Artículos periodísticos y de investigación

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16 de abril de 2015

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE FILOSOFÍA


EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Tratar de explicar qué es la filosofía desde una perspectiva histórica es una tarea amplia, compleja, un tanto difícil pero no por ello imposible de desarrollar. Dicha tarea requiere, indiscutiblemente, de una revisión de los conceptos dados por los filósofos a lo largo de las diversas etapas de la historia, desde la edad antigua hasta nuestros días. Diría con Bochenski[1]: “Pocas palabras conozco que tengan tantas significaciones como la palabra filosofía”.

Para encontrar las respuestas tenemos que entrar en contacto directo con el pensamiento de los filosóficos y estudiosos de la filosofía, debemos adentrarnos a ese “hormigueo de opiniones y definiciones” durante las diversas etapas de la historia de la filosofía e indagar lo que han pensado, dicho y escrito los filósofos, sean estos peruanos, latinoamericanos, norteamericanos o europeos, sean de Occidente o de Oriente.

Sabemos que la filosofía es la única disciplina que se estudia a sí misma y dentro de su propio espacio y tiempo histórico cada filósofo ha intentado dar una definición más o menos simple o compleja, específica o genérica. Desde esta óptica ningún concepto acerca de la filosofía puede salirse de la historia. Unos conceptos podrán mostrar cierta originalidad de sus creadores, otros guardar relación con filosofías previas y habrá también algunos conceptos que significan lo mismo que los anteriores pero expresados con distintas palabras.

Los seres humanos y la filosofía

A decir verdad, los seres humanos tenemos nuestra propia filosofía de la vida, nuestra singular y especial manera de analizar, comprender, interpretar, describir y explicar los fenómenos naturales y sociales, todo cuando hay y todo lo que ocurre en el universo, aunque tal vez  no sepamos definirla y exponerla de un modo sistemático, preciso y claro.

Para el común de las personas, profesionales y estudiantes de filosofía, el concepto de filosofía deviene en un conjunto de expresiones altamente abstractas; muchas de ellas incomprensibles, incompletas, oscuras, arcanos, misteriosas, mágicas, enigmáticas y mitológicas, muy poco digeribles o casi nada metabolizables y que están más allá de la rápida comprensión.

Para entender el proceso de la filosofía

Augusto Salazar Bondy[2], en “Iniciación filosófica” nos recuerda que “Hoy se considera que una recta comprensión del proceso de la filosofía exige tomar en cuenta, de una parte, la conexión sistemática de las ideas y doctrinas, como articulación lógica de las representaciones sucesivas del mundo y las teorías filosóficas de diversos tipos, y, de otra, el condicionamiento histórico-cultural de los productos del pensar filosófico, y además el aporte singular de la personalidad y el genio del pensador. La separación artificial de estas instancias o la sobrevaloración de una en desmedro de las otras impide entender el proceso de la filosofía en su dinámica interior y en su riqueza creativa”. (“Iniciación filosófica”).

O cuando el filósofo peruano Antenor Orrego Espinoza[3] enfatiza lo siguiente: “No se exagera cuando se dice que el hombre lleva siempre, adherido en el calcaño, su polvo telúrico; y, en el semblante, la impronta mental y anímica que se ha generado en su fricción con la tierra o ambiente en que le tocó nacer. Las características de su circunstancia determinan inevitablemente su vida y, por ende, su pensamiento, su filosofía, su concepción trascendental del Universo, su emoción o cavilación ante el misterio”. Y cuando además puntualiza que “No ha habido ningún pueblo que haya sido capaz de crear un pensamiento o una filosofía prescindiendo de su temporal peripecia, es decir, de su particular y dramática circunstancia. La historia es la atmósfera de todo pensar vital porque dentro de ella nace, respira, se acrecienta y encuentra sus desenvolvimientos e implicaciones originales”.

Grecia, cuna del pensamiento filosófico universal

La filosofía es una importante y trascendente actividad intelectual del hombre que históricamente surgió en Grecia antigua, durante el siglo VI antes de Cristo, como una aspiración a conocer en conexión con la crisis de la mitología; como una auténtica necesidad de saber sobre la esencia y existencia de las cosas, del hombre y la sociedad.

