EL APRISMO Y LA UNIVERSIDAD POPULAR: EL QUE SABE POCO, APRENDE; EL QUE SABE MUCHO, ENSEÑA
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Nosotros formamos el Partido que ha preconizado y preconiza la ciencia
y la tecnología, como función del estadista y del político. Somos el Partido
Escuela que le ha dicho a cada aprista, desde sus orígenes: Si sabes poco
aprende, si sabes mucho enseña. Pero no te estés quieto, cambia, evoluciona,
distribuye lo que tengas de conocimientos y de riqueza con los demás.
Haya de la Torre.
El Apra proviene del gran
movimiento cultural forjado al calor de las universidades populares y como
producto social de la continental Reforma Universitaria iniciada en Córdova
(Argentina) en 1918.
En un país de
“analfabetos de abajo” y “analfabetos de arriba”, el primer paso para hacer una
revolución social era emprender la transformación de los espíritus, liberar a
las masas de la ignorancia, mediante una “justa distribución de la riqueza
cultural que lleva implícita la de la riqueza material”.
En su primer mensaje del
destierro a la juventud del Perú, escrito en San Ángel, México, noviembre de
1923, Haya afirmó que las Universidades Populares del Perú constituyen quizá la
más eficaz, la más hermosa y la más original de las organizaciones
estudiantiles y obreras de Sud América, de Centro América, las Antillas y
México.
El 8 de diciembre de 1931, día de la
transmisión del mando supremo, en Lima el fraude electoral había quedado
consumado y el comandante Sánchez Cerro fue ungido Presidente de la República. En su mensaje de
toma de posesión ante el Congreso Constituyente, en alusión al Apra, afirmó que
la seguridad del estado se encontraba amenazada por el desarrollo de
“peligrosas ideas políticas, económicas y sociales” y que frente a dicha
amenaza, su gobierno defendería el orden social y la estabilidad de las
instituciones cueste lo que cueste.
Ese día, por la tarde,
Haya, abandonando su cátedra del curso de Aprismo que había dictado durante
tres meses seguidos, ocupó la tribuna del Comité Aprista de Trujillo, ante una
nutrida concurrencia de militantes y dirigentes del PAP, respondió
categóricamente al dictador, de cuya pieza oratoria histórica presento los
siguientes párrafos:
“¡No estamos perdidos!...
Yo afirmo que estamos más fuertes que nunca. Porque gobernar no es mandar, no
es abusar, no es convertir el poder en tablado de todas las pasiones
inferiores, en instrumento de venganza, en cadalso de libertades; gobernar es
conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir. Y eso no lo harán jamás
quienes van al poder sin título moral, quienes carecen de la honradez de una
inspiración superior, quienes capturan el Estado como botín de revancha. Ellos
mandarán, pero nosotros seguiremos gobernando. Porque nosotros continuamos
educando, organizando y dando ejemplo, vale decir, nosotros continuamos
redimiendo”.
“Quienes han creído que la
única misión del aprismo era llegar a Palacio están equivocados. A Palacio
llega cualquiera, porque el camino de Palacio se compra con oro o se conquista
con fusiles. Pero la misión del aprismo era llegar a la conciencia del pueblo
antes que llegar a Palacio. Y a la conciencia del pueblo no se llega ni con oro
ni con fusiles. A la conciencia del pueblo se llega, como hemos llegado
nosotros, con la luz de una doctrina, con el profundo amor de una causa de
justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio... ¡Sólo cuando se llega al
pueblo se gobierna: desde abajo o desde arriba! Y el aprismo ha arraigado en la
conciencia del pueblo. Por eso, mientras los que conquistaron el mando con el
oro o con el fusil, crean mandar desde Palacio, nosotros continuaremos
gobernando desde el pueblo”.
