¿QUÉ ES
EL HOMBRE SEGÚN JORGE LAZO ARRASCO?
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
El 30 de
junio de 1992, el diario La Industria, publicó el artículo ¿Señor me estás
oyendo? de Jorge Lazo Arrasco (1928- ). Y ante la
pregunta de Temístocles Armendáriz, ¿Qué es el hombre en realidad?, el doctor
Lazo responde: “Es un planteamiento propio, original. Muy de mi imaginación. He
pensado que pareciera que el hombre no ha terminado de ser hecho por Dios. Dios
no ha terminado de hacerlo. Los animales hicieron barullo, Dios volteó la cara
para ver qué sucedía. ¿Qué pasó? En eso el hombre se le escapó de las manos. Se
puso a correr despavoridamente. No volteó a mirar quién lo había hecho, ni para
qué lo hicieron. Yo le reclamo a Dios por favor que venga para que lo termine
de hacer, porque algo le falta. Que ya no mande a otro hijo como Jesús, pues lo
van a matar. Ni que envíe más santos porque también los van a sacrificar. Aquí sólo
queda un camino; que Él venga, para que lo perfeccione, porque el hombre se comporta,
como acabas de señalar, Mal”[1].
En opinión
del Gran Amauta del Perú, Jorge Lazo Arrasco, la pregunta: ¿qué es el hombre?
podría responderse de mil maneras. Hay tantos conceptos de hombres como hombres
hay en el mundo. Esta es una pregunta formulada, desde que el hombre empezó a
tener razón. Un poeta peruano se preguntaba “qué tipo de hombre soy”. Él decía:
Hay momentos en que estoy alegre, otros triste. A veces taciturno, colérico,
quizás violento. No sé, ¿cuál de esos tipos soy, realmente? O es que soy la
suma de esos. O todo eso es uno.
Lazo
Arrasco revela que ha llegado a recopilar centenares de opiniones sobre el
hombre, entre ellas, por ejemplo, para Aristóteles el hombre es un animal
político. Para Francisco Bacon, el hombre no es sino lo que sabe. Descartes
afirmaba que el hombre es sólo conciencia. Nietzsche, recalcaba que el hombre
es vida, pero al mismo tiempo una enfermedad. Además, Sartre repetía en una frase
muy suya que “El hombre es una pasión inútil”. Carpentier decía que es “una
bestia”.
Recuerda
que del hombre se ha dicho muchas cosas, buenas y malas, ejemplares y
contradictorias. Y a pesar de todo cuanto se diga sobre el hombre resulta
siendo insatisfactorio e insuficiente. Nietzsche define al hombre como un
animal enfermo. En un poema de Vallejo se lee: “nací un día que Dios estaba
enfermo”. Faulkner decía que el hombre hiede en todas partes, más claro, huele
mal. Alejandro Carpentier asevera que los hombres somos una bestia, una de las
peores bestias. Para Augusto Roa el hombre es un idiota, que nada ha creado, ni
siquiera el coito, que lo aprendió de la cigarra y que ésta lo hace mejor.
Fromm señala que el hombre es un animal hecho por la historia.
Lazo
Arrasco escribió una novela, hace algunos años, titulada La última palabra no existe, en la que se atrevió a dar un concepto
del hombre: “Yo pienso que el hombre, es lo que hace, aunque lo oculte. Somos
lo que hacemos. Pero, es indudable también que el hombre es un animal
logósfero. Logósfero es una palabra que viene de logos, portador de logos. Yo
creo que ésta es la mejor definición del hombre, que logra diferenciarlo: el
logos, pero también no lo olvidemos sentimientos y creación. Montaigne decía que
el hombre es cosa variable. Pero ¿qué es el hombre en la naturaleza?, se
preguntaba un literato. Y respondía: nada respecto al infinito, todo en
relación a la nada, un intermedio entre la masa y el todo. También es evidente,
cuando se pregunta ¿qué es el hombre?, responder que: es el gran inventor de su
destrucción. Fíjate que Kant no pudo responder a la pregunta, pero la pregunta
sirvió para que la Antropología se enriqueciera. Permíteme concluir con lo
siguiente: En cada hombre se manifiesta el primer hombre. En el Salmo 64, 34 se
dice que el hombre es semejante a la vanidad”.
