EL PERIODISTA ÉTICO EN EL CONTEXTO DE UNA SOCIEDAD GLOBAL EN PERMANENTE TRANSFORMACIÓN
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones Negrete
El
periodista ético es el periodista profesional que adopta la verdad como
rumbo de conducta y acción; la justicia social como compromiso y consigna de
lucha cotidiana; la honestidad como emblema de vida; la solidaridad y el
espíritu de cooperación como misión trascendente dentro de una sociedad
de cambios.
El
periodista ético desecha los seductores y engañosos señuelos de la vida
placentera y del lucro fácil, de la corrupción e inmoralidad. Permanece
dispuesto al sacrificio por los ideales de la paz, de la libertad, de la
democracia y de una sociedad civilizada, con el libre imperio de los valores y
bienes culturales. Jamás claudica ante el despotismo de los tiranos, ante las
cadenas del colonialismo mental y el vasallaje, ante los «amordazadores» de la
prensa.
El
periodista ético concibe su profesión como una empresa de servicio social
premunido de una escala de valores morales, de virtudes éticas, con ideales y
sentimientos nobles conducentes a la perfección de la conducta humana.
Considera el periodismo como una profesión con sentido histórico y misión
edificante, en tanto es formación en y para la vida constructiva,
vida alimentada por sus sanas costumbres, tradiciones culturales, leyes
positivas e instituciones democráticas.
El
periodista ético obra en la vida por propia obligación y no por imposición.
Obra moralmente de acuerdo con el dictado de su propia conciencia. Pone de
relieve en sus comentarios periodísticos todas sus posibilidades espirituales y
materiales, sus capacidades intelectuales, sin ser presa fácil de las
ambiciones e intrigas de las demás personas.
Al
periodista ético le mueve un impulso de igualdad, de fraternidad, de liberación
y de justicia. Es él quien orienta sus pasos, a lo largo de su existencia, a
superar separaciones y odios de pueblos, a erradicar la lucha de razas y de
diferencias de clases, a la vez que reclama para todos los miembros de la
comunidad el mismo tratamiento en el uso de sus deberes y derechos como
ciudadanos responsables, dignos y cultos.
El
periodista ético tiene por destino el ser un profesional histórico,
trascendente y perdurable, capaz de vivir dejando atrás sus recuerdos y
anécdotas, para dar paso a sus esperanzas y aspiraciones, a sus proyectos de
vida que le permitan alcanzar sus metas trazadas. Trabaja para el futuro, para
la historia, no alimenta el conformismo y menos aún procura satisfacciones
placenteras y banales. Trata de no agotar su existencia en la mera satisfacción
de sus necesidades eventuales, antes bien alienta renovadores impulsos
culturales y esmerada depuración de su comportamiento.
El
periodista ético procura por los medios a su alcance que su ejercicio
profesional resulte coherente, integrado, respetable, constructivo y digno.
Como excelente profesional de la información no sólo tiene por misión
histórico-social informar, comentar o difundir las noticias con objetividad,
sino también prever el enlace de lo acontecido con lo que sobrevendrá en el
futuro, a fin de ser el auténtico portavoz de las aspiraciones de bienestar de
los pueblos.
Al
ser un profesional altamente ético está llamado a interpretar el sentir de la
población y postular razones materiales y espirituales que superen el
aislamiento de los pueblos, los conflictos de intereses interpersonales,
intergrupales e interinstitucionales. No se deja deslumbrar con falsos
espejismos, no camina a la zaga de los poderosos o de los que más tienen. En el
transcurrir de su existencia, procura alcanzar clara conciencia de que es un
profesional inmerso en la corriente positiva del mundo y que en forma
permanente está llamado a conocer, elegir y decidirse sobre alternativas de
solución a problemas de su entorno social.
Más
que los libros y el aprendizaje diario, más que las vivencias profesionales,
educan al periodista ético las personalidades ejemplares en el campo del
periodismo, aquellos en los cuales se ha consubstanciado un ideal e impregnado
virtudes y que constituyen ejemplos de vida. Personalidades ejemplares son, por
ejemplo, los héroes del periodismo, los genios, los sabios, los mártires, los
profetas, los revolucionarios incorruptibles.