Norbert-Bertrand Barbe señala que los filósofos europeos, principalmente Hegel y Jaspers, consideran a Grecia como la cuna del pensamiento filosófico universal; los africanos y latinoamericanos valoran el pensamiento mítico, no sólo como premisa sino como fundamento del pensamiento filosófico.

En Grecia no sólo nació la filosofía sino también la semilla de las corrientes filosóficas posteriores. Al respecto, Federico Engels, en su “Anti-Dühring”, manifiesta que “En las múltiples formas de la Filosofía griega se contienen ya en germen, en génesis, casi todas las concepciones posteriores”.

El filósofo alemán, Wilhelm Dilthey (1833-1911), refiere que “La palabra filosofía significa, en general, en primer lugar, en el uso lingüístico de los tiempos de Herodoto y de Tucídides, el amor a la sabiduría, y su búsqueda: la nueva posición espiritual griega, pues con este nombre el griego designa la indagación de la verdad por la verdad misma, como un valor independiente de toda aplicación práctica”.

Asimismo llegó a decir, desde una posición claramente historicista, que la Historia de la Filosofía es la única que puede darnos una visión más completa de la Filosofía misma, en la medida en que se lo analice a través de la historia y se llegue a sacar de los sistemas filosóficos lo que tienen de común y permanente.

La filosofía como ciencia de las ciencias

Más tarde la Filosofía significa el conjunto de conocimientos que el hombre posee. Así lo entendieron Platón (siglo V) y Aristóteles (siglo IV). La filosofía es llamada la “ madre de las ciencias[4], la “ciencia de las ciencias”, compendiaba a todas las disciplinas habidas y por haber, en tanto éstas carecían de objeto y de método propios.

“La autoridad (de la filosofía), su prestigio intelectual fue tan grande, que durante varios siglos nadie se atrevía a poner en duda sus afirmaciones: bastaba señalar que “lo ha dicho el filósofo” para tomar como ciertas sus afirmaciones” refiere José V. Brizuela[5].

La filosofía: sierva de la teología

Durante la Edad Media se desprende  y se independiza de la Filosofía todos los conocimientos y pensamientos elucubrados acerca de Dios – sea por revelación divina o producto de la razón natural del hombre y la Filosofía llega a formar parte de la Teología. La filosofía cristiana medieval fue Ancilla Theologiae (sierva de la Teología) y subordinada a la revelación divina.

Independencia de la filosofía y las ciencias particulares

En la Edad Moderna, iniciada con el Renacimiento, la Filosofía se independiza totalmente de toda autoridad y tradición, se reivindica la razón y los filósofos utilizan como instrumento adecuado para descubrir las verdades últimas de las cosas y del mundo utilizando la razón. Durante los siglos XVII y XVIII se constituyen una serie de ciencias particulares y se separan de la Filosofía cuando logran obtener sus objetos de estudio y métodos de investigación propios: Física, Química, Matemática, Astronomía,  Psicología, Sociología, etc.

C. Lahr[6], manifiesta que entre las disciplinas “La primera que llegó a romper sus lazos para vivir su vida propia fue la Matemática con Euclides, dos siglos después de Pitágoras. La Física tuvo que esperar a Galileo y al siglo XVII para afirmar su autonomía. En el siglo XVIII le llegó su turno a la Química, con Lavoisier. A principios del XIX, fue la ciencia del lenguaje. En nuestros días, hasta la misma Psicología manifiesta, cada vez con más claridad, sus tendencias separatistas”.

Para el materialismo dialéctico la filosofía es la ciencia de las leyes más generales de la naturaleza, del pensamiento y de la sociedad humana.

Cada filósofo tiene su propio concepto de filosofía

Repetimos: No hay una definición de la filosofía que sea aceptaba por todos, pues cada filósofo y cada pensador tiene su propia definición.

El filósofo español, José Ortega y Gasset[7], escribió la siguiente definición cronológica de la filosofía: “La definición más verídica que de la filosofía puede darse – y harto más rica en contenido de lo que al pronto parece no decir casi nada- sería esta de carácter cronológico: la filosofía es una ocupación a que el hombre occidental se sintió forzado desde el siglo VI antes de J.C., y que con extraña continuidad sigue ejercitando hasta la fecha actual”. Más adelante presentaremos el concepto claro y preciso de lo que entiende por filosofía Ortega y Gasset, extraído de su obra ¿Qué es filosofía?

