Artículos periodísticos y de investigación

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5 de mayo de 2020

EL CRISTIANISMO, NUEVA ACTITUD Y FUERZA ESPIRITUAL Y MORAL PARA LA HUMANIDAD


EL CRISTIANISMO,  NUEVA ACTITUD Y FUERZA 

ESPIRITUAL Y MORAL PARA LA HUMANIDAD


Escribe: Eudoro Terrones Negrete



GENERALIDADES

Con la decadencia del Imperio romano se hunde la cultura y civilización grecorromana y surge en la Edad Media una nueva actitud y una nueva fuerza espiritual y moral asentada en una religión revelada, religión popular y del corazón, de inspiración divina y basada en la Biblia, en los profetas y en Cristo, que viene a ser el cristianismo.

La Iglesia cristiana, misionera del Evangelio de la “Buena Nueva”, alejada de la vida política, asume su rol de análisis y explicación de problemas básicos como: la unidad y la trascendencia de Dios, la creación, la Providencia, la vida futura, la libertad y la justicia humana. La Iglesia es el eje central y rector de la filosofía y la cultura, el conocimiento se subordina a los grandes objetivos de la fe y del dogma.

El cristianismo viene a ser el conjunto de manifestaciones histórico-religiosas que derivan de la verdad revelada por Jesús de Nazaret, por Cristo. El cristianismo, nacido en Palestina, recibe la herencia de los judíos.

He aquí los tres dogmas en que se asienta la religión judía: 1°. Un solo Dios, creador y rector del mundo, omnipotente, eterno y justo. 2°. La idea de un Mesías, de un enviado de la Divinidad para liberar y redimir al pueblo de Israel, antes de la resurrección de los muertos. 3°. El concepto de Santidad, se condensa en la doctrina de la Trinidad cristiana: “Padre, Hijo y Espíritu Santo”. También es herencia judía el hecho de que en el cristianismo los fines religiosos ocupan el lugar preeminente en la vida y en la educación.[1]

El cristianismo para imponerse en el mundo occidental tardó tres largos siglos y tuvo que luchar contra el paganismo romano y el pensamiento filosófico antiguo, haciendo recibido el apoyo doctrinal del judaísmo, especialmente.

San Pablo empezó predicando el Evangelio por todos los pueblos hasta transformarlo en una doctrina universalmente aceptada.

Esta “religión de interioridad”, esta “religión del corazón” expresada en una creencia, en un Ser Supremo y Salvador del mundo, origen de todo cuanto existe, se condensa en los Diez Mandamientos de Dios que empieza diciendo: “Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.

El cristianismo busca la perfección y la felicidad del hombre mediante la práctica del bien, del amor, de la solidaridad, de la caridad, de la fraternidad, de la sensibilidad social, mediante la práctica de la cooperación, de la humildad y el cultivo de la Fe, del perdón y del arrepentimiento.

La filosofía cristiana se divide en filosofía patrística y en filosofía escolástica.

LA FILOSOFÍA PATRÍSTICA

La filosofía patrística (desde el siglo II hasta el siglo VII) o filosofía de los Padres de la Iglesia, tuvo por misión defender y difundir la pureza del cristianismo contra la filosofía pagana que se encontraba en decadencia y posteriormente contra las herejías nacidas de su propio seno (gnosticismo, etc.).

Los Padres de la Iglesia con el devenir de los años establecieron instrucciones, ideas, normas, directivas, dogmas, ceremonias y costumbres que son practicadas por la Iglesia cristiana.

Los Padres de la Iglesia asumen diferentes denominaciones, según la función que cumplen. Así tenemos a los Padres apostólicos, llamados como tales por su contacto con los apóstoles; los Padres apologistas (del griego “apologeomai”, defender), son aquellos que redactaban apologías o defensas en favor de la religión y filosofía cristiana. Finalmente los Padres catequistas, que vienen a ser los propagadores del cristianismo, los catequizadores en la religión cristiana.

He aquí a los Padres de la Iglesia, entre escritores y clérigos: San Papías, Clemente Romano, San Policarpo, Lactancio, San Justino, Atenágoras, San Irineo, Clemente Alejandrino, Orígenes, Tertuliano, San Atanasio, San Basilio el Grande, San Gregorio Nacianceno, San Juan Damaceno, San Hilario de Poitiers, San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín, Taciano, Justino Mártir, Minucio Félix y Hegesipo.

