SIMÓN BOLÍVAR,
GRAN VISIONARIO Y EDUCADOR
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
Simón Bolívar
Simón José Antonio
de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios nació en Caracas
(Venezuela) el 24 de julio de 1783 y murió en Santa Marta, el 17 de diciembre
de 1830. De
familia aristocrática caraqueña, sus padres han sido Juan Vicente Bolívar y Ponte-Andrade y María de la Concepción Palacios y Blanco.
Bolívar tuvo como
maestros al padre Andújar, a Andrés Bello y a Simón Rodríguez. Las ideas
políticas y sociales de Simón Bolívar recibe el nombre de Bolivarianismo. Bolívar recibió la influencia preferente de los
filósofos franceses de la Enciclopedia, entre ellos de Montesquieu, Diderot, La
Chalotais, Condorcet y Rousseau.
El 15 de agosto de 1805,
Bolívar juró consagrar su vida a la libertad de Venezuela. He aquí su
juramento: “Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por
ellos, juro por mi honor y juro por la
patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que no haya
roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.
Bolívar ha sido el
fundador de las repúblicas de la Gran Colombia y Bolivia y contribuyó a concretar la independencia
de las actuales repúblicas de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela y
la reorganización del Perú.
Bolívar, ser humano
multifacético y cercano al pueblo americano, fue un insigne militar, escritor,
político, estadista, insigne e incorruptible educador, pedagogo social, gran soñador
y visionario, libertador de medio continente y forjador de multitudes para el
ejercicio de la libertad y de pueblos
libres. La Organización de Estados Americanos
(OEA) llegó a reconocerle a Bolívar como “El Maestro de América”. El
Cabildo de Mérida en Venezuela, en el año de 1813 le confirió el título
honorífico de Libertador.
Bolívar era el líder de
la emancipación americana. Y declarado enemigo de dictadores y de gobernantes serviles,
populistas, entreguistas y demagogos. Supo mantener una actitud y acción
liberadora y rectilínea para formar juventudes y pueblos unidos y con capacidad
para contener abusos, arbitrariedades e injusticias y defender sus derechos
fundamentales.
Luis Beltrán Prieto
Figueroa no se equivoca cuando refiere que “otros
ven en Bolívar al estadista que funda naciones, establece sistemas de gobierno,
organiza congresos continentales y echa las bases del nuevo derecho americano,
fundado en la justicia y en la igualdad de las naciones de Latinoamérica”.
Bolívar hablaba, leía y
escribía con facilidad y correctamente el idioma francés y el español.
Blanco-Fombona[1] decía de Bolívar: no
existe opinión pública: él la crea; no existen constituciones: él las dicta; no
se conoce la administración: él la ordena. Él enseña un día al General Azuola cómo se hace un mensaje; al General Heres,
cómo se hace un periódico; al general Sucre qué hierro debe emplearse para
fabricar clavos y cuál para casquillos; al General Páez, cómo se guarda un
atajo de caballos con poca gente; a los lanceros del llano, cómo se combate con
el fusil; a los congresantes de 1819, cómo deben educarse los futuros
dirigentes de la nación, cómo, el día de la paz, sólo la instrucción pública y la
inmigración europea pueden hacerla prosperar. Él formó la República, de la
colonia; el ejército, de la horda; el orden, de la anarquía; la libertad, de la
esclavitud; la democracia, de la abyección.”
Los biógrafos de Bolívar
y diversos autores -entre ellos Jules Mancini, en Bolívar y la emancipación de las colonias
españolas desde los orígenes hasta 1815 (1a y 2a ed., París, libraire
academique Perrin et cie., 1912), José Gil Fortoul, en Historia constitucional de Venezuela, publicada
en 1907 y Marius André, en Bolívar y la democracia y Caracciolo Parra
Pérez, en Bolívar, contribución al
estudio de sus ideas políticas y Armando Rojas, en Ideas educativas de Simón Bolívar - sostienen que su pensamiento social, educativo
y político recibió la influencia de clásicos antiguos y modernos, de filósofos
ingleses y de enciclopedistas franceses, entre ellos, de Voltaire, Juan Jacobo
Rousseau, Montesquieu, pero también de su maestro Simón Rodríguez y de Napoleón
Bonaparte, que fueron expresados en sus conversaciones diarias,
correspondencias, discursos, proclamas y decretos militares y proyectos
constitucionales.