Opiniones, definiciones y controversias

El término filosofía, a través de la historia, ha tenido una variedad de sentidos o significados, que  en algunos casos devinieron en contradictorios, si se consideran las inclinaciones particulares de los filósofos, las simpatías por deerminadas corrientes, doctrinas o escuelas, el grado de desarrollo de la ciencia y la tecnología, el nivel de conciencia teológico de los pueblos o el espacio-tiempo histórico de los propios  filósofos.

Los problemas de la filosofía  devinieron en fuentes inagotables de controversia entre los filósofos, en su intento de quien supera a quien, quien argumenta mejor y da rápidas respuestas a los problemas identificados. Quien no recuerda, por ejemplo, las luchas permanentes que acontecieron entre corrientes filosóficas: materialismos contra espiritualismos o idealismos, dogmatismos contra criticismos, racionalismos contra sensismos, dualismos contra monismos, ateísmos contra teísmos, esencialismos contra existencialismos, pragmatismos contra existencialismos, fenomenalismos contra materialismos, relativismos contra positivismos, vitalismos contra espiritualismos, entre otros.

Para los autores Rosental-Iudin[8], “El término “filosofía” se encuentra por primera vez en Pitágoras; en calidad de ciencia especial, lo introdujo por primera vez Platón. La filosofía surgió en la sociedad esclavista como ciencia que unía todos los conocimientos que el hombre poseía acerca del mundo objetivo y acerca de sí mismo, cosa perfectamente natural dado el bajo nivel de desarrollo del saber en las etapas primeras de la historia humana”.

Pero a pesar de todo lo que se puede decir de la filosofía, aún vale la pena recordar las palabras de Descartes: “Aunque ha sido cultivada durante siglos por los mejores espíritus, no encontramos todavía en ella ninguna cosa sobre la cual no se dispute, y que no sea, por tanto, dudosa”.

Significación etimológica

Definir la filosofía consiste en contestar a la pregunta ¿qué es?, es decir, enunciar la esencia y existencia universal de la filosofía, dar a conocer sus rasgos o propiedades fundamentales. Definir la filosofía es limitar, de-limitar, dividir o descomponerla en sus partes; es declarar, explicar y hablar sobre lo que es ella en su esencia y existencia como parte de la actividad racional del hombre en el planeta tierra.

Sólo sabiendo qué es filosofía, podremos conocerla verdaderamente en su orden interno y externo y construir un concepto científico sobre ella en la era de la sociedad del conocimiento.

Definir la filosofía no es una tarea fácil y simple, más aún si se toma en cuenta las diversas y distintas definiciones que los filósofos de todas las épocas de la historia han dado de la filosofía.

Procedencia y significado etimológico de filosofía

Empezaremos diciendo que la palabra Filosofía procede de las dos voces griegas: philo, filo o philein (amor; aspiración; inclinación o afición que se le tiene a algo) y sophia o sofein (sabiduría, aspiración a la obtención de la sabiduría).

Etimológicamente, filosofía (philosophia) significa “amor a la sabiduría”, “amor al saber”, “amor al conocimiento”, “amante de la sabiduría”, “amigo de la sabiduría”, “aspiración a la obtención de la sabiduría”, “deseo de saber”, “deseo de conocer”, “apetencia de conocimientos”.

Pero esta significación etimológica de la palabra filosofía resulta ser muy general, ampulosa, para extraer de ella su significado esencial y holístico. Tal vez comparando los conceptos vertidos por los distintos filósofos podríamos llegar a un concepto exhaustivo, unitario, preciso, a pesar de las relativas discrepancias y contradicciones que podríamos observar en los conceptos vertidos en una u otra etapa histórica.