Para el Maestro Haya la
Política es sinónimo de Cultura “cuando es política auténtica”, es decir,
ciencia de buen gobierno. Y aplicando la ética spinoziana a la situación
política del Perú, Haya concluye en afirmar que “todos nuestros males son males
de ignorancia”:
“Me parece que la ética
spinoziana es aplicable a la situación política del Perú: el mal, es la
ignorancia. Spinoza señala tres grados de conocimiento: la opinión, la razón y
la intuición. Los hombres pertenecientes a la primera categoría basan su
conocimiento en lo que oyen, en lo que perciben o en lo que imaginan. Y ésta es
la categoría pre-científica, la más baja de las etapas del conocimiento, la
media ciencia de que hablaba Piérola…Categoría típicamente civilista, digamos
nosotros. La categoría superior -razón- corresponde al rango científico, y ésta
es rara, muy rara en nuestra política. El grado supremo - la intuición- que
supone una visión sinóptica del universo, del cosmos - del mundo, hablando
políticamente, - es más rara aún. La correlación de Conocimiento y Moral en la
filosofía de Spinoza es pues muy aplicable a nuestra política; los hombres de
opinión, los de categoría pre-científica, están sujetos a las influencias de
las cosas que los rodean, vale decir, son hombres de apetito, de pasión, de
instinto, más próximos al mal que al bien. En la política peruana son los que
han predominado y predominan. Por eso no es aventurado afirmar que todos
nuestros males son males de ignorancia” (10).
Haya exigía a los militantes
y dirigentes del Partido más cerebro que sentimiento, más conocimiento
científico de la realidad, para estar en las mejores condiciones y
posibilidades de plantear las alternativas de solución a los complejos,
variados y múltiples problemas de la sociedad contemporánea.
“El primer estudiante de
América”, -llamado con justicia a Víctor Raúl Haya de la Torre, en el aula magna de la Universidad de México
(1925)-, en todo instante relacionó la política relativista con la educación
integral, la economía y la moral, dentro de una causa permanente de
reivindicación social con requisito previo para liberarnos de “tanta
intoxicación fantástica”.
“El día que pensemos
seriamente en que la política es ciencia, -decía- especialmente la política
nueva, y ciencia ligada con la economía y que una afirmación en política, como
un cálculo en economía, debe basarse en algo, ese día nos libraremos de tanta
intoxicación fantástica que, como el opio es gratísima a la fiebre tropical de
hacer castillos en el aire, pero muy seria cuestión, para los pueblos a los que
se engaña o desvía. Ese fue el error del pasado y los nuevos debemos enmendar
la falta conscientemente” (Obras completas, Tomo 2, “Pensamientos
de crítica, polémica y acción”, p.453).
Pero que en el Perú, y particularmente
entre los hombres de la vieja generación, faltaban aquéllos con una cultura
política especializada y moderna; puntualizó que política y economía son
disciplinas científicas inseparables, y el hecho de no saber organizar la
economía de un país o las finanzas de un gobierno, significaba no saber
gobernar.
Haya era consciente que en
la época de la esclavitud o en la de servidumbre, el trabajador agrario no
necesitaba saber leer ni escribir, pero que en la época moderna, para la
agricultura industrializada o para la industria de la máquina y del
laboratorio, el trabajador sí debe saber algo más que leer y escribir.
Sostuvo que la política es
una ciencia, es un conocimiento que requiere de hombres capacitados, de
expertos y especialistas, de ciudadanos que realmente tengan el autorizado
título y la verdadera aptitud de dirigentes del Estado. Consideraba que una
educación política y una política educacional eficientes serían lo ideal para
superar las taras y lacras sociales de la sociedad peruana, los graves y
complejos problemas sociales y económicos de nuestros pueblos, asimismo para
generar un nuevo liderazgo político científico, con conciencia de Frente Único
de Clase, con conciencia histórica, con conciencia social y con conciencia de cambio social.
Consecuente con su
plataforma de lucha por la educación del pueblo, propuso la democratización de
las universidades, para convertir a estos centros superiores en verdaderos
centros de cultura, de trabajo, de investigación, de extensión y proyección social,
y para que el estudiante devuelva al pueblo parte de la enseñanza recibida. Tal
iniciativa lo formuló en su discurso del 22 de agosto de 1965: “Por eso
nosotros quisimos – dijo- que las puertas de la universidad se abrieran, para
que miles y miles de estudiantes pobres que no podían llegar a los claustros
universitarios, tuvieran la posibilidad de hacerlo... Allí queda también
establecido el principio de que el estudiante tiene como obligación -por
recibir privilegiadamente una enseñanza que el pueblo paga- devolverle al
pueblo parte de esa enseñanza que recibe por un azar de la fortuna....».
