EL
CRISTIANISMO, NUEVA ACTITUD Y FUERZA
ESPIRITUAL Y MORAL PARA LA HUMANIDAD
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
GENERALIDADES
Con la decadencia del
Imperio romano se hunde la cultura y civilización grecorromana y surge en la
Edad Media una nueva actitud y una nueva fuerza espiritual y moral asentada en
una religión revelada, religión popular y del corazón, de inspiración divina y
basada en la Biblia, en los profetas y en Cristo, que viene a ser el cristianismo.
La Iglesia cristiana,
misionera del Evangelio de la “Buena Nueva”, alejada de la vida política, asume
su rol de análisis y explicación de problemas básicos como: la unidad y la
trascendencia de Dios, la creación, la Providencia, la vida futura, la libertad
y la justicia humana. La Iglesia es el eje central y rector de la filosofía y
la cultura, el conocimiento se subordina a los grandes objetivos de la fe y del
dogma.
El cristianismo viene a
ser el conjunto de manifestaciones histórico-religiosas que derivan de la
verdad revelada por Jesús de Nazaret, por Cristo. El cristianismo, nacido en
Palestina, recibe la herencia de los judíos.
He aquí los tres dogmas
en que se asienta la religión judía: 1°. Un solo Dios, creador y rector del
mundo, omnipotente, eterno y justo. 2°. La idea de un Mesías, de un enviado de
la Divinidad para liberar y redimir al pueblo de Israel, antes de la
resurrección de los muertos. 3°. El concepto de Santidad, se condensa en la
doctrina de la Trinidad cristiana: “Padre, Hijo y Espíritu Santo”. También es
herencia judía el hecho de que en el cristianismo los fines religiosos ocupan
el lugar preeminente en la vida y en la educación.[1]
El cristianismo para
imponerse en el mundo occidental tardó tres largos siglos y tuvo que luchar
contra el paganismo romano y el pensamiento filosófico antiguo, haciendo
recibido el apoyo doctrinal del judaísmo, especialmente.
San Pablo empezó predicando
el Evangelio por todos los pueblos hasta transformarlo en una doctrina
universalmente aceptada.
Esta “religión de
interioridad”, esta “religión del corazón” expresada en una creencia, en un Ser
Supremo y Salvador del mundo, origen de todo cuanto existe, se condensa en los
Diez Mandamientos de Dios que empieza diciendo: “Amarás al señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
El cristianismo busca la
perfección y la felicidad del hombre mediante la práctica del bien, del amor,
de la solidaridad, de la caridad, de la fraternidad, de la sensibilidad social,
mediante la práctica de la cooperación, de la humildad y el cultivo de la Fe,
del perdón y del arrepentimiento.
La filosofía cristiana se
divide en filosofía patrística y en filosofía escolástica.
LA
FILOSOFÍA PATRÍSTICA
La filosofía patrística
(desde el siglo II hasta el siglo VII) o filosofía de los Padres de la Iglesia,
tuvo por misión defender y difundir la pureza del cristianismo contra la
filosofía pagana que se encontraba en decadencia y posteriormente contra las
herejías nacidas de su propio seno (gnosticismo, etc.).
Los Padres de la Iglesia
con el devenir de los años establecieron instrucciones, ideas, normas,
directivas, dogmas, ceremonias y costumbres que son practicadas por la Iglesia
cristiana.
Los Padres de la Iglesia
asumen diferentes denominaciones, según la función que cumplen. Así tenemos a
los Padres apostólicos, llamados como
tales por su contacto con los apóstoles; los Padres apologistas (del griego
“apologeomai”, defender), son aquellos que redactaban apologías o defensas en
favor de la religión y filosofía cristiana. Finalmente los Padres catequistas,
que vienen a ser los propagadores del cristianismo, los catequizadores en la
religión cristiana.
He aquí a los Padres de
la Iglesia, entre escritores y clérigos: San Papías, Clemente Romano, San
Policarpo, Lactancio, San Justino, Atenágoras, San Irineo, Clemente
Alejandrino, Orígenes, Tertuliano, San Atanasio, San Basilio el Grande, San
Gregorio Nacianceno, San Juan Damaceno, San Hilario de Poitiers, San Jerónimo,
San Ambrosio, San Agustín, Taciano, Justino Mártir, Minucio Félix y Hegesipo.
EL
DOGMA CRISTIANO
Dogma significa verdad
revelada por Dios, declarada y propuesta por la Iglesia para creencia de los
files, so pena de incurrir en herejía.