En la lengua de los griegos existió antes como verbo (“filosofar”) que como sustantivo (“filosofía”). Para los griegos, una persona que buscaba conocimientos era un filósofo. Hegel llegó a decir de Sócrates que era “un verdadero filósofo”, porque vivió su doctrina en lugar de escribirla. Para Sócrates  “Ser filósofo no consiste en saber muchas cosas, sino en ser sobrio”. La ocupación de los filósofos antes de Sócrates se conocía con las denominaciones: “sofista”, “sabio”, “físico” y “fisiólogo”.

El concepto de sabiduría

La palabra sabiduría se define como el conocimiento profundo en ciencias, artes o letras que se adquieren a través de la experiencia o del estudio; es el cúmulo de conocimientos que toda persona posee sobre los temas que domina; es la posesión del supremo conocimiento o del conocimiento perfecto.

El término sabiduría es conceptualizado de la manera siguiente: el conocimiento de las cosas divinas, eternas e inmutables y es la ciencia que preside la acción virtuosa (Platón); la sabiduría es el conocimiento de los primeros principios y de las primeras causas de la realidad y se caracteriza por ser desinteresado y no estar dirigido a conseguir un fin práctico (Aristóteles).

Según Aristóteles “Si nos referimos a la opinión general, el sabio es el que sabe todo, sin saber las cosas particulares, es el que sabe las cosas más difíciles, y puede demostrarlas con rigor; en fin, la sabiduría más elevada es la que no tiene otro objeto que a sí misma y al conocimiento puro”.

 Tanto para Platón como para Aristóteles, Dios es el único que es Sabio en su sentido auténtico y pleno y lo propio del hombre es el de ser únicamente “amante” de la sabiduría (philósopho). Sabio es el que posee la sabiduría.  Los estoicos definieron la sabiduría como conocimiento de las cosas divinas y humanas. La revelación cristiana considera a Dios como la Sabiduría plena o esencial y el Verbo la Sabiduría encarnada, hecha hombre en Jesucristo; Dios, que es el poseedor de la Sabiduría, lo posee todo.

En la Grecia antigua se hablaba de la existencia de los siete sabios (no eran filósofos), eran personas eminente por sus insuperables y ejemplares virtudes y sabiduría sin par. Platón, en su obra “Protágoras” menciona a Tales de Mileto, Pitaco de Mitilene, Bras de Prieta, Solón, Cleóbulo de Lindos, Quilón de Lacedemonios y Misón de Khena, siendo este último sustituido frecuentemente por Anarcasis de Perindro. Se dice que de estos siete sabios procede las sentencias: “Conócete a ti mismo” y “Nada con exceso”.

En una revisión de los conceptos expresados sobre sabiduría en diversas etapas de la historia de la filosofía nos encontramos con Platón, Millán-Puelles, Alejandro de Hales, Santo Tomás de Aquino, Nicolás de Cusa, Francisco Tetrarca, Marsilio Ficino, Pico Della Mirándola, Jean Wahl, Heidegger, Russell y Fingermann, entre otros.

Platón: “…sabio llamo yo a quien logre cambiar a cualquiera de vosotros, de forma que lo que parece y es para él malo, le parezca y sea para él bueno…” (Teeteto).

Antonio Millán-Puelles[9]: “La voz griega sofía, que en latín se traduce por “sapientia”, tiene dos acepciones: una vulgar y otra culta. En su acepción vulgar, significa, en cada contexto, un determinado saber, incluso el de un artesano que destaca en su oficio. Así habla Homero (Ilíada, 15,412) del carpintero sabio, y Hesíodo (Op.et dies, 651) del navegante bien experto en su técnica. Por el contrario, usada en su acepción culta, la palabra Sofía significa principalmente el saber por antonomasia o excelencia: la perfecta o cabal sabiduría, no lo que llamamos actualmente un saber especializado, es decir, restringido a un ámbito parcial del conocer (…) Así, pues, dado que la voz “filosofía” es un término culto, su componente o integrante sapiencial –el designado con el término Sofía- debe tomarse precisament4e en el sentido del saber perfecto o absoluto, si bien, en tanto que unido al vocablo filía, es preciso considerarlo como objeto de búsqueda, más que de posesión”.

Alejandro de Hales (1185-1245): Sabiduría es el conocimiento de la Causa Primera, y reserva el nombre de ciencia a las causas creadas. “La teología es la ciencia de Dios, que es la Causa de todas las causas”.

