Artículos periodísticos y de investigación

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3 de mayo de 2020

En homenaje al 96 Aniversario de Fundación del APRA (1924-7 de mayo-2020). VIDA Y OBRA DE VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.


En homenaje al 96 Aniversario de Fundación del APRA (1924-7 de mayo-2020)
VIDA Y OBRA DE VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE

Escribe: Eudoro Terrones Negrete



Víctor Raúl Haya de la Torre

Alguna vez se dijo que a nadie se le puede aplicar, como a Víctor Raúl Haya de la Torre, las célebres palabras de Bismarck: “El hombre tiene exactamente la altura a que lo empuja el oleaje incontrastable de la historia”.
Víctor Raúl Haya de la Torre ha sido llamado en México, “El primer estudiante de América”; Carlos Rangel llegó a decir que Víctor Raúl es “El marxista latinoamericano más importante antes de Fidel, el Che y Allende”;  el gran poeta Alberto Guillén  bautizó a Víctor Raúl como “Hombre del Alba”; Alcides Spelucín manifestó en Trujillo, 1938, que Víctor Raúl “es el primer soldado del Aprismo. Es decir, el más esforzado servidor de su causa”; Alan García Pérez, nunca dejó de considerarlo a Víctor Raúl como el “revolucionario”, el “transformador social”, el “constructor del socialismo americano”;  Hugo García Salvatecci dijo que Víctor Raúl puede ser visto como “El Bolívar del siglo XX” o “El campeón de la justicia social en el Perú y en América. Es también el maestro de la rebeldía”; para Hugo Vallenas, Haya de la Torre es “un ideólogo y un político no de utopías sino de realidades”.
Hugo Neira Samanez denominó a Haya de la Torre “Primer ciudadano civil”; Patricio Ricketts Rey de Castro expresó que Haya de la Torre es ”El astro solar de nuestra política del siglo XX, en torno al que todo giraba”; José Barba Caballero calificó a Víctor Raúl como “El abanderado de las reivindicaciones del indio”; Felipe Cossío del Pomar  afirmó que Haya de la Torre “es el predestinado para cumplir la obra reformadora planteada por González Prada”; Luis Alberto Sánchez  aseveró que Víctor Raúl es “Como Moisés conduce a su pueblo hacia la tierra prometida”; Roy Soto Rivera considera al creador del aprismo como “La más destacada personalidad política del Perú en el siglo XX”.  Jimmy Carter, Presidente de los Estados Unidos, en una misiva de saludo oficial le dijo a Haya de la Torre: “Saludo al padre de la democracia peruana. Usted representa parte de la historia latinoamericana”.
En 1979 el legendario poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, al llegar a Perú, manifestó haber venido a saludar al “Primer sandinista de América, Dr. Víctor Raúl Haya de la Torre”.
En opinión de Roque Benavides Ganoza, Víctor Raúl Haya de la Torre es “El más ilustre político peruano del siglo XX” y “El hombre Santo de la lucha por la justicia social, entregada a una política de servir y no de servirse.”.
 Jorge Millas, catedrático de Filosofía de la Universidad de Chile y ex presidente de la Federación de Estudiantes aseveró: “A Haya de la Torre, más que un político le consideramos un mesías, o el sociólogo ilustre de América, inspirador de toda una generación”.
Sus compañeros y amigos, con mucho cariño, profundo respeto y orgullo le decían “Víctor Raúl”, “Hermano Mayor”, “El Maestro”, “El Viejo”, “Compañero Jefe”, “El Jefe”, “El Hombre”, “El Guía”, “El hermano Rector” y “El Presidente Moral del Perú”, por ser un líder político de versación multifacética, con autoridad moral irrebatible y gran humanista.
En el siglo XX, en el campo de la historia política del Perú y de Indoamérica, Víctor Raúl Haya de la Torre ha sido el político que soportó las mayores limitaciones de su derecho ciudadano, los mayores vetos a su legítima aspiración de llegar a la presidencia de la República de Perú. Nadie sufrió más ofensas, injurias, incomprensiones, calumnias, difamaciones, hostilizaciones, intolerancias, reproches extravagantes, persecuciones y exilios, a tal punto que llegó a decir: ”Preferimos ser derrotados a sacrificar lo que hay de moral y de puro en nuestro movimiento”.
Felipe Cossío del Pomar, recurriendo un poco a la historia revela:  “A mediados del siglo XVII, Trujillo se convierte en el centro cultural y religioso de la costa norte del Perú. A la riqueza minera de la región, une la industria azucarera más importante del virreinato y un activo comercio impulsado por el carácter progresista de sus habitantes. La bonanza económica no tardará en embellecer la ciudad dotándola de una arquitectura eclesiástica y civil de sello especial, señalada en la historia de la arquitectura como “Escuela Trujillana”. Estas condiciones materiales unidas a circunstancias históricas y al carácter de sus habitantes, harán de Trujillo una ciudad tradicional, y, antes que todo y sobre todo, una ciudad señorial”.[1]