El
periodista ético conoce lo relacionado a la comunicación de masas y la
interacción sociocultural, conoce las preceptivas de la redacción y las
técnicas de la entrevista y del reportaje, los criterios de la crítica y la
técnica de la investigación científica, la técnica del armado y de la
confección periodística. Al saber técnico, al saber cultural se une el
conocimiento de la moral profesional y de la ética, y una ancha base de cultura
general. A la formación intelectual se une la formación científica, técnica y
moral. Y así se logra un periodista completo a tono con la exigencia de nuestro
tiempo.
El
periodista ético, con la autoridad moral que irradia su conducta y la autoridad
intelectual que le infunde sus conocimientos, ejerce el auténtico poder de la
prensa en aras del bienestar, la felicidad y la libertad de los pueblos. Pugna
así por la democratización permanente de los medios, la descolonización de la
información, el pleno ejercicio de los derechos humanos, la autodeterminación
de los pueblos y el establecimiento de un clima de confianza en las relaciones
internacionales en procura de la coexistencia pacífica.
Es
propio del periodista ético anteponer el servicio a la verdad y al público
antes que a sus propios intereses personales; utilizar medios honestos o
lícitos para obtener noticias, fotografías, documentos y declaraciones; no
falsificar los documentos ni suprimir las informaciones esenciales para el
público; procurar no caer en delitos de prensa; ejercer en forma honrada su
profesión, sin buscar, demandar ni esperar ventajas personales ni apoyar a
intereses privados contrarios al interés colectivo e incompatibles con la
integridad y la dignidad de su profesión. El periodista ético no acusa sin
pruebas; investiga y difunde los hechos noticiosos con objetividad,
imparcialidad y sin intención maliciosa ni prejuicios.
El
periodista ético acepta la responsabilidad de sus escritos, textos,
informaciones, comentarios o críticas y
las rectifica de oficio o a petición de la parte interesada, jamás rehúsa
corregir un error cuando se le demuestra; respeta la vida privada y la esfera
íntima de las personas; mantiene y defiende el derecho al secreto profesional
con respecto a las fuentes de las informaciones obtenidas confidencialmente;
acepta en materia profesional únicamente la jurisdicción de la profesión; sabe
que el interés público prevalece sobre el interés particular.
El
periodista ético se abstiene de trabajar en contra de sus convicciones, no
acepta remuneraciones ilícitas, no se deja influir por motivaciones extrañas
(grupos de poder y grupos de presión); no publica temas ni escribe sobre algo
que fomente intereses sensacionalistas y mórbidos, la inmoralidad, el vicio y
las debilidades humanas y la degradación de los valores humanos; no transige en
sus opiniones y comentarios para complacer a su público; no renuncia a sus
opiniones - las defiende con todo el calor de sus convicciones principistas -
por el simple hecho de que las demás personas no las compartan; mantiene la opinión personal al margen de su
material informativo; jamás acepta lo obvio de la noticia, por el contrario
averigua qué hay detrás de ella.
El
periodista ético denuncia la iniquidad y el mal uso de los medios de
comunicación y del poder público: considera a todo el mundo como inocente
(sospechoso, acusado, procesado, encausado) hasta que se expida la sentencia de
un tribunal de justicia; se abstiene de revelar los secretos de Estado o de
defensa nacional o de la empresa donde labora; jamás publica una ofensa
personal como un asunto público; no explota la ignorancia y los defectos
físicos y problemas psicológicos de los individuos; jamás critica en un tono
abusivo y de burla o con expresiones vulgares; no publica conjeturas dado como
hechos establecidos.
El
periodista ético se abstiene de toda publicidad comercial en sus artículos;
respeta las convicciones políticas, religiosas o filosóficas del público al que
se dirige; expresa su solidaridad a sus colegas de trabajo y a los miembros y
dirigentes del gremio periodístico perseguidos por defender su trabajo, su
profesión y su vida; da a la persona denunciada una oportunidad para hacer sus
descargos; no publica informaciones sobre crímenes sin haber descubierto
primero si existe razones para ello; muestra consideración para las víctimas de
crímenes y suicidios; no acepta invitaciones que puedan poner en peligro su
reputación como periodista libre e independiente.
El
periodista ético es un profesional receptivo a los consejos de los demás, un
convencido en que no siempre debe tener la razón y que siempre está dispuesto a
admitir sus errores. Practica permanentemente la autocrítica y mutuo crítica a
fin de superar sus errores y cumplir sus funciones en forma eficaz y efectiva.