Bolívar fue un hombre de
voluntad inquebrantable, de despejada
inteligencia, de capacidad creativa, de espíritu rebelde, de carácter indómito,
de conversación animada, predispuesto al diálogo permanente para la solución de
los problemas de los países de América Latina, hombre de acción, de
fecundo talento para emprender cruzadas libertadoras de los pueblos y llevarlas
a exitoso término, tras mantener la reflexión crítica y autocrítica.
"En la historia de
la Humanidad –decía Rubén Darío- no hay figura que pueda superar a la de
Bolívar. Probo y abnegado como Arístides, recto y noble como Filipo, valeroso y
ardiente como César, en él se encarnan todas las grandes virtudes cívicas y
todos los sublimes entusiasmos del patriotismo".
BOLÍVAR
Y SU CONCEPCIÓN DEL PODER MORAL
Simón Bolívar es autor de
una original concepción del Poder Moral de
los pueblos liberados, como fundamento base y fortaleza de la independencia de
la República. Al respecto puntualiza Minelia Villalba de Ledezma, en la
Presentación de la obra (octubre 2006) de Luis Beltrán Prieto Figueroa, “El
Magisterio Americano de Bolívar”[2]: “El
propósito de Bolívar con la creación de este poder era formar un hombre con la
conciencia de que era dueño de su propio destino y de que había pasado de
esclavo a esclarecido ciudadano. En consecuencia, no podía formarse sino en un
ambiente de plena libertad y de respeto a las normas culturales establecidas por
la sociedad. De acuerdo con estas ideas, Bolívar quería una organización
política que respondiese a las necesidades existentes, a las aspiraciones de
los países libertados. Por esta razón, dice Prieto, “buscaba no una forma
política cualquiera, sino una Constitución que fuese, al mismo tiempo que
organización jurídica, un entrecruzado sistema de moral pública y privada, y
sirviese de escuela para la ciudadanía” (p. 87)”.
Además
manifiesta Villalba de Ledezma: “Un estudio del Poder Moral refleja no sólo la
importancia de Bolívar como hombre de su tiempo, sino también, en muchos aspectos
la modernidad de su pensamiento. El Poder Moral reside en un organismo
denominado Areópago, integrado por un presidente y cuarenta personas con
autoridad plena e independiente sobre las costumbres públicas y la primera
educación. Se estructura en dos Cámaras: la Cámara de Moral que atenderá lo que
corresponde a las costumbres, y la Cámara de Educación a la que le
corresponderá la atención de la primera educación”.
“El Poder Moral
estaba por encima de toda potestad. La Cámara de Moral velará por el
mantenimiento de las virtudes desde los ciudadanos hasta los magistrados. Le
corresponde, al efecto, hacer reconocimientos y conferir honores a quienes se
hayan destacado por sus virtudes y dar sanciones morales a quienes hayan tenido
una conducta inapropiada. Para ello, llevará un registro de los tribunales que deberá consultar el Presidente y el Congreso
para designar funcionarios y el pueblo para elegir magistrados”. “A la Cámara de
Educación le corresponde establecer, organizar y dirigir escuelas, cuidando que
se enseñe a los niños a leer y a escribir correctamente, las reglas más
sencillas de la aritmética, los principios de la gramática, los derechos del hombre,
sentimientos de probidad y honor, amor a la patria, a las leyes y al trabajo,
respeto a los padres y a los ancianos... Se ocupará también de la educación de
las madres. Al efecto, le corresponde “... publicar y hacer comunes y vulgares
en toda la República instrucciones breves y sencillas, acomodadas a la inteligencia
de todas las madres de familia”. “En la Cámara
de Educación, se propone una educación obligatoria a cargo del Estado y bajo el
control y orientación de éste. Para Bolívar, la formación del ciudadano no es
sólo un deber del Estado sino un derecho de la sociedad. Asimismo, en Bolivia fija
mediante decreto del 11 de diciembre de 1925, “como primer deber del gobierno
dar educación al pueblo; que esta educación debe ser uniforme y general; que los establecimientos de este género deben
ponerse de acuerdo con las leyes del Estado y que la salud de la República depende
de la moral que por la educación adquieren los ciudadanos en su infancia” (p.
