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11 de diciembre de 2024

El investigador científico universitario en la era de la sociedad gobal

EL INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO EN LA ERA DE  LA SOCIEDAD GLOBAL

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Escribe:

Dr.Eudoro Terrones Negrete

 

El Investigador

El término investigador proviene del latín investigātor de vestīgium  'huella, resto'. El investigador es la persona que elabora, desarrolla y evalúa un proyecto de investigación o que participa en la búsqueda de solución de problemas científicos, de nuevos conocimientos y en el esclarecimiento de hechos y de relaciones. 

El investigador puede trabajar en diversos ámbitos: académico, industrial,  gubernamental y en empresas privadas con o sin fines de lucro.

“Un investigador es un buscador de soluciones y a la vez un  identificador de problemas, quien para resolverlos en muchas ocasiones requiere cuestionarlos aún más: ¿qué quiero descubrir?, ¿por qué?, ¿para qué?,  ¿cuán viable es?, ¿es ésta la mejor forma de investigarlo?, ¿puedo hacerlo?, ¿qué necesito para poder hacerlo?”. María Elena Rivera Heredia, et al (México, 2012:29).

El Manual Frascati, publicado por la  Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), proporciona una definición del investigador o de la investigadora, que refleja la diversidad de situaciones: « Especialista involucrado en la concepción o creación de nuevos conocimientos, productos, procesos, métodos y sistemas, y/o encargado de la gestión de los proyectos en cuestión».[1] 

Ya en 1969 John Best[2] había precisado y enfatizado: “el investigador auténtico es más bien un especialista que un generalizador y que utiliza el principio del rifle que el de la ametralladora”, pues apunta a un blanco definido dentro del amplio campo de un gran problema.

 

El Científico

El término científico proviene del latín scientificus; de sciens, sabio, y facere, hacer. Científico es la persona que se consagra al estudio y a la investigación de las ciencias para adquirir y producir nuevos conocimientos y solucionar problemas científicos.

En la academia de los países occidentales el científico es definido como una persona con título en educación superior (Doctorado), varios años de experiencia profesional como investigador entrenado y creativo, un factor de impacto en investigación, cantidad y calidad de publicaciones, número de artículos referenciados, membresía en academias científicas y número de patentes.[3] 

El adjetivo “científico”, se emplea a menudo más ampliamente que el sustantivo correspondiente “ciencia”. Se le extiende para caracterizar todos los procesos del pensamiento que terminan en conclusiones que un hombre razonable puede aceptar. El científico hace afirmaciones acerca de lo que sucede siempre, no acerca de lo que sucede esporádicamente o algunas veces. El científico aprehende su problema como susceptible de aislamiento provisional, pero esencialmente conectado con otros problemas que tendrán que ser considerados en relación con su solución del problema dado. El científico tiene que ver con la correlación de los conjuntos de propiedades. El científico considera los hechos particulares solamente con el fin de obtener generalizaciones de abstracción cada vez mayor.[4]

Son científicos: antropólogos, paleontólogos, arqueólogos, cosmólogos,  nano tecnólogos, astrónomos, biólogos y microbiólogos; también geólogos, físicos,  químicos, ecólogos, sociólogos, psicólogos, politólogos,  filósofos de la ciencia, entre otros, precisamente por sus aportaciones, teorías, inventos y descubrimientos que realizan en diferentes áreas, campos o disciplinas del saber humano.

 

El Universitario

Universitario(a) es la persona que estudia, que está graduada o que da clases en la universidad.[5]

Ser universitario significa tener la voluntad y la disposición por buscar, descubrir, conocer, explicar y difundir la verdad poliédrica y la verdad científica; significa ser capaz de explicar el qué, el cómo y el porqué de los fenómenos, hechos o problemas que ocurren en la realidad natural y social.

 Ser universitario significa asumir la responsabilidad de seguir una carrera  profesional y de especialización, en pregrado o postgrado, hasta lograr  máximas calificaciones y grados académicos.

