EL CEREBRO HUMANO Y EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
El
filósofo griego Aristóteles inició su obra “Metafísica” señalando que “Todos
los hombres tienen naturalmente el deseo de saber”, como expresión de la
natural inclinación del hombre por descubrir la parte buena y la verdad de las
cosas o aproximarse a ellas y así desentrañar y solucionar los problemas de la
vida humana, del universo y lograr su realización plena.
El hombre
tiene una antropine physei
(naturaleza humana) y un ethos (naturaleza
moral); el hombre es un ser cognoscente,
un ser investigador y un ser ético, precisamente porque es capaz de
conocer e investigar la realidad a la luz de los valores y principios éticos,
haciendo uso de la filosofía moral o filosofía práctica.
Todo ser
humano tiene un cerebro compuesto por dos hemisferios, el izquierdo y el
derecho. A través del hemisferio
izquierdo se controla el discurso, la lengua, la escritura, la lógica, las
matemáticas, la ciencia y el pensamiento lineal. El hemisferio derecho controla la música, el arte, la creatividad, las
opiniones, las emociones y aquí radica el pensamiento holístico (busca
totalidades, agrupación de unidades en lugar de fragmentaciones).
A la hora
del nacimiento del individuo el cerebro pesa 350 gramos aproximadamente; y
cuando logra su pleno desarrollo llega a pesar un promedio de 1,380 gramos. El
tamaño del cerebro es proporcional al tamaño corporal de la persona.
El
desarrollo del cerebro empieza a finales del primer mes del desarrollo prenatal
y durante el segundo trimestre se forman la mayoría de las neuronas que el individuo
tendrá a lo largo de su existencia. Se estima que el cerebro tiene 100,000
millones de neuronas; estas neuronas, conectadas entre sí, son capaces de
procesar hasta 200,000 millones de bits de información sensorial.
Durante la
niñez y la adolescencia ocurre la denominada “poda sináptica” que consiste en
que las neuronas que no se usan son desechadas sin causar ningún daño; el
cerebro continúa su desarrollo en menor grado durante las etapas de la juventud
y la adultez.
En el
transcurso de nuestra existencia los seres humanos hacemos uso de diferentes
clases de conocimiento con el fin de investigar, analizar, comprender,
describir y explicar los hechos, fenómenos y problemas de la realidad natural o
social. Son clases de conocimiento: el conocimiento vulgar (sentido común), el
conocimiento mítico-religioso, el conocimiento empírico, el conocimiento
filosófico, el conocimiento teológico y el conocimiento científico. Este último
tipo de conocimiento es lo que nos interesa o preocupa y es parte de la presente
conferencia relacionada con la ética y la investigación.
El conocimiento científico
El
conocimiento científico es el producto de la actividad intelectual del ser
humano, de la aplicación de métodos, técnicas y procedimientos científicos que
conllevan a la contrastación entre un modelo teórico (teoría) y los datos
empíricos obtenidos de la realidad y que permiten evaluar la validez y
aplicabilidad de los nuevos conocimientos científicos adquiridos.
“Un
conjunto de hipótesis válidas forma una teoría
válida; un conjunto de teorías válidas forma una ley; un conjunto de leyes válidas constituye una ciencia” señala Baena Paz[1].
El hombre
poseído de conocimiento científico, tras la aplicación del método científico,
es capaz de explicar los hechos y fenómenos de la realidad natural y social por
sus causas reales o probables y leyes que los rigen. Por ejemplo: la ocurrencia de un sismo o de un terremoto se
explica a causas internas y fallas en las capas geológicas y su grado es medido
a través de un instrumento científico: el sismógrafo.
El
conocimiento científico es producto de la investigación científica, de la
aplicación de los métodos científicos de observación, razonamiento y
experimentación, tras permanente verificación y formulación de teorías, para
dar respuesta a las múltiples y variadas preocupaciones, intereses y
necesidades del ser humano, para comprender, interpretar, explicar, dominar y
transformar la realidad.