No
es propio de un periodista ético usar efectos de sonidos para alarmar
innecesariamente al oyente o televidente; usar palabras para burlarse de alguna
raza, color, creencia o nacionalidad; usar métodos ilícitos para obtener
informaciones y declaraciones periodísticas tales como: la violación de
correspondencias, fotografías obtenidas en forma oculta a corta distancia y con
cámaras miniaturizadas, uso de preguntas indiscretas e impertinentes sobre
cuestiones íntimas de las personas en las encuestas y entrevistas, uso de datos
de personas registrados en las computadoras que ofrecen garantías y promesas de
confidencialidad; como tampoco es propio de un periodista ético desacreditar
injustificadamente atacando a los competidores o a otras industrias, profesionales
e instituciones.
Las
cualidades básicas del periodista ético son el amor y la devoción por la
verdad, la libertad y la justicia, la equidad de espíritu, la vocación de
servicio a la colectividad, la honestidad intelectual, la ternura de corazón,
la capacidad para comprender, interpretar y formular puntos de vista contrarios
a los suyos, la capacidad de imaginación, la capacidad de rectificar sus
equivocaciones mediante la discusión y la experiencia y el poder analítico de
la fenoménica sociopolítica y educativo-cultural.
LOS VALORES ÉTICOS DEL PERIODISTA
A continuación mencionamos y explicamos los valores éticos que todo periodista
deberá cultivar y aplicar en su quehacer profesional dentro del
contexto de una sociedad global en permanente transformación.
Abnegación
El término
abnegación procede del latín anegatio y significa rechazo.
La abnegación es un valor ético y un estado del espíritu del ser humano que ha
renunciado a lo que le agrada o halaga, sacrificándose él mismo a los intereses
superiores.
La abnegación le
conduce al periodista a sacrificar sus afectos o bienes materiales, en bien de
sus colegas o de sus semejantes o a sufrir privaciones por el bien de su
prójimo.
Altruismo
El término altruismo fue acuñado en 1851 por el filósofo francés Augusto
Comte, e introducido en el lenguaje científico y filosófico en su acepción de
“sacrificio personal por el beneficio de otros”. Según Comte,
"Vivir para otros" e "Incorporarse a la Humanidad", eran
las virtudes cardinales de su "religión de Humanidad".
Este término proviene del latín “alter”, que significa “otro” y del
francés “altruismo” o “altrui”, que quiere decir “de los otros”, “de
o para otros”.
Según el Diccionario soviético de filosofía, altruismo significa
servicio desinteresado a las otras personas, voluntad de sacrificar al bien
ajeno los intereses personales, propios. A su vez, el Diccionario de la Real
Academia lo define así: “esmero y complacencia en el bien ajeno, aun a costa
del propio, y por motivos puramente humanos”.
El altruismo es una teoría ética opuesto al individualismo egoísta.
Desde su origen hasta la actualidad no deja de ser polémico en los aspectos
filosófico, psicológico, sociológico y ético.
La teoría ética del utilitarismo se exterioriza en tres posiciones:
individualismo (bienestar individual en perjuicio de la sociedad), altruismo
(bienestar de los demás en perjuicio de lo individual) y utilitarismo
propiamente dicho que combina el individualismo con el altruismo.
El altruismo consiste en desear el bienestar de los demás, aun a costa
del propio, como último fin de toda conducta humana, toda vez que el ser humano
tiene una tendencia natural para ayudar a las demás personas. Altruismo
significa amor al prójimo y al bien común. Designa la solidaridad
interpersonal, el sacrificio personal por el beneficio de otros, en el que los
únicos actos moralmente correctos son aquellos que intentan promover la
felicidad de otros. En su máxima significación, altruismo es filantropía,
desapego, desprendimiento, simpatía, contraposición al egoísmo, compromiso en
hacer el bien desinteresado a las demás personas y satisfacción de sus
necesidades e intereses antes que el propio.
Son frases altruistas: El anonimato es la expresión más genuina del
altruismo (Eric Gibson ) y Bienaventurados los que saben dar sin
recordarlo, y recibir sin olvidarlo (anónimo).
“Hay dos aspectos que definen el altruismo: La simpatía y
el compromiso. La simpatía se apoya sobre valores de bondad y
caridad. El compromiso considera un acto que se sabe va a beneficiar más a otro
que a sí mismo, implicando un sacrificio personal. El compromiso se inscribe en
una ética de la responsabilidad. Porque se trata de actuar concretamente sobre
el presente y sobre el futuro para proporcionar mayor bienestar al resto de la
sociedad, implicando una inversión personal para el desarrollo de bienes
comunes. Recordemos, como ya hemos hecho en otras ocasiones, que la moral se
refiere a la conciencia individual, mientras que la ética se refiere a una
moral social” (http://www.proyectopv.org/1-verdad/altruismo.htm).