La teología dogmática estudia las verdades reveladas, en cambio la teología moral versa sobre los dogmas a
la luz de su relación con las actividades humanas.
En la religión cristiana
el dogmatismo es contrario a todo análisis de la razón por considerar que
existen verdades incontestables que se alcanzan solamente mediante la
revelación divina.
El dogma cristiano
contiene dos tipos de verdades: verdad natural y verdad sobrenatural.
VERDAD
NATURAL
La verdad natural es
conocida por la razón y es producto de la enseñanza de la filosofía. Aquí está
la existencia de Dios, su naturaleza, su perfección y la existencia del alma
libre e inmortal.
VERDAD
SOBRENATURAL
La verdad sobrenatural es
inalcanzable al hombre y a las que no puede llegar por sí mismo. Aquí se hallan
las relacionadas con la vida íntima del Ser Supremo (Dios), su amor al hombre,
la Encarnación, la Santísima Trinidad, la Redención y demás misterios que
superan el ámbito de la razón humana sin contradecirla.
Los dogmas de la Iglesia
cristiana se dividen en dogmas apostólicos y dogmas eclesiásticos (o
conciliares). A los dogmas apostólicos
corresponden los que enseñaron los Apóstoles, y, a los dogmas eclesiásticos corresponden los establecidos por la Iglesia
en distintos períodos de su existencia, contrarrestando las diversas herejías y
afirmando la verdad de la revelación divina, el carácter inviolable de las
Sagradas Escrituras y la autoridad y el juicio de la Iglesia católica.[2]
Se afirma que la
Patrística es el conjunto de dogmas elaborados por los Padres de la Iglesia y
los concilios.
Son dogmas de la religión
cristiana, entre otros, los siguientes: 1°. La existencia de un solo Dios,
creador del hombre, del universo, de las cosas, de los animales y de las plantas,
de todos los seres. 2°. El hombre creado por Dios, tiene un alma espiritual,
libre e inmortal. 3°. El hombre está obligado a creer en alguna religión: que
habiendo un solo Dios, sólo una religión es buena y sólo una es verdadera que
es la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.4°. La religión cristiana fue
fundada por Jesucristo, hijo de Dios, enviado por Dios Padre como Mesías, para
salvar a los hombres según habían anunciado los profetas hebreos.
Por la fe y no por la
razón, se acepta a los dogmas de la Iglesia como verdades indiscutibles e
indemostrables, no sujetos a crítica y obligatorios para todos los feligreses.
La Fe en sus tres significados: “Creer algo, creer a alguien y creer en
alguien”.
TIPOS
DE CREENCIA
Con respecto a Dios, hay
tres tipos de creencia. Enrique L. Dóriga nos explica del modo siguiente:
“Respecto de Dios existen los tres mismos tipos de creencia. Creer en Dios (fe vivencial) consiste ante todo en un
entregarse sin reservas a él, en un acto existencial, que abarca toda la persona
y que por esto mismo supera (no excluye) la aceptación intelectual de Dios.
Creer a Dios (fe testifical) es
reconocer su ciencia y su veracidad infinitas, de forma que ni pueda engañarse
ni puede engañarnos. Por último, creer lo revelado por Dios (fe intelectual) es aceptar como
verdaderas las afirmaciones que Él se haya dignado hacernos acerca de sí mismo
y acerca de nosotros en relación a Él, y que nos conste con suficiente
seguridad que provienen de Él. Es patente que la fe vivencial incluye las otras
dos; y que la fe testifical incluye la fe intelectual. Pero no a la inversa.
Para la ciencia teológica basta la fe intelectual, es decir, teóricamente es
posible construir un sistema teológico basado en la palabra de Dios sin tener
por esto que aceptar que realmente es de Dios.[3]
SAN
AGUSTÍN, “EL PLATÓN DEL CRISTIANISMO”
VIDA
Y OBRAS
San Agustín (354-430) nace
en Tagaste, provincia de Numidia (África del Norte), actual Argelia. Su padre
Patricio fue pagano y su madre Santa Mónica fue cristiana.
Desde su niñez llevó
una vida social e intelectual apasionada, alborotada, indómita y activa,
demostrando gran vocación por el estudio y amor a la sabiduría, con
extraordinaria capacidad de análisis y síntesis.
