Artículos periodísticos y de investigación

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11 de marzo de 2009

SÓCRATES EN SU ESPACIO Y TIEMPO HISTÓRICO

SÓCRATES EN SU ESPACIO Y TIEMPO HISTÓRICO
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete


Breve referencia de Atenas

Atenas, ciudad griega, es famosa por sus filósofos, científicos, políticos, escritores, artistas, comediógrafos y monumentos públicos, los mismos que lograron hacer de ella el centro de la civilización y la cultura del mundo antiguo.

La ciudad estaba dividida en dos partes: La Acrópolis o ciudad alta, y la ciudad baja. En la ciudad baja de Atenas se encontraban los puertos el Pireo, el Muniquio y el Falero, que estaban unidos por largas murallas construidas durante el gobierno de Pericles.

Atenas jugó un rol histórico durante las guerras médicas, siglo V antes de Cristo. Posteriormente se convirtió en potencia marítima de primer orden. Atenas ser vencida por Esparta, en la guerra del Peloponeso, se debilitó en su importancia artística y literaria.

Durante el siglo IV antes de Cristo, Atenas fue el último campeón de la independencia helénica contra Macedonia. Bajo la dominación de Roma, fue uno de los centros importantes de la cultura literaria en Oriente. Se distinguió de Esparta por sus sabias leyes; por su poder marítimo, comercial y su cultura literaria.

Los atenienses tenían un cultivo equilibrado de la vida, tanto del cuerpo como de la mente; estimularon el desarrollo de las capacidades artísticas y culturales, las mismas que les permitieron pensar, actuar libremente y expresarse individualmente.

Ática y el resto de Grecia, heredaron el sistema tribal del “período oscuro”, perpetuándose con ello la dominación de las familias nobles y la lucha de clases. En Atenas y en el resto de las ciudades griegas, los poderes del monarca pasaron a manos de nueve “arcontes”, debidamente seleccionados por la nobleza, y a poder del Tribunal Superior llamado Areópago, el que se encontraba dominado por la nobleza.

A merced de los nobles se conjuraban los campesinos más pobres y los trabajadores. Los nobles poseían grandes riquezas y propiedades; sólo una parte del pueblo se encontraba reducida a la esclavitud o a una especie de servidumbre. La masa del pueblo ateniense era del mismo linaje que la casta gobernante y poseía derechos de ciudadanía. Los hombres de la clase media se hallaban más libres del control de los nobles, en comparación con la masa de los labriegos y artesanos.

Solón (640-558 a. C.), quien llegó a ser gobernante, legislador, filósofo y poeta de Atenas, empieza a reorganizar la sociedad ateniense en el año 594 antes de Cristo y pone fin el proceso por el cual los hombres libres quedaban reducidos a la servidumbre cuando no podían pagar sus deudas, porque en aquel tiempo era costumbre vender como esclavos a las personas que no podían pagar sus deudas acumuladas. Solón prohibió la exportación de productos alimenticios en vista de que el costo de vida era elevado; redujo los precios de venta de los productos favoreciendo al consumidor; alivió las cargas y obligaciones de los pobres, clasificó al pueblo en función de sus ingresos y no por su riqueza; impulsó la democracia a través de sus reformas políticas y puso armonía en la ciudad a la que dio una Constitución política más democrática.

Pisístrato (612-527 a.C.), tirano ateniense, impulsó una política favorable a los amigos de la democracia y debilitadora de sus enemigos; prestó dinero a los agricultores; tuvo un gobierno de más de treinta años, llegando a ser desterrado por dos oportunidades. Era un eupátrida (rico, dueño de la mayor parte de las tierras); puso remedio al entronizamiento de los primeros tiranos de Atenas; consiguió que la Asamblea Popular se reuniera una vez al año y en sesión especial para tratar y examinar, previsoramente, el peligro de la tiranía.

Clístenes, político ateniense, abuelo de Pericles, fue jefe de un gobierno demócrata, impidió la reacción de los aristócratas al no erigirse como tirano. Gracias a él Atenas se convirtió en la primera democracia de la historia de la humanidad, pero lamentablemente fue una de las primeras víctimas del ostracismo que él mismo había instituido como ley.

Grecia, en el siglo V antes de Cristo, fue el siglo de Pericles, el siglo de las grandes victorias griegas sobre los persas, el siglo de los tres grandes trágicos griegos: Sófocles, Esquilo y Eurípides; el siglo del inigualable artista plástico Fidias; el siglo de Temístocles, Aristófanes, etc., pero ante todo fue el siglo del genial Sócrates.

En el año 500 antes de Cristo, Atenas gozaba de una vida democrática, mientras que Esparta estaba vinculada al régimen de la oligarquía conservadora.