Los periodistas altruistas optan por fomentar y poner en práctica el
altruismo, por alinear su bienestar con el de otros y mejorar la calidad de
vida de sí mismos y de los demás. Los periodistas se sienten felices cuando sus
colegas y otras personas prosperan, y se entristecen cuando sus colegas y las
demás personas sufren.
En Club de Periodistas de México, AC, una de las instituciones más
prestigiadas en el género, fundada por el ilustre periodista don Antonio
Sáenz de Miera, otorga la distinción Premio Internacional Altruista y Trabajo
Periodístico de Mayor Servicio a la Sociedad a los periodistas
que destacan en sus labores anualmente.
El periodista altruista no sólo cumple las funciones de informar,
fiscalizar, investigar, educar, culturizar y entretener, denunciar las malas
acciones de las autoridades, funcionarios, empleados y trabajadores de la
administración pública, sino también funciones de altruismo, realizando
actividades de proyección a la comunidad, llevando ayuda social y salud a los
que menos tienen con sendos operativos médicos con atención a la salud bucal,
etc. atención a la salud general y la entrega de medicina gratis a las
personas atendidas.
El periodista altruista piensa, actúa y vive en función del bienestar de
los demás. No utiliza a las demás personas como medio o instrumento para
alcanzar su beneficio personal. Sirve desinteresadamente a los demás y no se
sirve de los demás.
Amor
El servicio social del periodista se funda en la relación que
inevitablemente debe darse entre el periodista con su público objetivo y cuyo
vínculo es el amor.
Si el periodista no ama a su público, a sus confidentes, muy poco será
lo que de ellos obtenga a nivel de informaciones o de primicias. El amor es el
vehículo de las buenas y cordiales relaciones sociales, laborales,
profesionales y con las diversas instituciones de la sociedad.
Cooperación
Desde la aparición del hombre sobre la faz de la Tierra se viene
practicando la cooperación en los niveles de supervivencia, de superación y de
bien general. Y desde que surgió el periodismo como oficio y después como
profesión la cooperación se constituyó en un requisito imprescindible para
alcanzar el éxito en todo orden de cosas y en todas las disciplinas del saber
humano.
En el nivel de supervivencia el periodista se integra en organizaciones
sociales y al tomar conciencia de su precaria situación procura alcanzar
mancomunadamente mejores niveles de vida. Empieza a supervivir sobre la base de
la ayuda mutua, buscando la satisfacción de sus necesidades y la afirmación de
la seguridad social.
En el nivel de superación, el periodista amalgama esfuerzos, ideas,
iniciativas para vencer los obstáculos y superar los problemas de la vida. La
superación logra obtenerlo mediante el desarrollo de destrezas y habilidades,
unida a la capacidad física y mental.
Y en el nivel de bien general, el periodista a través de la
cooperación hace posible la normal y equitativa satisfacción de las necesidades
de todos los miembros que conforman los gremios y empresas periodísticas. La
cooperación en este nivel procura el desarrollo y el progreso de la
colectividad, promueve una equitativa y justa distribución de la riqueza en
función de las necesidades individuales y según su trabajo. El periodista busca
su bienestar y el bienestar general.
A través de la cooperación el periodista robustece su carácter y los
hábitos éticos en una economía social, amplía su horizonte vivencial, fortifica
su espíritu de buen vivir, coadyuva a la eliminación del paternalismo y los
lazos de dominación y dependencia, armoniza voluntades, intereses y objetivos
en procura de la paz y de la justicia social.
Coraje intelectual
El periodista con coraje intelectual está comprometido a difundir y
defender la verdad, a criticar el error suyo y el de los demás, a pensar y
decir lo que piensa con sinceridad y responsabilidad y a hacer las cosas bien y
rectas.
El periodista con coraje intelectual jamás teme descubrir sus defectos o
vicios, se percata de ellos y asume el reto para superarlos.
Si el periodista tiene ideales que sostener, ciertamente necesitará
valor para mantenerlos. Si se propone alcanzar una meta digna y justa
necesitará valor para no desviarle de ella y persistir hasta alcanzarla.
El valor es una oculta y poderosa fuerza interna que impulsa a los
periodistas emprendedores. Si se consulta el diccionario inglés, courage deriva
de la palabra latina cor, que significa corazón.