En un principio se
adhirió al maniqueísmo, luego se volvió escéptico, posteriormente abrazó las
ideas neoplatónicas para culminar convirtiéndose al cristianismo, habiendo sido
bautizado a los 33 años de edad como sacerdote por el Obispo Valerio y en 395,
por aclamación fue consagrado Obispo de Hipona.
San Agustín estudió
gramática, retórica, los clásicos latinos, el neoplatonismo, los Evangelios de
San Pablo. Fundó una escuela de Retórica en Cartago y otra en Roma y estableció
monasterios en África.
Escritor, teólogo y
filósofo místico, combatió a los maniqueos, a los donatistas y a los pelagianos.
Es una de las más grandes figuras de la Patrística y el más célebre de los
Padres de la Iglesia latina, ha sido llamado con no poca razón “El Platón del
Cristianismo”.
Su pensamiento influenció
significativamente en el desarrollo de la teología cristiana y la filosofía
occidental, en el existencialismo cristiano y en el jansenismo, no por poco es
calificado como el fundador de la Filosofía de la Religión y de la Filosofía de
la Historia. Su pensamiento es producto de la fusión de tres corrientes: el
paganismo, el judaísmo y el cristianismo.
OBRAS
San Agustín de Hipona
escribió 130 obras: su obra constituye “una verdadera Enciclopedia del
Cristianismo”.
Entre algunas obras de
San Agustín podemos mencionar: Sobre el Orden, Sobre la Inmortalidad del Alma,
Soliloquios, Contra los Académicos, Confesiones, Sobre la Trinidad, La Ciudad
de Dios, Homilías, Sobre la Doctrina Cristiana, Sobre el libre albedrío y
Comentario literal al Génesis.
CONCEPCIÓN
ACERCA DE DIOS
Toda la filosofía de San
Agustín gira en torno a Dios, principalmente. Decía: “Deseo conocer a Dios y al
alma. ¿Nada más? ¡Nada más!. Para él, Dios es substancia espiritual que se
revela al hombre por virtud de su bondad infinita. Dios es principio y fin de
todas las cosas.
Dios tiene atributos: eternidad,
inmutabilidad, inmensidad, libertad, omnisciencia, omnipotencia,
incomprensibilidad, trascendentalidad e infinitud en la inteligencia y
voluntad. Dios es verdad suprema y definitiva que aclara y explica todo y es de
naturaleza incorruptible. Dios es un ser capaz de saciar el deseo del hombre de
alcanzar el bien, la justicia, el orden, la bondad, la belleza, la felicidad y
la vida eterna. Dios es aquél ser absoluto que creó todo de la nada, que creó
el mar, el fuego, los animales, las plantas, el hombre, la naturaleza, el
universo.
Según el pensamiento de
San Agustín todos los hombres tienen conciencia de la existencia de un Ser
superior e incluso cuando los necios afirman que no hay Dios lo hacen a causa
de su ignorancia. Dios es la Verdad completa y eterna, es la Sabiduría y la
Salvación suprema. Sólo con Dios y a través de Dios el hombre puede alcanzar la
vida feliz. Dios es la fuente de toda verdad y de toda luz intelectual. Dios
está fuera del tiempo, el tiempo empezó con la creación del mundo por Dios. El
hombre fue creado por Dios, para Dios y hasta que su corazón descanse en Dios.
San Agustín demuestra la
existencia de Dios haciendo uso de la Fe, pero ligada ésta a la Razón y a la
Caridad. Dios posee las denominadas Razones
seminales o gérmenes de las cosas a venir, las “semillas” o las “potencias
pasivas”, principio éste por el cual se explica que Dios, al crear la materia,
habría colocado en ella unos principios latentes que originarían a las especies
de seres, desarrollándose a su debido tiempo y en condiciones oportunas, al
modo de “ideas divinas” o arquetipos.
De acuerdo al pensamiento
de San Agustín todo viene de Dios y todo va hacia él. Dios ilumina al hombre al
dotarlo de razón o de entendimiento (Dios es Luz), Dios es “lo que se antepone
a todas las cosas”. Todo lo creado por Dios es bueno. El mal se origina en el
apartamento de Dios. El hombre es libre de hacer lo que Dios sabe que hará
libremente (predestinación humana). La filosofía es amor a la sabiduría, es
“amor a Dios”.
Michael Federico Sciacca,
interpretando la filosofía teísta de San Agustín expresa: “Si la sabiduría es
Dios…el verdadero filósofo ama a Dios”. “Por tanto, la verdadera filosofía y la
verdadera religión no se excluyen, sino que se reclaman: Dios es el fin único
de la investigación racional y de la fe. La sola razón no basta: para entender
es necesaria la fe como presupuesto. La razón, reconociendo sus límites hace
necesaria la fe”.