Víctor Raúl Haya de la Torre nace a las dos y cuarto de la tarde, el 22 de febrero de 1895, en la primaveral ciudad norteña de Trujillo (Perú), en un ambiente peruano desorganizado, empobrecido, anarquizado por el sectarismo político de civilistas, demócratas, militaristas y al borde del caos. El fantasma de la guerra civil amenazaba al país. Pocos años después el latifundio empezó a extenderse como reguero de pólvora arrasando con la pequeña y mediana propiedad; empresas extranjeras se apoderan de haciendas, industrias y comercios, el capital norteamericano acaparaba las minas de Cerro de Pasco y más de la mitad de la población era analfabeta.
 “Cuando Víctor Raúl Haya de la Torre nació, el Perú estaba convulsionado por la guerra civil. El Presidente de la República Andrés Avelino Cáceres, héroe de la reciente guerra con Chile, hacía desesperados y sangrientos esfuerzos para contener la arremetida de los “montoneros” de don Nicolás de Piérola, hombre que todavía se sentía predestinado para salvar al país. En Trujillo, la aristocrática y noble ciudad norteña, donde la vida transcurría apacible, los sucesos, inevitablemente eran seguidos a diario en acaloradas discusiones. La guerra civil prácticamente no perdonó un solo pueblo del país. Los muertos llegaban a veinte mil”.[2]
“El nacimiento de Víctor Raúl justamente se produjo cuando en Lima combatían caceristas y pierolistas. En muchos pueblos del Perú se alzaron en armas partidas de montoneros anticaceristas y partidarios de Piérola. Prácticamente la guerra civil no fue ajena a ninguna aldea o ciudad. Durante catorce meses el país entero estuvo pendiente de estos acontecimientos. Cuando el 17 de marzo de 1895, el caudillo de la revolución, Piérola, a caballo y a la cabeza de sus montoneros ingresó triunfante a Lima, acompañado de la legendaria y famosa mujer, llamada Martha “La Cantinera”, en el hogar en que nació Víctor Raúl la familia discutía acaloradamente en torno a esos sucesos. El abuelo materno, José Martín de Cárdenas era civilista. El tío Eduardo González Orbegoso era ferviente admirador de Piérola, en tanto que don Raúl Edmundo Haya tenía como ídolo al General Cáceres. A esto debe agregarse que de tiempo atrás vivía en Trujillo un acaudalado industrial chileno, don Marcial Acharán Smith, a quien no alcanzaron los resentimientos de la Guerra con Chile. Acharán contrajo nupcias en 1907 con la más bella tía de Víctor Raúl, Ana Lucía de la Torre, hermana de su madre Zoila Victoria. Víctor Raúl siempre dijo que adoraba a aquella hermosa mujer, a quien le dio el dulce nombre de mamá-tía”.[3]
Víctor Raúl Haya de la Torre procede de un hogar de holgada situación económica pero de rancia tradición trujillana. “Descendía pues Haya de la Torre de una familia emparentada con los próceres de la Independencia y entre sus antepasados figura en forma destacada Fray Pedro de Urraca, santo varón venerado en la Iglesia de la Merced y al que se atribuyen poderes milagrosos. Su retrato fue conservado por la familia y hasta ahora es objeto de culto en Trujillo”.[4]
Sus padres fueron Raúl Edmundo Haya y de Cárdenas, quien fue civilista, pardista, diputado por Trujillo, maestro, periodista y fundador del diario “La Industria”, y Zoila Victoria de la Torre y de Cárdenas, descendiente de una familia que “ostenta orgullosa escudo de armas en lo alto del pórtico de su vieja casona”; se casaron el 28 de abril de 1894 en la Iglesia de San Agustín de Trujillo y la ceremonia fue oficiada por don José Antonio de Cárdenas, Dean de la Catedral de Trujillo.
Después de cuatro meses y medio de nacido, Víctor Raúl Haya de la Torre es bautizado el 12 de julio de 1895, en la Catedral de Trujillo, teniendo como padrinos a Carlos A. Washburn y Salas de la Torre y Ana Lucía de la Torre y Cárdenas, quienes le regalaron al ahijado un bacín de plata con sus iniciales V.R.H.T. grabadas en el fondo y un lujoso cubierto de plata cincelada.
Víctor Raúl Haya de la Torre tuvo cuatro hermanos, dos varones y dos mujeres: Zoila Mercedes Haya de la Torre, Jesús Edmundo Haya de la Torre, Lucía Victoria  Haya de la Torre y José Agustín Haya de la Torre. Sus abuelos fueron: Agustín de la Torre Urraca y José Martín de Cárdenas.
