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25 de mayo de 2020

EL CONCEPTO POLISÉMICO DE PENSAMIENTO


EL CONCEPTO POLISÉMICO 
DE PENSAMIENTO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Podemos empezar manifestando que hay tantas definiciones de pensamiento como teorías existentes. Etimológicamente el término pensamiento deriva de pensar. El pensamiento es la acción de pensar o la actividad para conocer. 

La actividad cognoscitiva del hombre está constituida por fenómenos cognoscitivos: sensaciones, percepciones, representaciones, imaginaciones, recuerdos, ideas y pensamientos.

Con el término pensamiento nos referimos a actividades diversas, por ejemplo: reflexionar, atender, imaginar, reconocer, inferir, deducir, recordar, intuir, resolver problemas, expresar opiniones, sentimientos, deseos o creencias y predecir conductas. Esta diversidad de actividades que comprende el pensamiento es una de las razones de la multivocidad de los conceptos de pensar y pensamiento.

El pensamiento comprende todos los productos de la mente humana: actividades racionales del intelecto, abstracciones de la imaginación, actividades creativas, actividades artísticas, entre otros.

El pensamiento  es la capacidad del ser humano de concebir nociones abstractas y de articularlos en juicios y razonamientos para construir representaciones, interpretaciones, descripciones y explicaciones mentales significativas de la relación del hombre con el medio ambiente natural, social e histórico-cultural, para comunicarse de manera significativa y oportuna, a la vez que construir conocimientos, repensar las acciones humanas pasadas y prever el resultado futuro de las mismas.

El concepto de pensamiento tiene un significado diverso y cambiante “y no puede ser unívocamente delimitado desde el punto de vista fenomenológico, como muestran las muchas definiciones propuestas y, por otra parte, impugnadas” asevera Katz.[1]

 “El pensamiento es una función superior del cerebro. Nace como una actividad especializada de un grupo de neuronas localizadas en el lóbulo frontal de la masa encefálica”, puntualiza Miguel Palacios Frugone.[2]

A la luz de las consideraciones anteriores proponemos siguiente la definición: El pensamiento es la capacidad o competencia para procesar información y construir conocimiento, combinando representaciones, operaciones y actitudes mentales en forma automática, sistemática, creativa o crítica para producir creencias y conocimientos, plantear problemas y buscar soluciones, tomar decisiones y comunicarse e interactuar con otros, y, establecer metas y medios para su logro (Ángel. R. Villarini, 1997).

Según M. de Vega[3], “El pensamiento es “(1)una actividad global del sistema cognitivo que ocurre siempre que nos enfrentamos a (2) una tarea o problema con un (3) objetivo y un (4) cierto nivel de incertidumbre sobre la forma de realizarla. Aunque se asienta sobre (5) procesos de atención, comprensión, memoria, etc. no es reductible a estos.”

Se puede definir el pensamiento como una vivencia dirigida a hechos, objetos, cosas, situaciones, temas o problemas de la naturaleza, del hombre, de la sociedad y del universo, orientada hacia la comprensión intelectual, descripción, explicación y transformación de los mismos.

El pensamiento es la capacidad o competencia para procesar información y construir conocimiento, combinando representaciones, operaciones y actitudes mentales en forma automática, sistemática, creativa o crítica para producir creencias y conocimientos, plantear problemas y buscar soluciones, tomar decisiones y comunicarse e interactuar con otros, y, establecer metas y medios para su logro (Ángel R. Villarini Jusino, 1997).

Santo Tomás de Aquino identifica el pensamiento con el intellectus; Locke, Leibniz y Kant lo denominan entendimiento.

Diversos filósofos y psicólogos han tratado de definir el pensamiento, entre ellos Renato Descartes, Manuel Kant, Leibniz, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Rycroft, José Ortega y Gasset, Bertrand Russell, A. Smirnov y Gregorio Fingermann.

Para Descartes el pensamiento constituye la esencia del alma. “Con la palabra “pensar” –decía Descartes[4]- entiendo todo lo que sucede en nosotros de tal modo que lo percibimos inmediatamente por nosotros mismos: por lo tanto, no sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir es lo mismo que pensar”. Kant, denomina al pensamiento “el conocimiento por conceptos”.  

Leibniz, por su parte, define el pensamiento como “una percepción unida a la razón, percepción que los animales, en cuanto podemos ver, no poseen”.

En cambio para Hegel “El pensamiento es la sustancia universal del espíritu; de él mismo se desenvuelve todo lo demás”. 

Rycroft define el pensamiento como la actividad mental que se interesa en la solución de problemas.