16)”. “Es
un hecho que en el pensamiento educativo bolivariano está latente la concepción
del Estado docente. Y que su preocupación educadora se sintetiza además, en el
binomio Moral y Luces. El análisis que hace Prieto de las ideas educativas del
Libertador deja claramente sentado que la política y la educación son caras de
una misma naturaleza. Una teoría pedagógica no puede estar separada de una
teoría del Estado ni de una teoría de la sociedad. Estas ideas del Maestro
constituyen una constante de toda su obra pedagógica, lo que demuestra que su
pensamiento está enraizado en la concepción educativa de Bolívar”.
Luis Beltrán Prieto
Figueroa, en su obra El Magisterio
Americano de Bolívar, expresa: “en Bolívar el político y el educador
marchan juntos ligados íntima y solidariamente”: “Para él
– refiere Prieto Figueroa- libertar y educar eran tareas de una misma naturaleza.
Por ello, una vez creada Bolivia, por considerar “que las más de las obras pías tienen por objeto la educación, instrucción y
beneficencia pública”, decreta, con fecha 11 de diciembre de 1825, la
adscripción de ciertas rentas de capellanías a los establecimientos públicos,
así como las de sacristías mayores de canónigos y curias, cofradías,
hermandades, rentas de monasterios suprimidos y las de censos y comunidades de
indígenas. en otro decreto de la misma fecha fija como primer deber del
gobierno dar educación al pueblo; que esta educación debe ser uniforme y general; que
los establecimientos de este género deben ponerse de acuerdo con las leyes del
estado y que la salud de la República depende de la moral que por la educación
adquieren los ciudadanos en su infancia, y crea las rentas necesarias para
atender a los servicios educativos, ordena al Director general de enseñanza dar
cuenta del estado de las escuelas y colegios y de los fondos que los sostienen,
proponer un plan para crear una institución de enseñanza que abrace todos los
ramos de instrucción, haciéndola general a todos los pueblos, establecer en
cada ciudad capital de Departamento una escuela primaria con las divisiones
correspondientes para recibir todos los niños de ambos sexos que estén en
estado de instruirse, establecer una escuela militar y reparar los colegios de
ciencias y artes. También dispuso bolívar en ese mismo día, que pareciera de inspiración educativa, en medio de las preocupaciones de su tarea de organizar
el nuevo estado, “para prevenir el abandono, en que se crían muchos individuos por
haber perdido en su infancia el apoyo de sus padres”, la creación de una
escuela de huérfanos”.
BOLÍVAR
Y LA EDUCACIÓN
Según Carlos Tunnermann
Bernheim: “Las concepciones generales de Bolívar acerca de la educación se
basan, como ya dijimos, en la ideología liberal individualista de la época, sin
embargo, tiene Bolívar el mérito de concebir esas ideas dentro de su propia
realidad geográfica, histórica y cultural, muy diferente, por cierto a la
europea, comprendió que había que injertar —como pedía Martí— en el gran tronco
americano”.