Entonces, el verdadero valor emana del corazón. Sabemos que este órgano es el
más sensible y vital de nuestro sistema y es el que nos incita a concluir con
buena disposición y con amor lo que demos hacer.
Miguel de Cervantes Saavedra decía: “El que pierde bienes, pierde mucho;
el que pierde un amigo, pierde más; pero el que pierde el valor lo
pierde todo”
Ecuanimidad
El periodista debe mostrarse ante su público y sus semejantes como un profesional
equilibrado, ecuánime y sereno. Debe ser capaz de controlar sus instintos,
pasiones e impulsos. Firmeza sí en sus actos, pero con dulzura y seguridad de
sí mismo. No enojarse ante el comentario adverso que puedan
efectuar a sus artículos personas adversas.
Entusiasmo
En el ejercicio de sus funciones el periodista debe transmitir un
contagioso y permanente entusiasmo por el material periodístico que difunde.
Del entusiasmo que impregne a sus artículos, comentarios, críticas, mensajes o
informaciones que difunda dependerá que su material periodístico se vuelva
interesante para el público y sea acogida.
Ser periodista entusiasta significa ser periodista con iniciativa, con
espíritu de renovación, con imaginación creadora, con permanente voluntad para
hacer las cosas a su debido tiempo y con vívida tendencia a creer que lo
imaginario puede hacerse instantáneamente realidad.
Honestidad
Periodista honesto es el que utiliza sólo medios lícitos y éticos para
obtener noticias, documentos, declaraciones, ilustraciones y fotografías. No
acepta para sí, ni en nombre de terceros, comisiones o encargos incompatibles
con la integridad y la dignidad de la profesión. No falsifica los documentos ni
suprime las informaciones esenciales. Condena los delitos de prensa y siempre
suele acusar con pruebas en la mano, luego de un proceso de investigación
realizada.
El periodista honesto sólo acepta tareas que no lesionen su integridad
profesional. No acepta consignas de los anunciantes. Investiga y difunde los
hechos sin prejuicios y sin intención maliciosa. El periodista honesto no se
deja influir por motivaciones extrañas. Valoriza, honra y dignifica el
periodismo como profesión. Se abstiene de toda publicidad comercial en sus
artículos. No acepta publicar anuncios que sean deshonestos, falsos o que
conduzcan a error.
Humildad
El filósofo uruguayo Luka Brajnovic manifiesta que “En periodismo, como
en la vida, la humildad no sólo es una virtud, es también una guía segura para
reconocer los propios errores, para practicar la tolerancia, para saber
escuchar y oír a los demás, para vivir con sinceridad la convivencia social. La
soberbia puede ser brillante y la humildad opaca, pero la primera refleja
infaliblemente la injusticia y la otra la comprensión”.
La humildad es una virtud cristiana que consiste en el conocimiento de
nuestra bajeza y miseria y en obrar conforme a él. Subjetivamente y con matiz
moral se dice que un periodista es humilde cuando lejos de creerse
superior a sus demás colegas y semejantes, se siente por el contrario modesto,
sencillo y no soberbio. No es el que se cree saberlo todo, no es el que se
ubica por encima de los demás, y cuanto más sabe y más experiencia tiene, es
más humilde en su forma de ser y de obrar.
Imparcialidad
El periodista debe distinguirse por su espíritu de imparcialidad en el
juicio, en el comentario, en la crítica, en la publicación de informaciones. No
debe mostrar preferencias o complacencias sentimentales, grupales, políticas,
religiosas, raciales o de otra índole.
La información o hecho noticioso debe ser presentado, difundido o
publicado por el periodista, de manera realista, en función de los intereses
del bien común, sin dejarse llevar por influencias, móviles o simpatías
particulares o por presiones económicas, políticas o religiosas.
Francisco Iglesias entiende por imparcialidad como “el rechazo de todo
designio anticipado o de toma de partido en favor o en contra de una persona,
institución, hecho o acontecimiento. En el lenguaje periodístico, la
imparcialidad se identifica con la objetividad y se refiere a la fidelidad
cuanto más posible a la realidad y a la verdad en su labor divulgadora. En
cuanto a los comentarios o explicaciones necesarias de un hecho, la
imparcialidad incluye el máximo grado de tolerancia para con los argumentos contrarios”.
Por el espíritu de
imparcialidad el periodista está obligado a:
- Presentar las noticias e
informaciones sin prejuicio ni tendenciosidad.