El filósofo español José Ortega y Gasset refiere que “A la pregunta “¿Qué es el Pensamiento?” se responde con la descripción de los mecanismos psíquicos que funcionan cuando el hombre se ocupa en pensar. Es evidente que esas funciones –percibir, comparar, abstraer, juzgar, generalizar, inferir- son cosas que “tienen que ver” con el Pensamiento. Sin ellas el hombre no podría cumplir esa ocupación que llamo Pensamiento. La realidad Pensamiento por la cual preguntamos es una tarea, algo que el hombre hace, que se pone a hacer – por eso le llamo ocupación-, no es sólo algo que en él pasa como ver, recordar, imaginar y razonar. Ahora bien, caracteriza a todo “hacer” ser hecho por algo y para algo. El tercer ingrediente del hacer o acción es aquello con lo que se hace, el medio o instrumento”[5].

En opinión de Ortega y Gasset el pensamiento es cuanto hacemos: “Eso que se pone a hacer es pensar, porque Pensamiento es cuanto hacemos –sea ello lo que sea- para salir de la duda en que hemos caído y llegar de nuevo a estar en lo cierto. Quiera o no el hombre, no tiene más remedio que preocuparse de acertar. Esto le diferencia de los animales y de los dioses”[6]

Bertrand Russell puntualiza que “la función esencial de la “conciencia” y del “pensamiento” es que nos permiten actuar con referencia a lo que está distante en tiempo o espacio, aun cuando al presente no estimule nuestros sentidos”.[7]

El pensamiento, es el reflejo de la realidad en el cerebro del hombre  y tiene lugar mediante la palabra. A.A. Smirnov, et al, definen el pensamiento como el “reflejo generalizado de la realidad en el cerebro humano, realizado por medio de la palabra, así como de los conocimientos que ya se tienen y ligado estrechamente con el conocimiento sensorial del mundo y con la actividad práctica de los hombres.”[8]

“Si analizamos un estado de conciencia en un momento determinado,-dice Gregorio Fingermann-, encontramos en él no sólo contenidos sensoriales, percepciones, imágenes, etc., sino también algo nuevo: relaciones entre las sensaciones y las representaciones. A esta función intelectual, que establece dichas relaciones y por la cual las representaciones adquieren un significado, un sentido, llamamos pensamiento.”[9]

El pensamiento, en cuanto reflejo generalizado de la realidad en el cerebro humano, es una serie concatenada e ininterrumpida de ideas o conceptos, juicios y raciocinios; es un acto de conciencia que comprende operaciones cognoscitivas (conocer y comprender) acerca de las cosas y los hechos cotidianos.

El pensamiento no actúa por sí mismo, no es un proceso aislado, está atado a la percepción y a la motivación. Forma parte de nuestro funcionamiento somatopsíquico total y está relacionado sistemáticamente a los procesos biológicos. El pensamiento funciona cuando elabora conceptos, resuelve problemas, emite y toma decisiones.

El pensamiento no es un fin en sí mismo, el pensamiento surge de algo y para algo.  El pensamiento surge de la interacción del hombre con el medio, de las necesidades y dificultades de la vida cotidiana como un instrumento efectivo y eficaz para la acción resolutiva de problemas. Pasteur no se equivocó cuando dijo: “Las ideas son hijas de la necesidad”.

El pensamiento es un contenido mental que tiene determinadas leyes que lo rigen. Paul Henri Boyer entiende por leyes del pensamiento a los primeros principios lógicos (contradicción, identidad, tercero excluido) sobre los cuales se asienta el pensar.[10]



[1] Katz, David y Rosa. Manual de Psicología. Ediciones Morata, S.A., Madrid, 1977, p.155.
[2] http://mikypalaciosfrugone.wordpress.com/2012/05/04/el-origen-del-pensamiento/
[3] Vega, M. de (1990). Introducción a la psicología cognitiva, Madrid: Alianza. http://www4.ujaen.es/~cparedes/Documentos/T1Pens_08_09_al.pdf
[4] Descartes, Princ. Phil., I, 9; cf. Med., II.
[5] Ortega y Gasset, José. Apuntes sobre el pensamiento. Revista de Occidente, Madrid,1959, pp.15-16.
[6] Ortega y Gasset, José. Op. cit., pp.22-23.
[7] Russell, Bertrand. Diccionario del Hombre Contemporáneo. Santiago Rueda – Editor, Buenos Aires, 1955, p.253.
[8] Smirnov, A.A., et. al. Psicología. Editorial Grijalbo, S.A., México, D.F., 1964, p.235.
[9] Fingermann, Gregorio. Lecciones de Psicología. Librería “El Ateneo” Editorial, 20° edición totalmente revisada y completada, Buenos Aires, 1959, p.215.
[10] Boyer, Paul Henri. Diccionario breve de Filosofía. Club de Lectores, Buenos Aires, 1962, p.133.

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