LA ÉTICA DEL INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO EN LA SOCIEDAD GLOBAL (VI)
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones Negrete
Ubicación de la Ética en las clases de Ciencias
De la
revisión realizada a la literatura existente sobre la clasificación de las
ciencias por diversos autores, entre ellos Aristóteles, Schopenhauer, Bain,
Locke, Thompson y otros, podemos ubicar a la Ética dentro de las ciencias
prácticas, ciencias empíricas, ciencias concretas, ciencias normativas y
ciencias filosóficas y que lo presentamos en el siguiente cuadro:
Ubicación de la Ética en las clases de
ciencias |
|||||
|
|
||||
|
Autores |
|
|
Ubicación tipo de ciencia |
|
Aristóteles
|
Ciencias
prácticas |
||||
Arturo Schopenhauer
|
Ciencias
empíricas o ciencias a posteriori |
||||
Alexander
Bain |
Ciencias
prácticas |
||||
John
Locke |
Ciencias
prácticas |
||||
J.A.
Thomson |
Ciencias
concretas |
||||
Otros
autores |
Ciencias
normativas |
||||
Ciencias
filosóficas |
|||||
Ciencias
formales |
|||||
Expliquemos cada una de las clases de ciencias
mencionadas:
Ciencias normativas: Conjunto de
ciencias que tratan de averiguar cómo son las cosas, de descubrir la manera
correcta de hacer las cosas o de pensar, de explicar cómo deben ser las cosas y
de mejorar las cosas. Son ciencias que tratan de establecer las normas o
patrones de conducta del ser humano.
Forman parte de las ciencias normativas: Estética, Ética, Filosofía,
Lógica, etc.
Ciencias filosóficas: Conjunto de
ciencias que tratan de explicar lo que es el hombre, los valores en general,
los deberes y derechos del hombre, el proceso dialéctico, el conocimiento, el
pensamiento, la historia, la cultura y el ser en su esencia y existencia.
Forman
parte de las ciencias filosóficas: Antropología filosófica, Axiología,
Deontología, Dialéctica, Ética, Estética, Filosofía, Filosofía de la cultura,
Filosofía de la educción, Filosofía de la historia, Filosofía de la ciencia,
Gnoseología, Lógica y Ontología.
Ciencias formales: Conjunto de ciencias
que estudian los procesos lógicos y matemáticos (cuyo objeto de estudio no es
el mundo, la realidad físico-natural, sino formas vacías de contenido), pero
cuyos conocimientos pueden ser aplicados a dicha realidad físico-natural. Las
ciencias formales trabajan con formas, es decir, con objetos ideales, que son
creados por el hombre, que existen en su mente y son obtenidos por abstracción.
Forman parte de las ciencias formales: Filosofía, Lógica, Matemática, Cálculo,
Ética, Computación.
Ciencias prácticas: Conjunto de
ciencias que tienen por finalidad estudiar y dirigir las acciones del hombre durante
su existencia, sea en su vida personal o colectiva. Forman parte de las
ciencias prácticas:
Arquitectura,
Economía, Estética, Ética, Historia,
Política, entre otras.
Ciencias empíricas: Las ciencias empíricas son conjuntos sistemáticos de
conocimientos, coherentes y racionales, con los que se ofrece una explicación
de las causas de los fenómenos y de las leyes por las que se regulan,
explicación que es contrastable con la experiencia. El método por excelencia de
las ciencias empíricas es el método hipotético-deductivo.[1]
Son conjunto de ciencias respaldadas por la investigación experimental y que
muestran datos concretos, y dan valor a la observación como método de
conocimiento con el fin de encontrar las causas de los hechos o fenómenos
físicos y psíquicos y de los efectos o consecuencias que producen y de
establecer leyes universales. Forman parte
de las ciencias empíricas o ciencias a posteriori: Anatomía, Botánica, Derecho,
Ética, Física, Fisiología, Geología, Historia, Mineralogía, Psicología, Química,
Zoología y Zootomía.