Luis Beltrán
Prieto Figueroa en su obra “El magisterio americano de Bolívar” refiere: “El
valor de Bolívar en la historia de América y en la historia de Venezuela, es que él encontró a una nación informe y le enseñó a deletrear
un alfabeto de libertad, le creó leyes, le conquistó dignidad, le enseñó a
servir para sí misma, y ya en el camino de bastarse, el conductor suprimió los
controles personales, porque según escribió a Pedro Gual: “la historia dirá: Bolívar
tomó el mando para libertar a sus conciudadanos, y cuando fueron libres los
dejó para que se gobernasen por leyes y no por su voluntad”[3]. Allí está encerrada la función
pedagógica de la obra de Bolívar. el maestro forma para una actividad libre que
el discípulo deberá cumplir haciendo su propio camino, realizando su obra, sin
las permanentes andaderas que le impone la voluntad del maestro. Pueblos que
fueron capaces de realizar la libertad de un continente, que crearon sus
instituciones libres y forjaron su destino con dolor y sacrificio, están
capacitados para el ejercicio de las libertades, para el desempeño de la democracia, y no requieren por ello la constante vigilancia, la acción represiva,
la regimentación que hace imposible toda expresión auténtica de libertad
popular”.
“Bolívar,
indudablemente, conocía estas ideas, pero la originalidad de la cámara de
educación que propuso al Congreso de Angostura – señala L.B. Prieto Figueroa- estriba
en que por primera vez se intenta llevar al cuerpo de la constitución, no
solamente la consagración del derecho a la educación como una garantía popular,
tal como se hizo en Francia, en la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano, y en algunas constituciones de los estados de la unión
americana, sino que, para garantizar su ejercicio, se previó en la propia constitución
el órgano adecuado para dirigirla”.
Luis Beltrán
Prieto Figueroa en su obra referida puntualiza: “No se trataba de una idea
semejante a la de Condorcet, pues Bolívar concebía la formación del ciudadano
no sólo como un deber del estado, sino como un derecho de la sociedad. Por
ello, asignaba como primera atribución de la cámara de educación dirigir la educación
física y moral de los niños desde su nacimiento hasta los doce años cumplidos.
Se trataba, pues, de una educación obligatoria a cargo del estado, bajo el
control y orientación de éste. Se adelantaba Bolívar, desde el punto de vista
legal, a la concepción moderna de que el niño es un ser en crecimiento, y de
que su educación debe estar orientada por el estado desde el nacimiento”.
Bolívar, en el artículo 2o de su proyecto de la Cámara de educación dice: “siendo absolutamente indispensable la cooperación de las madres para la educación de sus hijos en los primeros años, y siendo éstos los más preciosos para infundirles las primeras ideas y los más expuestos por la delicadeza de sus órganos, la cámara cuidará muy particularmente de publicar y de hacer comunes y vulgares en toda la República, algunas instrucciones breves y sencillas, acomodadas a la inteligencia de todas las madres de familia sobre uno y otro objeto”. Era de tal manera concebida como obligatoria esta educación que las madres debían presentar examen sobre los conocimientos adquiridos el día del bautizo o de la inscripción del hijo en el registro de nacimientos”[4]
Fundamentalmente,
en los textos escritos por Bolívar sobre
la Constitución de Angostura en 1819 y la de Bolivia en 1826 se plasma su
concepción educativa, llegando a prever lo que hoy se denomina la educación
preescolar.
También, en la Presentación de la obra (octubre 2006)
“El Magisterio Americano de Bolívar” de Luis Beltrán Prieto Figueroa, Minelia
Villalba de Ledezma precisa y enfatiza: “La
preocupación de Bolívar por los problemas educativos está en sintonía con su
pensamiento político, ya que para él el ejercicio de la democracia sólo es
posible si hay educación y libertad. El uso de la libertad se aprende, y se enseña.