Su compromiso con la
mayoría nacional le llevó a pensar en una
Universidad social, a través de la cual el estudiante entre en contacto
directo e inmediato con las clases trabajadoras. En este sentido luchó por una
reforma universitaria: “que sale hacia la realidad social, que no quiere hacer
del estudiante una casta parasitaria, sino que lo desplaza hacia la vida, lo
sitúa entre la clase trabajadora y lo prepara a ser colaborador y no
instrumento de opresión para ella.”
En cuanto a la educación
superior universitaria, Víctor Raúl era partidario de una Reforma Universitaria
como “Revolución de los Espíritus”, con un nuevo sentido y una nueva
proyección: renovadora, desprofesionalizada, investigativa, democrática,
impulsora de cambios radicales en los sistemas y metodologías de
enseñanza-aprendizaje, y que erradicara
de las universidades a los catedráticos
que se hallaban en “pleno proceso de momificación”. Como producto de su
perseverante lucha Víctor Raúl, identificado con los principios de la Reforma
Universitaria iniciada en Córdova (Argentina), logró en el Perú echar afuera a
dieciséis profesores de la Universidad de San Marcos, cambió radicalmente los
sistemas y obligó a una servil asamblea parlamentaria a respetar los derechos
de los estudiantes.
La Universidad Popular
Gonzáles Prada, fundada por Haya de la Torre, adoptó dos lemas originales: uno
que se indicaba con los tres ochos «8-8-8» para significar: ocho horas de
trabajo, ocho horas de estudio y ocho horas de descanso. Y el otro, que
provenía del lema del cooperativismo, decía «Uno para todos y todos para uno».
Víctor Raúl concibió a
las universidades populares como lugares apropiados para la formación de la
conciencia social, política, económica, cultural y educativa del Gran Frente
Único de Clases Explotadas que lucharía posteriormente contra toda forma de
dominación, dependencia, explotación, imperialismo e injusticia social. Más aún
concebía a las universidades populares como “la protesta viva frente a las
universidades caducas que crean castas de opresión, y la esperanza viva también
de las magníficas aulas del futuro que preparan al hombre sin dificultades para
cumplir su función social”
Era su máxima aspiración
que las universidades populares pudieran comprender un día “a todos los
proletarios del Perú, al obrero, al campesino de nuestras costas, al indio que
vive la más cruel de las tragedias sociales en nuestras sierras y ojalá al
salvaje montaraz y senil de nuestras selvas”.
En lo referente a la
reforma universitaria defendió la conservación de la autonomía de las
universidades y escuelas técnicas superiores, el mantenimiento de los
principios de la Reforma Universitaria iniciada por el estudiantado, la
libertad de cátedra, el enriquecimiento y actualización de las bibliotecas,
talleres y laboratorios, expansión de sus capacidades docentes y
experimentales, la validez de los títulos profesionales otorgados por nuestras
Universidades y las Escuelas en todos los países latinoamericanos, la creación
de institutos de enseñanza superior en forma descentralizada en diversos
lugares del país, acorde con sus necesidades específicas, la creación de una
Escuela Profesional de Servidores del Estado y la gratuidad de la enseñanza
primaria, secundaria y universitaria:
Consideró de necesidad y
utilidad pública la aplicación de la gratuidad de la enseñanza en todos sus
niveles, “desde el analfabeto escolar hasta el analfabeto universitario, que
también los hay” como una reivindicación económico-social tan poderosa y tan
decisiva para el mejoramiento de las condiciones materiales del hombre y para
que el desarrollo y la justicia se cumplan. “Porque quien cambia su situación
por obra de la educación, cambia también su posición y su nivel social”.
En su
discurso del 22 de agosto de 1965, Haya de la Torre manifestó: “Porque
queríamos una renovación de las universidades, no para hacer más fácilmente al
estudiante la manera de conseguir un diploma sin saber mucho. Nosotros quisimos
precisamente lo contrario: darles a las universidades una nueva validez, un
nuevo sentido, una nueva proyección. Hacerlas verdaderos centros de cultura.
