Artículos periodísticos y de investigación

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8 de marzo de 2009

LA FILOSOFÍA EN UN MUNDO CAMBIANTE

LA FILOSOFÍA EN UN MUNDO CAMBIANTE
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
La búsqueda del saber por el saber, el ansia del espíritu humano de desentrañar el sentido verdadero del universo, de las cosas, del hombre y de la vida, así como también el de interpretarla, comprenderla, describirla y explicarla es competencia de la Filosofía.
La filosofía de una época está conformada por el conjunto de conocimientos, -«doxa», opinión y «epísteme», ciencia como diría Platón-, que el hombre posee de su propio espacio y tiempo histórico. En un principio la filosofía era considerada la madre de todas las ciencias. Más tarde, de la filosofía se irán separando las diversas ciencias particulares, por ejemplo, la Matemática, la Física, la Química, la Biología, la Psicología, la Ontología, la Metafísica, la Axiología, la Lógica, la Psicología, la Sociología, el Derecho y la Epistemología.
La filosofía es el medio indispensable para dar unidad al saber, para que los distintos sectores del conocimiento o ciencias particulares adquieran sentido profundo y comprensión en la mente del ser humano.
El espíritu crítico, el afán de investigación, el hábito de razonar y analizar, sólo adquieren cabal desarrollo cuando se pone al hombre en contacto con los problemas y los nuevos hechos y fenómenos sociales, políticos, económicos, educativos, culturales, éticos y ecológicos. Y esta actitud filosófica es necesaria e imprescindible en un mundo cambiante, como el que estamos viviendo, a fin de tener una explicación acerca del por qué y del para qué del fenómeno y proceso de la globalización.
Fueron los griegos los primeros hombres que se preguntaron por el Ser, por el fundamento de todas las cosas. Al Ser lo entendieron como principio u origen de todas las cosas, y como fundamento de las mismas. Tales de Mileto fue el primer filósofo del Siglo VII que se planteó el problema del Ser. Para Tales, el origen de todas las cosas era el Agua; Anaximandro, creía que el principio de todo lo existente era algo infinito e indefinido y lo denominó Apeirón (más liviano que el agua y más denso que el aire); Anaxímenes, sostuvo que era el Aire; los pitagóricos consideraron el Número; Heráclito, afirmaba que era el Fuego; Platón, decía que eran las Ideas; en cambio, según Empédocles todo estaba constituido por cuatro elementos: Agua, Aire, Fuego y Tierra.
Pero lo que nos interesa y nos preocupa es dar una explicación filosófica sobre el origen, el significado, los alcances, las dimensiones y perspectivas del nuevo fenómeno económico del tercer milenio: la globalización y la sociedad global.
Se trata de explicar críticamente el fenómeno de la globalización, de cara con la libertad de los pueblos y el futuro justiciero de la humanidad. En una palabra, nos interesa saber sobre el ser y la razón de ser de la globalización y de la sociedad global.
La Filosofía, forma parte integral de la vida social, política, cultural, económica, estética y moral del hombre. Se ocupa de los fenómenos, hechos, situaciones y problemas que ocurren en los campos de la actividad humana. En este sentido, la globalización y la sociedad global son fenómenos que requieren inevitablemente del concurso de la filosofía a fin de lograr una mejor comprensión y explicación de estos fenómenos del tercer milenio.
No hay cosa más noble en la vida del ser humano, decía Epicuro, que aplicarse a la filosofía. Bacon, más enfático aún afirma que «sin filosofía, nada me importaría la vida», recalcando que «poca filosofía inclina el espíritu del hombre al ateísmo, pero profunda filosofía le conduce a la religión». Por nuestra parte, nos contentaríamos en sumo grado si llegáramos a un término medio, respetando el derecho de cada quien de ejercer su libertad de conciencia y de pensamiento, sin presión de ninguna clase.
El hombre, desde su aparición en el planeta Tierra, asume una posición crítica y reflexiva, una actitud de asimilación, comprensión y respuesta a los problemas de la vida cotidiana, poniendo en práctica su razón, inteligencia, imaginación, voluntad, espíritu de superación y pensamiento por lograr mejores niveles de vida, de bienestar y felicidad.
El hombre, en su permanente relación con el mundo circundante, empieza por descubrir nuevas cosas, por conocer nuevos objetos, por comprender mejor sus capacidades, potencialidades, posibilidades y limitaciones. Empieza por descubrir sus habilidades y destrezas, sus virtudes y defectos. Asume una actitud interrogativa acerca del origen de todo lo que existe, acerca de las esencias, características y naturaleza del ser del hombre, acerca del ser qué (¿qué es esto? ¿qué es aquello? ¿qué es lo otro?) y acerca del ser por qué (¿por qué es así y no de otra manera?).
En el cotidiano devenir del tiempo y de la historia, cualquier trozo del universo material, cualquier objeto del mundo, cualquier problema individual o social, etc., se convierte en alojamiento del espíritu humano, a fin de entender y explicitarse el auténtico sentido, el espíritu y la orientación de las cosas, el destino y la vida del hombre.
El hombre entra en diálogo permanente con sus semejantes y medio ambiente, en un proceso de conocimiento, de adecuación o de socialización permanente, a efecto de alcanzar una vida digna de ser vivida y de convertirse en un activo agente de transformación de la sociedad.
Si el pensamiento sirve para algo, es precisamente para liberar al hombre de las angustias y frustraciones, de los complejos y posibles fracasos, de los extravíos sociales, vicios y defectos, de la ignorancia supina. Y todo este quehacer mental forma parte del campo operacional de la Filosofía dentro de una sociedad y un mundo en permanente mutación.
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