CONCEPCIÓN
ACERCA DEL ALMA
La filosofía tiene doble
objeto de estudio: a) estudio de Dios, y b) estudio del Alma. Hechos dicho que
el centro de su filosofía es “conocer a Dios y al alma” y nada más. En San
Agustín el alma tiene espiritualidad, es inmortal y está unida al cuerpo. El
alma es totalidad unitaria y viviente de la personalidad del hombre. No admite
la reminiscencia, no acepta la teoría de la preexistencia de las almas. El alma
conoce la verdad porque se comunica con Dios (“iluminación” del alma por Dios).
Dios es el “sol” del alma, es decir, la luz de nuestra inteligencia.
LA
FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA
SIGNIFICADO
Se denomina escolástica o
escolasticismo a la filosofía cristiana que siguiendo la doctrina de Platón y
de Aristóteles predominó durante la Edad Media en el Occidente europeo. Para
algunos significa “la cristianización de Aristóteles” en plena Edad Media.
El término ¡escolástica”,
utilizado por primera vez por Teofrasto, proviene la palabra “scholas”
(escuela) y “scholastici” (escolástico), debido a que esta filosofía se llegó a
elaborar y a enseñar en las instituciones eclesiásticas, especialmente en las
escuelas parroquiales, obispales y de las Abadías, de las cuales nacerían las
primeras universidades de la época.
Las
Siete Artes Liberales: Gramática, Retórica, Dialéctica,
Aritmética, Geometría, Astronomía y Música, son enseñados en nivel de la Corte
del Imperio de Carlos Magno y finalmente en las denominadas “escuelas” en forma
sistemática, y que forman la totalidad del saber oficial.
Las enseñanzas se
impartían bajo las formas de La Lectio
o lección, clase magistral e interpretación de textos de autoridades, y la Disputatio o polémica, controversia
entre maestro y alumno.
ORIGEN
El origen del
escolasticismo está estrechamente relacionado con los intentos del emperador
Carlomagno por elevar la situación intelectual de los pueblos que gobernaba, y
también por rodearse de funcionarios y de dignatarios eclesiásticos dotados de
cultura filosófica y literaria suficientes para cumplir sus objetivos.[4]
ÉPOCAS
Aunque los estudiosos aún
no han coincidido en cuanto a las épocas en que se divide la Filosofía
escolástica, nosotros optaremos por el de Baeza y Acevez quien en su obra
“Ética” divide en cuatro épocas: a. del siglo IX al XII es constructiva, con
predominio de la Filosofía platónico-agustiniana; b. la segunda comprende el
siglo XIII, que es el del apogeo; c. la tercera marca la decadencia (siglo XIV
y primera mitad del siglo XV(, y d. la cuarta o de transición a la filosofía
moderna (del siglo XV al siglo XVIII).
CARACTERÍSTICAS
La escolástica se
caracteriza por: a) Afirmación del alto poder demostrativo de la razón, al
sostener por ejemplo que la existencia de Dios puede confirmarse mediante
razonamientos concluyentes; b) respeto por la tradición de Platón y Aristóteles
y por la subordinación a la autoridad de los pensadores clásicos; c) rechazo a
poner en tela de juicio la Fe religiosa. Supremacía de la Fe. La Filosofía es
la sierva de la Teología, es decir se da la subordinación de la Razón a la Fe;
d) predominancia del Clero como fuerza de la inteligencia y del saber
(aristocracia de la inteligencia); e) del intelectualismo se pasó al ergotismo;
f) utilización del método deductivo en su forma silogística; g) carácter
colectivo del trabajo de la escuela escolástica; h) la revelación es concebida
como una norma directiva y una ayuda para la razón; i) la Filosofía escolástica
corresponde a una Sociedad Cristiana; j) fundamenta y enseña la doctrina
cristiana como sistema científico de verdades ya encontradas, y no investiga ni
filosofa por cuenta propia; k) creencia común en la objetividad del
conocimiento, a pesar de la “controversia de los Universales”[5]; l) preocupación por
resolver las contradicciones existentes en nivel de autoridades reconocidas
oficialmente, a efecto de demostrar la Unidad que existe entre el saber y la
fe, entre la filosofía y la teología, entre la razón y la revelación; m)
formulación de una nueva concepción total de la realidad mediante la
integración del cristianismo con las filosofías anteriores desde la época
griega; n) la barbarie o poca elegancia de su idioma (el latín); ñ) variedad de
opiniones sobre muchos problemas, con representantes de distintas escuelas y a
veces contrapuestas, pero que centraron su preocupación por construir la
síntesis general del saber de la época en armonía con la fe cristiana.