El
conocimiento científico es el conjunto de conceptos, ideas y teorías que
describen, explican y predicen una serie de propiedades, principios, relaciones
y leyes de los fenómenos y procesos de la realidad natural o social, logrados a
través de la aplicación de métodos, técnicas, procedimientos e instrumentos
científicos con el fin de producir nuevos conocimientos y solucionar
determinados problemas.
Al
respecto Mario Bunge[2]
manifiesta: “el conocimiento científico es, por definición, el resultado de la
investigación realizada con el método y el objetivo de la ciencia” (“La
investigación científica”, Barcelona, Ariel, 1972: 189).
Sobre el
conocimiento científico, a manera de resumen, podemos manifestar lo siguiente:
a) Es
una forma particular de saber o de conocer que se funda en los elementos
siguientes: hechos, principios, hipótesis, leyes y teorías.
b) Es un
conjunto sistematizado de conocimientos.
c) Parte
de la observación empírica, racional y planificada de los hechos o fenómenos
que se encuentran en una realidad concreta, vuelve a los hechos y trasciende
los hechos.
d) Responde
a las preguntas: ¿cómo es el hecho o fenómeno observado? y ¿por qué es de una o
de otra manera?
e) Está
orientado a la obtención de nuevos conocimientos y a la solución de
determinados problemas de la realidad.
f) Utiliza
como medios de conocimiento: lenguajes, conceptos, categorías, equipos e
instrumentos científicos, métodos, técnicas y procedimientos científicos.
g) Concluye
en una serie de generalizaciones, hipótesis, interrogantes, conclusiones,
recomendaciones y teorías.
h) Es
producto de la actividad intelectual del sujeto y de la interrelación de
sujeto, objeto y hecho, dentro de un determinado espacio y tiempo.
i) Se
expresa a través de un juicio o enunciado proposicional.
j) Abarca
aspectos parciales de la realidad natural o social, cuya validación de
hipótesis es de carácter probabilística, verificable y comunicable.
k) Concluye
en una serie de generalizaciones, hipótesis, interrogantes, conclusiones,
recomendaciones y teorías.
Para que
el conocimiento de la realidad sea científico, indica Carlos E. Méndez A.[3],
es necesario definir los requisitos para tal fin, esto es:
1. Que
identifique las características, propiedades y relaciones de los objetos sobre
los cuales se construyen las proposiciones teóricas (leyes).
2. Que
haga uso de un lenguaje en la formulación de sus proposiciones.
3. Que se
apoye en la lógica para la construcción de su teoría.
4. Que
acuda al método científico en la validación de sus teorías, lo cual supone la
aplicación de procesos de observación, experimentación, inducción, análisis y
síntesis.
Caracterización del conocimiento científico
El
conocimiento científico se caracteriza por ser: analítico, aplicativo,
comunicable, crítico, específico, explicativo, fáctico, metódico, predictivo,
producto de la investigación, provisional, racional, sintético, sistemático,
transformador, uso del lenguaje científico y verificable.
Analítico: El conocimiento científico
es posible al descomponer el todo en sus elementos o partes, con fin de
descubrir el «mecanismo interno» de los mismos, conocerlos y explicarlos a
profundidad. Con los términos del psicólogo y pedagogo suizo, Jean Piaget,
diríamos que a través de esta característica se «Busca explicar la apariencia o
movimiento externo de la realidad a través de la captación de su esencia o
movimiento interno».
Aplicativo: El conocimiento científico
busca las leyes de la realidad y las aplica, con el fin de encontrar la verdad
y solucionar determinados problemas.
Comunicable: El conocimiento científico
comunica hechos, informaciones y
problemas relevantes utilizando el lenguaje científico. Al respecto, A.
Guilherme Galliano, en su obra « O método científico. Teoría e Prática»,
señala: «La comunicabilidad del conocimiento científico es particularmente
posible gracias a la exactitud y a la claridad con que tienen que ser
formuladas, condiciones indispensables para la comprobación y la verificación
de sus datos e hipótesis».
