, el despotismo, las
dictaduras, el militarismo, la agitación permanente, el terrorismo, la
discriminación racial y los egoísmos antisociales, en demanda de su liberación
integral y definitiva.
“Nosotros
establecimos desde el primer momento que hay en la cultura universal y en la
enseñanza de los países más avanzados que los nuestros, preceptos, postulados y
enseñanzas que tienen validez universal. Pero hay otros de aplicación
especialmente social, política, antropológica digamos así, que no pueden ser
aceptados incondicionalmente como verdades de validez universal. Ese es el
significado de nuestra diferenciación con aquellos que consideraron que la
cultura universal es incondicionalmente imperativa para todos los pueblos del
mundo. Nosotros establecimos la primera distinción entre las ciencias que
tienen validez universal, las ciencias exactas, las ciencias que no son llamadas
de aplicación, diferentes de aquellas que son ciencias sociales, la política
entre ellas, que no pueden ser admitidas incondicionalmente como un dogma para
todos los pueblos de la tierra” (Haya de la Torre, Obras completas, Tomo 7: 451).