El hombre es libre cuando conoce sus deberes como ciudadano y sabe medir el alcance de sus derechos frente a los derechos de los demás. Por eso en
Bolívar el político y el educador marchan juntos porque para él “libertar y
educar eran tareas de la misma naturaleza”. Estas ideas fundamentan el
pensamiento educativo del Libertador. Piensa Prieto que ellas son una clara demostración de que Bolívar no sólo educa con el ejemplo sino que también su
pensamiento pedagógico es rector para el ejercicio de la actividad educativa4.
Este pensamiento lo expone en constituciones, decretos, cartas, discursos y
documentos públicos variados”.
“En este
contexto, Prieto exalta las virtudes que hacen de Bolívar un “educador
auténtico” y “un líder eficaz”: a) Confianza en la educación como fuerza de
transformación de la vida humana y como instrumento para el cambio de las
estructuras sociales; b) Fe en el porvenir, hacia el cual se proyecta la obra
educativa; c) Confianza en las posibilidades educativas, en la posibilidad de
cambios del ser que recibe la educación y de la sociedad donde se actúa; y d) Capacidad
creadora y habilidad para poner al servicio de la obra educativa todos los
recursos materiales y espirituales. “Estas cuatro cualidades las poseía Bolívar
en grado sumo, y se expresan tanto en sus actitudes como en sus escritos. Toda
su obra es trasunto y expresión de esas cualidades de ductor (p. 77)”
Para Simón Bolívar la
ignorancia de amplios sectores de la población, producto de la desatención
educativa de los Estados, constituye uno de los peores problemas sociales, por
cuanto destruye todo atisbo de cultura y de civilización novomúndica. La
ignorancia es la madre de la delincuencia, de los vicios y males sociales, es
la fuente de la incultura, la corrupción, la servidumbre, la degeneración
física y moral y es la fuente de la explotación, opresión y dominación por los
grupos de poder político y económico.
“Un pueblo ignorante –
decía Bolívar- es instrumento ciego de su propia destrucción” y “A la sombra de
la ignorancia trabaja el crimen.”[5] “Moral y luces son los dos
polos de la República. Moral y luces son nuestras primeras necesidades”[6]
Bolívar, en carta
dirigida a su hermana María Antonia, desde Lima, el 25 de abril de 1825, le
decía: “La instrucción es la felicidad de la vida” y “Un hombre sin estudios es
un ser incompleto”[7]
Y en su decreto de 20 de junio de 1820 sobre patronato y dirección de colegios,
fechado en Bogotá, puntualiza y precisa además: “…la educación literaria y
civil de la juventud es uno de los primeros y más paternales cuidados del
gobierno”[8]
La educación era para
Bolívar condición necesaria e indispensable para el ejercicio político de los
ciudadanos, la base fundamental para el crecimiento, desarrollo y progreso
individual y colectivo, es la base de las instituciones políticas y de la
grandeza integral de las naciones. “La nación será sabia, virtuosa, guerrera –
decía Bolívar- si los principios de su educación son sabios, virtuosos y
militares: ella será imbécil, supersticiosa, afeminada y fanática, si se cría
en la escuela de los errores. Por esto es que las sociedades ilustradas han
puesto siempre la educación entre las bases de sus instituciones políticas. Véase
La República de Platón. ¿Más para qué
hemos de examinar teorías? Véase Atenas, la madre de las ciencias y de las
artes; a Roma, la señora del mundo; a la virtuosa e invencible Esparta; a la
República de los Estados Unidos, el trono de la libertad y el asilo de las
virtudes. ¿De dónde sacaron lo que han sido y lo que son? En efecto, las naciones
marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso con que camina la
educación. Ellas vuelan, si ella vuela; retrogradan, si retrograda; se
precipitan y hunden en la oscuridad, si se corrompe o absolutamente se
abandona”[9]
En 1819 Simón Bolívar redactó
un apéndice a la Constitución de Angostura, en el que llegó a decir: “La cámara
de educación está encargada de la educación física y moral de los niños desde
su nacimiento hasta la edad de doce años cumplidos.”
