ÉTICA ESCOLÁSTICA
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Se denomina escolástica o escolasticismo a la filosofía cristiana que siguiendo la doctrina de Platón y de Aristóteles predominó durante la Edad Media en el Occidente europeo. Para algunos investigadores significa “la cristianización de Aristóteles” en plena Edad Media.
El término escolasticismo proviene de las palabras “scholas” (escuela) y “scholastici” (escolástico), debido a que esta filosofía se elaboró y enseñó en las instituciones eclesiásticas, especialmente en las escuelas parroquiales, obispales y de la Abadías o conventos, de las cuales surgirían las primeras universidades de la época.
Para la ética escolástica el hombre perfecto es el que obra en esta vida el bien honesto. Distingue entre el bien y el mal. El hombre tiende a la felicidad. Esta felicidad se obtiene de manera imperfecta en esta vida y perfectamente en la otra vida, por la posesión de Dios. El hombre es atraído al bien con la esperanza del premio y retraído del mal por temor al castigo o la sanción.
San Agustín (430), sostiene que el hombre exterior (el que se guía por las pasiones) debe ser vencido por el hombre interior (iluminado y dirigido por Dios).
La ética de San Agustín es una ética de perfección del alma del hombre, perfección que se logra a través del conocimiento, del amor a Dios. El bien moral reside en la dirección de la voluntad hacia Dios, que es el Ser y el Bien supremo, fuente de la perfección del alma y de la felicidad.
Según la concepción ética de San Agustín todo viene de Dios y todo va hacia él. Dios ilumina al hombre al dotarlo de razón o de entendimiento (Dios es Luz). Dios es “lo que se antepone a todas las cosas”. Todo lo creado por Dios es bueno. Dios es un ser capaz de saciar el deseo del hombre para alcanzar el bien, la justicia, el orden, la bondad, la belleza, la felicidad y la vida eterna. Dios es el ser absoluto que creó todo de la nada, que creó el mar, el fuego, el hombre, los animales, las plantas, la naturaleza, el universo. Dios es la fuente de toda verdad y de toda luz intelectual. El mal se origina en el apartarse de Dios. El hombre es libre de hacer lo que Dios sabe que hará libremente (predestinación humana).
Santo Tomás de Aquino (1225-1274), maestro universitario, lógico, metafísico, escritor, filósofo y doctor en teología, fue llamado “Doctor angélico” por la profundidad y claridad de su pensamiento, por la solidez de sus argumentaciones y por la pureza de sus costumbres. También es conocido como “El ángel de las Escuelas”, “El Príncipe de la Escolástica”, “El teólogo consultor del Papa Gregorio X” y “El Patrono de todas las Escuelas católicas” (1880).
La ética tomista podemos condensarla en las siguientes proposiciones:
- Todo está sometido a la providencia divina; todo viene de Dios y va hacia él;
- Dios es quien dirige todas las cosas y acciones del hombre hacia el fin supremo que es él mismo y para alcanzar la vida eterna mediante la práctica de las virtudes naturales o cardinales (justicia, fortaleza, templanza y prudencia) y las virtudes sobrenaturales o teológicas (fe, esperanza y caridad).
- Las virtudes son hábitos o disposiciones prácticas para vivir con rectitud y evadir el mal.
- Dios inclina al hombre hacia la justicia, según la condición propia de la naturaleza humana.
- La presencia del mal en el mundo es producto del libre albedrío del hombre. El mal es sólo la falta de bien.
La sindéresis es el hábito natural práctico que inclina al hombre hacia el bien y lo aparta del mal.