EL DOGMA CRISTIANO

Dogma significa verdad revelada por Dios, declarada y propuesta por la Iglesia para creencia de los files, so pena de incurrir en herejía.

La teología dogmática estudia las verdades reveladas, en cambio la teología moral versa sobre los dogmas a la luz de su relación con las actividades humanas.

En la religión cristiana el dogmatismo es contrario a todo análisis de la razón por considerar que existen verdades incontestables que se alcanzan solamente mediante la revelación divina.

El dogma cristiano contiene dos tipos de verdades: verdad natural y verdad sobrenatural.

VERDAD NATURAL

La verdad natural es conocida por la razón y es producto de la enseñanza de la filosofía. Aquí está la existencia de Dios, su naturaleza, su perfección y la existencia del alma libre e inmortal.

VERDAD SOBRENATURAL

La verdad sobrenatural es inalcanzable al hombre y a las que no puede llegar por sí mismo. Aquí se hallan las relacionadas con la vida íntima del Ser Supremo (Dios), su amor al hombre, la Encarnación, la Santísima Trinidad, la Redención y demás misterios que superan el ámbito de la razón humana sin contradecirla.

Los dogmas de la Iglesia cristiana se dividen en dogmas apostólicos y dogmas eclesiásticos (o conciliares). A los dogmas apostólicos corresponden los que enseñaron los Apóstoles, y, a los dogmas eclesiásticos corresponden los establecidos por la Iglesia en distintos períodos de su existencia, contrarrestando las diversas herejías y afirmando la verdad de la revelación divina, el carácter inviolable de las Sagradas Escrituras y la autoridad y el juicio de la Iglesia católica.[2]

Se afirma que la Patrística es el conjunto de dogmas elaborados por los Padres de la Iglesia y los concilios.

Son dogmas de la religión cristiana, entre otros, los siguientes: 1°. La existencia de un solo Dios, creador del hombre, del universo, de las cosas, de los animales y de las plantas, de todos los seres. 2°. El hombre creado por Dios, tiene un alma espiritual, libre e inmortal. 3°. El hombre está obligado a creer en alguna religión: que habiendo un solo Dios, sólo una religión es buena y sólo una es verdadera que es la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.4°. La religión cristiana fue fundada por Jesucristo, hijo de Dios, enviado por Dios Padre como Mesías, para salvar a los hombres según habían anunciado los profetas hebreos.

Por la fe y no por la razón, se acepta a los dogmas de la Iglesia como verdades indiscutibles e indemostrables, no sujetos a crítica y obligatorios para todos los feligreses. La Fe en sus tres significados: “Creer algo, creer a alguien y creer en alguien”.

TIPOS DE CREENCIA

Con respecto a Dios, hay tres tipos de creencia. Enrique L. Dóriga nos explica del modo siguiente: “Respecto de Dios existen los tres mismos tipos de creencia. Creer en Dios (fe vivencial) consiste ante todo en un entregarse sin reservas a él, en un acto existencial, que abarca toda la persona y que por esto mismo supera (no excluye) la aceptación intelectual de Dios. Creer a Dios (fe testifical) es reconocer su ciencia y su veracidad infinitas, de forma que ni pueda engañarse ni puede engañarnos. Por último, creer lo revelado por Dios (fe intelectual) es aceptar como verdaderas las afirmaciones que Él se haya dignado hacernos acerca de sí mismo y acerca de nosotros en relación a Él, y que nos conste con suficiente seguridad que provienen de Él. Es patente que la fe vivencial incluye las otras dos; y que la fe testifical incluye la fe intelectual. Pero no a la inversa. Para la ciencia teológica basta la fe intelectual, es decir, teóricamente es posible construir un sistema teológico basado en la palabra de Dios sin tener por esto que aceptar que realmente es de Dios.[3]

SAN AGUSTÍN, “EL PLATÓN DEL CRISTIANISMO”

VIDA Y OBRAS

San Agustín (354-430) nace en Tagaste, provincia de Numidia (África del Norte), actual Argelia. Su padre Patricio fue pagano y su madre Santa Mónica fue cristiana. 

Desde su niñez llevó una vida social e intelectual apasionada, alborotada, indómita y activa, demostrando gran vocación por el estudio y amor a la sabiduría, con extraordinaria capacidad de análisis y síntesis.