PRINCIPALES
REPRESENTANTES
Entre los principales
representantes de la Filosofía escolástica figuran: San Alberto Magno, santo
Tomás de Aquino, San Buenaventura, Guillermo de Occam, Gilbert de la Porrée,
San Anselmo de Canterbury, Bernardo de Chartres y Alejandro de Hales.
SANTO
TOMÁS DE AQUINO, “EL DOCTOR DE LA
IGLESIA CATÓLICA”
VIDA
Y OBRAS
Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
fue maestro universitario, lógico, metafísico, escritor, filósofo y doctor en
teología. Sus padres son el conde Laudolfo de Aquino y la condesa Teodora.
Nació en el Castillo de Roccasecca (Lombardía, Italia), allá por el año de
1225, y murió a los 49 años de edad, el 7 de marzo de 1274, en el Convento de
Fosanuova, cuando viajaba al Concilio de Lyon, al que lo había invitado
personalmente el Papa Gregorio X.
A los 17 años de edad
ingresa como fraile a la Orden de Santo Domingo (Orden Dominicana) en 1242, y
muy pronto llega a ser discípulo de San Alberto Magno – uno de los sabios de la
Edad Media- quien al profetizar de Santo Tomás dijo: “este buey llenará un día
el mundo con sus mugidos”.
Tomás de Aquino estudió
en la Universidad de Colonia (Alemania) y pronto se convirtió en un
extraordinario maestro dominico, al ser nombrado catedrático de la Universidad
de París en 1257.
Se cuenta que dos de sus
hermanos, de los siete que eran, lo raptan en 1244 y lo mantienen prisionero
por más de un año con el fin de impedirle que ingresara a la Orden Dominica.
Resiste todas las tentaciones (de ahí proviene el sobrenombre de “Angélico”) y
regresa a su Orden.
Es llamado “Doctor
Angélico”, precisamente por la profundidad y claridad de su pensamiento, por la
solidez de sus argumentaciones y por la pureza de sus costumbres. Asimismo, es
conocido como “El Ángel de las Escuelas”, “El Príncipe de la Escolástica”, “El
Teólogo consultor del Papa Gregorio X” y “El Patrón de todas las Escuelas
Católicas” (1880).
El 20 de julio de 1323
fue canonizado en Aviñón por el Papa Juan XXII. Y, 244 años después, el Papa
Pío V lo declaró “Doctor de la Iglesia Católica” (1567).
Nicolás Abbagnano
describe a Santo Tomás de Aquino así: un hombre alto, moreno, grueso, algo
calvo, que tenía el aspecto pacífico y suave del sabio sedentario. A causa de
su carácter cerrado y silencioso, sus condiscípulos de París le llamaban “el
buey mudo”.
Recibe la influencia del
pensamiento de Aristóteles, de San Agustín, de Boecio, de los pseudo-Dionicio,
de las filosofías árabe y judía, lucha contra los averroístas y el agustinismo,
polemiza con el franciscano San Buenaventura, combate el maniqueísmo y el
paganismo, el musulmanismo y a los albigenses, cátaros y valdenses.
El Santo Doctor es el
reformador de la metafísicas aristotélica y lo adapta a los requerimientos de
la religión cristiana, es el fundador de la Teología como ciencia, logrando
armonizar, conciliar y equilibrar la fe cristiana (Teología) con la razón
(Filosofía), en cumplimiento de su sagrada misión de rescatar para el
pensamiento católico lo significativo y trascendente del pensamiento antiguo,
en especial el pensamiento de Aristóteles. Así como alguna vez se dijo que San
Agustín llegó a "cristianizar a Platón”, en forma similar se sostiene
ahora que Santo Tomás de Aquino llegó a “bautizar a Aristóteles”.
El pensamiento tomista
puede denominarse filosóficamente “realismo moderado”, gnoseológicamente un
“realismo empirista moderado” y teológicamente como “intelectualista” al
sustentar que en el intelecto humano no hay nada que primero no haya pasado a
través de los sentidos, aunque con tendencia “existencialista” más que
“esencialista”.