Santo Tomás de Aquino (1224-1274): Sabiduría es el conocimiento cierto de las causas más profundas de todo el universo, que es Dios.

Nicolás de Cusa (1400-1464): Sólo Dios es el que tiene en plenitud toda la verdad y, por eso, toda la sabiduría. Sólo él es sabio, y el hombre no puede conocer nada de modo perfecto.

Francisco Petrarca (1304-1374): El primer gran representante del Humanismo, concibe que la verdadera sabiduría de Dios es Cristo y la verdadera filosofía es amor a la sabiduría y señala que sólo filosofaremos de modo correcto si amamos y adoramos a quien es la Sabiduría; el verdadero sabio es un filósofo de Cristo y Dios es fuente de toda auténtica sabiduría.

Marsilio Ficino (1433-1499): Destacado humanista y representante del neoplatonismo, define dos tipos de sabiduría: la sabiduría absoluta, es el conocimiento de aquellas cosas inmutables sobre lo que es posible tener un conocimiento real; en cambio; la sabiduría parcial , es el conocimiento de las cosas mutables, verdades parciales y limitadas, que son objeto del conocimiento de una ciencia o arte en particular.

Pico Della Mirándola (1463-1494): Filósofo italiano, sostiene que la filosofía en su sentido amplio, como amor a la sabiduría, posee tres grados: la dialéctica, que purifica; la metafísica, que ilumina; y la teología, que alcanza la plena luz meridiana.

Jean Wahl[10] (1888-1974): Filósofo francés, profesor universitario en EE.UU y en la Sorbona y fundador del Colegio Filosófico de París, expresa que Heidegger ha llamado nuestra atención sobre el hecho de que esta palabra no quiere decir estrictamente conocimiento, sino más bien cierta familiaridad con las cosas. Saber cómo tratar con las cosas –tal es el primer sentido de “sabiduría”. Quizá necesitamos volver a este género de fraterna intuición; quizá el hombre se ha alejado demasiado de la naturaleza”.

Bertrand Russell (1872-1970): “Entiendo por sabiduría una concepción justa de los fines de la vida”.

Gregorio Fingermann: Filósofo y psicólogo argentino, uno de los fundadores de la Sociedad de Psicología Argentina, refiere que actualmente la sabiduría se considera como el “arte de ordenar la vida, en forma razonable para lograr la dicha individual”  Pero el hombre sabio, según la concepción antigua, “no es sólo el hombre de ciencia, sino el hombre de experiencia con una perfecta madurez del juicio. El sabio auténtico, se distingue por la serena aceptación de las dificultades y dolores que ofrece la vida, con tranquila resignación a su destino, bueno o adverso, al modo del filósofo estoico”.







[1] Bochenski, J.M. Introducción al pensamiento filosófico.

[2] Salazar Bondy, Augusto. Iniciación filosófica. Ediciones Educación Renovada, Segunda edición, Lima, 1964.
[3] Orrego Espinoza, Antenor. Hacia un Humanismo Americano. Editorial Mejía Baca, Lima-Perú8, 1966.
[4] Los filósofos griegos se diferencian de los hombres de ciencia modernos en la forma en que investigan la verdad acerca del mundo. Basaban todas sus conclusiones en observaciones y razonamientos, y no realizaban experiencias. Todos los cuerpos de doctrina que hoy llamamos ciencias formaban en otro tiempo parte de la filosofía. Por esta razón se llama a veces a la filosofía la “madre de las ciencias” (Enciclopedia BARSA, Tomo VII, Buenos Aires-Chicago-México, 1960).
[5] Brizuela, José V. Manual de Filosofía. Editorial Víctor Lerú, S.R.L. Buenos Aires, Argentina, 1966.
[6] Lahr, C. Curso de Filosofía. Tomo primero, Estrada Editores, Buenos Aires, 1951.
[7] Ortega y Gasset, José, Dos prólogos.
[8] Rosental-Iudin, Diccionario filosófico.
[9] Millán-Puelles, Antonio. Léxico filosófico. RIALP, Madrid, 1984.
[10] Wahl, Jean. Introducción a la Filosofía. Breviarios del Fondo de Cultura Económica, Colombia, 1997.
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