En un principio se adhirió al maniqueísmo, luego se volvió escéptico, posteriormente abrazó las ideas neoplatónicas para culminar convirtiéndose al cristianismo, habiendo sido bautizado a los 33 años de edad como sacerdote por el Obispo Valerio y en 395, por aclamación fue consagrado Obispo de Hipona.

San Agustín estudió gramática, retórica, los clásicos latinos, el neoplatonismo, los Evangelios de San Pablo. Fundó una escuela de Retórica en Cartago y otra en Roma y estableció monasterios en África.

Escritor, teólogo y filósofo místico, combatió a los maniqueos, a los donatistas y a los pelagianos. Es una de las más grandes figuras de la Patrística y el más célebre de los Padres de la Iglesia latina, ha sido llamado con no poca razón “El Platón del Cristianismo”.

Su pensamiento influenció significativamente en el desarrollo de la teología cristiana y la filosofía occidental, en el existencialismo cristiano y en el jansenismo, no por poco es calificado como el fundador de la Filosofía de la Religión y de la Filosofía de la Historia. Su pensamiento es producto de la fusión de tres corrientes: el paganismo, el judaísmo y el cristianismo.

OBRAS

San Agustín de Hipona escribió 130 obras: su obra constituye “una verdadera Enciclopedia del Cristianismo”.

Entre algunas obras de San Agustín podemos mencionar: Sobre el Orden, Sobre la Inmortalidad del Alma, Soliloquios, Contra los Académicos, Confesiones, Sobre la Trinidad, La Ciudad de Dios, Homilías, Sobre la Doctrina Cristiana, Sobre el libre albedrío y Comentario literal al Génesis.

CONCEPCIÓN ACERCA DE DIOS

Toda la filosofía de San Agustín gira en torno a Dios, principalmente. Decía: “Deseo conocer a Dios y al alma. ¿Nada más? ¡Nada más!. Para él, Dios es substancia espiritual que se revela al hombre por virtud de su bondad infinita. Dios es principio y fin de todas las cosas.

Dios tiene atributos: eternidad, inmutabilidad, inmensidad, libertad, omnisciencia, omnipotencia, incomprensibilidad, trascendentalidad e infinitud en la inteligencia y voluntad. Dios es verdad suprema y definitiva que aclara y explica todo y es de naturaleza incorruptible. Dios es un ser capaz de saciar el deseo del hombre de alcanzar el bien, la justicia, el orden, la bondad, la belleza, la felicidad y la vida eterna. Dios es aquél ser absoluto que creó todo de la nada, que creó el mar, el fuego, los animales, las plantas, el hombre, la naturaleza, el universo.

Según el pensamiento de San Agustín todos los hombres tienen conciencia de la existencia de un Ser superior e incluso cuando los necios afirman que no hay Dios lo hacen a causa de su ignorancia. Dios es la Verdad completa y eterna, es la Sabiduría y la Salvación suprema. Sólo con Dios y a través de Dios el hombre puede alcanzar la vida feliz. Dios es la fuente de toda verdad y de toda luz intelectual. Dios está fuera del tiempo, el tiempo empezó con la creación del mundo por Dios. El hombre fue creado por Dios, para Dios y hasta que su corazón descanse en Dios.

San Agustín demuestra la existencia de Dios haciendo uso de la Fe, pero ligada ésta a la Razón y a la Caridad. Dios posee las denominadas Razones seminales o gérmenes de las cosas a venir, las “semillas” o las “potencias pasivas”, principio éste por el cual se explica que Dios, al crear la materia, habría colocado en ella unos principios latentes que originarían a las especies de seres, desarrollándose a su debido tiempo y en condiciones oportunas, al modo de “ideas divinas” o arquetipos.

De acuerdo al pensamiento de San Agustín todo viene de Dios y todo va hacia él. Dios ilumina al hombre al dotarlo de razón o de entendimiento (Dios es Luz), Dios es “lo que se antepone a todas las cosas”. Todo lo creado por Dios es bueno. El mal se origina en el apartamento de Dios. El hombre es libre de hacer lo que Dios sabe que hará libremente (predestinación humana). La filosofía es amor a la sabiduría, es “amor a Dios”.

Michael Federico Sciacca, interpretando la filosofía teísta de San Agustín expresa: “Si la sabiduría es Dios…el verdadero filósofo ama a Dios”. “Por tanto, la verdadera filosofía y la verdadera religión no se excluyen, sino que se reclaman: Dios es el fin único de la investigación racional y de la fe. La sola razón no basta: para entender es necesaria la fe como presupuesto. La razón, reconociendo sus límites hace necesaria la fe”.