Desprofesionalizarlas, en el sentido de que no sólo el diploma fuera el
objetivo del universitario. Crear los ámbitos de la investigación
desinteresada. Hacer de ellas lo que han sido las universidades del mundo, en
el campo científico, la exploración, en las que no es el interés profesional lo
que prevalece, sino el amor a la ciencia y la devoción por la cultura. Ese fue
el afán de la revolución o Reforma Universitaria. Y así comenzó. Había que
sanear, había que limpiar las cátedras donde permanecían aferrados viejos
señores, que eran, sobre todo, viejos por sus ideas y nosotros lo logramos en esa
primera etapa, tendiendo a la democratización universitaria…”
El aprismo se fundó como
Escuela, como Universidad Popular, y fue la persecución de la tiranía la que
les obligó a ser políticos para defender su obra cultural y sindical. La
tiranía de entonces los llamó a los apristas “bolcheviques” y no contento con
ello les persiguió y desterró. El Apra nació como una necesidad de las mayorías
populares de liberarse de la ignorancia y explotación oprobiosa y de ganar más
educación y más cultura, para estar en mejores condiciones de participar en la
transformación de su realidad social, económica y política. Las Universidades
populares pronto se convirtieron en el laboratorio vivencial del pueblo, es la
escuela ciudadana para la afirmación de sus principios libertarios,
democráticos y éticos, para la integración de los obreros manuales e
intelectuales en un gran frente único por la justicia. “Fue esta “revolución de los espíritus” –
señala Haya de la Torre- la que en el Congreso Estudiantil Latinoamericano celebrado
en México en 1921, consagró la tesis peruana de nuestro primer Congreso de
Estudiantes del Cuzco, cuando proclamó como deber de la Universidad Reformada y
del estudiante reformista fundar y sostener universidades populares, enseñar en
ellas e inspirar sus labores docentes en la justicia social” (Obras Completas. Tomo V: 414).
Asumiendo su
responsabilidad histórica, el Apra surgió al escenario político nacional y
latinoamericano analizando críticamente la sociedad, debatiendo y cuestionando
los ancestrales problemas, confrontándolas con las de otras realidades del
continente y postulando alternativas propias de solución.
Quienes militaron y
militan en el aprismo, desde sus años aurorales, luego de analizar la realidad
nacional y latinoamericana concluyen en manifestar que es imposible llevar a
cabo con éxito un programa de gobierno de transformaciones estructurales si
ante todo no se ejecutaba un programa masivo, permanente, diversificado y
coherente de educación popular.
Los apristas asumieron el
reto histórico de forjar ciudadanos con mentalidad y actitud favorable al
cambio social, ciudadanos con gran poder cognitivo como para superar el
servilismo, el vasallaje, el analfabetismo, el empirismo y la demagogia
política.
El 21 de septiembre de
1969, con motivo del XXXIX aniversario de fundación del PAP, destaca la
importancia de formar parte de un Partido-escuela y valora el bagaje cultural
que atesora cada militante y dirigente al afirmar que en el APRA “El que sabe
poco, aprende; el que sabe mucho, enseña”, pero al mismo tiempo les invoca a no
permanecer quietos, a mantener una actitud favorable al cambio social, a
evolucionar, a compartir con los demás cuanto tienen de conocimientos, a no olvidarse que la mayor fortuna y el más
ingente caudal lo forma la cultura.
Mucha razón tuvieron los
apristas al insurgir al escenario político demandando educación gratuita en
todos los niveles y modalidades, igualdad de oportunidad y derechos para todos
los estudiantes hasta el límite que marquen sus capacidades, planteando la
necesidad de una reforma integral de la educación con tendencia a la escuela
unificada desde el Kindergarten a la Universidad y exigiendo a los gobiernos de
turno la asignación de un alto porcentaje del presupuesto nacional para la
educación del pueblo peruano.
