LA AUTOEVALUACIÓN
COMO REQUISITO PARA MEJORAR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA EN EL PERÚ
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Para
la Universidad de La Salle
de Colombia la autoevaluación es “un proceso permanente que consiste en una
investigación con rigor científico y metodológico, que busca información, sobre
los alcances de lo propuesto en las distintas actividades de la universidad,
para posteriormente diseñar nuevas estrategias que permitan lograr lo no
alcanzado y el cumplimiento de la misión y de los objetivos institucionales”[1]
Autoevaluación
de la gestión pedagógica, institucional y administrativa, que está a cargo de
los propios actores de la institución educativa, es decir, de sus estudiantes,
egresados, docentes, administrativos, autoridades, padres de familia, y grupos
de interés.
La
realización de la autoevaluación es requisito fundamental e indispensable para
mejorar la calidad del servicio educativo que se ofrece y dar inicio, si fuera
el caso, a los procesos externos definidos a continuación.
El
resultado de la autoevaluación se registra en un informe que es remitido a la
entidad evaluadora para su estudio, con la documentación de respaldo que
corresponda.
Si la
autoevaluación concluye en identificar carencias y debilidades, entonces es
necesario desarrollar el proceso de corrección, mejoramiento y
perfeccionamiento del servicio para después, luego de estar en condiciones
óptimas, solicitar a la entidad especializada la evaluación externa para que
verifique las condiciones lo identificado y subsanado y pueda finalmente
otorgar la acreditación correspondiente.
El
proceso de autoevaluación supone en los autoevaluadores la práctica de de un
alto grado de responsabilidad social, honestidad intelectual, transparencia,
espíritu de justicia, veracidad, amplitud de criterio, conocimiento de la
filosofía de la educación de calidad, conocimiento de la problemática de la
educación superior universitaria, cultura de autorregulación y compromiso con
el futuro de la sociedad en el que se ubica la universidad a ser evaluada.
“La autoevaluación – señala Carrasco Díaz-
debe habernos permitido tener conocimiento cierto, sobre cómo estamos realmente
en gestión de la educación, cuáles son nuestros indicadores de calidad en lo
académico y profesional, cómo está la organización que tenemos, los servicios
que brindamos, y qué imagen tenemos frente a la sociedad, y así mismo cuanto
nos falta para llegar a los estándares mínimos de calidad a nivel nacional e
internacional. Si este proceso de autorreflexión nos dice que sí estamos en
condiciones favorables y cumplimos con los estándares básicos, entonces debemos
solicitar la evaluación externa”[2]
La autoevaluación es un instrumento que
utilizan las instituciones educativas para analizar voluntariamente y de manera
interna la calidad del servicio educativo que ofrecen, empleando estándares
pre-establecidos con el fin de proponer planes de mejora y lograr mejores
niveles de calidad.
La
autoevaluación permite identificar fortalezas (F) y debilidades (D) en el ámbito interno de la institución
universitaria, pero también oportunidades (O) y amenazas (A) en el ámbito externo.
Al
respecto Carlos B. Tunnermann[3]
manifiesta que la autoevaluación “es un proceso formativo, que proporciona un
marco adecuado para la planificación y ejecución de acciones correctivas dentro
de la institución. Esta características la convierte en un proceso dinamizador
del mejoramiento y crecimiento institucional. Por otra parte, al ser un trabajo
eminentemente participativo, estimula el autoanálisis introspectivo en toda la
gama de actores institucionales, administradores, profesores, personal
administrativo, estudiantes, etc., contribuyendo a su mejor conocimiento mutuo
y de su propia responsabilidad en la institución, proporcionándoles orientación
y motivación para su perfeccionamiento”
Cada
universidad debe fomentar la autoevaluación institucional a fin de facilitar el
acceso a la acreditación. La autoevaluación tiene como punto de partida la Misión y el Proyecto
Educativo de Desarrollo Institucional.
En el
ejercicio de la autoevaluación deberá realizarse internamente la calidad total,
es decir, qué es y qué desea ser la universidad, cómo se organiza, cómo opera y
qué logros obtiene en beneficio de sus usuarios y la colectividad, qué
funcionalidad tienen las carreras profesionales dentro del mercado de trabajo,
si se promueve a través de la carrera el crecimiento de la persona y la
sociedad peruana.
La
autoevaluación -practicada sobre la base de objetivos, procesos, relaciones,
criterios y estándares fijados por la agencia acreditadora- concluye en un
informe escrito respecto al funcionamiento, a los procesos, recursos y
resultados de la institución o programa de educación superior y que conllevaría
a retroalimentar críticamente sus políticas educativas, sus estrategias, sus
proyectos de formación profesional y perfeccionar los mecanismos de gestión
administrativa y su cultura institucional.
La
eficacia de los logros de la autoevaluación indudablemente está condicionada
por el sistema de información confiable, por la calidad, veracidad, pertinencia
y utilidad de la información, la cultura de la autoevaluación en la institución
y la aplicación de adecuados instrumentos y metodologías que respondan a los
lineamientos y a la política institucional de calidad en procura de la
excelencia educativa.
[1] Universidad
de La Salle ,
Colombia, 2006. En: Carrasco Díaz, Sergio.
Gestión de calidad y formación profesional. Editorial San Marcos, Primera
edición, Lima, 2009, p.247.
[2] Carrasco
Díaz, Sergio. Gestión de calidad y
formación profesional. Editorial San Marcos, Primera edición, Lima, 2009,
p.251.
[3] Carlos B.
Tunnermann, La
autoevaluación, calidad y acreditación en la
Educación Superior. ( www.ilaedes.org/documentos/artículos/evaluaciónyacreditación).