V
EL APRISMO ES UN
PARTIDO ESCUELA
El Aprismo no es un movimiento político de
contubernios, de negociados, de empresa, electorero o de intereses subalternos.
Es un Partido en el cual todo ha sido para nosotros: escuela, educación,
sacrificio, y forma superada de ascender a las más altas categorías de los
valores de un pueblo y de las capacidades de un ciudadano. Esto es prueba de
uno mismo en el padecimiento y en la educación de la lealtad. Y esto es -
repitámoslo - lo que el Aprismo ha ganado con el tiempo: La selección de los
más aptos; la eliminación de los que no tenían capacidad de seguirnos, y de
marchar en la misma línea que nosotros y a la misma altitud de nuestro paso
(41).
Nosotros formamos el Partido que ha
preconizado y preconiza la ciencia y la tecnología, como función del estadista
y del político. Somos el Partido Escuela que le ha dicho a cada aprista, desde
sus orígenes: Si sabes poco aprende, si sabes mucho enseña. Pero no te estés
quieto, cambia, evoluciona, distribuye lo que tengas de conocimientos y de
riqueza con los demás (42).
Nuestro Partido es una Escuela, es una
Universidad Popular; nuestro Partido es una experiencia vivida, es un ideal
padecido, es un esfuerzo trabajado en el diario empeño, en el esfuerzo
cotidiano, en la fe mantenida sin claudicaciones ni debilidades, en el gran
propósito de darle al Perú libertad y justicia. Eso es lo que significa para
nosotros el Aprismo. Además, nuestra fe en el futuro de América (43)
Vamos a recordar que el Aprismo, título y
honor de su organización política, no se fundó como Partido, se fundó como
Escuela, como Universidad, y fue la persecución de la tiranía la que nos obligó
a ser políticos para defender nuestra obra cultural y sindical (44).
En la escuela del Aprismo, quien quiera ser
un gran dirigente y capacitarse, tiene los caminos abiertos, con tal que dentro
de esos caminos pueda recoger este gran llamado, este gran imperativo: «denos
usted soluciones y no nos recuerde problemas». Los problemas los sabemos de
memoria, la cuestión fundamental es hallar soluciones, es y crear en nosotros
esa capacidad de solución (45).
VI
EL APRISMO ES UN
PARTIDO CON CONCIENCIA Y MISION DE GOBIERNO
¡No somos Partido hostil!. Somos Partido de
oposición constructiva y necesaria, somos Partido que quiere cooperar porque
nuestro designio, nuestra potestad, nuestro destino histórico es el Gobierno.
(47)
Compañeros: Nuestro Partido fue un Partido
formado para Gobernar. No fue un Partido formado para ser un opositor
consuetudinario. Es el Partido del Pueblo que por su dimensión, por su
magnitud, por su trayectoria, por su sinceridad, está llamado a Gobernar este
país. (48)
Es la filosofía de un pueblo que se ha visto
obligado a ser oposicionista. Pero el Partido a pesar de los largos años de
oposición e ilegalidad, no ha perdido su capacidad creadora y conductora de
Partido gobernante. (49)
Necesitamos mover el Partido, convertirlo en
una verdadera Escuela de hombres de Gobierno. (50)
El Partido Aprista Peruano, desde su
fundación en 1924, se ha empeñado en la preparación técnica de sus dirigentes.
Para este propósito, el destierro de tantos apristas ha permitido, aunque a
costa de grandes sacrificios, que en las mejores universidades de Europa y
América, se hayan preparado numerosos jóvenes, no para ser excelentes
profesionales y obtener grandes beneficios de sus conocimientos, sino para
ponerlos al servicio del país, dentro del Plan de Acción Política del Aprismo.
(51).
VII
EL APRISMO ES EL
PARTIDO DEL PERU Y PARA TODOS LOS PERUANOS
El Aprismo, pues, no es sólo una bandera
política; el Aprismo, todos los sentimos, es una fuerza que responde a un
anhelo nacional. Es una fuerza que responde a un viejo dolor del Perú. El
Aprismo significa el Perú nuevo, que insurge, que quiere tomar su puesto, que
quiere peruanizarse, según reza nuestro apotegma. El Aprismo significa la
movilización de todos aquellos que permanecieron a espaldas de los asuntos del
Estado y que hoy quieren exigir su derecho y quieren que su derecho se respete.