Desde muy niño, Víctor Raúl Haya de la Torre tiene afición por el deporte, por montar a caballo, caminar matinalmente, pasear por jardines, parques y avenidas, recorrer por las playas,  practicar la esgrima y la natación, asistir a obras teatrales, leer poesía, pintar cuadros, criar abejas, escuchar música clásica, dominar el violín y el piano.  En lo que respecta a esta última, su biógrafo Felipe Cossío del Pomar en su obra “Víctor Raúl” lo explica así”: “Víctor Raúl tiene un gran sentido musical. Cuando se sienta al piano interpreta con facilidad lo que se propone. Más tarde declarará que no ha continuado porque “en arte lo que no se hace muy bien, debe dejarse para recreo personal”.
“En la mañana (concepto que Haya estira hasta las 4 de la tarde aproximadamente, en que almuerza), – indica Silva Solís-, el jefe del aprismo gusta de trabajar intelectualmente. Considera que la mañana es su hora fecunda para artículos, notas y preparación de discursos. Con lo cual podría decirse que el Haya intelectual es matutino, el Haya político, vespertino y el Haya conversador, hombre de madrugada”.[5] En este mismo reportaje realizado por Silva Solís ahora respecto al secreto de su energía Haya de la Torre responde: “No creo que sea ningún secreto. Estimo haber heredado un físico sano y haberlo cultivado, desde mi juventud, en el deporte y en una severa disciplina, a pesar de lo agitado que normalmente ha sido mi vida. Siempre me he preocupado por la dietética, por elegir los alimentos adecuados. Bebo poco o ningún alcohol y consumo mucha leche. Sigo siendo deportista. En Europa practico el ski. Ahora en Lima, doy largas caminatas por las playas o me dedico a la ascensión de cerros. Infortunadamente no siempre dispongo de tiempo para esto y debo conformarme con la gimnasia de todas las mañanas”.
Víctor Raúl Haya de la Torre es una personalidad extraordinaria y multifacética, de risa contagiosa, de entusiasmo optimista e incontenible.
Filósofo social, ideólogo dialéctico y del cambio, humanista sin par, político inteligente e incorruptible, maestro ejemplar, orador persuasivo y cautivante de multitudes, políglota, ensayista, escritor combativo y antimperialista, periodista crítico y de pluma incisiva, historiógrafo realista, gran organizador, reformador social, viajero impenitente, primer líder universitario continental, primer presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, impulsor de la Reforma Universitaria en el Perú.
Víctor Raúl Haya de la Torre ha sido el fundador y el primer rector de la Universidad Popular González Prada; jefe, fundador, maestro y guía de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), del Partido Aprista Peruano (PAP)  y presidente de la Asamblea Constituyente de 1978-79.  Supo llegar a la conciencia del pueblo y conquistarla a la luz de una nueva doctrina política antimperialista y revolucionaria, de una filosofía del cambio que marcha de la mano con la ciencia y la tecnología.
Refiere Manuel Seoane: “En el caso de Haya de la Torre, su vida entera es una reafirmación y una superación continua. Tiene el puesto de mayor responsabilidad, que es también el de mayor peligro. Todos los premios fáciles del éxito personal estuvieron al alcance de su mano. Pudo serlo todo, millonario o Presidente, a poco que hubiera inclinado la cabeza o torcido la conducta. Pero él supo rechazar las tentaciones y eligió el camino más áspero para escalar la montaña. Predicó con palabras y con hechos”.[6]
Víctor Raúl Haya de la Torre a fuerza de creatividad política e ideológica, de perseverancia, de honradez a toda prueba, de paciencia, de buen sentido ético-social y de responsabilidad sociohistórica, logra construir una obra monumental pedagógica y ocupar uno de los primeros puestos entre los grandes intelectuales, pedagogos sociales y políticos científicos de Perú e Indoamérica del siglo XX y cuyas tesis se mantienen vigentes en el siglo XXI.
En 1902 inicia sus estudios en el Colegio del Seminario de San Carlos y en 1907 en el Colegio San Marcelo. En el Seminario, Víctor Raúl Haya de la Torre tuvo maestros ilustres y de grata recordación: Elías M. Vásquez, profesor de Lógica y Moral;  el Padre francés Lalande, profesor de Matemáticas; el Padre Ruger, profesor de Química; el Padre Goujon, profesor de Historia Natural; y el Padre Lisson, profesor de Mineralogía.
“Terminada la educación secundaria Víctor Raúl  se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo el 22 de marzo de 1913, según consta en los archivos de ese centro de estudios. En 1915 se cambió a la Facultad de Filosofía y Letras, y en 1916 a la de Jurisprudencia, explicándose este derrotero académico en su inconformidad e insatisfacción por la instrucción que con precocidad consideraba “caduca.”[7]