Durante el período clásico de Grecia antigua, el partido democrático encuentra un vigoroso líder en Pericles (499-429 a.C.), quien asciende a la jefatura política ateniense en el año 461 antes de Cristo. Estadista y orador griego, aristócrata de nacimiento, pero de convicciones democráticas, Pericles logró desarrollar culturalmente a la ciudad de Atenas y gobernarla durante cuarenta años. Protector de las letras y las artes, sus compatriotas atenienses lo honraron con el sobrenombre de Olímpico.

La guerra del Peloponeso, entre el 431 404 antes de Cristo, enfrenta a los atenienses y los espartanos. Esta larga guerra concluye con la derrota definitiva de la escuadra ateniense en Egos Optamos.

“Al concluir las guerras médicas refiere Enrique L. Dóriga- con las victorias de los griegos sobre los persas en las batallas de Maratón (490 a.C.), Salamina (480 a.C.) y Platea (479 a.C.), Atenas se convirtió en la primera de las ciudades griegas, gracias sobre todo a Pericles (+429 a.C.), que embelleció la ciudad (Partenón), alentó las letras (Sófocles) y las artes (Fidias) y fomentó la participación de todos los ciudadanos, incluso los menos pudientes, en el gobierno a través de las asambleas, estableciendo así la primera auténtica democracia, que ha quedado como prototipo de las actuales. A fin de que los ciudadanos atenienses pudiesen dedicarse a la política, al teatro, a la filosofía, en una palabra, a las actividades liberales, instituyó un subsidio de un óbolo diario (luego fue de tres), moneda de plata de 9,72 gramos. Esto permitió a los atenienses gozar de la schola (escuela) u ocio, necesario para el cultivo del arte, de las letras y de la política; y despreocuparse de los afanes cotidianos por la vida (los neg-ocios, la negación del ocio). De aquí nació la costumbre de deambular por las calles y plazas, sobre todo por el ágora, a la caza de la última noticia y de la última novedad literaria o filosófica…” (Lecciones de filosofía).

Episodios en los que participó Sócrates, de manera directa o indirecta, están constituidos por el desastre de Salamina, la tiranía de los Treinta tiranos y la restauración de la democracia.


La situación social

Durante el período clásico los ciudadanos atenienses se dividían entre el partido oligárquico, que comprendía a los descendientes de los antiguos nobles, y el partido democrático integrado por los campesinos pobres y los ciudadanos que trabajan en la ciudad en condición de artesanos o de comerciantes.

La mayoría de los habitantes del Ática no formaban parte del pueblo ateniense. Muchos hombres libres no eran ciudadanos, particularmente los descendientes de familias extranjeras. Los extranjeros establecidos en Ática se llamaban metecos, tenían derechos limitados: no podían comprar fincas, no podían casarse con mujer ateniense, ni presentarse en la Asamblea o los tribunales. Sólo los ciudadanos conformaban el pueblo ateniense y lo eran los hijos de un ciudadano y de una ciudadana.

En Atenas, la mayor parte de la población eran esclavos (cada uno de los ricos poseían en algunos casos más de cien esclavos), quienes se dedicaban a todas las ocupaciones manuales, ocupaciones que eran consideradas indignas de un hombre libre. Los esclavos trabajaban como sirvientes domésticos, no tenían ningún derecho en la sociedad, eran maltratados y sometidos a las órdenes de sus dueños y a quienes obedecían ciegamente, el dueño sólo les daba de comer, se guardaba el total del producto de su trabajo y podían ordenarles trabajar como mejor querían, privarles de alimento, azotarlos, marcarlos con hierro candente. Los esclavos no disponían de su propia persona, se sublevan frecuentemente, y la ley sólo prohibía matarlos.

Las mujeres y los hombres atenienses usaban el mismo vestido siempre sencillísimo, una larga túnica de hilo denominado quiton, especie de camisón que caía hasta los pies, sujetado por un cinturón. Y para salir a la calle se ponía por encima de la túnica un manto de lana con pliegues, llamado el himation. Vivían en habitaciones pequeñas y sin ventanas. Los hombres retornaban a sus hogares sólo para dormir. Las mujeres vivían encerradas en el gineceo o alojamiento de las mujeres, lugar donde permanecía con sus esclavas, saliendo de vez en cuando sólo en épocas de las fiestas religiosas.


La situación económica

La base de la economía de la antigua Grecia era la agricultura y la explotación de los esclavos, que eran la mayoría entre los explotados y estaban excluidos de la actividad política. La economía ocupaba también a personas libres. Así se produce una lucha de clases entre deudores y acreedores, los campesinos luchaban por la reforma territorial y la anulación de las deudas. Con el correr del tiempo el comercio de esclavos fue la actividad más remunerativa e inclusive se llegó a alquilar esclavos.