La Ética en la Investigación Científica
La
filosofía está conformada por diversas disciplinas, entre ellas la ética, la
lógica, la estética, la axiología, la deontología, la epistemología, la
gnoseología, la metodología, la metafísica y la bioética.
El hombre
en el transcurrir de su existencia va forjándose una concepción ética de la
vida y de sí mismo, en la búsqueda de la verdad, del amor, de la unión
pacífica, del bien y del ejercicio pleno de su libertad.
Vale la
pena recordar que históricamente la ética ha recibido diferentes denominaciones:
Filosofía moral (Séneca), Deontología o teoría del deber (Jeremías Bentham),
Axiología o teoría de los valores (Max Scheler) y Teoría de las costumbres
(Manuel Kant).
Desde que
el hombre se agrupó en sociedades tuvo necesidad de contar con normas, disposiciones,
reglas, principios o valores que le permitieran regular su conducta en sus
relaciones con los demás miembros de la comunidad.
No
olvidemos que los seres humanos por naturaleza son seres imperfectos, pero
perfectibles en el transcurso de su existencia, siempre que usen adecuadamente
sus facultades cognitivas (pensamiento, razón, sentidos, intuición, memoria,
imaginación, inteligencia, voluntad, sentimiento y emoción), virtudes
intelectuales y éticas para perfeccionar sus naturalezas y conductas y alcanzar
el máximo bien (bienestar y felicidad).
El gran
filósofo griego Aristóteles llegó a distinguir entre virtudes éticas o morales
y virtudes dianoéticas o intelectuales. Las virtudes
éticas o morales, decía, se generan por hábitos (repetición de actos) y
costumbres y consiste en el dominio de la parte racional del hombre, regula las
relaciones entre los hombres y son perfectibles. Son virtudes éticas la
fortaleza, la templanza y la justicia. Aristóteles decía que sólo practicando
la justicia podemos llegar a ser justos, y sólo podemos ser justos cuando
ejercitamos y aplicamos la justicia y lo convertimos en un hábito o costumbre
de nuestra conducta diaria. Por eso se dice que en la vida de los pueblos lo
acostumbrado es considerado como lo bueno, lo permitido, lo correcto. En cambio
lo no acostumbrado es lo malo, lo no permitido, lo prohibido, lo incorrecto.
Resulta así que la costumbre es la práctica repetida de una conducta; la
costumbre es un acto creador del derecho toda vez que “por la costumbre, lo que
es se convierte en lo que debe ser”.
En cambio,
la virtud intelectual o dianoética proviene
de la instrucción, enseñanza o educación. Son propias del intelecto (NOUS) o
del pensamiento (NÓESIS) y se caracteriza por ser aprendidas. Entre las virtudes
intelectuales o dianoéticas se consideran la inteligencia (sabiduría) y la
prudencia.
Sócrates
es el fundador de la Ética. Cicerón dijo alguna vez que Sócrates trasladó la
filosofía del cielo a la tierra, dedicándose a analizar y explicar los
problemas del hombre relativos a su conducta moral. Con la terminología de José
Ingenieros podríamos calificar a la moral de Sócrates de moral meliorista, en tanto y en cuanto fomenta la creencia activa
en la perfectibilidad del ser humano.
Sócrates
distinguió cuatro virtudes fundamentales en el ser humano: la sabiduría, la
templanza, el valor o la fuerza y la justicia, unidas todas ellas en una
perfecta armonía.
La ética
es una ciencia que forma parte de la filosofía. Estudia el comportamiento moral
del hombre en sociedad según determinados principios y valores normativos que establecen lo que está bien y
lo que está mal; es una ciencia que estudia, analiza, describe y explica los
hábitos, las costumbres, el carácter, la conducta moral, la conciencia moral,
los valores y problemas morales, la manera de ser del hombre en sus relaciones
con sus semejantes, en procura de un fin honesto y del bien común.