En 1914, Víctor Raúl y Antenor Orrego forman el grupo de artistas e intelectuales denominado «Grupo Norte» o «La Bohemia de Trujillo». El grupo estuvo integrado por César Vallejo, Alcides Spelucín, Daniel Hoyle, Carlos Valderrama, Francisco Xandóval,  Federico Esquerre, José Eulogio Garrido, Macedonio de la Torre, Víctor Raúl Haya de la Torre, Manuel Vásquez Díaz, Oscar Imaña, Carlos Manuel Cox, Agustín Haya de la Torre, Ciro Alegría Bazán, Juan y Carlos Espejo Azturrizaga, José Félix de la Puente, Eloy B. Espinoza, Juan José Lora, Felipe Alva, Alfonso Sánchez Urteaga (o Camilo Blas), entre otros. A decir de Felipe Cossío del Pomar este grupo que estableció “el primer contacto entre los estudiantes y el pueblo, era la raíz primigenia del Partido Aprista”. Este grupo Norte evoluciona de modo progresivo desde un cenáculo conformado por nóveles artistas, intelectuales y literatos hasta «[…] constituirse en un movimiento contestatario opuesto a la tradición […] adecuándose a la agitada vida cotidiana de la modernización» (PERALTA 2011: 33).
El 22 de febrero de 1916 el joven Víctor Raúl Haya de la Torre cumplió 21 años de edad. En este mismo año, bajo el seudónimo “Juan Amateur”,  escribe la comedia «Triunfa Vanidad», que es una defensa del honor del poeta Vallejo ante la incesante burla que lo hacían personas intrascendentes, y lo dedica a César Vallejo, comedia que fue presentada con la Compañía de Teatro y Comedia de doña Amalia de Isaura, el 15 de diciembre de 1916,  en el Teatro “Ideal” de Trujillo. El tema de la comedia “Triunfa Vanidad”, “es la defensa de un poeta, a quien un ricachón desprecia y ataca porque su hija se ha enamorado del bohemio. Al cabo, cuando  este último ha conquistado la fama, el padre se allana al casamiento. La obra termina con un cuarteto original de Vallejo, que era el poeta defendido por Haya” (González Vigil, 1988, p. 50). Al respecto, Eugenio Chang-Rodríguez, en su obra “Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes, Historia e Ideología”, también expresa: “Triunfa vanidad”, comedia escrita por Haya de la Torre para defender a César Vallejo, atacado injustamente por varios señoritos aristócratas trujillanos que consideraban al joven bardo como un poetastro bohemio”.
     En 1917 Víctor Raúl Haya de la Torre viaja a Cajamarca acompañado de “El poeta de la juventud” y político peruano José Gálvez Barrenechea con motivo de la inauguración del monumento al héroe del Combate del Dos de Mayo. En este mismo año, Víctor Raúl Haya de la Torre, como delegado del Centro Universitario de Trujillo, llega a Lima para incorporarse a la Federación de Estudiantes del Perú y seguir estudios de abogacía e ingresa como escribiente y practicante en el estudio jurídico de los doctores Eleodoro y Eulogio Romero. En Lima, a la edad de 22 años se matricula en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para empezar el 1 de abril de 1917 los estudios de doctorado en Letras. En este año, 26 de abril de 1917, Víctor Raúl  se apersona a la Biblioteca Nacional para saludar al director Manuel González Prada y entablar una corta amistad. “¡Al fin un Maestro!, exclama Haya de la Torre al leer por primera vez su discurso del teatro Politeama, que termina con una exclamación que es la sentencia de muerte del pasado: “¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!” refiere Felipe Cossío del Pomar.[8]. “Cuatro meses antes de terminar el primer año académico en San Marcos, a fines de agosto de 1917, Víctor Raúl trasladó su matrícula a la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco, con cuyo rector Alberto Giesecke, inició estrecha amistad” ” indica Eugenio Chang-Rodríguez (Op.cit., 2018, p. 32).
Manuel González Prada, “Era éste un hombre alto y erguido. Tenía la tez blanca y rosada a pesar de sus casi setenta años. Los ojos grandes y azules disimulaban su miopía con una inquisitiva fijeza. Blanco, copioso y discretamente retorcido el mostacho; plateado el cabello; el mentón cuadrado; la nariz larga y recta. Sereno y amable, tendió ambas manos al visitante y lo saludó con voz queda”.[9]
El pensador anarquista, Manuel González Prada, fallece por ataque cardíaco, a los 74 años de edad, el 22 de julio de 1918. No obstante el tiempo transcurrido de su deceso, en los círculos académicos, en las universidades y en los locales de los partidos políticos sigue resonando aún su  siempre viva y vigente exclamación: “Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz” o esta otra, “El Perú es un organismo enfermo; donde se aplica el dedo brota la pus”.