Desde 1931, ya se
consideró en el Plan de Acción Inmediata o Programa Mínimo de Gobierno del
Aprismo importantes iniciativas o planteamientos a favor de la educación
nacional, por ejemplo: el fomento del mutualismo escolar, el establecimiento de
tarifas especiales en los servicios de transportes que utilicen los estudiantes
para concurrir a su centro educativo, reforma de la enseñanza agrícola
atendiendo a la especialización que exige la realidad del país mediante cursos
teórico-prácticos sobre agricultura en las escuelas primarias preferentemente.
También la educación al campesino usando su propio idioma además del
castellano, introducción del cooperativismo agrario entre los propietarios
indígenas o campesinos.
Dentro del vasto programa
de educación popular que se trazó el Partido del Pueblo se encontraba el
mejoramiento de la condición económica de los maestros, la creación del
Ministerio de Educación, la creación de granjas escuelas, Institutos
Superiores, Institutos de Orientación Profesional de acuerdo con los actitudes
físicas, las condiciones psicológicas y la vocación de los estudiantes y
ciudadanos; la creación de una institución de unión latinoamericana que
auspicie la realización de conferencias y congresos sobre temas de economía,
pedagogía, ciencia, tecnología, etc., con sede rotativa en los pueblos
integrantes de la unión; el establecimiento de escuelas elementales en los
Cuarteles atendidos por Pedagogos; la atención a la especialización de los
Oficiales y del personal subalterno del Ejército, la Armada, Aviación y Policía
nacional; la creación de Universidades populares en diversos países
latinoamericanos, de escuelas nocturnas y dominicales, editoriales pedagógicas,
bibliotecas populares (fijas y rodantes); la creación en las regiones del país
de institutos de enseñanza superior de acuerdo a sus necesidades específicas de
desarrollo.
El Apra propuso, desde
1931, conservar la autonomía de las universidades y de las escuelas técnicas
superiores, mantener los principios de la Reforma Universitaria, gestionar la
validez de los títulos profesionales otorgados por las universidades y escuelas
en los países latinoamericanos, emprender enérgicas campañas contra el abuso
del alcohol y la cosa, el intercambio bibliográfico a nivel de estudiantes
latinoamericanos, la creación de becas de estudio, la formación de la
conciencia sanitaria en el país, el fomento de la cultura física de los
educandos, el establecimiento de misiones ambulantes para la difusión de
conocimientos básicos de agricultura.
Haya siempre propugnó el
aprovechamiento de la experiencia cultural-educativa, de los adelantos
científicos y tecnológicos del mundo en sus valores universales, pero
asimilados, adaptados, aplicados, adecuados a nuestros pueblos en cuanto sean
posibles y viables, es decir “metabolizados”, frente a un mundo cambiante y a
un continente que tienen que realizar urgentes cambios en todo orden de cosas
para arribar a su Gran Transformación.
Desde sus años aurorales,
Haya de la Torre concibió al aprismo como Escuela para la Vida, Escuela de
disciplina moral, Escuela de civismo y Universidad Popular, que supo mantener
la fe sin claudicaciones ni debilidades y cuya misión histórica es llegar a la
Conciencia del pueblo, porque “Sólo cuando se llega al pueblo se gobierna,
desde abajo o desde arriba… con la luz de una doctrina, con el profundo amor de
una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio”.
Decimos que el aprismo es
un partido-escuela por las razones siguientes:
El aprismo insurgió a la escena
política nacional y latinoamericana, señalando un rumbo y un camino
constructivo, tanto a jóvenes y a obreros “que no sabían de dónde venían y
adónde iban”, previniéndoles del riesgo de caer en infantilismos demagógicos y
mentiras desaprensivas de prometer lo que no se ha de cumplir.
El aprismo se orienta a
redimir a niños, adolescentes, jóvenes y al pueblo mismo de sus defectos,
vicios, debilidades y derrotismos, rescatando los valores positivos de su
personalidad para levantarlos contra la aventurera impreparación e inmadurez de gobernantes de undécima hora.
El aprismo se opone a la
reacción más ultrancista de las facciones políticas escindidas por
irrefrenables ambiciones y voracidad por sinecuras. El aprismo busca salvar al
pueblo del baldón del servilismo, del colonialismo mental europeo, persiguiendo
la victoria de lo noble y de los bueno en cada individuo.