La ética
de la investigación es una ciencia normativa y práctica que se ocupa del Deber ser y Deber hacer del investigador. Está conformada por un conjunto de
reglas, proposiciones, principios, valores y leyes que permiten normar, regular
y orientar la conducta del investigador por el camino correcto, apropiado,
lícito, digno y justo, con el fin de alcanzar el bienestar individual y
colectivo.
La ética
de la investigación se aplica durante todo el proceso y desarrollo de la
investigación científica: elección del problema científico, diseño del
proyecto, revisión de la literatura, recolección y selección de datos, procesamiento
e interpretación de datos, redacción y corrección, evaluación de su utilidad,
publicación y aplicación de los resultados.
La ética
de la investigación tiene por objeto la moralidad
del acto, la experiencia moral, y
la conducta moral del investigador,
en sus relaciones con los demás miembros de la comunidad científica y de la
sociedad. Su finalidad es orientar al investigador en busca de su perfección
individual y del bien común; es forjar
una conducta recta, correcta, honesta, tolerante, sensible, solidaria,
cooperante, responsable, digna y justa para un buen vivir.
Los
aspectos éticos o las buenas prácticas del investigador científico tienen relación con todos los campos y áreas
de su quehacer profesional y actividad
científica. El comportamiento ético del investigador es un requisito para la
credibilidad de la ciencia y del propio investigador, para avanzar en la
excelencia de las investigaciones, mejorar la calidad, así como también
mantener óptimamente las relaciones con las instituciones, la sociedad y el
Estado.
La ciencia
moderna, aplicada a la investigación, da como resultado mayores logros a la
humanidad. Teniendo en cuenta que se vive en un mundo basado en la
investigación y gobernado por ideologías fundamentadas en la ciencia y en el
uso de instrumentos creados por la ciencia y la tecnología, es necesario ser
conscientes de que dichas ideologías e instrumentos pueden ser utilizados de
forma objetiva o subjetiva, o correcta e incorrectamente, es decir, de un modo
ético o no. Por este motivo, es importante hablar de una ética de la
investigación, es decir, de una investigación con conciencia. Una investigación
cuyos resultados sean correctamente utilizados, puntualiza Manuel Galán Amador.[2]
Estamos
viviendo en la era de la información y la comunicación, con cantidades de
información que fluyen a la velocidad de
la luz, que no pueden ser decodificadas a plenitud y que influyen positiva o
negativamente en la vida humana o en la conducta de las personas e
instituciones, por lo que el investigador necesita adoptar actitud cada vez más
crítica y analítica, para así lograr ser un buen investigador que satisfaga las
expectativas de las personas y sociedades del planeta.
No debe
olvidarse que las personas, la actividad científica y el investigador llegan a
corromperse cuando se ponen al servicio de los privilegios e intereses creados,
de la delincuencia y el terrorismo, de los dogmas y las ideologías extremistas,
del poder económico y político, de la degradación del medio ambiente, de la guerra
y el armamentismo, del narcotráfico, y de las mafias, así como también de las
teorías conspirativas e intenciones perversas..
El
investigador asume un comportamiento ético que se caracteriza por ser racional,
libre, consciente, voluntario y responsable de cuanto piensa, dice y hace;
responsable de sus causas y consecuencias. El investigador posee altos
estándares éticos en su comportamiento, en la actividad científica y al momento
de tomar decisiones éticas y resolver
los dilemas éticos.
La ética
de la investigación trata de minimizar las desventajas, los problemas o las
consecuencias negativas de los resultados de una investigación y trata de
maximizar las ventajas, los beneficios o los aportes positivos a favor de las
personas, instituciones, sociedades y la comunidad científica mundial.
Para que
una conducta sea ética en términos de investigación, el investigador deberá
responder, actuar e investigar correctamente, utilizando medios éticos y medios
lícitos, liberado de presiones, prejuicios y dogmas, liberado de intereses de
conflicto y de intereses monetarios.
La ética
en la investigación científica tiene que ver con la responsabilidad moral de
los investigadores acerca del uso que le dan a sus investigaciones, y a la
forma de desarrollar el proceso de la investigación, redactar el texto de los
proyectos y de las conclusiones.