- Dar la oportunidad para
defenderse o replicar a las personas involucradas en alguna crítica.
- Considerar las opiniones
del pro y del contra cuando difunde o publica declaraciones sobre un
hecho,
tema o problema.
- No inclinarse por una u
otra opinión, tendencia o corriente política.
- Dejar que el público
extraiga y formule sus propias conclusiones o juicios de valor.
- No suministrar material
periodístico que anime a la discriminación y marginación social,
racial,
política, religiosa, de sexos, profesional o de otra índole o que tienda a
acreditar falsos
valores.
- Prohibir la crítica
sistemáticamente desfavorable o de mala intención contra sus colegas,
autoridades
e instituciones.
- No influir en los juicios
que se ventilan en el poder judicial.
Independencia de criterio
El periodista mantiene su independencia de criterio sobre la base de su
independencia política e independencia económica frente a grupos de poder,
grupos de presión y frente a los poderes del Estado.
El periodista con independencia de criterio evita el indecoro y los
intereses subalternos. Ejerce su vocación periodística con imparcialidad y sin
prejuicios ni favoritismos.
Integridad y dignidad
La integridad profesional del
periodista incluye muchos derechos, por ejemplo, los siguientes:
- Abstenerse de trabajar en contra
de sus convicciones.
- Abstenerse de revelar sus
fuentes de información.
- Participar en la toma de
decisiones en los medios de comunicación donde labora.
- Abstenerse de promover intereses
privados que estén en contra del bien común.
- Respetar la propiedad
intelectual ajena y recusar el plagio.
- Manejar de manera desapasionada
y sin prejuicios los temas polémicos.
- Rechazar toda remuneración
ilícita e injusta.
- Comunicar las informaciones teniendo en
cuenta el interés colectivo y no los intereses
subalternos
o de grupos de poder político y económico.
- Respetar sus compromisos contraídos.
- Recusar el soborno, el cohecho, la
extorsión o el chantaje.
- No ejercer presión en los poderes del
Estado, en provecho suyo o de terceros.
- Rechazar ventajas, privilegios o incentivos que influyan en el desarrollo de sus deberes profesionales.
- No aceptar invitaciones que puedan poner en peligro su reputación como periodista libre e independiente.
Lealtad
La lealtad consiste en la fidelidad del periodista a su palabra empeñada
y a las convicciones y los principios básicos que inspiran su vida profesional
en el contexto social.
La lealtad sin dobleces es una cualidad que inspira al periodista a
cumplir con dignidad los compromisos contraídos, cuando hace causa común con
sus colegas y otras personas. El periodista leal actúa siempre de buena fe. Se
cuida de no prometer lo que no puede o no piensa hacer, pero una vez empeñada
su palabra el periodista hace todo lo posible por cumplirla.
Libertad
El término libertad tiene un significado amplio según se trate del tipo
de libertad. Veamos el significado de las clases de libertad.
Libertad de confrontación de la información: derecho a expresar una pluralidad de ideas, criterios y opiniones,
así como al contraste de estos pareceres, respetando a las personas y al bien
común.
Libertad de contratación de la información: facultad de las personas físicas o jurídicas de contratar los
servicios de un medio de información.
Libertad de expresión: derecho o facultad de
libre comunicación de ideas, pensamientos y opiniones.
Libertad de información: derecho
a estar informado, derecho a la libre búsqueda, recolección, selección y
difusión de las informaciones.
Libertad de la información: libertad
total de acceso a las fuentes de la noticia, de constitución de empresas
informativas y de difusión de la información, sin otra limitación legal que los
delitos de calumnia y algunas limitaciones al estatuto de la publicidad.
Libertad de prensa: derecho que tiene el
hombre a difundir mediante textos impresos sus ideas, opiniones o las
informaciones, con responsabilidad normada por las leyes de un país y sin
censura previa. Comprende las libertades de imprenta, de expresión, de
información y de la información.
Libertad interna de la prensa:
aspiración de los periodistas y redactores a un mayor derecho de cogestión en
sus respectivas empresas.
Libertad de empresa periodística: derecho a crear empresas periodísticas para difundir informaciones.
Libertad de pensamiento o de conciencia: derecho ciudadano a sostener,
manifestar y propagar sus propias ideas, sean éstas de tipo social, político,
religioso, etc., sin oposición de las autoridades constituidas.
