TEORÍA ISLÁMICA ACERCA DEL HOMBRE
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
El lenguaje religioso del islamismo es un lenguaje simbólico y multifacético, es decir, que expresa significados a través de símbolos e imágenes que pueden ser comprendidos por distintos tipos de hombres y de generaciones.
En la concepción del Islam sobre el hombre, el hombre debe obrar en la tierra como el Jalifa (representante o vicerregente) de Allah (el más grande y más elevado de todos los seres, creador de Adán y Señor del cosmos), la misma misión que Allah tiene en el cosmos.
En tres pasajes del libro “El Corán” se menciona la materia de la que se creó el hombre. Primero emplea la expresión «como un barro de olleros», es decir, barro seco, sedimento. Entonces “El Corán” dice «he creado al hombre de barro pútrido», félida y maloliente tierra, y finalmente usa el término tin, que significa cieno. Entonces, primero Allah creó a su Jalifa de barro seco, y después lo insufló algo de Su Espíritu en el barro y el hombre fue creado. Resulta, entonces, que el hombre es un compuesto de cieno y de espíritu divino, una criatura bidimensional, o con naturaleza dual, opuesta a los demás seres que son unidimensionales. El hombre está compuesto de dos elementos contradictorios: cieno y Espíritu de Allah, y es cada hombre dotado de sus dos dimensiones el que debe decidir entre el descender al polo del cieno sedimentario que existe en su ser, o ascender al polo de la exaltación, de Allah y Su Espíritu, hasta que, finalmente, elige uno de los dos polos como determinante para su destino.
Según el Islamismo el hombre sabe ciertas cosas que los ángeles no saben, cuyo saber da al hombre una superioridad con respecto a los ángeles, a pesar de la superioridad de los ángeles ante el hombre en lo referente a la raza y el origen. En otras palabras, la nobleza y dignidad del hombre proviene de su conocimiento y no de su linaje. Eva fue creada de la misma naturaleza que el hombre.
El hombre a causa de su voluntad obtiene la superioridad sobre las demás criaturas del mundo. El hombre es el único ser capaz de actuar contra su propio instinto natural, algo que no pueden hacer los animales y vegetales. Sólo el hombre es capaz de rebelarse contra el destino para el que fue creado y actuar contra los propios dictados de la bondad y la virtud, puede actuar de acuerdo o en contra de su inteligencia.
El hombre como posee voluntad, adquiere cierta responsabilidad. Así el hombre es responsable de su destino, del cumplimiento de una misión divina en este mundo, es el depositario de la Voluntad de Allah en el mundo y la naturaleza. Gracias a las instrucciones de Allah, el hombre obtiene el acceso a las verdades existentes en el mundo. La sociedad humana es responsable de su destino. El hombre tiene una gran responsabilidad ante Allah y en el mundo para construir su destino precisamente porque tiene el libre albedrío.