CONCEPCIÓN ACERCA DEL ALMA

La filosofía tiene doble objeto de estudio: a) estudio de Dios, y b) estudio del Alma. Hechos dicho que el centro de su filosofía es “conocer a Dios y al alma” y nada más. En San Agustín el alma tiene espiritualidad, es inmortal y está unida al cuerpo. El alma es totalidad unitaria y viviente de la personalidad del hombre. No admite la reminiscencia, no acepta la teoría de la preexistencia de las almas. El alma conoce la verdad porque se comunica con Dios (“iluminación” del alma por Dios). Dios es el “sol” del alma, es decir, la luz de nuestra inteligencia.

LA FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA

SIGNIFICADO

Se denomina escolástica o escolasticismo a la filosofía cristiana que siguiendo la doctrina de Platón y de Aristóteles predominó durante la Edad Media en el Occidente europeo. Para algunos significa “la cristianización de Aristóteles” en plena Edad Media.

El término ¡escolástica”, utilizado por primera vez por Teofrasto, proviene la palabra “scholas” (escuela) y “scholastici” (escolástico), debido a que esta filosofía se llegó a elaborar y a enseñar en las instituciones eclesiásticas, especialmente en las escuelas parroquiales, obispales y de las Abadías, de las cuales nacerían las primeras universidades de la época.

Las Siete Artes Liberales: Gramática, Retórica, Dialéctica, Aritmética, Geometría, Astronomía y Música, son enseñados en nivel de la Corte del Imperio de Carlos Magno y finalmente en las denominadas “escuelas” en forma sistemática, y que forman la totalidad del saber oficial.

Las enseñanzas se impartían bajo las formas de La Lectio o lección, clase magistral e interpretación de textos de autoridades, y la Disputatio o polémica, controversia entre maestro y alumno.

ORIGEN

El origen del escolasticismo está estrechamente relacionado con los intentos del emperador Carlomagno por elevar la situación intelectual de los pueblos que gobernaba, y también por rodearse de funcionarios y de dignatarios eclesiásticos dotados de cultura filosófica y literaria suficientes para cumplir sus objetivos.[4]

ÉPOCAS

Aunque los estudiosos aún no han coincidido en cuanto a las épocas en que se divide la Filosofía escolástica, nosotros optaremos por el de Baeza y Acevez quien en su obra “Ética” divide en cuatro épocas: a. del siglo IX al XII es constructiva, con predominio de la Filosofía platónico-agustiniana; b. la segunda comprende el siglo XIII, que es el del apogeo; c. la tercera marca la decadencia (siglo XIV y primera mitad del siglo XV(, y d. la cuarta o de transición a la filosofía moderna (del siglo XV al siglo XVIII).

CARACTERÍSTICAS

La escolástica se caracteriza por: a) Afirmación del alto poder demostrativo de la razón, al sostener por ejemplo que la existencia de Dios puede confirmarse mediante razonamientos concluyentes; b) respeto por la tradición de Platón y Aristóteles y por la subordinación a la autoridad de los pensadores clásicos; c) rechazo a poner en tela de juicio la Fe religiosa. Supremacía de la Fe. La Filosofía es la sierva de la Teología, es decir se da la subordinación de la Razón a la Fe; d) predominancia del Clero como fuerza de la inteligencia y del saber (aristocracia de la inteligencia); e) del intelectualismo se pasó al ergotismo; f) utilización del método deductivo en su forma silogística; g) carácter colectivo del trabajo de la escuela escolástica; h) la revelación es concebida como una norma directiva y una ayuda para la razón; i) la Filosofía escolástica corresponde a una Sociedad Cristiana; j) fundamenta y enseña la doctrina cristiana como sistema científico de verdades ya encontradas, y no investiga ni filosofa por cuenta propia; k) creencia común en la objetividad del conocimiento, a pesar de la “controversia de los Universales”[5]; l) preocupación por resolver las contradicciones existentes en nivel de autoridades reconocidas oficialmente, a efecto de demostrar la Unidad que existe entre el saber y la fe, entre la filosofía y la teología, entre la razón y la revelación; m) formulación de una nueva concepción total de la realidad mediante la integración del cristianismo con las filosofías anteriores desde la época griega; n) la barbarie o poca elegancia de su idioma (el latín); ñ) variedad de opiniones sobre muchos problemas, con representantes de distintas escuelas y a veces contrapuestas, pero que centraron su preocupación por construir la síntesis general del saber de la época en armonía con la fe cristiana.