En Ática los pequeños agricultores vivían con el producto de la agricultura, ayudados por uno o dos esclavos. Se cultivaba la cebada y el trigo y se importaba más grano de lo que se producía.

La economía griega mantuvo la convivencia entre esclavos, ciudadanos libres y extranjeros o metecos.

Durante el siglo V por el puerto de Ática circulaban las mercancías del antiguo Oriente, Etrutia y la Magna Grecia y los productos agrícolas y mineros del Mar Negro, Tracia, Sicilia e Italia. Atenas pagaba sus importaciones con aceite de oliva, vino, artículos manufacturados y plata procedente de sus minas o con el dinero que procedían de los tributos que pagaban los súbditos del imperio.

Jurgen Kuczynski, en su Breve historia de la economía, siguiendo el desarrollo de la sociedad griega desde el siglo VII hasta el IV a.C., encuentra una serie de factores permanentes que son los que determinan su carácter: empleo de esclavos, fuerte dependencia de la importación de artículos alimenticios, considerable exportación de productos industriales y en algunas partes preponderancia del comercio sobre el resto de la economía. Por otra parte, observa una serie de transformaciones que representan un gran progreso: creciente diferenciación y división del trabajo, creciente mejoramiento del nivel técnico, repetidas tentativas de resolver las contradicciones cada vez más vivas del sistema económico con reformas y medidas estatales.

La guerra del Peloponeso (431-404 a. C.) fue desastrosa para la vida económica de Atenas y trajo consigo la crisis y el debilitamiento de la democracia esclavista ateniense y la miseria se extendió por toda la Hélade.

“Atenas agonizaba bajo los treinta tiranos, -indica Leopoldo Baeza y Acevez-, dictadura impuesta por Esparta, y a pesar de que Trasíbulo logró liberar a su patria, la corrupción moral era tan grande, que los atenienses, incapaces de comprender las virtudes morales, iban a marcharse para siempre condenando a muerte a un gran filósofo” (Ética).

Sócrates atribuye como causas del desmoronamiento material, espiritual y moral de Atenas:
la negativa influencia de los filósofos y sofistas;
el relativismo;
el escepticismo;
el cosmopolitismo;
las críticas a las leyes y costumbres de la ciudad;
los procedimientos educativos que destruían los principios de la ciencia y de la moral;
la desorientación de la juventud;
la lucha de egoísmos insolidarios;
la negación de los derechos del ciudadano ateniense;
el abuso del poder gobernante.

Posteriormente, con el gobierno de Pericles, Atenas logra su máximo apogeo no sólo económico sino también cultural y político.


La situación política

El pueblo ateniense se reunía cuando menos tres veces al mes en Asamblea para deliberar y votar, hasta el siglo V en la plaza del mercado o ágora y desde este siglo en el Pnyx o plaza con gradas talladas en la roca de una colina. En una plataforma de piedra, estaban los magistrados para presidir la Asamblea. La reunión popular empezaba con una ceremonia religiosa presidida por sacerdotes. El presidente en nombre del Consejo de los Quinientos miembros, exponía loas asuntos importantes a tratar, elegidos previamente. Los acuerdos se sancionaban alzando las manos. Las proposiciones acordadas se convertían en decretos, consignando en cada asamblea los nombres del presidente, del secretario y del ciudadano que había presentado la proposición.

Funcionaban los tribunales de justicia o Asamblea de justicia (denominada Heliea), presidido por magistrado y que constaba de 500 miembros. Los litigantes hablaban por turnos durante un tiempo determinado, bajo control de un reloj de agua, debiendo hablar solamente durante el tiempo que caía el agua, pero no más. Los jueces deliberaban depositando en una urna piedrecillas blancas o negras.
Atenas gozaba de una Constitución política democrática que los aristócratas lo criticaban mucho. En el año 404 se impone la dictadura de los Treinta Tiranos. Sócrates no participaba activamente en política. En el año 399, los ciudadanos atenienses Melito, Anito y Licón acusan a Sócrates de tres delitos: impiedad; no respetar a los dioses de la ciudad e introducir nuevos dioses; y de corromper a la juventud. Y al no convencer a sus acusadores Sócrates es condenado a muerte por decisión de los magistrados.

Sócrates vivió en una época turbulenta, bajo la tiranía de los Treinta, que según Jenofonte le prohibieron enseñar la retórica.

La democracia de Atenas era una democracia directa, no representativa, es decir los ciudadanos tenían la posibilidad de participar directamente en las deliberaciones y decisiones públicas, a través de los tribunales públicos y de las asambleas populares. La mujer casi no tuvo participación política.