En 1918, la Primera Guerra Mundial culminaba en sus objetivos y metas, Y en la Argentina se iniciaba la Reforma Universitaria, que en los años sucesivos se proyectaría con fuerza e intensidad a Perú y hacia los demás países de América Latina. En el Perú se extendía y crecía la corriente favorable a la democratización de la universidad, la reforma del sistema universitario, la agitación entre estudiantes y obreros, entre fábricas de tejidos y gremios, ante la persistente explotación de los trabajadores manuales e intelectuales y la desatención de sus demandas sociales, educativas y laborales por parte del gobierno opresor.
“El 23 de diciembre de 1918, los trabajadores de la Fábrica de Tejidos “El Inca” se declararon en huelga exigiendo se limitaría a ocho la jornada de doce a catorce horas diarias que entonces se imponía a empleados, obreros y campesinos, y un incremento salarial del 25 %, entre otras reivindicaciones. En los días posteriores todas las organizaciones gremiales de Lima se sumaron al paro, que fue general y nacional a partir del 12 de enero siguiente. Haya de la Torre, volcado ya a la cuestión social, entró de inmediato en contacto con los huelguistas. Su propósito era lograr que la Federación de Estudiantes apoyara el movimiento laboral. Aunque no consiguió un rápido pronunciamiento de aquélla sobre el particular, obtuvo que permitiera que las asambleas obreras se realizaran en su amplio salón de actos. El mismo día en que el paro general comenzaba y la ciudad quedaba privada de sus últimos servicios, Víctor Raúl logró, pese a la oposición de los conservadores, que la Federación de Estudiantes participara activamente en el conflicto y nombrara una comisión de su seno que la representara ante el Comité de Huelga. “Aquí con ustedes hasta la muerte o hasta la victoria”, dijo con firmeza Haya de la Torre en el momento en que como presidente de esa comisión, se presentaba ante la Asamblea del Paro y le entregaba sus credenciales. Este fue el punto de partida de la batalla social en el Perú. Designado por aquélla “representante del pueblo”, Haya se entregó como tal a la solución del conflicto. Incansable, se convirtió en el líder indiscutido del movimiento y en su principal negociador con el gobierno. En la ciudad paralizada, patrullada por la caballería, transitaba en un automóvil con salvoconducto llevando y trayendo propuestas y contrapropuestas”.[10]
     En 1919 Víctor Raúl se incorpora decididamente y con el máximo de los optimismos a la lucha de los obreros por las ocho horas de trabajo diario y la Federación Obrera Local lo elige su representante. En el mitin del 1° de enero de 1919, en Lima, los manifestantes obreros que luchaban por las 8 horas diarias de trabajo fueron atropellados por las fuerzas policiales, instando al presidente Manuel Pardo a decretar la jornada de 8 horas diarias. En la noche del 14 de enero, cuando los huelguistas sesionaban en la Biblioteca Ricardo Palma, se había producido una escena violenta entre el comandante de la plaza, Teniente Coronel Juan Carlos Gómez y el delegado de los estudiantes, Víctor Raúl Haya de la Torre. Gómez le solicitó a Víctor Raúl que los estudiantes desalojaran la asamblea y que los obreros levantaran el paro; el diálogo se torna áspero y el Teniente Coronel llega a blandir su sable. Entonces, Haya de la Torre regresa a la asamblea y le responde así: “La fuerza puede proceder a masacrarnos, pero la asamblea no levantará el paro general”. El 16 de enero de 1919, los delegados de las fábricas de tejidos de lana y algodón de Vitarte, Inca, Victoria, San Jacinto, Santa Catalina, La Unión y Progreso, bajo la presidencia del delegado universitario Haya de la Torre acuerdan formar la Federación de Trabajadores de Tejidos del Perú, con la finalidad de unificar a los obreros de las fábricas de la industria textil y realizar activa propaganda hasta convertirla en un centro de unificación del gremio. 
     El 6 de octubre de 1919 Víctor Raúl Haya de la Torre es elegido presidente de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP).  Luis Alberto Sánchez revela la predicción de Alfredo Palacios respecto a Haya: “El día que estalló la Reforma Universitaria, estábamos en clase de Historia del Arte, con el maestro Deústua (mayo de 1919). Acababa de pasar por Lima, Alfredo Palacios. El arrogante mostachudo mosquetero socialista del Plata, predijo: “Este muchacho Haya dará que hablar si hay revolución social en el Perú, él andará de por medio” (En 7 días, Lima, 1970).
     En el mes de octubre de 1920, Víctor Raúl Haya de la Torre cesa en el cargo de presidente de la Federación de Estudiantes del Perú y se dedica a la organización de las Universidades Populares.