El aprismo forma,
perfecciona, adiestra, capacita al ciudadano en las leyes de la vida política,
pública, sindical y cultural.
El aprismo partió de la
necesidad de estudiar, discutir, investigar la realidad de nuestros pueblos, a
fin de plantear alternativas de solución a sus complejos y múltiples problemas
y necesidades. Es así como el aprismo “supo acercarse al pueblo, conocer sus
necesidades, comprender sus anhelos y sentir su dolor”.
El aprismo originalmente
despertó de la abulia y del letargo a grandes masas humanas que se hallaban
prácticamente dormidas y se limitaban a decir: “Qué se va a hacer”, “así es”,
“a mal tiempo buena cara”, o cosas por el estilo.
El aprismo orienta a las
clases productoras y consumidoras a vivir dentro de un nuevo estado
antiimperialista, con clara y definida conciencia cívica, conciencia política,
conciencia cultural, conciencia geográfica, conciencia histórica y con alto
espíritu moralizador y alta solvencia moral. “No puede haber revolución
económica y social, si no hay ante todo y con ella una profunda revolución
cultural” sentenciaba Haya de la Torre.
El aprismo no es un
movimiento político de contubernios, de negociados, de empresarios, menos aún
electorero o de intereses subalternos.
El aprismo es un Partido
de masas educadas, en el cual todo ha sido para sus integrantes: escuela,
educación de la lealtad, sacrificio, espíritu de superación, actualización y
renovación de conocimientos, capacidad para perseverar en la lucha contra la
ignorancia.
“En la escuela del
Aprismo,-indica Haya de la Torre-, quien quiera ser un gran dirigente y
capacitarse, tiene los caminos abiertos, con tal que dentro de esos caminos
pueda recoger este gran llamado, este gran imperativo: «denos usted soluciones
y no nos recuerde problemas». Los problemas los sabemos de memoria, la cuestión
fundamental es hallar soluciones, es y crear en nosotros esa capacidad de
solución” (Obras completas, Tomo
1:361).
Hastiado de ver pasar por
Palacio de Gobierno a gobernantes empíricos, improvisados y mediocres, Haya
demanda a los amigos, simpatizantes, militantes y dirigentes de su partido una
mayor preparación especializada, una mejor capacitación económica, política,
tecnológica y en administración pública, para estar en condiciones eficientes
de cumplir sus funciones cuando tengan la oportunidad de ejercer algún cargo
público. “Hay que prepararse para el ejercicio del gobierno si la misión del aprista
es salvar la Patria de los que medran con ella”, acotaba.
En su discurso del 28 de
julio de 1978, electo Presidente de la Asamblea Constituyente de Perú, Haya
manifestó: “Centrar un sistema político en torno al hombre exige consagrar
especial importancia a la formación del hombre. Nuestra Constitución debe
atribuir a la enseñanza una jerarquía dominante y superior. En nuestro contexto
nacional, la gratuidad de la enseñanza, en todos los grados es una conquista
que debemos rescatar. Para el joven estudiante, no debe existir más límite en
sus aspiraciones, que el marcado por su capacidad. Y erradicar el
analfabetismo, que nos avergüenza, debe colocarse entre las primeras
obligaciones de un nuevo Estado antiimperialista”.
En el año 1979, siendo
Víctor Raúl Haya de la Torre, Presidente de la Asamblea Constituyente del Perú
y a iniciativa de los constituyentes apristas, fue elevado a la categoría de
precepto constitucional el principio de la gratuidad de la enseñanza.
LOS
COLOQUIOS DE HAYA DE LA TORRE COMO MÉTODO PEDAGÓGICO
A través de sus
concurridos coloquios de pedagogía social, artículos periodísticos,
conferencias, entrevistas y las manifestaciones públicas, Víctor Raúl Haya de
la Torre abordaba la educación desde un punto de vista integral, humanístico,
científico, democrático, popular, tecnológico y ético.
A dichos coloquios,
asistían obreros, campesinos, estudiantes, amas de casa, pequeños y medianos
comerciantes, líderes políticos de partidos, docentes, etc., para escuchar el
mensaje antiimperialista,
revolucionario, democrático, justiciero y libertario del Maestro Haya.