Libertad moral: derecho que todo individuo
tiene de pensar en su fuero interno y a mantener en él convicciones religiosas
y morales, a mantener creencias concretas y a seguir pautas de conducta que su
religión, aprendizaje y convencimiento deseen, y la libertad de poder
comunicarlas y ponerlas en práctica.
El periodista ético defiende y promueve la práctica de las diferentes
clases de libertad expuestas en líneas anteriores, por considerarlas como
derechos consubstanciales a toda naturaleza humana para alcanzar niveles de
justicia, bienestar y felicidad.
Responsabilidad
Responsabilidad es una palabra que deriva del latín responsare =
responder y sentire = percibir por los sentidos. Significa que todo periodista
ha de responder de sus actos ante su conciencia y ante el juicio de los demás
como producto de su madurez mental.
Tres son las condiciones de la responsabilidad periodística: 1) la
existencia de una ley social o moral; 2) la posesión de la razón; y, 3) la
libertad (sólo se es responsable de un acto realizado por decisión propia).
Según el Código de Prensa para los Periodistas de Alemania Federal “La
responsabilidad de la prensa ante el público impone que las publicaciones de la
redacción no sean influidas por intereses privados o comerciales de terceros.
Los editores y los redactores deben rechazar esos intentos, y procurar hacer
una clara distinción entre los textos de la redacción y las publicaciones que
tienen fines propagandísticos”. Y agrega: “Son incompatibles con la
responsabilidad de la prensa las publicaciones verbales y gráficas que puedan
dañar gravemente, por su forma o contenido, los sentimientos morales o
religiosos de algún grupo de personas”.
La Declaración de Principios de la Sociedad Estadounidense de Redactores
Periodísticos (octubre, 1975) considera que “Los periodistas, hombres o
mujeres, que abusen del poder que les confiere su papel profesional por motivos
egoístas o fines indignos son infieles a esa responsabilidad pública”.
El periodista asume la responsabilidad de todo cuanto piensa, dice,
difunde o hace. Actúa de acuerdo al dictado de su conciencia ética. Por la
responsabilidad que tiene el periodista publica solamente informaciones cuyo
origen conoce.
Por la responsabilidad jurídica o legal el periodista tiene el deber de
comparecer ante los tribunales de justicia para responder por los posibles
delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, con el fin de reparar la
violación del orden conforme lo dispone la ley.
Por la responsabilidad social, el periodista tiene el deber de
comparecer ante el tribunal de la opinión pública, tribunal que da su veredicto
de admiración, estima, desprecio, indiferencia o indignación respecto a la
labor profesional que cumple.
Respeto
Todo buen periodista práctica, promueve y defiende el respeto a la
dignidad de las personas, a la vida privada, a la propiedad intelectual y a las
instituciones de la comunidad donde vive y trabaja. Respeta los valores
nacionales, universales y la diversidad de culturas. Respeta los usos, las
tradiciones, las costumbres y las formas de vida de los pueblos. Respeta a las
leyes nacionales e internacionales, a la institucionalidad democrática y a las
Constituciones políticas.
Sentido del humor
El periodista sabe sonreír, sabe apreciar una broma de buena ley, sabe
intercalar un chiste oportuno o una anécdota divertida con sentido docente y
vierte algunas chispas de humor en sus escritos para romper la rigidez del
discurso.
Solidaridad
José Ingenieros diría que la
solidaridad puede ser definida con la sencilla fórmula de moral social que
dice: “Ningún deber sin derechos; ningún derecho sin deberes”.
La solidaridad exige el ejercicio de los derechos y el estricto
cumplimiento de los deberes profesionales dentro del centro laboral y la
comunidad.
En el periodismo la solidaridad se entiende como la colaboración que
deben prestarse entre periodistas y entre medios de comunicación, para que la
institución pueda desenvolverse y alcanzar sus objetivos, fines y metas
trazadas. El periodista debe mostrar su solidaridad a nivel local, regional,
nacional e internacional para coadyuvar al desarrollo de la educación, la
cultura, la ciencia, el arte y la tecnología, en procura de una convivencia
armónica y pacífica. De ahí que cuando no se da la solidaridad a nivel del
gremio periodístico, éste se anquilosa, se desorganiza, marcha a la deriva y
corre el riesgo de disolución.
Se dice que hay solidaridad periodística cuando la dicha de uno hace
felices a yodos y su tristeza pone triste a los demás.
Tolerancia
La tolerancia es un gran valor y una gran virtud que le permite al
periodista ser paciente ante fallas, errores, faltas o imperfecciones de los
demás y ser capaz de mostrar disposición para disentir con altura y
pacíficamente.