CUATRO HECHOS HISTÓRICOS DEL APRISMO 
OCURRIDOS EN EL MISMO AÑO DE 1923

En 1923 ocurrieron cuatro hechos históricos en un mismo año. El pueblo aprista peruano e indoamericano no olvida:  I. El bautizo de fuego de los líderes del APRA, sellándose con sangre la alianza obrero-estudiantil. II. El líder y fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, cae prisionero. III. Se efectúa el primer paro general de trabajadores en el Perú. IV. Haya de la Torre es deportado a Panamá.


1.  EL BAUTIZO DE FUEGO DE LOS LÍDERES DEL APRA

El primer hecho histórico acontece el 23 de mayo de 1923, cuando el dictador Augusto B. Leguía (1919-1930) expide un decreto supremo consagrando a la República del Perú el Sagrado Corazón de Jesús.
Ante esta decisión de Leguía, los estudiantes universitarios apoyados por los obreros y campesinos y la militancia del Partido Aprista Peruano acordaron protestar públicamente.
La noche del 22 de mayo de 1923, se reunieron en el local de la Federación de Estudiantes del Perú los delegados de las Universidades Populares González Prada (U.P.G.P.),  para dar los toques finales al mitin convocado para el siguiente día.
El entonces rector de la U.P.G.P.,  Víctor Raúl Haya de la Torre, les dijo: “Mañana vamos a dar una lección práctica al demostrar que nuestra pedagogía es algo vital. El que flaquee debe perder su puesto y será castigado. Si yo flaqueo: que se me castigue o que se me suprima. En esta lección viva nosotros tenemos el deber de ser los primeros. Mañana vamos al laboratorio de la acción para una gran experiencia. Si no sabemos conducirla, seremos indignos de ser vuestros maestros. Vosotros debéis ser dignos discípulos cumpliendo hasta el fin vuestro deber, y cuidando, con toda energía, de que nosotros lo cumplamos”.
El escritor chileno, Alberto Baeza Flores, al describir el hecho histórico en su obra “Haya de la Torre y la revolución constructiva de las Américas” asevera que el régimen de Leguía había iniciado una “prototípica maniobra de alta demagogia” y para atraerse a la Iglesia Católica anunció que a ella consagrará la capital del Perú. Refiere asimismo: “Haya de la Torre se ha educado en un colegio religioso, no es un anti-católico, pero comprende que se ha de luchar por la libertad de los credos y que la medida de Leguía es un atentado contra los libre pensadores, los otros credos religiosos y la libertad de conciencia. Se opone. Tras él los estudiantes y los obreros. Frente a él: el régimen de Leguía con todas sus fuerzas represivas, la reacción con toda su propaganda e influencias. Las jornadas son sangrientas. El régimen de Leguía lanza a la Guardia Republicana y a sus agentes contra los estudiantes y obreros. En la Universidad de San Marcos se enfrenta Haya de la Torre a los esbirros: “¡Esta es una casa de la cultura y no una cueva de bárbaros!”. En las calles hay encuentros sangrientos. Víctor Raúl está en las calles. El obrero Eduardo Colfer salva a Haya de la Torre de un feroz golpe de sable de los policías. Haya de la Torre se pone en frente de una manifestación hacia la plaza de Armas. Lima es una capital de luchas. El régimen de Leguía tiembla”.[11]
Víctor Raúl al enfrentarse a los soldados les manifiesta: “Ustedes no son los responsables de las medidas de terror que han masacrado a nuestros compañeros. El culpable es el sombrío tirano que se esconde ahí”.
El 23 de mayo de 1923 los universitarios peruanos secundados por los obreros y campesinos protestan de manera pública y pacífica, desfilando por las calles de Lima contra la pretendida Consagración de Perú al Corazón de Jesús anunciado mediante decreto supremo expedido por el presidente Augusto B. Leguía. El Partido Aprista Peruano se opuso inmediatamente y la protesta estudiantil fue atacada con armas de fuego por la Guardia Republicana al mando de Rufino Martínez, a las 7:00 de la noche, en la calle de Huérfanos, hoy cuadra séptima del jirón Azángaro de Lima.  Esta jornada, marcó el inicio del Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales, y según Felipe Cossío del Pomar: “Fue el 23 de mayo el bautizo de fuego de los líderes del APRA, pero también lo fue de los “neo-caballeros” de la reacción”. 
Percy Murillo Garaycochea en su obra “Historia del APRA” refiere que frente a estos luctuosos sucesos “Lo cierto es que la ceremonia fue suspendida y que la enorme estatua del Corazón de Jesús, que debió erigirse en la Plaza Principal de Lima y ante quien todo el Ejército, la Marina y los poderes Ejecutivo y Policial, las cámaras legislativas, todos los funcionarios públicos debían desfilar el día 30, quedose en los talleres donde había sido fabricada”.
Haya de la Torre llega a México el 16 de noviembre de 1923; aquí el Ministro de Educación, José Vasconcelos, le recomienda a Haya de la Torre la tarea de editar a los clásicos de la literatura universal junto con la poetisa chilena Gabriela Mistral.
José Carlos Mariátegui, en sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, explica la trascendencia del hecho: “El 23 de mayo reveló el alcance social e ideológico del acercamiento de la vanguardia estudiantil a las clases trabajadoras. En esa fecha tuvo su bautizo histórico, “la nueva generación…”