Bolívar concebía la
educación como un proceso gradual que empieza en el nacimiento y termina con la
muerte del ser humano, proceso que empieza en el hogar y se desarrolla con la
participación inicial cooperante de las madres de familia con la escuela
primaria: “Siendo absolutamente indispensable la cooperación de las madres para
la educación de los niños en los primeros años, y siendo éstos los más
preciosos para infundirle las primeras ideas y los más expuestos por la
delicadeza de sus órganos, la cámara cuidará muy particularmente de publicar y
hacer comunes y vulgares en toda la República algunas instrucciones breves y
sencillas acomodadas a la inteligencia de todas las madres de familia sobre uno
y otro objeto”.
En los demás artículos de
determina la forma de subsistencia del colegio y se dispone que en reglamento
separado deberá indicarse el método de enseñanza y la administración económica,
respectivamente.
Simón Bolívar es el
reformador y promotor de la educación integral del ciudadano, de la educación
popular y pública obligatoria y de la educación moral orientada desde el Estado;
fundó diversas escuelas, liceos, institutos, seminarios y universidades.
En el Perú, creó la Universidad de Cusco y una escuela para niñas, porque considera
que la educación de éstas es la base de la constitución familiar y los niños
deben aprender el idioma moderno sin descuidar sus propia lengua nativa,
también creo colegios para ambos sexos, preocupado por democratizar la
educación y mejorar la calidad de la enseñanza. En
junio de 1825 Bolívar firma en la ciudad de Cuzco el decreto que crea un colegio
para niñas y que a la letra reza así:“Considerando:“1°. Que la educación de las
niñas es la base de la educación de las familias y que en esta ciudad se halla
absolutamente abandonada;“2°. Que es forzoso dictar providencias para poner
cuanto antes en planta un establecimiento tan necesario, “Decreto: 1°. Que en
la casa del colegio denominada de San Bernardo se funde otro bajo el título de
Educación del Cuzco, en el cual se admitirán las niñas de cualquier clase,
tanto de la ciudad como del departamento, que estén en aptitud para recibir
educación”.
En Perú, Bolívar también funda la Universidad de Trujillo, argumentando: "Uno de los medios más eficaces de
promover la instrucción pública, de la que dependen en muchas parte el
sostenimiento y seguridad de los derechos
sociales"
El 22 de enero de 1827 Simón Bolívar dicta un
Decreto, cuyo articulado dispone: “Cesa desde hoy la prohibición, de elegir
para el Rectorado de la Universidad a los Doctores en Medicina. Cesa también la obligación de que alternen en dicho
Rectorado un doctor secular y uno eclesiástico”.
Como valoración y reconocimiento a la preocupación
por la educación, la justicia y las leyes, la Universidad de San Marcos de
Lima confirió al Libertador el grado de Doctor en Derecho, en sesión solemne realizada
el 3 de Junio de 1826. "Señores: Yo marcaré para siempre este día tan
hermoso de mi vida. Yo no olvidaré jamás que pertenezco a la sabia Academia de
San Marcos”.
En Bolivia creó una escuela de
huérfanos, "para prevenir el abandono en que se crían muchos individuos
por haber perdido en su infancia el apoyo de sus
padres".
En Colombia, decretó en 1829 la obligatoriedad de
la educación primaria y creó numerosos centros de enseñanza. Simón Bolívar dispuso la reorganización de
los estudios universitarios de la Universidad
de Bogotá, a través del siguiente decreto: “Simón Bolívar, Libertador
Presidente de la República de Colombia, etc. Teniendo en consideración varios
informes que se han dirigido al Gobierno, manifestando no ser conveniente que
los tratados de Legislación Civil y Penal escritos por Jeremías Benthan, sirvan
para la enseñanza de los principios de la Legislación universal, cuyos informes
están apoyados por la Dirección General de Estudios. Decreto: Artículo 1°. En
ninguna de las universidades de Colombia se enseñaran los tratados de
Legislación de Benthan, quedando por consiguiente, reformado el artículo 168
del Plan General de Estudios…”
En Venezuela creó escuelas primarias, basadas en
el sistema de enseñanza de José Lancaster; creó el Colegio y
la Academia de niñas en Caracas, el 27 de junio de 1827.
