CONCLUSIONES SOBRE LA NECESIDAD DE CONTAR CON UNA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA DE
CALIDAD EN EL PERÚ
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
De lo
expuesto se concluye en la necesidad impostergable de apostar por una educación
universitaria de calidad en el Perú. Ahora, es la exigencia de los
optimistas y bien intencionados que aspiramos a vivir en una sociedad
igualitaria, inclusiva, digna, justa y libre. Mañana, es la tibia
demanda de los conformistas, a quienes poco o nada les importa su futuro, el
futuro de sus hijos y el futuro del Perú.
Dentro
de este contexto, los peruanos no somos la excepción, estamos experimentando
similares problemas en la educación superior, por lo que nos hallamos
comprometidos en la lucha común contra las inequidades en la educación y por la
autonomía, la regionalización y la descentralización de la educación, la
aplicación de políticas educativas de equilibrio y de cohesión social con
responsabilidad compartidas, la educación de calidad continua e inclusiva con
sentido social y valores éticos.
Somos
conscientes que en el Perú es necesario reducir la brecha tecnológica entre inforricos
e infopobres, universalizar las nuevas
tecnologías en los procesos pedagógicos, generar mayores fuentes de empleo
digno y salario justo para la juventud, democratizar el ingreso a las
universidades, educación universitaria de calidad y reconocidos internacionalmente, educación
sin ninguna discriminación por razones de raza, sexo, idioma, religión,
capacidad física o por razones de orden social, cultural, económico y político.
La
calidad en la educación universitaria no se obtiene sobre la base de la
improvisación, de las simples buenas intenciones o aspiraciones. Es siempre el
producto de un esfuerzo perseverante e inteligente en el que se conjugan
también los mejores recursos humanos, recursos materiales y modernos métodos y
técnicas de enseñanza-aprendizaje.
En el
Perú se requiere de una educación universitaria de calidad que conlleve a la
aplicación de estructuras de gestión desburocratizante, descentralizada,
inclusiva, participativa y flexible, que conduzca a incrementar la matrícula
pero sin sacrificar la calidad ni saturar el mercado interno con profesionales
que poco o nada contribuyen con el crecimiento y el desarrollo sostenible y
sustentable del país.
Educación
universitaria de calidad es lo que necesitamos todos los peruanos. Es la clave
y la herramienta fundamental para mejorar los niveles de producción y de
productividad, generar nuevos conocimientos, nuevas teorías de
enseñanza-aprendizaje y nuevas tecnologías, mejorar la calidad de vida de la
población, desarrollar y fortalecer la democracia funcional y con respeto a los
Derechos Humanos. Pero también para competir con eficacia en el mundo global y
enfrentar con éxito los retos científicos y tecnológicos del presente y de los
próximos siglos.
En el
Perú, la educación universitaria para ser de calidad tiene que aplicar una política
científica, incentivar las aptitudes creativas de los profesores, estudiantes y
personal administrativo, renovar los métodos y técnicas de enseñanza-aprendizaje,
forjar profesionales, investigadores sociales y especialistas competentes, con
empleo bien remunerado, con oportunidades de realización y desarrollo de su
personalidad así como también de sus proyectos de vida. Así mismo responder a
las necesidades de crecimiento y desarrollo integral de la sociedad en los
campos científico, tecnológico, social, económico, político, cultural, ecológico,
axiológico y ético; elaborar y desarrollar una planificación estratégica,
racional y realista.
La
UNESCO afirma que “para mejorar la calidad de la educación hay que empezar por
mejorar la contratación, la formación, la situación social y las condiciones de
trabajo del personal docente, porque este no podrá responder a lo que de él se
espera si no posee los conocimientos y la competencia, las cualidades
personales, las posibilidades profesionales y la motivación que se requieren”[1]
Hablar
de una educación universitaria de calidad en el Perú implica alcanzar elevados
estándares de calidad, desarrollar una cultura de calidad y una filosofía de
prevención, creatividad e innovación
institucional, a la vez que incorporar a
los mejores estudiantes, mejores profesores, mejores y mayores recursos
físicos, recursos de capital, recursos didácticos y metodológicos y equipos
tecnológicos de última generación. Pero también implica el compromiso
permanente de las universidades públicas y privadas de formar excelentes
graduados, desarrollar el trabajo institucional, académico y administrativo en
equipo, con visión y misión compartidas por todos los miembros de la comunidad
universitaria. Implica aplicar una gestión de calidad total y satisfacer las
exigencias, expectativas y necesidades de los usuarios del servicio educativo,
del mercado laboral y de la sociedad peruana.
Las
universidades que cumplen con el proceso de evaluación, acreditación y
certificación de la calidad de sus servicios garantizan la prestación de sus
servicios de manera eficiente, en función a los grandes objetivos de
transformación, crecimiento y desarrollo del país. Cabe una vez más puntualizar
que en el siglo XXI el recurso económico no es ya el capital, los recursos
naturales ni siquiera el trabajo, como fueron tradicionalmente, es y será el
conocimiento y la inteligencia de éxito, dentro de una máxima cultura
científica y tecnológica, de libertad, de paz y fraternidad.
Si
queremos contar con una educación universitaria de calidad en el Perú, esta deberá
caracterizarse por ser autónoma, democrática, humanista, científica,
tecnológica, axiológica, ética, multicultural, investigativa, polivalente,
participativa horizontalmente, interdisciplinaria, multidisciplinaria, multicultural,
competitiva, continua e inclusiva, centrada en los intereses de los
estudiantes, receptiva de la cooperación internacional y deberá ser medida sobre la base de resultados.
La
educación universitaria de calidad utiliza métodos formativos fundado en la
acción y en un enfoque globalizador, aplica estrategias didácticas para formar
competencias, tales como el método constructivista, el método de análisis
crítico, la clase magistral, los
seminarios, las monografías y los ensayos; desarrolla el pensamiento sistémico,
el currículo y la enseñanza basada en competencias (EBC), aplica un horario
flexible en las sesiones de aprendizaje, articula la teoría con la práctica en
el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En
una educación universitaria de calidad el profesor efectúa su reciclaje profesional
de por vida, a través de un currículo periódicamente renovado y actualizado
según los avances y las innovaciones
científicas y tecnológicas. Las universidades trabajan con el sector
empresarial y sectores de la sociedad.
Los miembros de la comunidad universitaria son proactivos al cambio.