Jorge
Lazo Arrasco confiesa no ser filósofo, sino “un hombre con hambre de realidad,
concibe que el hombre tiene una naturaleza y es un espíritu que piensa; que la
diferencia entre un hombre y un animal, “no es biológica, sino de
comportamiento”, “el hombre es una indeterminación instintiva y un animal
culminante”.
“El
hombre como animal culminante – indica- vive la realidad en amplitud histórica
y abierta como un recorrido, hacia el futuro, espacio y tiempo. Un animal
culminante es aquel que busca el proceso de su propia culminación, tratando de
superar a los demás animales. Quizá sea, como hablábamos la vez pasada por el
razonamiento, que es donde estaría la diferencia sustancial. Vale decir, por la
inteligencia y también por el corazón. Einstein decía que el mayor peligro no
está en la bomba atómica, sino en el corazón del hombre, hay que superar eso”.
“El hombre ha rebasado la humanidad para entrar a la animalidad. Verdaderamente,
el hombre es el único ser de la especie viviente que mata a sus semejantes…Que
el hombre es una bestia, indiscutiblemente lo es. Hay miles de ejemplos. ¿Qué
es el lobo de sí mismo? También lo es.” “El hombre nace como el ser más
indefenso y el más necesitado de la naturaleza…Pero, el hombre no es un a
priori absoluto. Por cierto, que cuando nace no está edificado de una vez por
todos. En lo humano nunca nada está logrado, ni culminado totalmente. Siempre
hay una referencia a lo posible. Recordemos lo que hablábamos la vez pasada que
el hombre viene a la vida, a un mundo sin sentido, y dedica toda su vida a dar
sentido a ese mundo. ¿Cuántos lo logran? Ese es otro problema”.
En
relación a la idea del hombre como un papel en blanco, Lazo Arrasco ensaya la siguiente
explicación: “Existen hombres que pasaron por la vida sin que ésta haya pasado
por ellos. No se inmutaron por nada. Hombres en blanco, también son los
insensibles, los que carecen de valores, los que tienen virgen el cerebro.
Mejor dicho, los que jamás pensaron. En la vida de todo hay, pero debe
predominar la madurez y desarrollo. Creo que todos tenemos biología, pero
muchos no tienen biografía. Y esos son los hombres en blanco. Hombre en blanco
también es el hombre-masa, por ser falto de personalidad, mediocre, vulgar,
mezquino, brutal. El hombre se hace masa porque no se valora a sí mismo porque
se siente como todo el mundo”.[2]
Lazo
Arrasco hace un deslinde entre el hombre y el animal precisando que el hombre
se diferencia del animal más por la imaginación que por la racionalidad. “El
hombre es un microcosmo, en él se encuentra presente y resumido el universo
entero. En otras palabras, el hombre es el cosmos. Cada hombre es el cosmos. De
igual manera, cada hombre es la totalidad del género humano El hombre parece
estar cediendo su puesto a los animales, y él está ubicándose en la animalidad.
La humanidad está cediendo su puesto a la animalidad. Al fin y al cabo, con
todo lo que se diga sobre el hombre, “yo pienso que el hombre sin el hombre no
es hombre”. ”El hombre auténtico es el que se reconoce y se define a sí mismo,
sin escrúpulos”. ”Creo que el hombre es el que hace su vida. Si se abandona a
sí mismo, cae en el fatalismo. Pero si lucha con tesón, creo que el fatalismo
puede quedar atrás”.
Finalmente,
el experimentado maestro universitario reclama la presencia de un nuevo homo.
Existe el homo sapiens, el homo loquens, ahora el homo informaticus, etc. En
fin, creo que falta el homo justus. El hombre bueno, el hombre humilde que,
como decíamos anteriormente, es el que colinda con la verdadera sabiduría. Esa
sería la forma en que la sociedad resultará una sociedad, ya no utópica en el
concepto de Tomás Moro, de Campanella, sino una sociedad real”.
[1] Lazo Arrasco, Jorge.
Conversando con Don Jorge. Diálogos con el DR. Jorge Lazo Arrasco.
Interlocutores: Dr.
Luis Cervantes Liñán, Dr. Temístocles Armendáriz Cuba de Piérola, Dr. Ramiro
Gómez Salas y Dra. Leonor Hernani Banda. Impreso en los Talleres Gráficos de
Editorial San Marcos, Lima, primera edición, 1997, pp.63-64.
[2] Lazo Arrasco, Jorge.
Op.cit. p.68.