EL CONCEPTO POLISÉMICO
DE PENSAMIENTO
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Podemos empezar manifestando que hay tantas definiciones de pensamiento como teorías
existentes. Etimológicamente el término pensamiento
deriva de pensar. El pensamiento es la acción de pensar o la actividad para
conocer.
La actividad cognoscitiva del hombre está constituida por fenómenos
cognoscitivos: sensaciones, percepciones, representaciones, imaginaciones,
recuerdos, ideas y pensamientos.
Con el término pensamiento nos
referimos a actividades diversas, por ejemplo: reflexionar, atender, imaginar,
reconocer, inferir, deducir, recordar, intuir, resolver problemas, expresar
opiniones, sentimientos, deseos o creencias y predecir conductas. Esta
diversidad de actividades que comprende el pensamiento es una de las razones de
la multivocidad de los conceptos de pensar y pensamiento.
El pensamiento comprende todos los
productos de la mente humana: actividades racionales del intelecto,
abstracciones de la imaginación, actividades creativas, actividades artísticas,
entre otros.
El pensamiento es la capacidad del ser humano de concebir
nociones abstractas y de articularlos en juicios y razonamientos para construir representaciones, interpretaciones, descripciones y explicaciones mentales significativas de la relación del hombre con el medio ambiente natural, social e
histórico-cultural, para comunicarse de manera significativa y oportuna, a la
vez que construir conocimientos, repensar las acciones humanas pasadas y prever
el resultado futuro de las mismas.
El concepto de pensamiento tiene un
significado diverso y cambiante “y no puede ser unívocamente delimitado desde
el punto de vista fenomenológico, como muestran las muchas definiciones
propuestas y, por otra parte, impugnadas” asevera Katz.[1]
“El pensamiento es una función superior del
cerebro. Nace como una actividad especializada de un grupo de neuronas
localizadas en el lóbulo frontal de la masa encefálica”, puntualiza Miguel
Palacios Frugone.[2]
A la luz de las consideraciones anteriores
proponemos siguiente la definición: El pensamiento es la capacidad o
competencia para procesar información y construir conocimiento, combinando representaciones,
operaciones y actitudes mentales en forma automática, sistemática, creativa o
crítica para producir creencias y conocimientos, plantear problemas y buscar
soluciones, tomar decisiones y comunicarse e interactuar con otros, y,
establecer metas y medios para su logro (Ángel. R. Villarini, 1997).
Según M. de Vega[3], “El pensamiento es
“(1)una actividad global del sistema cognitivo que ocurre siempre que nos
enfrentamos a (2) una tarea o problema con un (3) objetivo y un (4) cierto
nivel de incertidumbre sobre la forma de realizarla. Aunque se asienta sobre
(5) procesos de atención, comprensión, memoria, etc. no es reductible a estos.”
Se puede
definir el pensamiento como una vivencia dirigida a hechos, objetos, cosas,
situaciones, temas o problemas de la naturaleza, del hombre, de la sociedad y
del universo, orientada hacia la comprensión intelectual, descripción,
explicación y transformación de los mismos.
El pensamiento es la capacidad o
competencia para procesar información y construir conocimiento, combinando
representaciones, operaciones y actitudes mentales en forma automática,
sistemática, creativa o crítica para producir creencias y conocimientos,
plantear problemas y buscar soluciones, tomar decisiones y comunicarse e
interactuar con otros, y, establecer metas y medios para su logro (Ángel R.
Villarini Jusino, 1997).
Santo Tomás de Aquino identifica el pensamiento con
el intellectus; Locke, Leibniz y Kant
lo denominan entendimiento.
Diversos filósofos y psicólogos han
tratado de definir el pensamiento, entre ellos Renato Descartes, Manuel Kant,
Leibniz, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Rycroft, José Ortega y Gasset, Bertrand
Russell, A. Smirnov y Gregorio Fingermann.
Para Descartes el pensamiento constituye
la esencia del alma. “Con la palabra “pensar” –decía Descartes[4]- entiendo todo lo que
sucede en nosotros de tal modo que lo percibimos inmediatamente por nosotros
mismos: por lo tanto, no sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir
es lo mismo que pensar”. Kant, denomina al pensamiento “el conocimiento por
conceptos”.
Leibniz, por su parte,
define el pensamiento como “una percepción unida a la razón, percepción que los
animales, en cuanto podemos ver, no poseen”.
En cambio para Hegel “El pensamiento es la
sustancia universal del espíritu; de él mismo se desenvuelve todo lo demás”.
Rycroft define el pensamiento como la actividad mental que se interesa en la
solución de problemas.