(53)
De modo que, como el Partido está formado por
peruanos cuya psicología en política no escapa a los vicios y virtudes
nacionales, no debemos sorprendernos de que, fuera del control directo del
Partido, haya habido o pueda haber quienes malinterpreten sus objetivos. (54)
El Aprismo, como Partido nacional, como
Partido peruano, como Partido mayoritario, ha vivido una larga y patética
historia de resistencia a las oligarquías y al imperialismo, y de defensa de la
agresión artera del comunismo infiltrado que pretende solucionar nuestros
problemas pero que no se entiende consigo mismo. Nosotros hemos dicho y
sostenemos que en la etapa en que vive nuestro país es preciso aplicar los
principios y las normas programáticas que el Aprismo ha enunciado. (55)
Yo quiero decirles a todos los peruanos con
la autoridad no personal sino de representante de un movimiento que ha
demostrado visión, si no clarividencia, del país, quiero decirles a todos los
peruanos que al fundar nuestro Gran Partido nosotros dijimos que abríamos los
brazos a todos los ciudadanos que quisieran cooperar con nosotros en el
esfuerzo unánime de transformar al país; yo quiero decirles que nuestro
llamamiento está en pie; y que nosotros mantenemos nuestra voz de fraternidad y
que esa fraternidad no excluye la discrepancia o la disidencia; pero sí rechaza
y recusa el odio y el golpe proditor y el juego sucio en la política. (56)
Y una vez más he de decirlo, como soldado de
esta gran cruzada nacional que avanza hacia la conquista de un Perú renovado
por la obra empeñosa de sus hijos que trabajan: nuestro Partido no excluye de
sus rangos a nadie que esté listo al servicio sacrificado y altruista del país.
Sólo no caben en él los egoísmos y los traficantes, los fariseos de la
Democracia y los sórdidos servidores del despotismo y la injusticia. (57).
VIII
EL APRISMO ES UN PARTIDO
HISTORICO
El Aprismo es, en consecuencia, una entidad
vital dentro de la orientación del país. Nadie podrá quitar ya a nuestro
movimiento su misión de creador de historia, de forjador de nuestro movimiento
y no por accidente porque están aquí los abuelos, los hijos y los nietos de los
apristas de 1931. (59)
IX
EL APRISMO ES EL
PARTIDO DE LA JUSTICIA SOCIAL
Porque el Aprismo, que es justicia, que es
redención, que es pureza y es sacrificio, rechaza a los claudicantes y a los
oportunistas, a los que en las horas de buena expectativa nos brindaron su
ayuda para abandonarnos después. (61)
El Aprismo ha respondido a su fe y ha hecho
de ella la enseña promisoria del Perú nuevo, redimido y justo. El camino de su
marcha tiene las huellas de su sangre, porque es el camino de los fuertes. Lo
conocemos. Ha sido abierto por la energía joven que nació estremecida, de una
vieja esperanza. Vibra y anima la conciencia de un pueblo que ya no quiere
esperar. De un pueblo que cura sus hondas heridas y se apresta a la obra de sus
propias realizaciones. De un pueblo que no importó su credo ni pidió prestadas
sus consignas, porque se las dio a sí mismo, recogidas del suelo que pisa. Y el
Aprismo es eso: dolor viril que brota de la propia tierra. Es el Perú que
renace animado por lo que hay de eterno y de profundo en el Perú que fue. Es la
obra truncada de los Incas, que resurge a través de cuatro siglos de yugo sobre
su raza. Por eso, con el Aprismo retorna la Justicia Social del Tahuantinsuyo.
Nosotros la hacemos nuestra, y, como una vieja bandera gloriosamente rendida,
la izamos en los mástiles nuevos de nuestras rebeldías de hoy. (62)
El Aprismo quiere que el Perú base su
progreso en el aumento creciente de riqueza para fines de desarrollo
espiritual, de libertad, en buena cuenta, de justicia, porque juzga que no hay
felicidad, ni bienestar ni progreso si hay injusticia; e inversamente, no hay
injusticia que pueda ser base efectiva y perdurable de felicidad. Por esto, el
Partido Aprista se llama Partido de Justicia Social, términos también relativos
en cuanto a su aplicación o interpretación en cada país porque lo que es
injusticia social en un pueblo, ya no lo es en otro; ejemplo, la lucha contra
el analfabetismo, problema de justicia social para el Perú, no lo sería ya para
Alemania o Inglaterra, donde la justicia social ya impone otros problemas.
(63).