La situación educativa

Atenas fue la ciudad central donde la educación griega alcanzó su mayor esplendor. Casi la totalidad de niños recibían educación primaria, desde los 6 hasta los 15 años, en las disciplinas de literatura, música y atletismo.

Los hijos de familias acomodadas realizaban estudios de educación secundaria, que incluía las disciplinas de matemáticas, ciencias, literatura, ciencias políticas y filosofía.

A los 18 años, la juventud prestaba dos años de servicio militar, y luego podían seguir recibiendo clases de los sofistas, de la Academia de Platón o del Liceo de Aristóteles, o se dedicaban a dialogar en la plaza del mercado, a cultivar las artes, el deporte en el gimnasio y a cumplir sus deberes cívicos y políticos. A esta edad el joven ateniense empezaba su servicio militar, aprendía a manejar las armas del hoplita y prestaba servicios de guarnición a las fortalezas, para después de estos dos años de servicio ser admitido entre los ciudadanos.
Los maestros eran pagados por los padres de los estudiantes. En las familias adineradas, el padre confiaba su hijo a un pedagogo o preceptor para cuidar de él.

La educación ateniense centraba su interés, fundamentalmente, en el desarrollo de la mente, del espíritu y del cuerpo, es decir en los poderes físicos y mentales del ser humano.


La filosofía griega

Sócrates, Platón y Aristóteles constituyen los tres grandes pensadores de la época de oro de la filosofía grecorromana, que se inicia en el siglo VI antes de Cristo y concluye con la caída de Roma (476 después de Cristo, cuyas obras ejercen una enorme influencia hasta nuestros días. Platón, insigne discípulo de Sócrates, a través de sus Diálogos inmortalizó a su maestro.

La filosofía antigua puede dividirse, siguiendo a Windelband, en dos períodos: el griego y el helenístico-romano. El período griego abarca desde las primeras investigaciones de los filósofos presocráticos hasta Sócrates, Platón y Aristóteles, teniendo por característica básica la especulación sobre el mundo y la vida humana y el de ser un período cosmológico, antropológico y sistemático.

La filosofía anterior a Sócrates había estado dominada por la filosofía de la naturaleza (Física). Pero también interesaba saber cuál era el origen del universo (Cosmogonía), qué es el universo y cuáles eran sus problemas (Cosmología). Una serie de filósofos presocráticos tratan de explicar el origen y la esencia de todas las cosas a través de algunos elementos como los siguientes: el agua o la humedad (Tales de Mileto); el aire (Anaxímenes de Mileto); el apeirón (Anaximandro de Mileto); el fuego (Heráclito de Éfeso); los números (Pitágoras de Samos); un dios único (Jenófanes de Colofón); el agua, la tierra, el fuego y el aire (Empédocles de Agrigento); las homeomerías (Anaxágoras de Clazomenes); la razón (Parménides de Elea), el átomo y el vacío (Demócrito de Abdera); la materia (Protágoras de Abdera), entre otros.
La filosofía presocrática marca el hito de partida de la filosofía hacia el siglo VI antes de Cristo. Pero ocurre que los filósofos presocráticos en lugar de empezar por el análisis de los detalles y luego arribar a las cuestiones más generales, proceden haciendo todo lo contrario y encaran de lleno el problema universal y se valen de hipótesis que creen resolverlos con una sola fórmula de orden material. Así se preguntan de qué está hecho el mundo; cuál es la única causa de todos los fenómenos; cuál es la substancia común de donde salen y adónde vuelven todos los seres.

El período presocrático está lleno de escuelas filosóficas. Estas escuelas van a darnos, a su manera, una explicación sobre el principio único del cual se derivan todas las demás cosas. Así tenemos la Escuela Jónica, Escuela Itálica o Pitágorica, Escuela Eleática, Escuela Atomista y la Escuela Sofística.

Sócrates inicia el período de florecimiento de la filosofía griega, impulsando como objeto de su filosofía a la ética y el arte de vivir teniendo como fin principal el hombre y su felicidad.

Durante la época de Sócrates, el hombre se convierte en el centro de la meditación filosófica; la filosofía se torna antropológica. Por primera, vez en la Grecia antigua, se escuchan preguntas enteramente filosóficas planteadas por Sócrates como las siguientes: ¿Qué es el hombre? ¿De qué está constituido el hombre? ¿Cuál es la razón de la existencia del hombre? ¿Qué destino lo espera al hombre? ¿Cuáles son sus deberes? ¿Qué debe hacer para un buen vivir? ¿En qué consiste la felicidad del hombre? ¿El hombre es sólo cuerpo o también es alma? ¿Dónde debemos encontrar la verdad sobre nuestra vida? ¿El hombre comete actos malos e injustos llevados por la sabiduría o por la ignorancia?

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