PRINCIPALES REPRESENTANTES

Entre los principales representantes de la Filosofía escolástica figuran: San Alberto Magno, santo Tomás de Aquino, San Buenaventura, Guillermo de Occam, Gilbert de la Porrée, San Anselmo de Canterbury, Bernardo de Chartres y Alejandro de Hales.

SANTO TOMÁS DE AQUINO, “EL DOCTOR  DE LA IGLESIA CATÓLICA”

VIDA Y OBRAS

Santo Tomás de Aquino (1225-1274) fue maestro universitario, lógico, metafísico, escritor, filósofo y doctor en teología. Sus padres son el conde Laudolfo de Aquino y la condesa Teodora. Nació en el Castillo de Roccasecca (Lombardía, Italia), allá por el año de 1225, y murió a los 49 años de edad, el 7 de marzo de 1274, en el Convento de Fosanuova, cuando viajaba al Concilio de Lyon, al que lo había invitado personalmente el Papa Gregorio X.

A los 17 años de edad ingresa como fraile a la Orden de Santo Domingo (Orden Dominicana) en 1242, y muy pronto llega a ser discípulo de San Alberto Magno – uno de los sabios de la Edad Media- quien al profetizar de Santo Tomás dijo: “este buey llenará un día el mundo con sus mugidos”.

Tomás de Aquino estudió en la Universidad de Colonia (Alemania) y pronto se convirtió en un extraordinario maestro dominico, al ser nombrado catedrático de la Universidad de París en 1257.

Se cuenta que dos de sus hermanos, de los siete que eran, lo raptan en 1244 y lo mantienen prisionero por más de un año con el fin de impedirle que ingresara a la Orden Dominica. Resiste todas las tentaciones (de ahí proviene el sobrenombre de “Angélico”) y regresa a su Orden.

Es llamado “Doctor Angélico”, precisamente por la profundidad y claridad de su pensamiento, por la solidez de sus argumentaciones y por la pureza de sus costumbres. Asimismo, es conocido como “El Ángel de las Escuelas”, “El Príncipe de la Escolástica”, “El Teólogo consultor del Papa Gregorio X” y “El Patrón de todas las Escuelas Católicas” (1880).

El 20 de julio de 1323 fue canonizado en Aviñón por el Papa Juan XXII. Y, 244 años después, el Papa Pío V lo declaró “Doctor de la Iglesia Católica” (1567).

Nicolás Abbagnano describe a Santo Tomás de Aquino así: un hombre alto, moreno, grueso, algo calvo, que tenía el aspecto pacífico y suave del sabio sedentario. A causa de su carácter cerrado y silencioso, sus condiscípulos de París le llamaban “el buey mudo”.

Recibe la influencia del pensamiento de Aristóteles, de San Agustín, de Boecio, de los pseudo-Dionicio, de las filosofías árabe y judía, lucha contra los averroístas y el agustinismo, polemiza con el franciscano San Buenaventura, combate el maniqueísmo y el paganismo, el musulmanismo y a los albigenses, cátaros y valdenses.

El Santo Doctor es el reformador de la metafísicas aristotélica y lo adapta a los requerimientos de la religión cristiana, es el fundador de la Teología como ciencia, logrando armonizar, conciliar y equilibrar la fe cristiana (Teología) con la razón (Filosofía), en cumplimiento de su sagrada misión de rescatar para el pensamiento católico lo significativo y trascendente del pensamiento antiguo, en especial el pensamiento de Aristóteles. Así como alguna vez se dijo que San Agustín llegó a "cristianizar a Platón”, en forma similar se sostiene ahora que Santo Tomás de Aquino llegó a “bautizar a Aristóteles”.

El pensamiento tomista puede denominarse filosóficamente “realismo moderado”, gnoseológicamente un “realismo empirista moderado” y teológicamente como “intelectualista” al sustentar que en el intelecto humano no hay nada que primero no haya pasado a través de los sentidos, aunque con tendencia “existencialista” más que “esencialista”.

