XIV
EL APRISMO ES UN
PARTIDO DE IZQUIERDA DEMOCRATICA Y FUNCIONAL
El Aprismo es un Partido Democrático de
Izquierda.(93)
El Aprismo es democrático pero con un
criterio cualitativo económico y por eso, aceptando la gran inspiración libertaria
de la Democracia, preconiza una Democracia Funcional, Económica y Social, de
tipo nuevo y característicamente indoamericana, ya que considera que el gran
error histórico de los hombres de la Independencia fue pretender trasplantar
sin discriminación una Democracia francesa e inglesa puramente política a la
realidad feudal de nuestros siglos. (94)
Es evidente que si la Democracia es la norma
de vida política de nuestros pueblos hay que apoyar en ella todos nuestros
programas y doctrinas, todos nuestros ideales y procedimientos, y para
lograrlo, hay que mantener siempre la vigencia de la soberanía popular como
base de todas las demás soberanías. (95)
El Aprismo considera a la Democracia como una
función tanto política como social. Vale decir, otorga a la concepción
democrática un contenido funcional... De aquí que el Aprismo considere que en
un país como el nuestro una verdadera Democracia, cuyo objetivo sea lograr la
justicia con libertad, es inseparable de una concepción política estrechamente
vinculada a su economía. Y esta es, a su vez, indesligable de las funciones que
integran el proceso del desenvolvimiento social de un pueblo. (96)
Democracia Funcional fue el enunciado nuestro
de 1931; Democracia Funcional que supone que los trabajadores manuales e
intelectuales forman parte de la dirección de la vida del Estado, se incorporan
a la vida cívica del país, se hacen copartícipes del destino de la Nación y
contribuyen así a precisar, con su cooperación no solamente política sino
también social, el nuevo sentido de la Democracia Revolucionaria que debe
afirmarse en la Justicia Social. Porque hemos sobrepasado ya la Democracia
puramente política es que expresamos este concepto aprista de la Democracia
Integral, política y económica que proclama con la libertad el derecho al pan y
con el pan el derecho a la libertad. (97)
¡Y hay que ser demócratas!. Y obedecer a las
leyes de la Democracia. Pero hay que exigir a los otros que las obedezcan
también y las respeten. Que no seamos sólo nosotros los que nos sacrifiquemos
en nuestros derechos y expectativas, sino que sean también ellos. Y entonces
todos juntos marcharemos a construir y a crear una Democracia de verdad. (98)
XV
EL APRISMO ES UN
PARTIDO DESCENTRALISTA Y REGIONALISTA
Nosotros hemos creído y creemos que al fin
debe descentralizarse el Perú, y que los departamentos que producen más, deben
recibir más de las rentas que producen, porque ellos son el resultado y la
proyección del trabajo de sus hijos. (99)
Conviene advertir que los apristas peruanos somos
regionalistas y anticentralistas como somos nacionalistas y democráticos: no
sólo política sino económicamente. La región económica, que en una demarcación
política más científica debe modificar nuestra retrasada división territorial,
determinará las formas de aplicación de los principios fundamentales de
reorganización económica. (1OO)
Consecuencia fundamental también de nuestro
concepto económico de la política es lo que nosotros llamamos el regionalismo
económico. Nosotros consideramos que es precisa la investigación previa de la
realidad nacional, de la apreciación geográfico-económica de la región. Sobre
la región económica hay que erigir la región política. Este regionalismo
económico envuelve, pues, el llamado descentralismo, es decir lo implica, lo
impone, va más allá que él porque lo garantiza mejor y no lo presenta como un
fin, siendo el descentralismo en sí un medio. De modo, pues, que la región
económica es nuestra forma de acción descentralista, y dicho sea de paso, el
Aprismo que ha sido desde su fundación descentralista, es y será
descentralista. (1O1)
El regionalismo económico hará la
delimitación política de las regiones de acuerdo con sus zonas de producción de
riqueza. Sobre el regionalismo económico se establecerá el regionalismo político
sin perder las líneas de la unidad nacional y sin perder la cohesión armónica
de las regiones con el Estado central. Nosotros sostenemos que en todos los
órdenes de la administración debe primar el concepto económico de la región, a
fin de dar independencia económica, en cuanto se pueda, a cada región y sobre
esa base erigir nuestra administración y política educacionales. Una
demarcación política del país tendrá que hacerse alguna vez. Sobre esta base
del regionalismo económico tendremos nosotros que erigir nuestro sistema
educacional. (102).