Ser universitario conlleva a utilizar los recursos, bienes y servicios que brinda la universidad en su campus universitario, en los laboratorios, equipos, talleres, bibliotecas, librerías, etc., hasta culminar la carrera profesional o la especialización.

Ser universitario implica descubrir y aprender nuevos conocimientos;  desarrollar destrezas, habilidades, competencias, pensamiento creativo, crítico y sistémico, valores y virtudes; participar con iniciativas novedosas y de interés social; ampliar el círculo social y practicar las relaciones públicas y relaciones humanas para una vida armónica y en paz social; culminar con éxito un proyecto de vida personal, profesional o de especialización; definirse  y esforzarse por alcanzar los objetivos, fines y metas trazadas; orientar el pensamiento y la acción con un nutrido bagaje cultural para llegar a ser lo que se propone ser.

“Ser universitario es mucho más que “estar” en la universidad, es mucho más que “ir” a clase, es mucho más que “tomar apuntes”. ¿Qué más?, se preguntarán.... ¿estudiar y aprobar materias? Sí, por supuesto, pero también es más que sólo estudiar y aprobar. Ser universitario significa tener pasión por descubrir y conocer la verdad, tener sed de entender y hambre de poder explicar el porqué de los fenómenos que observamos. Ser universitario significa ser protagonista de su propia carrera, es decir conducir las riendas de su formación superior. Un universitario no se contenta con que alguien le transmita los conocimientos, sino que elabora su propio conocimiento. Un universitario se nutre de sus profesores, de buena bibliografía, del mundo que lo rodea y pregunta y se pregunta, para poder encontrar sus propias respuestas que lo satisfagan. Un universitario no solamente es activo, sino proactivo, es decir crea las situaciones haciendo que ocurran, es artífice de su proyecto de vida. Esta actitud requiere de un espíritu fuerte, que no se deja abatir por las dificultades y redobla el esfuerzo si es necesario, porque tiene clara su meta. Ser universitario significa tener una visión amplia y abierta (universal), ningún saber humano puede serle indiferente, más allá de la propia carrera. Surge así naturalmente la necesidad de formarse en otros planos como el cultural, el estético, el espiritual... Y al mismo tiempo, como vive inmerso en la realidad, un universitario valora su condición de estudiante a la que otros jóvenes de la misma edad no pueden acceder. Esta circunstancia en primer lugar, refuerza el compromiso y estimula a estudiar más y mejor. A su vez, aguijonea el propio mundo, invita a salirse de uno mismo y a pensar ¿qué puedo hacer yo por mi entorno?, ¿cómo puedo ayudar? El estudio serio y las actividades de promoción social tan propias de los estudiantes universitarios manifiestan un real compromiso ciudadano y constituyen al mismo tiempo, los primeros trabajos profesionales con los que ya comienzan a servir a la sociedad”.[6]

Enlazando ahora los términos investigador, científico y universitario estamos en condiciones de dar el significado de investigador científico universitario.

 

Concepto de Investigador Científico Universitario

El investigador científico universitario es el profesional, especialista o experto en la aplicación de métodos, técnicas, instrumentos y herramientas de investigación científica; es el que  orienta su actividad teórica y práctica a descubrir, producir y difundir nuevos conocimientos científicos, nuevos proyectos de investigación, nuevas leyes científicas y nuevas teorías científicas en beneficio de la sociedad; es a la vez el que desarrolla, perfecciona y profundiza las teorías existentes; es el que guía, capacita y perfecciona los recursos humanos hasta alcanzar una alta aspiración de logro profesional.

Según Barber (1973:38), el investigador es quien decide qué tipo de trabajo o estudio ha de realizarse, cómo debe ser diseñado, cómo debe ser analizado o interpretado. El investigador es el responsable del experimento, en su totalidad, así como del previo entrenamiento que han de recibir los experimentadores para su correcta ejecución[7]. 

