PÉRÚ:
FORJEMOS CIUDADANOS ÉTICOS PARA LA GRAN
TRANSFORMACIÓN
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones Negrete
Cada nación tiene el
destino social, político, económico, educativo, cultural y moral que se merece.
El Perú se merece un futuro mejor. Pero lamentablemente cuenta con autoridades,
funcionarios, empleados en los poderes del Estado y personajes políticos que
llevados por su “voluntad de poder”, practican una ética hedonista, permisiva,
utilitarista y de situación, según los dictados del “libre mercado” y de los
“intereses creados”. Si viviera Nietzsche ya los hubiese etiquetado con “la
moral de los señores”.
Los medios de
comunicación, frecuentemente difunden declaraciones de políticos, parlamentarios,
ministros y hasta de presidentes de la República, sobre la necesidad de
moralizar a fondo los poderes del Estado. Está muy bien como intención y
propósito, aunque del dicho al hecho hay mucho trecho. Lo malo está en que no preguntan
lo que alguna vez dijo el fundador y jefe del Apra, Víctor Raúl Haya de la
Torre: ¿QUIEN MORALIZA A LOS MORALIZADORES? Y olvidan, además, la respuesta
principal: LA MORALIZACIÓN DEBE EMPEZAR POR LOS MORALIZADORES.
En cuestión de política
moralizadora, ver la paja en el ojo ajeno y no la viga que se lleva dentro, no
concuerda con los lineamientos de una verdadera ÉTICA POLÍTICA. Es necesario,
ante todo, tener autoridad moral para juzgar a los demás. En ética, la prédica
vale poco; vale más, el ejemplo de ser persona moral a través de la praxis de
los principios y valores éticos. La prédica, persuade. El ejemplo, arrastra
voluntades, corazones y acciones edificantes.
El Perú se merece un gran
cambio. El Perú debe cambiar, puede cambiar, esperemos que cambie. Sólo merece
el rango de noble la vida peruana de hoy que tiene un mañana ético. Para que
esto ocurra se necesita de unión entre los peruanos, se necesita de profundos
cambios en la educación nacional. La educación de calidad debería formar CIUDADANOS
ÉTICOS, no ciudadanos virtuales, menos aún ciudadanos de la cintura para abajo.
El Perú requiere de
ciudadanos con independencia de criterio, con visión de futuro, con alta dosis
de solidaridad y sensibilidad social demostrada, con espíritu de cooperación, igualdad
y justicia a toda prueba, con amor y cultivo de la verdad poliédrica, con espíritu
democrático comprobado, con fiel respeto y defensa de la dignidad de las
personas, el estado de derecho y los derechos humanos.
El Perú requiere, además,
de ciudadanos con demostrada lealtad ideológica y partidaria, para no
tropezarse con los “tránsfugas políticos” y “vientres de alquiler”, por ser estos
últimos mal ejemplo para la política científica y la democracia.
Urge contar con una moral liberadora, con ciudadanos éticos y con una educación ética, dialógica, de paz y de
calidad, desde la cuna hasta la tumba. No necesitamos para nada “moral de
señores”, menos aún “moral de esclavos”.
No más ética ciega
centrada en falsos valores y unida a intereses lucrativos, a la acumulación de
mayor riqueza y bienestar para grupos de poder económico. No más ética ciega, centrada
en el individuo egoísta, en el mercado y el dinero de ilícita fuente como
absolutos.
Cuando el Perú cuente con
ciudadanos formados éticamente y con una legislación
severa en las sanciones, el porcentaje de corrupción se habrá reducido a su mínima
expresión.
Lima, 27 de diciembre de
2024.