Con respecto a su
producción intelectual, Santo Tomás de Aquino continúa y concluye la obra de
San Alberto Magno, busca establecer y respetar el auténtico significado del
aristotelismo valiéndose de los propios textos del Estagirita, intenta
equilibrar la filosofía con la teología (la fe con las verdades reveladas, las
relaciones que deben existir entre razón y fe para formular las pruebas de la
existencia de Dios y aclarar los dogmas consiguientes, y la distinción real
entre esencia y existencia, etc.).
OBRAS
Escribió más de 36 obras
y 25 opúsculos, en los 49 años de su existencia fructífera. Sus obras llegaron
a tener importancia y trascendencia pero fueron colocadas por los padres del
Concilio de Trente al lado de los libros santos, no serán todos pero sí un buen
número de ellas. No por poco han sido calificadas por la crítica especializada
como “una cosmovisión que devolvía a Dios a la Tierra y rompía la tradición
pesimista agustiniano-platónica” y como “un verdadero renacimiento de la razón”
en una época contradictoria calificada de edad oscura (Edad Media).
Entre las obras más
importantes figuran: Suma Teológica, De los principios de la naturaleza, El
entre y la esencia, Sobre la eternidad del mundo, Suma contra los Gentiles,
Comentario a las sentencias, Comentarios a Boecio, Compendio de Teología, Del
Gobierno de los Príncipes, Del Alma, De los Meteoros, Comentario sobre
Aristóteles, Cuestiones, y Contra los errores de los griegos.
LA
FILOSOFÍA TOMISTA
SÍNTESIS
En un intento de síntesis
podemos presentar rasgos saltantes de la filosofía de Santo Tomás de Aquino,
filosofía denominada “Tomismo”.
1°. No hay confusión,
contradicción, incompatibilidad ni separación entre filosofía y teología. Por
el contrario, hay una estrecha y permanente relación, armonización,
concurrencia y equilibrio entre razón y revelación o fe, pues tanto la razón
como la fe proceden de Dios. La revelación no anula ni inutiliza la razón: “la
gracia no elimina la naturaleza, sino que la perfecciona”. La fe es la regla
del recto proceder de la razón. La fe cree en la autoridad o verdad revelada
por Dios. La razón cree en la demostración y aunque la razón tiene su propia
verdad está subordinada a la fe. Lo importante es que el Doctor Angélico ha
reivindicado la autonomía relativa de la razón, aun manteniendo su distinción
con la fe.
2°. La filosofía tomista,
recogiendo en parte la influencia de la filosofía árabe y la de los clásicos,
constituye un inusitado esfuerzo de sistematización de la teología católica, de
conciliación científica entre la doctrina aristotélica y los postulados del
cristianismo. Por ejemplo, concilia a Platón y Aristóteles y constituye una
ética perfecta.
3°. Se funda en la
concepción de Dios como “acto puro de ser”. El ser no es uno, el Creador está
separado de la criatura. Para Santo Tomás, el ser de Dios y el ser de las
criaturas no es unívoco ni equívoco (unívoco= idéntico; equívoco=distinto),
sino análogo, está en la proporción
de causa y efecto, y el ser divino o sea Dios es la causa del ser finito (la
criatura). En líneas siguientes ampliaremos la concepción tomista acerca de
Dios.
4°.El hombre solamente
puede llegar a la verdad a través de la experiencia sensible o de los sentidos
y las ideas generales o universales, pero siempre considerando como prioritario
y como predominante el orden del
intelecto, la Razón frente a la Fe.
Para Santo Tomás de
Aquino existen tres tipos de verdades: verdad teológica, verdad filosófica y
verdad mixta.
Verdad
teológica es la verdad que el hombre conoce mediante revelación
divina.
Verdad
filosófica es la verdad no revelada y conocida por la razón del
hombre.
Verdad
mixta es el conjunto de verdades reveladas y que son
verificadas por la razón humana.
CONCEPCIÓN
ACERCA DE DIOS
Santo Tomás de Aquino, en
su obra Suma Teológica prueba la
existencia de Dios a través de cinco vías que con las siguientes: primera vía:
la prueba cinética; segunda vía: la prueba de causalidad eficiente; tercera
vía: la prueba de la relación entre lo posible y lo necesario; cuarta vía: la
prueba de los grados de perfección; quinta vía: la prueba teleológica.
Primera
vía.
Es la prueba cinética (prueba
cosmológica o prueba del movimiento) y que se resume en lo siguiente: “En el
mundo hay cosas que se mueven”, “Todo lo que se mueve es movido por otro” y, en
consecuencia, “Hay algo que mueve sin ser movido”, que es Dios.
