CHARLES DARWIN,
EL PADRE DE LA TEORÍA CIENTÍFICA
DEL TRANSFORMISMO
BIOLÓGICO
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
Charles Darwin, el padre de la teoría científica del transformismo biológico
Charles Darwin
(1809-1882), naturalista inglés, sabio-investigador y autor de la teoría de la
evolución por selección natural o teoría científica del transformismo biológico, teoría que ha sido calificada de “completa
y sistemática”.
Darwin es el
fundador y precursor de la ciencia de la evolución de las especies, propuesto
por primera vez en 1858, en un ensayo escrito de manera conjunta con Alfred
Russel Walace. En 1859, Darwin amplió la teoría en su obra The Origin of Species, teoría que
inicialmente provocó una tormenta de
debates y controversias, entre otras, por ser contrarias a la revelación
divina, e inclusive le pusieron trabas a la enseñanza de la biología
evolucionista en colegios y universidades, pero que ulteriormente fue aceptada
universalmente por la comunidad científica y en algunos países le ofrendaron
los máximos reconocimientos y tributos.
“A pesar de que
Darwin no recibió ninguna distinción oficial en vida, - indica Jesús
Mosterín-, su fama y prestigio fueron
inmensos. A su muerte, en 1882, la Gran Bretaña, le confirió el mayor de sus
tributos: Darwin fue enterrado en la abadía de Westminster, junto al incomparable
Isaac Newton y a los reyes de Inglaterra” (2008:47 y 48).
El papa Juan Pablo
II, en 1997 escribió a la Academia Pontificia que “la teoría de la evolución es
más que una mera hipótesis” y que “la convergencia, no buscada ni fabricada, de
los resultados de investigaciones independientes es en sí misma un argumento
significativo a favor de esta teoría”.
Son obras
publicadas por Darwin: El origen de las especies por medio de la selección
natural (1859); Las plantas insectívoras; La variación de los animales
domésticos y plantas de cultivos (1868); El origen del hombre y la selección en
relación con el sexo (1871) (The Descent of Man, and Selection in Relation to
Sex) ; La expresión de las emociones en el hombre y los animales (1871);
Movimientos y hábitos de las plantas trepadoras; La formación de la tierra
vegetal por la acción de los gusanos (1881).
En su obra, “El
origen del hombre y la selección en relación con el sexo”, Darwin presenta la
conclusión siguiente: “el hombre procede de alguna forma de un organismo
inferior. Los cimientos en que esta conclusión se apoya jamás oscilarán, pues
la mucha semejanza entre el hombre y los animales inferiores en el desarrollo
embrionario así como en innumerables rasgos de conformación y de estructura
–importantes unos, fútiles otros-, y también los órganos que se conservan en
estado embrionario y las regresiones anormales a que el hombre se halla inclinado,
son hechos irrefutables”.
“En esta obra, The Descent of Man, Darwin sitúa ya
abiertamente las facultades humanas más características dentro del contexto
evolutivo general. Correctamente describe a grandes rasgos nuestra evolución
como animales y vertebrados, como mamíferos placentarios, como primates y
simios, y la bifurcación de los simios en los dos grupos del Nuevo y del Viejo
Mundo (lo que ahora llamamos platirrinos y catarrinos), de cuya segunda rama
nosotros formamos parte” refiere Jesús Mosterín en su obra La Naturaleza Humana (2008:46). Y más adelante Mosterín subraya:
“La gran hazaña de Darwin fue que, además de admitir la funcionalidad de los
seres vivos, también fue capaz de explicarla mediante su teoría de la selección
natural” (2008:47).
La teoría de la evolución de las especies por selección natural de Darwin afirma:
1) Que unas
especies de plantas y animales provenían de otras por sucesivas mutaciones de
sus caracteres a lo largo de los siglos tras la influencia de las condiciones
medioambientales, estableciendo una línea de continuidad hasta llegar al
hombre.
2) La lucha
por la vida se produce entre los individuos vivientes, debido a la tendencia de
toda especie a multiplicarse según una progresión geométrica. Este segundo
presupuesto lo tomó Darwin de la doctrina de Malthus.
De estos dos órdenes de hechos se sigue
que los individuos tienen mayores probabilidades de sobrevivir y de reproducirse en la lucha por la vida en
la medida en que se adaptan mejor a su medioambiente; y en virtud del principio
de la herencia, habrá en ellos, indudablemente, una tendencia pronunciada a
dejar en herencia a sus descendientes los caracteres accidentales adquiridos.
Según la doctrina
de Darwin el progreso se debe a la lucha
por la vida, a la selección natural,
a la supervivencia del más fuerte.
Esta doctrina constituyó el más remarcable e influyente acontecimiento en la vida
intelectual de occidente.
El darwinismo es
“La cosmovisión o ideología sugerida por la biología evolutiva. Sus principios
fundamentales son que todo evoluciona, que la variación y la selección (natural
o social) son el principal mecanismo evolutivo y que el individuo más adaptado
sobrevive” (Mario Bunge, Diccionario de Filosofía).
“La teoría de
Darwin de la selección natural provocó una revolución intelectual, ya que
mostró que no había una diferencia biológica fundamental entre los humanos y
los otros animales, y que, por tanto, los humanos no tenían el estatus especial
que les otorgaban la doctrina cristiana y las teorías sobre la cadena del ser.
Asimismo, demostró que el relato de la creación de la vida por Dios, presente
en el Génesis, no podía ser literalmente cierto y abrió una brecha insalvable
entre la explicación científica y la religiosa. Al demostrar que la evolución
operaba a través del azar, y que había muchos callejones sin salida en la
evolución, puso fin a la idea de que la vida había sido causada por la voluntad
divina o estaba sujeta a ella”[1]
Richard P. Brennan[2]
al respecto escribe: ”Sabemos hoy que hace 3.500 millones de años la vida en la
Tierra consistía en seres sencillos, como las BACTERIAS, mientras que hoy
contiene seres vivos tan complejos como los humanos. Parece obvio, por
consiguiente, que las formas sencillas fueron dando lugar a formas más
complejas. Todos los datos fósiles recopilados desde los tiempos de Darwin
respaldan y demuestran la veracidad de la evolución más allá de cualquier duda
racional. Es la palabra teoría en la
frase “Teoría de la Evolución” la que causa algún reparo, porque parece indicar
que aún cabe alguna duda científica al respecto, cuando en realidad no hay
ninguna”.
Según la
concepción evolucionista, el ser humano es producto del proceso de la evolución
biológica; de un proceso de hominización.
La especie humana, el Homo sapiens,
procede de la familia de los Hominidae,
familia del orden de los primates, pero distinta de los Pongidae, a la que pertenecen los monos actuales. Hay un cierto
acuerdo en que las tres características que separan al ser humano de sus
parientes más próximos son: la postura erguida, la habilidad con las manos y el
mayor tamaño del cerebro en relación al tamaño del cuerpo.[3]
[1] Océano Grupo Editorial,
S.A, Nuevo diccionario de filosofía.
Barcelona, 2001, p. 64.
[2] Brennan, Richard P. Diccionario Básico para la Actualidad
Científica. Celeste Ediciones, Madrid, 1994, p. 100.
[3] Sobrevilla, David. Introducción a la Filosofía. Universidad
Ricardo Palma. Editorial Universitaria, Lima/Perú, 2014, p. 340.