El investigador científico universitario trata de encontrar solución a los problemas científicos; realiza investigaciones a nivel de las ciencias humanísticas, científicas y tecnológicas; se ocupa de los fenómenos, hechos o problemas científicos y de sus relaciones, y de los entes ideales; formaliza enunciados fácticos e hipótesis verificables; demuestra rigurosamente sus teoremas lógicos o matemáticos; trata de descubrir si sus hipótesis se adecuan a los hechos; efectúa las pruebas de verificación empírica de hipótesis (confirma o rechaza) para saber si el enunciado es verdadero o falso, adecuado o inadecuado a su objeto de estudio del trozo de realidad escogido. También realiza deducciones e inducciones, interpreta y explica axiomas.

El investigador científico universitario trabaja con ideas, conceptos, juicios, raciocinios, hechos singulares, herramientas conceptuales y variedad de tipos de leyes y teorías científicas. Elabora los proyectos de investigación de acuerdo con las normas científicas establecidas y en vigencia; interpreta los datos obtenidos; elabora, organiza y prioriza el número de conclusiones finales de la investigación;  redacta correctamente los informes parciales y finales de los proyectos de investigación y los difunde para conocimiento del público y de la comunidad de científicos. Trabaja eficientemente con multiplicidad de métodos, técnicas y procedimientos de investigación científica.

El investigador científico universitario crea lenguajes artificiales, inventa palabras, conjeturas, signos y símbolos y los atribuye significados propios; algunas veces genera el azar de manera deliberada y por múltiples razones.

El investigador científico universitario hace visible, evidente, asimilable y comprensible todo aquello que permanece oculto en el contexto de la realidad; aprende a vivir en permanente curiosidad e  incertidumbre hasta descubrir las pistas para futuras investigaciones.

El investigador científico universitario, en su cotidiano quehacer intelectual, incrementa sus saberes, comparte sus experiencias, ensancha su bagaje cultural y los utiliza para producir nuevos inventos y nuevos descubrimientos.

El investigador científico universitario bien podría ser el consejero de los  gobernantes,  ejecutivos y políticos con el fin de que la ciencia sea usada de manera útil, efectiva, eficaz y eficiente; es la persona calificada para convertir en inteligible lo que hacen los técnicos y para absolver sus interrogantes, problemas y dilemas.

El investigador científico universitario es consciente de sus carencias profesionales, pero también de sus posibilidades, potencialidades, destrezas, habilidades y competencias, y sabe cómo hacer bien las cosas, porqué camino deberá transitar y cómo subsanar o superar sus “puntos flacos”.

La obtención de nuevos conocimientos científicos lo consigue tras la  lectura de obras selectas, la observación, la inferencia teórica, la experimentación, el intercambio de experiencias y los descubrimientos. Para el investigador científico universitario un fin bueno no puede justificar un medio malo o a la inversa.

El investigador científico universitario en su quehacer diario se libera de construcciones teórico-subjetivistas, de especulaciones metafísicas o de elucubraciones fantasiosas referente a la aprehensión del problema, a la formulación y contrastación de hipótesis o al conocimiento de su objeto.

El investigador científico universitario hace previsiones teóricas, obtiene hallazgos empíricos, descubre el mecanismo interno, las relaciones y los elementos constitutivos del problema de investigación.

Corresponde al investigador científico universitario producir conocimientos válidos, comprobados, bien elaborados y cualificados; alimentar convicciones razonadas y planteamientos relevantes de ser contrastados con la realidad. 

Antes de llegar a una conclusión, considera, dentro de lo posible, a todos los hechos de su entorno social. Su misión no es el de aceptar una conclusión simplemente porque esté en armonía con sus deseos, inquietudes, preocupaciones o aspiraciones profesionales. Acepta lo que los hechos justifican, en armonía con el interés social.

Por la responsabilidad histórica y social que asume el investigador científico universitario no deja de estar bien informado y capacitado, para  aceptar las cosas por su valor real y no por su valor superficial, aparente o empírico.