Segunda
vía.
Es la prueba de causalidad eficiente:
“Todo efecto tiene una causa anterior”, en consecuencia existe “una causa
incausada” que se denomina Dios, que es el primer motor inmóvil.
Tercera
vía.
Es la prueba de relación entre lo posible y lo necesario, es la prueba de contingencia: Las cosas nacen
y mueren, lo que quiere decir que pueden ser o no ser. Las cosas posibles sólo
existen en virtud de las cosas necesarias. Existe una realidad absolutamente
necesaria y libre de toda referencia a algo superior, y esa realidad es Dios.
Cuarta
vía.
Es la prueba de los grados de perfección:
Existe una “suma perfección” que valora y mide las cosas imperfectas, las cosas
casi perfectas, tal suma perfecta es Dios. El grado máximo de las perfecciones
es la causa de los grados menores.
Quinta
vía.
Es la prueba teleológica, la prueba
del gobierno de las cosas: Hay un ser inteligente que ordena y dirige todas las
cosas naturales hacia un fin, y ese ser es Dios. Existe una finalidad sin fin,
que es Dios.
En la concepción tomista
Dios es evidente por sí misma, porque su conocimiento nos es connatural, todos
sabemos que Dios existe. Dios expresa lo que es más grande que cuanto se puede
concebir en el entendimiento y en la realidad, es una cosa superior a cuanto se
puede pensar. Dios existe sólo en el concepto del entendimiento más no en la
realidad. La existencia de Dios es un artículo de fe y lo que es de fe no se
puede demostrar porque la demostración hace ver y la fe es de lo que no vemos,
de Dios no podemos saber “lo que es”. Sólo es posible demostrar la existencia
de Dios por sus efectos, aunque éstos no puedan dárnoslo a conocer tal como es
en su esencia.
Dios es el primer motor
inmóvil, es el primer ser, es lo más perfecto de entre los seres. Dios carece
de materia y de forma. Dios es acto puro y sin mezcla alguna de potencialidad.
Dios es el primer ser y agente por esencia, porque es la primera causa
eficiente. En Dios su esencia es su misma existencia. El ser sin adición es el
ser divino. Dios no pertenece a ningún género, pero Dios es principio de todo
el ser, es lo primero por encima de todo género y respecto de todas las cosas.
En Dios nada hay causado, ya que Él es la causa primera, Él es en absoluto el primer
Ser, es la primera causa efectiva de todas las cosas, a Él compete imponer en
las cosas el modo, la especie y el orden.
Dios es el sumo bien en
absoluto, de él dimanan todas las perfecciones deseadas, como de la causa
primera: el Bien está en Dios. Sólo Dios es bueno por excelencia y por esencia
y los seres son buenos en la medida que son perfectos. Sólo en Dios se
identifican la esencia y el ser. Sólo
Dios posee por esencia todos los modos de perfección. Dios es infinito y
perfecto. Él tiene poder infinito, es eterno en grado máximo. Él reina más allá
de la eternidad. La eternidad es el mismo Dios y no hay cosa alguna eterna
fuera de Dios.
Dios es uno en la
realidad y múltiple en los conceptos. La ciencia en Dios es substancia y acto
puro. En él se identifican el entendimiento y lo inteligible. Dios se conoce a
sí mismo en toda la perfección con que es cognoscible. Dios está dotado de
conocimiento, es un ser inteligente. Él produce las cosas por su entendimiento,
ya que su ser es su entender. La ciencia de Dios es causa de las cosas. En Dios
hay voluntad y entendimiento, hay inteligencia y verdad, hay amor y sabiduría,
hay poder y bien.
Dios es causa de las
cosas por su voluntad y no por necesidad de su naturaleza. Todo ser procede de
la causa universal que es Dios. La voluntad de Dios es causa de los seres y la
voluntad de Dios no tiene causa. Dios con un solo acto conoce todas las cosas
en su esencia y las quiere a todas en su bondad. La voluntad de Dios es
razonable, porque quiere que existan unas por causa de otras. Todo lo que de
algún modo existe, existe por Dios. Dios es esencialmente el ser subsistente,
el ser subsistente no puede ser más que uno. Existe un ente no causado, y aún
la materia prima ha sido creada por la causa universal de los seres que es Dios.