2.     EL LÍDER Y FUNDADOR DEL APRA, VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, CAE PRISIONERO

El segundo hecho histórico sucede el 2 de octubre de 1923, cuando por engaño del comisario de Miraflores de la ciudad de Lima, Haya de la Torre cae prisionero, es reducido al violento silencio y es conducido a la Isla de San Lorenzo, isla en la que se pudren muchas víctimas, de todas las clases sociales, arrojadas allí por sospechas o por venganza. En esta isla Haya de la Torre se declara en huelga de hambre durante 8 días. Los estudiantes y obreros de Lima, Vitarte, Trujillo y otros puntos del país levantaron su unánime voz de protesta y de censura al dictador Leguía.
La misma noche en el que a través del voto de los estudiantes se elegía a Víctor Raúl Haya de la Torre, por segunda vez, para ocupar el cargo de presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, el líder aprista fue arrestado. Habían transcurrido cuatro meses de la frustrada ceremonia y el 2 de octubre de 1923 cae prisionero Haya de la Torre por orden expresa del dictador Augusto B. Leguía. Haya se declara en huelga de hambre durante ocho días en la isla de San Lorenzo, luego es deportado del Perú. Al día siguiente, el 3 de octubre de 1923, por primera vez en la historia limeña y en el Perú se originó un paro general de 48 horas en protesta por la persecución política a Haya de la Torre. El 3 de octubre de 1923, “El Textil”, órgano clandestino del movimiento obrero de la Federación Textil, reprodujo una carta que misteriosamente Haya de la Torre, desde la prisión de San Lorenzo (Lima), había enviado a su redacción. Decía el joven Haya: “Si he de marchar al destierro, algún día he de volver. Retornaré a mi tiempo, cuando sea llegada la hora de la gran transformación. Ya lo he dicho y lo repito: sólo la muerte será más fuerte que mi decisión de ser incansable en la cruzada libertadora que América espera de sus juventudes, en nombre de la Justicia Social”.  Fue la primera huelga de hambre por motivos políticos sucedido en el Perú.
“El Textil”, órgano clandestino del movimiento obrero, reprodujo una carta que misteriosamente y violando “la insultante incomunicación” le hizo llegar Haya de la Torre, desde la prisión de San Lorenzo, el 3 de octubre de 1923. En la misiva Haya decía: “A los estudiantes y obreros: Si estas líneas logran violar la insultante incomunicación en que se me tiene desde la media noche de ayer, llegue a vosotros mi saludo. El tan largo tiempo madurado proyecto de mi prisión y destierro, se consumó, al final, aprovechándose de una de las muchas intrigas de Bajo Imperio, que nuestros prohombres de las diferentes jaurías políticas promueven periódicamente, cada vez que el estómago les grita.”
A renglón seguido Haya de la Torre revela el móvil de su captura: “Fui capturado por medio de un engaño del comisario de Miraflores, que, después de prometerme que se trataba de algo personal con él, resultó cómplice inconsciente o no, del plan de prisión que consumó el Intendente Elías en persona. Con rapidez y cuidado fui traído. Comprendo que de lo que paga el Estado, lo que mejor marcha son los automóviles cuando arrebatan la libertad a un hombre”.
Luego, Haya de la Torre da a conocer el compromiso que asume en bien del pueblo: agitar las conciencias hacia la justicia y producir “la revolución de los espíritus”.  “No sé cuál será mi suerte, ni me interesa pensar en ella. Agito y agitaré las conciencias hacia la justicia. Lucho por producir la precursora revolución de los espíritus, y maldigo, con todo el calor de mi convencimiento a los explotadores del pueblo, que hacen del Gobierno y de la política, vil negociado culpable”.


3. EL PRIMER PARO NACIONAL DE LOS TRABAJADORES EN EL PERÚ

El tercer hecho histórico se registra al día siguiente, el 3 de octubre de 1923. Por primera vez en la historia política de Lima y del Perú se produce un paro general de 48 horas en protesta a la persecución política que era objeto Haya de la Torre, dispuesto por el dictador Augusto B. Leguía. Los trabajadores manuales e intelectuales piden inmediata “Libertad para el Maestro”. El gobierno, como represalia, dispone la clausura de las Universidades Populares Manuel González Prada y de los locales obreros. La situación política se torna muy difícil, no hay acuerdo entre Leguía y los trabajadores manuales e intelectuales. Leguía pierde los papeles, no sabe qué hacer por momentos, hasta que decide deportar al líder de las multitudes.