Con respecto a su producción intelectual, Santo Tomás de Aquino continúa y concluye la obra de San Alberto Magno, busca establecer y respetar el auténtico significado del aristotelismo valiéndose de los propios textos del Estagirita, intenta equilibrar la filosofía con la teología (la fe con las verdades reveladas, las relaciones que deben existir entre razón y fe para formular las pruebas de la existencia de Dios y aclarar los dogmas consiguientes, y la distinción real entre esencia y existencia, etc.).

OBRAS

Escribió más de 36 obras y 25 opúsculos, en los 49 años de su existencia fructífera. Sus obras llegaron a tener importancia y trascendencia pero fueron colocadas por los padres del Concilio de Trente al lado de los libros santos, no serán todos pero sí un buen número de ellas. No por poco han sido calificadas por la crítica especializada como “una cosmovisión que devolvía a Dios a la Tierra y rompía la tradición pesimista agustiniano-platónica” y como “un verdadero renacimiento de la razón” en una época contradictoria calificada de edad oscura (Edad Media).

Entre las obras más importantes figuran: Suma Teológica, De los principios de la naturaleza, El entre y la esencia, Sobre la eternidad del mundo, Suma contra los Gentiles, Comentario a las sentencias, Comentarios a Boecio, Compendio de Teología, Del Gobierno de los Príncipes, Del Alma, De los Meteoros, Comentario sobre Aristóteles, Cuestiones, y Contra los errores de los griegos.

LA FILOSOFÍA TOMISTA

SÍNTESIS

En un intento de síntesis podemos presentar rasgos saltantes de la filosofía de Santo Tomás de Aquino, filosofía denominada “Tomismo”.

1°. No hay confusión, contradicción, incompatibilidad ni separación entre filosofía y teología. Por el contrario, hay una estrecha y permanente relación, armonización, concurrencia y equilibrio entre razón y revelación o fe, pues tanto la razón como la fe proceden de Dios. La revelación no anula ni inutiliza la razón: “la gracia no elimina la naturaleza, sino que la perfecciona”. La fe es la regla del recto proceder de la razón. La fe cree en la autoridad o verdad revelada por Dios. La razón cree en la demostración y aunque la razón tiene su propia verdad está subordinada a la fe. Lo importante es que el Doctor Angélico ha reivindicado la autonomía relativa de la razón, aun manteniendo su distinción con la fe.

2°. La filosofía tomista, recogiendo en parte la influencia de la filosofía árabe y la de los clásicos, constituye un inusitado esfuerzo de sistematización de la teología católica, de conciliación científica entre la doctrina aristotélica y los postulados del cristianismo. Por ejemplo, concilia a Platón y Aristóteles y constituye una ética perfecta.

3°. Se funda en la concepción de Dios como “acto puro de ser”. El ser no es uno, el Creador está separado de la criatura. Para Santo Tomás, el ser de Dios y el ser de las criaturas no es unívoco ni equívoco (unívoco= idéntico; equívoco=distinto), sino análogo, está en la proporción de causa y efecto, y el ser divino o sea Dios es la causa del ser finito (la criatura). En líneas siguientes ampliaremos la concepción tomista acerca de Dios.

4°.El hombre solamente puede llegar a la verdad a través de la experiencia sensible o de los sentidos y las ideas generales o universales, pero siempre considerando como prioritario y como predominante el orden del intelecto, la Razón frente a la Fe.
Para Santo Tomás de Aquino existen tres tipos de verdades: verdad teológica, verdad filosófica y verdad mixta.

Verdad teológica es la verdad que el hombre conoce mediante revelación divina.
Verdad filosófica es la verdad no revelada y conocida por la razón del hombre.
Verdad mixta es el conjunto de verdades reveladas y que son verificadas por la razón humana.

CONCEPCIÓN ACERCA DE DIOS

Santo Tomás de Aquino, en su obra Suma Teológica prueba la existencia de Dios a través de cinco vías que con las siguientes: primera vía: la prueba cinética; segunda vía: la prueba de causalidad eficiente; tercera vía: la prueba de la relación entre lo posible y lo necesario; cuarta vía: la prueba de los grados de perfección; quinta vía: la prueba teleológica.

Primera vía. Es la prueba cinética (prueba cosmológica o prueba del movimiento) y que se resume en lo siguiente: “En el mundo hay cosas que se mueven”, “Todo lo que se mueve es movido por otro” y, en consecuencia, “Hay algo que mueve sin ser movido”, que es Dios.