Él es la primera causa ejemplar de todas las cosas. En el ser de Dios nada hay
disconforme o desemejante con su entendimiento. Toda concepción del
entendimiento viene de Dios. Solamente Dios es eterno. La verdad del
entendimiento divino es el mismo Dios.
Dios constituye en verdad
el último fin del hombre y de todas las criaturas. La acción intelectual
procede de Dios. Es Dios quien mueve el entendimiento a obrar. El hombre tiene
la gracia de Dios, es decir que hay en él algo natural que proviene de Dios, es
un efecto de la voluntad gratuita de Dios. Él es vida del alma, a modo de causa
eficiente, mientras el alma es vida del cuerpo a modo de causa formal.
CONCEPCIÓN
ÉTICA
La concepción ética de Santo
Tomás de Aquino podemos resumirla en las siguientes proposiciones:
Todo está sometido a la
providencia divina. Todo viene de él y va hacia él. Dios es quien dirige todas
las cosas hacia el fin supremo que es él mismo, en cuanto Sumo Bien.
La libre acción del
hombre forma parte de la providencia de Dios. Él es guía del hombre, Providencia
y predestinación presuponen la presciencia divina, con la cual Dios prevé las
acciones del hombre. Dios inclina al hombre hacia la justicia según la condición
propia de la naturaleza humana. La presencia del mal en el mundo es producto
del libre albedrío del hombre. El mal es sólo falta de bien.
El mal es de dos clases: PENA,
que es deficiencia de forma (realidad o acto), y CULPA, que es la deficiencia
de una acción que no ha sido hecha del modo debido. La culpa es el acto del
hombre de escoger deliberadamente el mal en contra de la razón y de la ley
divina. El mal mayor es la culpa y la providencia trata de corregirla o de
eliminarla mediante la pena.
La sindéresis es el hábito natural práctico que inclina al hombre
hacia el bien y lo aparta del mal. La conciencia
que es derivada de la sindéresis, permite al hombre aplicar los principios
generales de la acción a una determinada acción.
Las virtudes son hábitos o disposiciones prácticas para vivir con
rectitud y evadir del mal.
El hombre necesita de la
ayuda de Dios para alcanzar la vida eterna, hecho que sólo es posible mediante
la práctica de las virtudes naturales o cardinales y de las virtudes
sobrenaturales o teologales.
Las virtudes cardinales o principales son: justicia, fortaleza,
templanza y prudencia.
Las virtudes teologales o secundarias son: fe, esperanza y caridad.
EL
NEOTOMISMO
La filosofía tomista tuvo
predominio casi total hasta los umbrales de la Edad Moderna, llegando a la Edad
Contemporánea en forma reelaborada y modernizada.
El 4 de agosto de 1879 el
Papa León XII en su Encíclica “Aeterni Patris”, conmovido de la pobreza
intelectual de los seminaristas y estudiantes de las universidades católicas de
la época, declaró al pensamiento de Santo Tomás de Aquino como “la única
filosofía verdadera del catolicismo” y que debería ser propagado oficialmente.
El renacimiento del Tomismo
empieza a mediados del siglo XIX, con la denominación de “neotomismo” – a través
de Steckl, Clement Baeumker (Alemania), Maurice de Wulf y monseñor Mercier (Francia),
John Newman (Inglaterra) y Mateo Libertaore (Italia). “Es entonces cuando
monseñor Mercier, en Lovaina, trata de rejuvenecer la tradición y funda la
escuela neotomista, siempre viva y que trata de enriquecer el tomismo con las
escuelas más recientes (en la actualidad, la “fenomenología” y el “existencialismo”).
Filósofos como Jacques Maritain y Etienne Gilson se han preocupado por aislar
todo aquello que el tomismo encierra de universalmente verdadero”.[6]
[3]
Dóriga, Enrique L. Lecciones de Filosofía. Centro de
Investigaciones. Universidad del Pacífico, 2ª. Edición, Lima-Perú, 1990.
[4]
Gran OMEBA. Diccionario Enciclopédico Ilustrado, Tomo 4., Buenos Aires, 1965.
[5] La controversia de los universales
se expresaba en si éstos son objetos reales o únicamente nombre de las cosas,
si los universales (las ideas generales) existen “antes de las cosas”
(idealmente), si existen “en las cosas” (realistamente), si existen “después de
las cosas” (conceptualmente) o si son solamente “palabras” (nominalmente).
[6] Didier,
Julia Diccionario de Filosofía.Editorial Diana, México, 2ª. Impresión, 1987.