La tolerancia implica comprensión, simpatía y respeto por la
“individualidad”, por las diferencias individuales. La tolerancia se manifiesta
cuando los periodistas ante un desacuerdo, se dicen mutuamente: “esto es algo
acerca de lo cual los periodistas honestos podemos diferir”.
El periodista debe practicar la tolerancia siempre con relación a un
bien posible y no con relación a un mal necesario. La tolerancia no debe
extenderse a lo negativo, a la ineficiencia, al desorden, a la arbitrariedad,
al abuso, a la deshonestidad, a la corrupción, al crimen, al sabotaje, a la
impunidad o a la injusticia.
El periodista es capaz de tolerar las diferencias de opinión, las
críticas ajenas en cuestiones de estricto interés público o en cuestiones de
política con las cuales disiente abiertamente.
Verdad
La verdad es la base fundamental y esencial del periodismo ético y de la
civilizada convivencia humana. La Conferencia Interamericana reunida en
Chapultepec en 1945 expresó que “el progreso de la humanidad depende de la
supremacía de la verdad entre los hombres” y que “una de las experiencias
fundamentales derivadas de la última guerra mundial es que no puede haber
libertad, ni paz, ni seguridad si no se garantiza a los hombres el libre acceso
a la verdad, a través de los diversos medios de información pública”.
En el periodismo, toda información debe corresponder a un hecho
acontecido en la realidad y debe ser verificada de manera responsable y
oportuna por el periodista.
Francisco Iglesias explica que “Se tiene el conocimiento cierto de algo
cuando se sabe que ese algo es la verdad. Y para eso hace falta tener el
criterio que permite reconocer y juzgar la verdad, diferenciándola de la duda,
del error y de la falsedad. Los elementos de ese criterio son la evidencia, la
comprensión, el saber inequívoco y la realidad.
Si la filosofía siempre se ha definido como la búsqueda permanente de la
verdad, el periodismo puede ser definido no sólo como la búsqueda de la verdad
sino también como la ciencia que busca, respeta, promueve, defiende y difunde
la verdad en bien de la sociedad.
Se dice, por ejemplo, que el sabio posee la verdad, el filósofo busca la
verdad, el profeta prevé y anuncia la verdad, el héroe la realiza en el orden
de la acción histórica. En cambio el periodista es el que difunde la verdad a
través de diversos medios de comunicación.
¿Y qué es la verdad? La verdad es la expresión clara, real y fehaciente
de un hecho, tal y como se ha producido en un determinado espacio y tiempo
histórico. Es la conformidad de lo que se dice con lo que se piensa. Es la
propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma y sin mutación
alguna. Clásicamente se define la verdad como la conformidad de lo que se dice
con lo que es. La verdad es la adecuación del contenido de nuestro pensamiento
(percepción o juicio) con la realidad, o bien la concordancia entre lo que
piensa el sujeto con la cosa pensada.
Y a la pregunta ¿Qué es lo verdadero? Cabe la respuesta siguiente:
Verdadero es un mensaje que narra un hecho real y efectivo. Es todo aquello que
contiene una verdad.
Para que haya verdad es necesario la presencia de tres elementos
básicos: Sujeto pensante, cosa pensada y la relación de conformidad entre un
conocimiento y su objeto.
Servir a la verdad y servir a los intereses colectivos es la misión
principal del periodista ético. No con poca razón decía Joseph Folliet: “El
verdadero periodista es el caballero de la verdad”.
La mayoría de los profesionales de la información concuerdan en
considerar a la verdad y la objetividad como requisitos que debe tener la
información para gozar de la tutela jurídica.
La verdad es la esencia de la información. Sin verdad no hay
información. Desinformación es falsedad. La información no verdadera es una
corrupción de la información. Quien desinforma vulnera el derecho del público a
la información.
“Honrar la verdad, la libertad, la justicia social y la solidaridad
gremial constituyen supremos principios que deben guiar la actividad del
trabajador de la comunicación, en general, y del periodista, en
particular” (Asociación Nacional de Periodistas del Perú – ANP)
La mayoría de los códigos de ética periodística destacan en primer lugar
y como principio deontológico del periodista, la verdad. La verdad es el
supremo mandamiento del periodista (Código de Alemania Federal); la verdad es
la base de la profesión periodística (Código de Missouri – EE.UU.); la verdad
es el principio rector del periodismo (Código de la Associated Press).