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15 de julio de 2019

EL DESIGNIO DE HOY Y DEL FUTURO ES LA FRATERNIDAD CON EL PERÚ E INDOAMÉRICA .


EL DESIGNIO DE HOY Y DEL FUTURO  ES LA FRATERNIDAD CON EL PERÚ E
INDOAMÉRICA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Cómo añoramos a los tiempos  de nuestros antepasados, los Incas, que crearon un Estado cooperativista, sin dinero, sin moneda, sin comercio, sin esclavos, sin mendigos.
Y fue el único Estado del mundo que dedicó la tercera parte de la Renta Nacional a fines de Asistencia y Previsión sociales, para resolver sus problemas. Por eso es que los Incas jamás tuvieron problemas con los niños, con los ancianos ni con los inválidos o discapacitados.
El imperio incaico fue ejemplo de gobierno con principios y valores éticos, ejemplo de trabajo creador, ejemplo de vida comunitaria emprendedora y progresista, Se regía por un código de leyes de pocas palabras: “Ama súa” (no seas ladrón), “Ama llulla” (no seas mentiroso) y “Ama kella” (no seas ocioso).
Desde 1821 hasta la fecha todavía no se logra solucionar los complejos y variados problemas individuales y colectivos del Perú y esto se debe a muchas razones y que pasamos a referir.
A los peruanos nos falta mayor comunicación y diálogo democrático –no el diálogo de los incendiarios y subversivos-, mayor espíritu de entendimiento y de desprendimiento, más ansia de superación de los vicios, defectos, egoísmos, debilidades, taras sociales y demás imperfecciones.
Nos falta mayor sentido social y de responsabilidad, mayor espíritu de cooperación solidaridad  y  fraternidad entre todos los peruanos.
Aún predomina el individualismo, la razón de la fuerza en algunos sectores políticos de extrema izquierda, el conflicto de intereses, el mero afán de figuración política, el deseo de capturar el poder para servirse del pueblo.
La mayoría de los políticos practican la crítica al adversario pero muy pocos se autocritican; utilizan  la inmunidad parlamentaria para acusar al opositor e investigarlo, pero invocan para sí la impunidad.
El Perú de las últimas tres décadas se divide en políticos verdaderos (y son rarezas), en tránsfugas políticos (los hay muchos) y  los apolíticos  que dicen ser “independientes” pero que cambian de camiseta política cada cinco años para integrarse a “nuevos movimientos”. De estos tipos de peruanos no podemos confiar.
Nuestra situación de país subdesarrollado o país de velocidad lenta se debe a múltiples razones, una de ellas es por la falta de fraternidad entre todos los peruanos. 
Me permito afirmar categóricamente que la fraternidad entre todos los peruanos es el designio de hoy y del futuro.
Debemos ser fraternos con el pobre y con el rico, con el grande y con el chico, con quienes están dispuestos a luchar firmemente en las buenas y en las malas, fraternidad con los que comparten y respetan nuestras ideas aun cuando sean equivocadas, fraternidad con los analfabetos de arriba y los analfabetos de abajo, fraternidad con los que abrigan una esperanza y un futuro próspero, con los que no sólo critican los proyectos y las acciones del gobierno sino también con los realizadores y constructivos.
Debemos ser fraternos con los peruanos que aman el Perú y son capaces de entregar sus vidas por la libertad y la justicia de las mayorías nacionales.
Debemos ser fraternos con los buenos y humildes, con los hombres del campo y de la ciudad,  con el niño, el joven, el adulto y el anciano, con quienes desean que el Perú salga adelante, con el fin de borrar el oprobio de los malos y soberbios y acabar con la injusticia social.
Debemos practicar la fraternidad con quienes labran la tierra de sol a sol, con quienes producen la riqueza para compartirlo con los que menos tienen, con quienes son instrumentos de la justicia y no simples herramientas del poder económico y político o de los grupos de presión.
Fraternidad en el Perú con todos los jueces justos, inteligentes y con capacidad de servicio a la sociedad, pero jamás fraternidad con aquellos que anulan un sumario, fraguan otro nuevo y emiten una sentencia para que quede absuelto el culpable y resulte crucificado el inocente.
Fraternidad con todos los mejores maestros, que se esfuerzan y superan para ser cada vez mejores y competitivos, que no se corren de las evaluaciones porque son conscientes de estar bien preparados profesionalmente, que entienden y practican la política como ciencia de buen gobierno y no como simple medio de agitación social.
Fraternidad con todos los médicos que cumplen el Juramento hipocrático, que recetan la medicina adecuada para curar los males de sus pacientes y que tienen sensibilidad humana.
Fraternidad con los policías y militares que ejercen sus funciones con alto sentido de responsabilidad, transparencia y espíritu de superación, para garantizar el orden, la seguridad y la tranquilidad pública.
Fraternidad en el Perú con los verdaderos dirigentes políticos, sindicales, comunales y empresariales que entregan su alma, corazón y vida por un Perú nuevo, redimido, libre, digno y justo.
Fraternidad en el Perú con todos los padres de familia que son verdaderos ejemplos para sus hijos y la sociedad peruana, que practican la monogamia y no la poligamia, que se esfuerzan a diario por dar a sus hijos una educación de calidad y convertirlos en excelentes profesionales.
Fraternidad con todos los peruanos que se esfuerzan por lograr un trabajo sobre la base de sus propios méritos, dejando atrás el “tarjetazo” político, el compadrazgo, la “coimisión” o las malas costumbres.



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