En 1827 Bolívar redactó y publicó la Constitución para la
Universidad de Caracas, como punto de partida para una reforma universitaria.Un
Decreto del Libertador para la Universidad de Caracas. SIMÓN BOLÍVAR Libertador
Presidente…Opuesta al interés y fomento de los estudios la prohibición que
impone los estatutos de la Universidad de Caracas en cuanto nunca pueda
reelegirse la misma persona para rector ni elegirse doctor alguno de estado
regular, ni el que sólo lo sea en medicina; y en cuanto a que hayan de alternar
precisamente en las elecciones de rector se guíe exclusivamente el claustro de
dicha Universidad por la aptitud y ventajas que se promete en bien de los
mismos estudios. DECRETO: Articulo 1°. Cesa desde hoy la prohibición que
impone los antiguos estatutos de la Universidad de Caracas de elegir para el
Rectorado de la Universidad a los doctores en Medicina a los de estado regular.
Artículo 2°. Cesa también la obligación de que alternen en dicho
Rectorado un doctor secular y un eclesiástico. Artículo 3°. Son,
por consiguiente, elegibles para el encargo de Rector de la Universidad todos
los doctores de que se compone el claustro, y aún reelegible la misma persona
que esté al terminar el bienio por el cual fue elegida. Artículo 4°. Quedan
revocados los estatutos de dicha Universidad en cuanto sean contrarios al
presente decreto. Artículo 5°. Mi Secretario General Libertador de
Caracas, a 22 de enero de 1827, 17 de la Independencia. Firmado por el
Libertador Presidente, SIMÓN BOLÍVAR.
El gran proyecto
histórico de Simón Bolívar fue convertir a toda América en una república
federal, por esta visión política se lo considera a Bolívar el ideólogo de la
Unidad latinoamericana. Bolívar abogó por una educación totalmente gratuita
para todos y obligatoria para todos por igual, con el fin de garantizar el
desarrollo integral del individuo y la transformación de la sociedad. Luchó por
los derechos de los niños, jóvenes y mujeres; impulsó el pensamiento crítico y
el pensamiento estratégico.
[1] Rufino
Blanco-Fombona, Pensamiento vivo de
Bolívar, Buenos Aires, Editorial Losada, 1944, p. 182
[2] Prieto Figueroa,
Luis Beltrán. El magisterio americano de Bolívar, publicado por vez
primera en 1968 1a ed. Caracas: Editorial Arte, 1968; 2a Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1982; 3a ed. Caracas: UPEL, 2002; 4a ed. Parlamento Latinoamericano, 2005 y basada en la que reprodujo la Fundación homónima del escritor (5a ed.
(2006).
primera en 1968 1a ed. Caracas: Editorial Arte, 1968; 2a Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1982; 3a ed. Caracas: UPEL, 2002; 4a ed. Parlamento Latinoamericano, 2005 y basada en la que reprodujo la Fundación homónima del escritor (5a ed.
(2006).
[4]
Simón
Bolívar, “Proyecto de constitución presentado al congreso de angostura en 1819.
el Poder Moral. sección 2, art. 4o”, El pensamiento constitucional
hispanoamericano hasta 1830, Caracas, Academia Nacional de la Historia (col.
Sesquicentenario de la Independencia), 1961, v. 5.
hispanoamericano hasta 1830, Caracas, Academia Nacional de la Historia (col.
Sesquicentenario de la Independencia), 1961, v. 5.
[7] Vicente Lecuna:
Cartas de Bolívar. Tomo IV, páginas 302 y 303.