“Las
últimas dos décadas – indican Martín Aluja y Andrea Birke- se han caracterizado
por un aumento en el reporte de violaciones a la integridad científica
(National Academy of Sciences, 1992; Steneck, 2000). La opinión generalizada
(e.g., Macrina, 2000; y Shamoo y Resnik, 2003) es que este incremento se debe a
factores tales como: a) aumento de científicos y académicos en proporción al
decremento de posiciones laborales en la industria, gobierno y academia; b)
recursos financieros limitados (competencia por proyectos, espacio físico,
equipo, técnicos, competencia por obtener reconocimiento o créditos, etc.); c)
presión por publicar que genera el síndrome conocido en los Estados Unidos como
“Publish or Perish” (Kleschick et al.,
2000; Bostanci, 2002; Shamoo y Resnik, 2003); d) evaluación del científico en
términos de la habilidad de éste por generar recursos y e) necesidad de cumplir
con cada vez más engorrosos requerimientos administrativos (Stanley-Samuelson y
Higley, 1997)...”
Estándares y principios éticos en la Ciencia
Carpi y Egger expresan: “Hoy día, la ética científica se
refiere a unos estándares de conducta para los científicos que es generalmente
definida en dos amplias categorías (Bolton, 2002). Primero, los estándares de
métodos y procesos se ocupan del diseño, los procedimientos, el análisis de datos,
la interpretación y el informe de los esfuerzos de la investigación. Segundo,
los estándares de temas y resultados se ocupan del uso de sujetos humanos y
animales en la investigación y las implicaciones éticas de algunos resultados
de la investigación. Juntos, estos estándares éticos ayudan a guiar la
investigación científica y aseguran que los esfuerzos de investigación (y los
investigadores) acaten varios principios esenciales
(Resnik, 2008), incluidos:
a)
La honestidad en la
información de los datos científicos.
b)
La cuidadosa
transcripción y análisis de los resultados científicos para evitar errores.
c)
El análisis
independiente y la interpretación de los resultados basados en los datos y no
influidos por fuentes externas.
d)
Publicar y presentar
en régimen abierto los métodos, los datos y las interpretaciones.
e)
La suficiente
validación de los resultados mediante la duplicación y la colaboración con
colegas.
f)
La atribución
adecuada de las fuentes de información, los datos y las ideas.
g) Las obligaciones
morales hacia la sociedad en general y, en algunas disciplinas, la
responsabilidad para determinar los derechos de los sujetos animales y humanos.
Criterios éticos que deben regir en una Investigación
Los
criterios éticos que deben regir en una investigación son:
• La
búsqueda de la verdad y del bien por sobre todas las cosas.
• La
transparencia, honestidad y responsabilidad (social, jurídica y ética) en todas
las etapas de la investigación.
• La
hipótesis planteada debe corresponder con la realidad encontrada u
observada.
• No
debe manipularse los datos y resultados obtenidos.
• El
respeto a los participantes.
• La
validez científica.
• El
valor social de la investigación.
• La
selección justa de los sujetos.
• El
consentimiento informado.
• La
perseverancia en la mejora continua.
• El
espíritu científico.
• La
actitud optimista del investigador científico.
• Y
la postura constructiva del investigador científico contra todos los dogmas y los prejuicios.
Problemas éticos en la Investigación Científica
El
problema ético es el problema que surge como producto de los actos del
investigador; es el problema que se expresa a través de la conducta del
investigador antes, durante y después del desarrollo de un proyecto de
investigación.