El regionalismo tiene aún un sentido
económico más profundo. Supone región, medio, realidad y supone gobierno
apropiado ( rexis etimológico, regirum, gobierno, gobierno en alemán)
de acuerdo con ese medio, con esa realidad. El regionalismo corresponde, pues,
al problema de las intensidades y en países en que los hay varios es
imprescindible para la organización del Estado y del Gobierno. (103)
XVI
EL APRISMO ES UN
PARTIDO ANTITOTALITARIO
No tenemos la mentalidad asiática de los
pueblos que creen que se puede comer el pan de rodillas. A nosotros la historia
nos enseña otra cosa, y el espectáculo abominable de nuestras tiranías nos
enseñó que ninguna tiranía es buena... Como no podemos hacer dictadura tenemos
que permitir que el hombre trabaje en cualquier plano de su actividad, que la
libre iniciativa no se sacrifique ni se pierda, y, por ende, que dentro de
nuestro sentido democrático el Capital, el Trabajo y el Estado tengan un
sitio.(105)
Nosotros no hemos querido hacer del Partido
un rebaño. Que la personalidad de cada cual desarrolle por las vertientes de la
cultura, donde cada uno llegue a donde pueda. (106)
Nada tenemos que ver con los totalitarismos
europeos. Contrariamente, nosotros tenemos que luchar por la defensa y el
mantenimiento de la libertad. (107)
Nosotros necesitamos ante todo mantener un
régimen en el cual se pueden emitir todas las opiniones y se mantenga firme la
organización sindical y la organización cultural. Nosotros necesitamos no
permitir más, que la fuerza, el abuso o el atropello suplanten la
constitucionalidad y la institucionalidad de la democracia. (108)
Los latinoamericanos no hemos aceptado nunca
perder el derecho a nuestra libertad. Nosotros no podemos renunciar a nuestra
libertad. Toda nuestra lucha ha sido una lucha contra las tiranías, contra los
dictadores, que siempre ofrecen muchas cosas al comienzo y terminan
enriqueciendo a sus conmilitones. (109)
No queremos más gobernantes providenciales,
cuyos actos están regidos por las alteraciones de su vesícula biliar. Queremos
gobernantes sujetos a las leyes que juren y cumplan lo que juran. (110).
XVII
EL APRISMO ES EL
PARTIDO DE LA JUVENTUD
La juventud está con nosotros, más aún,
nuestro Partido es el Partido de la Juventud. Ella no puede votar en gran
parte, pero, dolida de la situación del país, rebelde contra sus opresores, se
mantiene como la más segura esperanza del Partido. (112)
Libre de todo prejuicio provincialista y
atento a la verdad, debo decir que corresponde a la juventud del Perú el
derecho de la vanguardia en este gran movimiento glorioso de los hombres nuevos
de América Latina. Creo que muchas otras juventudes han sufrido tanto o más que
la peruana los efectos de las tiranías reaccionarias que oprimen a nuestros
pueblos con la complicidad, ayuda y protección del imperialismo yanqui, pero
creo que la juventud del Perú ha sido la primera que ha convertido su dolor en
rebeldía concreta, en enérgico impulso de acción eficaz, en esfuerzo preciso
por señalar realísticamente el momento histórico de América Latina y «fecundar
los vagos anhelos» acometiendo la obra de organizar las fuerzas dispersas,
concretar la ideología imprecisa y disciplinar las energías anárquicas en un
impulso eficiente. (113)
Nuestra base es la juventud. Juventud obrera,
intelectual, campesina, indígena, toda junta. (114)
El Aprismo ha logrado despertar fe en el
futuro nacional a todos los jóvenes, justamente desconcertados por el
espectáculo de nuestra realidad. Nuestra admonición constante, nuestra fe
política ha sido bastante poderosa para aunar en nuestras filas a muchos
excelentes colaboradores de la obra que el Aprismo realizará en el Perú. (115)
Nuestro Partido representa ahora, la fuerza
nueva a la que le estaba reservada la victoria. Tengamos fe y trabajemos. La
nueva generación peruana, que es nueva por la juventud del brazo y del cerebro
que la forma, cumplirá la gran tarea. (116)
Y, como el tiempo pasa y como las
generaciones cumplen las leyes de la naturaleza, no me queda otra esperanza que
decirle a la juventud de hoy, a los que serán los dueños del mañana, que a
ellos les toca la tarea de cumplir, realizar y completar, lo que nosotros
comenzamos, a lo que fue en nosotros sueño, esperanza, ilusión, señuelo. Porque
nosotros necesitamos una nueva juventud, no una juventud que se pierda en la
falsa palabrería seudorrevolucionaria que nos traen los folletos importados de
Rusia o de China; ¡no!. Sino una nueva juventud que descubra el drama de
nuestra recóndita realidad peruana y americana, y que diga, como seguramente
pensaron los padres de la civilización andina: Vamos a hacer un mundo nuevo en
esta tierra abrupta y reacia que nos desafía y a cuyo reto debemos responder.