Diríamos con Bacon que el científico debe estar dispuesto a buscar la verdad, debe estar preparado para dudar, debe ser lento para afirmar y, sin embargo, debe ser rápido en la aprehensión de las similitudes en las cosas, capaz de distinguir sus diferencias y cuidados o para ordenarlas.

Faraday decía: “El hombre de ciencia tiene que ser un hombre que escuche todas las sugestiones, pero que esté resuelto a juzgar por sí mismo. Que no se deje desviar por las apariencias; que no tenga hipótesis favoritas; que no pertenezca a ninguna escuela y que, en materia de doctrina, no tenga maestro. Tiene que respetar no a las personas, sino a las cosas. Su principal objetivo es la verdad…” Algunos psicólogos de prestigio han señalado algunas cualidades especiales y precisas que debe reunir el investigador científico. Por ejemplo, Pavlov considera como fundamentales las siguientes[8]:

1.    Concentración del pensamiento.

2.    Imparcialidad mental.

3.    Aptitud para concretar el pensamiento.

4.    Facilidad para construir hipótesis.

5.    Modestia y simplicidad.

6.    Disposición de verificar.

7.    Atención al detalle.

A su vez, M. Chavarti (2005:52) comenta: “El investigador debe desarrollar competencias que le permitan enfrentar el problema de manera dinámica y flexible. Para dedicarse a esta actividad se requiere de una especie de filtro cognitivo que consiste en cuestionarse acerca de los datos, confrontar la teoría con la evidencia y desarrollar la capacidad para reconocer falsas teorías. Estas habilidades cognitivas sofisticadas son conocidas como habilidades de orden superior o metacognitivas”.

El camino para formarse como investigador en el área experimental, por ejemplo, según lo señalado por Bolívar Zapata[9] es el siguiente: “[...] se inicia como aprendiz de brujo: uno se pega a un gran maestro o a un buen investigador y de él aprende y ahí en el laboratorio ve cómo va obteniendo las cosas y observa cómo se está pensando, y esto es parte de la cultura y de la formación de los estudiantes, no nada más cursos en el Laboratorio. Lo anterior es parte importante en este proceso de ir formando a los nuevos investigadores, a la gente que piensa cómo están organizadas las cosas y tratar a partir de aquí de entender y señalar que así funciona este sistema, así funciona la célula, así funciona la célula infectada, así funciona la célula cancerosa, cuáles son las analogías, cuáles son las diferencias”.



[1] «Frascati Manual: Proposed standard practice for surveys on research and experimentaldevelopment»http://www.uis.unesco.org/Library/Documents/O

ECDFrascatiManual02_en.pdf

[2] Best, John. Cómo investigar en educación. Ed. Morata, S.A., 2ª. Edición, Madrid, 1969, p.16.

[3] Llinás, Rodolfo. (1996). «Ciencia, educación y desarrollo: Colombia en el siglo XXI». Colombia: al filo de la oportunidad - Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Presidencia de la República. pp. 30-44. ISBN 978958-18-0120-6.

[4] Terrones Negrete, Eudoro. Diccionario de investigación científica. A.F.A.

Editores Importadores, S.A., Lima, primera edición, 1998, p.54.

[5] Ediciones CEAC. Diccionario Enciclopédico de Educación. España, 2003, p.419.

[6] University of Saint Thomas, Saint Paul, Minnesota, USA.

http://www.intep.edu.co/Es/Usuarios/Institucional/file/Transformacion/Prese ntacion/Que%20es%20ser%20Universitario.pdf

[7] https://es.scribd.com/doc/106458462/Dificultades-y-problemas-de-lainvestigacion-social

[8] Mendieta Alatorre, Ángeles. Métodos de Investigación y Manual Académico. Editorial Porrúa, S.A., México, 1966, p.18.

[9] Señalado por Bolívar Zapata en el simposio sobre formación de grupos de investigación organizado por la FIMPES (2004, P.58). Citado por María Elena Rivera Heredia en Competencias para la investigación. Editorial Trillas S.A.de C.V., Universidad Simón Bolívar, Reimpresión, México, 2012, p.24.

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