Los coloquios eran
verdaderas prácticas de democracia pedagógica. En ellos el público aprendía de
todo, se repasaba hechos sociales, históricos, políticos, filosóficos,
científicos y tecnológicos, se debatían problemas de actualidad nacional,
continental y mundial, se utilizaban métodos variados: socrático, analógico,
dialéctico, deductivo, inductivo, intuitivo, histórico, analítico y
sintético, pero lo más importante, se
formulaban planteamientos de solución a muchos de los viejos y nuevos problemas del país y de
América Latina.
Haya dialogaba
frecuentemente con su público en la Universidad Popular Gonzáles Prada.
Respetaba las opiniones de los interlocutores, respondía de manera precisa,
clara y conceptuosa a cada una de las preguntas en un lenguaje de fácil
comprensión.
En las siguientes líneas,
Ignacio Campos, autor de los “Coloquios” de Haya de la Torre, nos recuerda lo
siguiente: “Uno de los concurrentes- Daniel Guillén Benavides. Planteó al
Maestro este reto a su privacidad: Permítame suponer – le dijo- que usted no es
Jefe del partido. Que no es político ni estadista. Algo más: supongamos que no
ha sido nada de esto. ¿Qué le habría gustado ser, de no ser estadista? La respuesta
llegó rápida, categórica, como si el Maestro hubiera estado esperando la
pregunta y, aún más, como si la contestación estuviera a flor de labio:
¡Maestro de escuela!”.
HAYA DE LA TORRE Y ALGUNOS DE SUS PENSAMIENTOS BÁSICOS
PARA LA ACCIÓN EDUCATIVA
“Gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es
redimir”.
“Sobre la base del regionalismo económico debemos
erigir nuestro sistema educacional”.
“Debemos orientar nuestra educación de acuerdo con
nuestra economía”.
“Necesitamos mover el Partido, convertirlo en una
verdadera Escuela de hombres de Gobierno”.
“El técnico y el experto deben dirigir las actividades
estatales a fin de poder rumbar científicamente hacia un nuevo camino que
resuelva nuestros grandes problemas”.
“Tenemos que preparar los hombres en el trabajo, para
el trabajo y por el trabajo”.
“Tenemos que establecer formas de educación de
carácter práctico, técnico, actual, moderno e integral”.
“Hay que garantizar al servidor nacional seguridad en
su puesto, pero hay que empujarlo a que consiga su puesto por el mérito”.
“Preconizamos la educación libre, gratuita, con la
unánime oportunidad que sólo limiten las capacidades de cada persona que debe
gozar de este derecho humano”.
“¡Muy grande es la misión de los maestros de escuela
en América Latina, si ellos saben tomar su misión sinceramente!”.
“Que cada hijo del pueblo se prepare bien para que
haga buen uso de su vida redimida”.
“La soledad de un refugio, la cima de una montaña, el
exilio, el trabajo, la vida toda y la muerte misma deben ser sitios y momentos
de ejemplificación, de auto-educación y de fortalecimiento”.
“A una mayor y mejor especialización, mayor y mejor
oportunidad de trabajo profesional”.
“Aplicar la realidad a los libros y no los libros a la
realidad”.
“El pedagogo mejor será aquel que luche por derribar
el sistema económico establecido por el capitalismo, en nombre del derecho de
los niños.
“Los maestros deben unirse en la lucha común contra la
injusticia social, para cumplir su misión educadora”.
“El problema técnico de la Pedagogía, tiene un límite:
el límite de las condiciones económicas del actual sistema social”.
“No se puede enseñar nada sin
ejemplos objetivos, sin experimentación”.
“Un sistema de moral, es
siempre el respaldo de todo progreso”.
“Para educar es preciso tener autoridad
y dar ejemplo”.
“La moral gubernativa es una de las enseñanzas
fundamentales que deben darse a un pueblo”.
“Que las puertas de la Universidad se abran, para
miles y miles de estudiantes pobres”.
“La tiranía de la ignorancia es la peor de las tiranías
y la madre de todas”.