(117)
EL APRISMO ES UN
PARTIDO DIALECTICO Y ANTIDOGMATICO
Los apristas son marxistas desde el punto de
vista filosófico dialéctico, pero marxistamente rechazan el marxismo como
dogma. (118)
Desde el ángulo filosófico el Aprismo está
con la dialéctica marxista o hegeliana e interpreta el principio de la
«negación de la negación», de Hegel y Marx, aplicándolo también al marxismo
como Marx aplicó el hegelianismo. Con la dialéctica de Hegel, Marx negó el hegelianismo
y al negarlo afirmó la continuidad del sistema filosófico de aquél. Los
apristas aplican el principio de la negación de la dialéctica hegeliana
adoptada por Marx a Marx mismo y sostiene que para mantener la perennidad del
marxismo hay que negarlos en todo aquello que determine la realidad histórica
de la América Latina como imperativo.
¿Son y no son marxistas los apristas?. El
profundo principio de Hegel, fundamento dialéctico de Marx, - oposición de
contrarios entre el ser y el no ser, tesis y antítesis, cuya síntesis es el
devenir -, parece aplicarse en la esencia de la oposición aprista. Por eso, los
apristas son filosóficamente marxistas, vale decir dialécticamente hegelianos,
pero superan al marxismo negándolo y continuándolo al mismo tiempo, sin
aceptarlo como dogma inmóvil, como ortodoxia congelada. (119)
El Aprismo, desde su enunciación hace 30
años, declaró su negación del marxismo dogmático, ortodoxo, inconmovible. Y
afirmó nítida y reiteradamente que adoptaba la dialéctica marxista como un hilo
de Ariadna en el laberinto de teorías contradictorias y confusionistas que
pululaban desde Europa. Hilo pero no brida, andadera pero no traba, el marxismo
fue adoptado por nosotros en su móvil elasticidad filosófica, como una doctrina
que - al igual que todo en la naturaleza y en la historia - debe ser negado y
superado por nuevas concepciones. En ese sentido y preferentemente por el
carácter de su dialéctica, el Aprismo ha sido y es marxista: para negar
dialécticamente al marxismo; para recusarlo y superarlo. Porque desde su
iniciación el Aprismo nació esgrimiendo tal negación, desde el momento que
opuso a la realidad económico-social europea las características de la realidad
económico-social indoamericana, y rechazó la idea de partidos o dictaduras
clasistas y reconoció en el imperialismo la primera y no la última etapa del
capitalismo. Es decir, no aceptó jamás al marxismo como un dogma. (12O).
XIX
EL APRISMO ES UN
PARTIDO DE LUCHA Y CON DISCIPLINA
Así, tras de esta dura prueba, nosotros, por
nuestra parte, obtuvimos del enemigo un beneficio. El nos llevó, en cierto
modo, y por negación, a enseñarnos que éramos el pueblo fuerte e indoblegable
ante el oro y el hierro que amparó a la reacción; de esa lucha desigual,
nosotros obtuvimos, como quien pasa un examen decisivo, el resultado
enorgullecedor de que el pueblo peruano está perfectamente apto para ser una
Democracia que se gobierne a sí mismo; para ser una colectividad leal a sus
principios; para ser una ciudadanía incapaz de arredrarse o arrodillarse ante
la tiranía, la amenaza o el abuso. (122)
Nosotros sufrimos todas las violencias de la
reacción y están en las colecciones de los diarios más conservadores de Lima
los documentos fehacientes de cómo fue nuestro vía crucis y cómo supimos
padecer nuestro ideal con entereza y espíritu de sacrificio. (123)
La unificación gradual, económica primero,
política después, o total de súbito - caso más difícil, pero no por eso menos
anhelado -, tendrá que realizarse, también, por política de frente único, a
través de un Partido disciplinado y poderoso. (124)
XX
EL APRISMO ES UN
PARTIDO ANTICAUDILLISTA
Partido sin caudillo, ni nombres propios, el
nuestro debe ser un Partido de principios y no de personas. Sin duda el primero
que aparece en el Perú de nuestro siglo. (126)
El movimiento aprista no se formó alrededor
de una persona, sino al conjuro de ideas surgidas de nuestra realidad
latinoamericana. Por eso, nuestro movimiento no lleva nombre de persona alguna:
su nombre es el nombre de las ideas. (127)
Por paradoja, compañeros, no olvidarlo: Desde
que el Partido aparece, tiene frente a sí al comunismo actuando en el escenario
peruano, en el cual no ha habido la experiencia de la lucha política
doctrinaria porque hasta que el Aprismo aparece, los partidos surgidos habían
sido hordas caudillistas que llevaban un nombre propio: pierolismo, cacerismo,
gamarrismo, orbegosismo, etc. Nosotros somos, pues, un capítulo nuevo en la
historia política del Perú, cuando aparece un Partido que no lleva el nombre de
una persona, pero que tiene su partida de bautismo heroica en un nombre y
apellido que representa a la familia peruana, que quiere justicia y libertad.