El filósofo español José Ortega y Gasset
refiere que “A la pregunta “¿Qué es el Pensamiento?” se responde con la
descripción de los mecanismos psíquicos que funcionan cuando el hombre se ocupa
en pensar. Es evidente que esas funciones –percibir, comparar, abstraer,
juzgar, generalizar, inferir- son cosas que “tienen que ver” con el
Pensamiento. Sin ellas el hombre no podría cumplir esa ocupación que llamo
Pensamiento. La realidad Pensamiento por la cual preguntamos es una tarea, algo
que el hombre hace, que se pone a
hacer – por eso le llamo ocupación-, no es sólo algo que en él pasa como ver,
recordar, imaginar y razonar. Ahora bien, caracteriza a todo “hacer” ser hecho por algo y para algo. El tercer ingrediente del hacer o acción es aquello con
lo que se hace, el medio o instrumento”[5].
En opinión de Ortega y Gasset el
pensamiento es cuanto hacemos: “Eso que se pone a hacer es pensar, porque
Pensamiento es cuanto hacemos –sea ello lo que sea- para salir de la duda en
que hemos caído y llegar de nuevo a estar en lo cierto. Quiera o no el hombre,
no tiene más remedio que preocuparse de acertar. Esto le diferencia de los
animales y de los dioses”[6]
Bertrand Russell puntualiza que “la función
esencial de la “conciencia” y del “pensamiento” es que nos permiten actuar con
referencia a lo que está distante en tiempo o espacio, aun cuando al presente
no estimule nuestros sentidos”.[7]
El pensamiento, es el reflejo de la
realidad en el cerebro del hombre y
tiene lugar mediante la palabra. A.A. Smirnov, et al, definen el pensamiento
como el “reflejo generalizado de la realidad en el cerebro humano, realizado
por medio de la palabra, así como de los conocimientos que ya se tienen y
ligado estrechamente con el conocimiento sensorial del mundo y con la actividad
práctica de los hombres.”[8]
“Si analizamos un estado de conciencia en
un momento determinado,-dice Gregorio Fingermann-, encontramos en él no sólo
contenidos sensoriales, percepciones, imágenes, etc., sino también algo nuevo:
relaciones entre las sensaciones y las representaciones. A esta función
intelectual, que establece dichas relaciones y por la cual las representaciones
adquieren un significado, un sentido, llamamos pensamiento.”[9]
El pensamiento,
en cuanto reflejo generalizado de la realidad en el cerebro humano, es una
serie concatenada e ininterrumpida de ideas o conceptos, juicios y raciocinios;
es un acto de conciencia que comprende operaciones cognoscitivas (conocer y
comprender) acerca de las cosas y los hechos cotidianos.
El pensamiento no actúa por sí mismo, no es un proceso
aislado, está atado a la percepción y a la motivación. Forma parte de nuestro
funcionamiento somatopsíquico total y está relacionado sistemáticamente a los procesos
biológicos. El pensamiento funciona cuando elabora conceptos, resuelve
problemas, emite y toma decisiones.
El pensamiento no es un fin en sí mismo, el pensamiento
surge de algo y para algo. El
pensamiento surge de la interacción del hombre con el medio, de las necesidades
y dificultades de la vida cotidiana como un instrumento efectivo y eficaz para
la acción resolutiva de problemas. Pasteur no se equivocó cuando dijo: “Las
ideas son hijas de la necesidad”.
El pensamiento es un contenido mental que
tiene determinadas leyes que lo rigen. Paul Henri Boyer entiende por leyes del
pensamiento a los primeros principios lógicos (contradicción, identidad,
tercero excluido) sobre los cuales se asienta el pensar.[10]
[1] Katz, David y Rosa. Manual de Psicología. Ediciones Morata,
S.A., Madrid, 1977, p.155.
[3] Vega, M. de
(1990). Introducción a la psicología
cognitiva, Madrid: Alianza.
http://www4.ujaen.es/~cparedes/Documentos/T1Pens_08_09_al.pdf
[4]
Descartes, Princ. Phil., I, 9; cf. Med., II.
[5] Ortega y Gasset, José. Apuntes sobre el pensamiento. Revista de
Occidente, Madrid,1959, pp.15-16.
[7] Russell,
Bertrand. Diccionario del Hombre
Contemporáneo. Santiago Rueda – Editor, Buenos Aires, 1955, p.253.
[8] Smirnov, A.A., et. al. Psicología. Editorial Grijalbo, S.A.,
México, D.F., 1964, p.235.
[9] Fingermann,
Gregorio. Lecciones de Psicología.
Librería “El Ateneo” Editorial, 20° edición totalmente revisada y completada,
Buenos Aires, 1959, p.215.
[10] Boyer, Paul Henri. Diccionario breve de Filosofía. Club de
Lectores, Buenos Aires, 1962, p.133.