La
preocupación por los problemas morales acerca de la ciencia no es nueva. Entre
otros, científicos con inclinaciones filosóficas y filósofos con inclinaciones
científicas que se ocuparon del tema, se puede mencionar a Lucrecio, Spinoza,
Hume, Kant, Feuerbach, Engels, Dewey y Schlick. Y los escrúpulos de conciencia
de los científicos fueron expresados ya en la primera guerra mundial, por
ejemplo, por Albert Einstein y Bertrand Russell, haciéndose más intensos cuando
nazis y comunistas trataron de controlar y avasallar a la ciencia. En
principio, los problemas morales y éticos no son atemporales. Hay una gran
disparidad de códigos morales, que en la actualidad están confluyendo a un
cierto corpus de ideas básicas que son aceptadas por la mayor parte de la
humanidad como más o menos universales, como las expresadas en las diversas
declaraciones de derechos humanos.[3]
En la
mayoría de la bibliografía consultada aparecen cuatro problemas éticos
fundamentales: a) Ocultar a los participantes la naturaleza de la investigación
o hacerles participar sin que lo sepan. b) Exponer a los participantes a actos
que podrían perjudicarles o disminuir su propia estimación. c) Invadir la
intimidad de los participantes. d) Privar a los participantes de los beneficios[4].
En esta parte de los problemas éticos se abordan
y analizan problemas que surgen en las investigaciones con niños y
adolescentes, con pacientes terminales, con pacientes psiquiátricos, con
investigaciones sociales en salud, los dilemas en genética humana y con
comunidades indígenas.
Mario
Bunge en su obra “Epistemología” formula los problemas éticos siguientes: ¿Qué
relación hay entre los valores cognoscitivos de la ciencia y los valores
morales? La ciencia ¿es éticamente neutral? y ¿Cuál sería un código moral
mínimo para la comunidad científica?
Por
nuestra parte, consideramos también problemas éticos en la investigación
científica: la falsificación de datos y de resultados o el invento de la
información, los conflictos de intereses; la clonación (personas, animales y
tejidos), la esterilización de pacientes sin su consentimiento, hacer
participar a pacientes sin comunicarlo previamente y recibir su aceptación, la
invasión de la intimidad o privacidad de las personas, privar de los beneficios
de la investigación a los participantes, la publicación redundante, el uso de
cámaras escondidas sin autorización del participante o paciente, el allanamiento de domicilios y de oficinas
privadas, hacer participar a personas o a pacientes sin que lo sepan, presionar
a los participantes para que realicen actos que les perjudiquen, generar en los
participantes de la investigación
sufrimiento físico y mental innecesarios.
Son
también problemas éticos la indiferencia del hombre consigo mismo, la
fetichización de la economía (se rinde culto al dinero, de manera exagerada e
irracional, atribuyéndole poderes omnímodos), la clonación (fabricación) de
seres humanos, la contaminación del medio ambiente, el uso de Internet con
fines de promoción y defensa del terrorismo, la ciberpornografía, la
cleptocracia y la carrera armamentista..
Finalmente
el libertinaje, el acoso laboral, la competencia desleal y desenfrenada entre
países y empresas desiguales, la impunidad de la corrupción y la inmoralidad,
la legalización del aborto inducido, la legalización del consumo de drogas, la
pretensión de legalizar el narcotráfico, la exclusión social que genera el
fenómeno de la globalización económica, la división entre los inforricos y los
infopobres (infoexcluidos, infooprimidos o infosobrantes), es decir entre
aquellas personas que poseen el control de la información, y aquellas que
dependen de otros para tenerla, el narcoanálisis, la silla eléctrica, la
deshumanización de las relaciones sociales, la cultura de la muerte
(esterilización, anticoncepción, aborto, violencia sádica, etc.), entre otros.
[1]
Glosario de filosofía.
http://www.webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id=57&from
=action=search%7Cby=C
[2] Galán Amador, Manuel, en
su artículo Ética en la investigación.
http://www.rieoei.org/jano/3755GalnnJano.pdf
[3] Pablo C. Schulz, en el artículo La ética en la ciencia.
http://www.ehu.eus/reviberpol/pdf/JUN05/schulz.pdf
[4] Leonor Buendía Eisman y
Emilio Berrocal de Luna, de la Universidad de Granada, artículo
La ética de la investigación educativa.
http://www.ugr.es/~emiliobl/Emilio_Berrocal_de_Luna/Asignaturas_files/Eti
cadelaInvEducativa.pdf