Crítico: «Se refiere a la necesaria
habilidad para percibir los hechos de una situación a pesar de las apariencias
externas, de las opiniones dominantes o de los deseos personales...» (Jeannette
Abouhamad H., «Apuntes de métodos de investigación en ciencias sociales»).
Específico: El conocimiento científico
se refiere a una parte de los objetos, hechos, fenómenos, situaciones o
problemas de la realidad natural y social.
Explicativo: El conocimiento científico
intenta explicar las causas, las relaciones, las consecuencias, el origen, el
proceso y el desarrollo de los hechos, fenómenos o problemas en términos de
leyes naturales y leyes sociales y expresarlos en sistemas simbólicos relativamente
integrados (abstracciones).
Fáctico u objetivo: El conocimiento
científico parte de los hechos tal como son, los respeta y vuelve a ellos
(Bunge), se apoya en los hechos que directamente puede observar de manera
imparcial e independiente de sus intereses personales, superando sus
limitaciones subjetivas.
Metódico: El conocimiento científico tiene pretensión de
validez y utiliza la reflexión, los razonamientos lógicos y procedimientos
técnicos. El conocimiento científico posee un conjunto de normas, reglas,
prescripciones, técnicas o métodos, que son utilizados en la planificación del
trabajo de investigación, en el planeamiento de observaciones y experimentos,
en la interpretación, la explicación y la definición de sus resultados. Entre
los métodos científicos figuran: método de observación, método de
experimentación, método inductivo, método deductivo, método estadístico, método
analógico, método dialéctico, entre otros.
Predictivo: El conocimiento científico
«trasciende la masa de los hechos de experiencia, imaginando cómo puede haber
sido el pasado y cómo podrá ser el futuro» (Bunge). Este tipo de conocimiento
tiene la finalidad de predecir y explicar el comportamiento de los hechos,
fenómenos o problemas.
Producto de la investigación: El conocimiento
científico es producto de la rigurosa investigación científica y está al
servicio del progreso de la humanidad, de la ciencia, la educación, la cultura
y la tecnología.
Provisional: Los resultados del
conocimiento científico no son definitivos ni inmutables, son más bien
provisionales y mutables.
Reflexivo o racional: Los conocimientos
científicos se fundan en la razón («razonamiento de la causa», diría el
filósofo griego Platón; y está compuesto de enunciados correlacionados en forma
lógica. Y decimos que es reflexivo, porque el hombre lo adquiere en forma
consciente, intencional o deliberada, procurando despojarse de todo
«subjetivismo», es decir, de sus ideas, modos de ver e interpretar las cosas,
de sus pasiones, sentimientos y prejuicios.
Sistemático u ordenado lógicamente: El
conocimiento científico está organizado y conectado de manera lógica entre sí;
se apoya en la lógica para la construcción de un sistema de ideas o de sus
propias teorías.
Sintético: El conocimiento científico
es la reconstrucción del todo en términos de sus partes interrelacionadas, de
los efectos a las causas, de las consecuencias a los principios.
Transformador: El conocimiento
científico es un eficaz instrumento de dominio y de transformación científica
de la realidad natural y de la realidad social.
Uso del lenguaje científico: En el
conocimiento científico se usa el lenguaje científico para la formulación de
las proposiciones, principios, hipótesis, leyes y teorías.
Verificable: El conocimiento científico
es comprobable, es decir, tiene propiedades que a través de medios y métodos
científicos permiten establecer el grado de certidumbre y de exactitud de los
conocimientos. El conocimiento científico se verifica a través de la
experiencia sensible (los sentidos), aceptando
sólo aquello que se adecua a la realidad.
[1] Baena Paz, Guillermina. Instrumentos de investigación. Manual para
elaborar trabajos de investigación y tesis profesionales. Editores
Mexicanos Unidos, S.A., México, 6ª. Edición, 1981, p.9.
[2] Bunge, Mario. La investigación científica, Barcelona,
Ariel, 1972, p.189.
[3] Méndez A., Carlos E. Metodología. Guía para elaborar diseños de
investigación en ciencias económicas, contables y administrativas.
McGrawHill, Colombia, 1995.