(128)
Sólo soy un soldado del Aprismo. El haberme
designado candidato a la Presidencia de la República, es una responsabilidad
más que acepto consciente de sus consecuencias. En el Aprismo, no hay caudillos
sino la voluntad de las mayorías, y soldados sumisos que cumplimos las órdenes
de las mayorías. (129)
Nuestro Partido no necesita caudillos ni
hombres providenciales; hemos contexturado un frente de explotados que combaten
por la libertad de América, por la Justicia Social. (130)
XXI
EL APRISMO ES UN
PARTIDO LIDER
Para eso hay que trabajar pero sin vanidad.
Sin creer que se ha descubierto la pólvora. Hay que trabajar con un gran
sentido de responsabilidad colectiva. (132)
Hay que dejar que los comunistas criollos
griten y se entreguen a su bohemia anárquica y a sus sueños de opio; hay que darles
de vez en cuando su cocacho aprista, pero no hay que malgastar demasiadas
energías, porque ellos tienen como destino el gritar y el ser histéricos, y
nosotros la enorme responsabilidad de dirigir. Para esto, es necesario tener el
cerebro como en refrigerador: bien nutrido y bien fresco. (133)
¿Cómo vamos a temer cuando somos ya adultos
con larga existencia y larga historia?. ¿Y cómo vamos a temer a partidos
adversarios cuando estamos tan seguros de nuestra doctrina; tan firmes en
nuestra filosofía y tan alta está en nuestro corazón la fe política que animó
la fundación de nuestro movimiento?. No, compañeros, nosotros estamos
justamente desempeñando el papel de las grandes organizaciones que orientan,
que dirigen, que conducen y que saben ser generosos con los jóvenes. (134)
Mi anhelo como fundador del Apra ha sido
siempre que ella oriente a los pueblos latinoamericanos hacia sus verdaderos
problemas. Que no nos desviemos con demagogias ineficaces, con gritos inútiles,
con arrogancias de gesto que nada construyen. (135).
Y nuestro deber de lucha no es otro:
organizarnos, disciplinarnos, orientar al Aprismo en cada país según sus
propios problemas característicos, según su propia realidad. (136)
XXII
EL APRISMO ES UN
PARTIDO CON VOCACION PACIFISTA
Nada más que eso. Somos pacíficos. No
queremos pelear con nadie. Queremos luchar contra el mal, contra la injusticia,
contra la mentira, contra la demagogia, contra la falsificación de una justicia
que en realidad no existe. ¡Nada más!. (138)
Situándose en el ángulo relativista, que es
el más seguro, acaso, para una apreciación certera de la dialéctica de los
hechos históricos, vale desear y trabajar ardientemente por una paz si no
perpetua, muy prolongada; por una paz sin desengaños, sin represalias y sin
sobresaltos; por una paz duradera que nos encamine hacia la deseada Justicia
Social y hacia una estable Libertad democrática. (139)
XXIII
EL APRISMO ES EL
PARTIDO DE LA REFORMA SOCIAL EN EL PERU
Con este concepto, nosotros insistimos, pues,
en un planteamiento que es absolutamente indispensable formular. Repetimos,
como lo hemos dicho muchas veces, que nosotros como Partido autor e iniciador
en el Perú de todas las reformas fundamentales que se ha planteado y se ha
proyectado, no queremos ir atrás, queremos progreso, reforma, desarrollo, pero
queremos que el pueblo participe en la ejecución de estos planteamientos y que
la Democracia se establezca... (140)
Somos el disparo histórico, la fuerza
telúrica que le marca al Perú su destino. (14l)