Segunda vía. Es la prueba de causalidad eficiente: “Todo efecto tiene una causa anterior”, en consecuencia existe “una causa incausada” que se denomina Dios, que es el primer motor inmóvil.

Tercera vía. Es la prueba de relación entre lo posible y lo necesario, es la prueba de contingencia: Las cosas nacen y mueren, lo que quiere decir que pueden ser o no ser. Las cosas posibles sólo existen en virtud de las cosas necesarias. Existe una realidad absolutamente necesaria y libre de toda referencia a algo superior, y esa realidad es Dios.

Cuarta vía. Es la prueba de los grados de perfección: Existe una “suma perfección” que valora y mide las cosas imperfectas, las cosas casi perfectas, tal suma perfecta es Dios. El grado máximo de las perfecciones es la causa de los grados menores.

Quinta vía. Es la prueba teleológica, la prueba del gobierno de las cosas: Hay un ser inteligente que ordena y dirige todas las cosas naturales hacia un fin, y ese ser es Dios. Existe una finalidad sin fin, que es Dios.

En la concepción tomista Dios es evidente por sí misma, porque su conocimiento nos es connatural, todos sabemos que Dios existe. Dios expresa lo que es más grande que cuanto se puede concebir en el entendimiento y en la realidad, es una cosa superior a cuanto se puede pensar. Dios existe sólo en el concepto del entendimiento más no en la realidad. La existencia de Dios es un artículo de fe y lo que es de fe no se puede demostrar porque la demostración hace ver y la fe es de lo que no vemos, de Dios no podemos saber “lo que es”. Sólo es posible demostrar la existencia de Dios por sus efectos, aunque éstos no puedan dárnoslo a conocer tal como es en su esencia.

Dios es el primer motor inmóvil, es el primer ser, es lo más perfecto de entre los seres. Dios carece de materia y de forma. Dios es acto puro y sin mezcla alguna de potencialidad. Dios es el primer ser y agente por esencia, porque es la primera causa eficiente. En Dios su esencia es su misma existencia. El ser sin adición es el ser divino. Dios no pertenece a ningún género, pero Dios es principio de todo el ser, es lo primero por encima de todo género y respecto de todas las cosas. En Dios nada hay causado, ya que Él es la causa primera, Él es en absoluto el primer Ser, es la primera causa efectiva de todas las cosas, a Él compete imponer en las cosas el modo, la especie y el orden.

Dios es el sumo bien en absoluto, de él dimanan todas las perfecciones deseadas, como de la causa primera: el Bien está en Dios. Sólo Dios es bueno por excelencia y por esencia y los seres son buenos en la medida que son perfectos. Sólo en Dios se identifican la esencia  y el ser. Sólo Dios posee por esencia todos los modos de perfección. Dios es infinito y perfecto. Él tiene poder infinito, es eterno en grado máximo. Él reina más allá de la eternidad. La eternidad es el mismo Dios y no hay cosa alguna eterna fuera de Dios.

Dios es uno en la realidad y múltiple en los conceptos. La ciencia en Dios es substancia y acto puro. En él se identifican el entendimiento y lo inteligible. Dios se conoce a sí mismo en toda la perfección con que es cognoscible. Dios está dotado de conocimiento, es un ser inteligente. Él produce las cosas por su entendimiento, ya que su ser es su entender. La ciencia de Dios es causa de las cosas. En Dios hay voluntad y entendimiento, hay inteligencia y verdad, hay amor y sabiduría, hay poder y bien.

Dios es causa de las cosas por su voluntad y no por necesidad de su naturaleza. Todo ser procede de la causa universal que es Dios. La voluntad de Dios es causa de los seres y la voluntad de Dios no tiene causa. Dios con un solo acto conoce todas las cosas en su esencia y las quiere a todas en su bondad. La voluntad de Dios es razonable, porque quiere que existan unas por causa de otras. Todo lo que de algún modo existe, existe por Dios. Dios es esencialmente el ser subsistente, el ser subsistente no puede ser más que uno. Existe un ente no causado, y aún la materia prima ha sido creada por la causa universal de los seres que es Dios. Él es la primera causa ejemplar de todas las cosas. En el ser de Dios nada hay disconforme o desemejante con su entendimiento. Toda concepción del entendimiento viene de Dios. Solamente Dios es eterno. La verdad del entendimiento divino es el mismo Dios.

Dios constituye en verdad el último fin del hombre y de todas las criaturas. La acción intelectual procede de Dios. Es Dios quien mueve el entendimiento a obrar. El hombre tiene la gracia de Dios, es decir que hay en él algo natural que proviene de Dios, es un efecto de la voluntad gratuita de Dios. Él es vida del alma, a modo de causa eficiente, mientras el alma es vida del cuerpo a modo de causa formal.

CONCEPCIÓN ÉTICA

La concepción ética de Santo Tomás de Aquino podemos resumirla en las siguientes proposiciones:

Todo está sometido a la providencia divina. Todo viene de él y va hacia él. Dios es quien dirige todas las cosas hacia el fin supremo que es él mismo, en cuanto Sumo Bien.

La libre acción del hombre forma parte de la providencia de Dios. Él es guía del hombre, Providencia y predestinación presuponen la presciencia divina, con la cual Dios prevé las acciones del hombre. Dios inclina al hombre hacia la justicia según la condición propia de la naturaleza humana. La presencia del mal en el mundo es producto del libre albedrío del hombre. El mal es sólo falta de bien.

El mal es de dos clases: PENA, que es deficiencia de forma (realidad o acto), y CULPA, que es la deficiencia de una acción que no ha sido hecha del modo debido. La culpa es el acto del hombre de escoger deliberadamente el mal en contra de la razón y de la ley divina. El mal mayor es la culpa y la providencia trata de corregirla o de eliminarla mediante la pena.

La sindéresis es el hábito natural práctico que inclina al hombre hacia el bien y lo aparta del mal. La conciencia que es derivada de la sindéresis, permite al hombre aplicar los principios generales de la acción a una determinada acción.

Las virtudes son hábitos o disposiciones prácticas para vivir con rectitud y evadir del mal.

El hombre necesita de la ayuda de Dios para alcanzar la vida eterna, hecho que sólo es posible mediante la práctica de las virtudes naturales o cardinales y de las virtudes sobrenaturales o teologales.
Las virtudes cardinales o principales son: justicia, fortaleza, templanza y prudencia.
Las virtudes teologales o secundarias son: fe, esperanza y caridad.

EL NEOTOMISMO

La filosofía tomista tuvo predominio casi total hasta los umbrales de la Edad Moderna, llegando a la Edad Contemporánea en forma reelaborada y modernizada.

El 4 de agosto de 1879 el Papa León XII en su Encíclica “Aeterni Patris”, conmovido de la pobreza intelectual de los seminaristas y estudiantes de las universidades católicas de la época, declaró al pensamiento de Santo Tomás de Aquino como “la única filosofía verdadera del catolicismo” y que debería ser propagado oficialmente.

El renacimiento del Tomismo empieza a mediados del siglo XIX, con la denominación de “neotomismo” – a través de Steckl, Clement Baeumker (Alemania), Maurice de Wulf y monseñor Mercier (Francia), John Newman (Inglaterra) y Mateo Libertaore (Italia). “Es entonces cuando monseñor Mercier, en Lovaina, trata de rejuvenecer la tradición y funda la escuela neotomista, siempre viva y que trata de enriquecer el tomismo con las escuelas más recientes (en la actualidad, la “fenomenología” y el “existencialismo”). Filósofos como Jacques Maritain y Etienne Gilson se han preocupado por aislar todo aquello que el tomismo encierra de universalmente verdadero”.[6]




[1] Enciclopedia Práctica Jackson, Tomo 5, W.M. Jackson, Inc. Editores, México, 14ª. Edición, 1972.
[2] Gran OMEBA. Diccionario, Tomo 3, y Enciclopedia Ilustrada CUMBRE, Tomo 3.
[3] Dóriga, Enrique L. Lecciones de Filosofía. Centro de Investigaciones. Universidad del Pacífico, 2ª. Edición, Lima-Perú, 1990.
[4] Gran OMEBA. Diccionario Enciclopédico Ilustrado, Tomo 4., Buenos Aires, 1965.
[5] La controversia de los universales se expresaba en si éstos son objetos reales o únicamente nombre de las cosas, si los universales (las ideas generales) existen “antes de las cosas” (idealmente), si existen “en las cosas” (realistamente), si existen “después de las cosas” (conceptualmente) o si son solamente “palabras” (nominalmente).
[6] Didier, Julia Diccionario de Filosofía.Editorial Diana, México, 2ª. Impresión, 1987.

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