                              
4.  VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE ES DEPORTADO A PANAMÁ

El cuarto hecho histórico es la deportación de Haya de la Torre a Panamá. El 8 de octubre de 1923 Víctor Raúl Haya de la Torre es deportado a Panamá en el barco “Negada”, barco de carga alemán. Ante la negativa de aceptar inyecciones y su estado de salud declinaba, tuvieron que cargarlo en brazos, demacrado y frágil.
Cuando el capitán del barco “Negada” quiso entregarle 10 libras peruanas, por orden del tirano Leguía, como requisito para desembarcar en el puerto de Colón, en Panamá, Haya de la Torre, muy indignado le responde: “Prefiero arañar la tierra antes que recibir oro del tirano”.
Al respecto, Haya de la Torre declaró en aquél entonces: “”Quiero significar así mi protesta de hombre libre. Me muero en huelga de hambre o me dejan en libertad…Cuando mi resistencia física flaqueaba y surgió –por afirmación de los médicos que el gobierno enviaba- el peligro de un síncope mortal por alteraciones cardíacas, se me embarcó precipitadamente, sin más equipaje que mi ropa puesta, en un transatlántico alemán, en el que, hasta el límite del litoral peruano, permanecí incomunicado por una comisión policial compuesta de seis agentes. El destierro era para mí una forma de libertad, quizá la única forma de libertad, ya que en el Perú no existe” (Haya de la Torre, Obras completas, Tomo 1).
Qué duros y sacrificados tiempos iniciales los de la tercera década del siglo XX, en el que hacer vida política constituía poner en riesgo la vida propia y ser deportado, sólo por defender la democracia y el derecho de los trabajadores a vivir en paz, con empleo digno, salario justo y libertad de credos.
En la ciudad de México, el 7 de mayo de 1924, Víctor Raúl Haya de la Torre funda la Alianza Popular Revolucionaria Americana (A.P.R.A.). En el salón de actos del Museo Nacional, Haya de la Torre entrega la bandera de Indoamérica al presidente saliente de la Federación de Estudiantes de México,  señor Lelo de Larrea, y  pronuncia un emotivo, juicioso y célebre discurso, en el que, entre otras cosas, dijo: “No sólo queremos a nuestra América unida, sino a nuestra América justa. Sabemos bien que nuestro destino como raza y como grupo social, no puede fraccionarse: formamos un gran pueblo, significamos un gran problema, constituimos una vasta esperanza…Esta bandera que yo os entrego no presume originalidades recónditas…Aceptarla porque es nuestra. Flameará primero sobre las soñadoras muchedumbres de las juventudes que van abriendo el camino, y más tarde serán los pueblos, los ideales bellos y justos, los que la agiten en el tumulto estremecido de sus luchas”.
 La Alianza Popular Revolucionaria Americana, desde su fundación, tenía como objetivos de lucha los cinco puntos básicos de su doctrina: 1. Acción contra todo tipo de imperialismo; 2. Por la unidad política de América Latina; 3. Por la nacionalización de tierras e industrias; 4. Por la internacionalización del Canal de Panamá; 5. Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidos del mundo.
La batalla de Ayacucho, desarrollado en la Pampa de La Quinua en Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, consumó la obra de emancipación política del Perú de España. Y en diciembre de 1924 el gobierno de Leguía se aprestaba a celebrar el centenario de la Batalla de Ayacucho. Haya de la Torre, en carta dirigida al poeta de la India, A.M. Rabindranath Tagore V., fechada en Oriejebo (Rusia), 27 de septiembre de 1924, describe la situación social y política del Perú de aquél entonces: “Llegará usted al Perú en época muy triste de su vida social. Yo sé bien que las fanfarrias y las fiestas brillantes, que el pueblo paga, no podrán ocultar a usted la dolorosa verdad de la opresión que impera en mi país. El Perú es una república trágico-cómica con manchas de sangre y de ridículo; sangre de obreros, de indígenas, de estudiantes que caen a los golpes del despotismo más cruel; ridículo de políticos vestidos de frac, siervos del imperialismo yanqui y representantes de un feudalismo oprobioso que estrangula a millares de hombres de nuestros campos, en nombre de la libertad y la democracia republicanas. Ese es el cuadro del Perú actual; un gobierno autocrático que domina sangrientamente, hechura del capitalismo norteamericano, cuyos intereses sirve, una casta militar que lo apoya y una burguesía y un clero nacionales dueños de vidas y haciendas, constituyen el sector de la clase dominante. La clase media, la gran mayoría de los intelectuales, en términos europeos; la pequeña burguesía, está situada en el plano egoísta de la indiferencia política por interés y por miedo. Destruidos los partidos políticos, desterrados sus jefes y principales secuaces, no existe oposición liberal ninguna. La bandera doctrinaria de la rebeldía, de la protesta, de la revolución en el profundo sentido del concepto, se agita en las zonas de las vanguardias de estudiantes, los más dignos, los más abnegados, que unidos fuertemente al proletariado de la ciudad y del campo y a nuestro indígena cuya raza sufre cuatro siglos de esclavitud, constituyen las avanzadas idealistas que han visto caer a muchos de sus filas, pero que van despertando de su adormecimiento esclavo a todo nuestro pueblo animalizado por la ferocidad de los explotadores…”.[12]
Más adelante, en esta misma carta Haya de la Torre manifiesta: “Se tratará de olvidar que el 23 de mayo de 1923 estudiantes y obreros fueron asesinados en las calles de Lima, por el gobierno que pretendía consagrar la república a la efigie del Corazón de Jesús; se tratará de olvidar que en octubre del mismo año los obreros textiles de Vitarte eran masacrados; se tratará de olvidar que en enero de este año centenares de indios de nuestras sierras cayeron bajo la metralla del gobierno en la provincia de Azángaro, como tantas otras veces en todas las regiones del interior del país”.
En 1926 José Carlos Mariátegui funda y dirige la revista cultural Amauta, cuyo primer número apareció en setiembre de este año y  en la que Haya de la Torre también escribe artículos sobre la filosofía, ideología y doctrina del aprismo.
El 22 de enero de 1927, Haya de la Torre secundado por la Federación de Estudiantes Latinoamericanos funda en París el primer Centro de Estudios Antiimperialistas del APRA, que constituye la primera Escuela de Líderes del PAP y al que concurrían estudiantes mexicanos, artistas, escritores y otros, quedando como director del movimiento el cajamarquino Eudocio Ravines, que luego se constituiría en el primer desertor de las filas del APRA.
En la primera quincena de febrero de 1927, en el Congreso Antiimperialista Mundial, realizado en Bruselas, en el Palacio de Egmont, de la capital Belga, Haya de la Torre objetó la parcial representación de Indoamérica, pues no figuraban Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Ecuador y Colombia, luego se opuso a que el APRA fuera incluido bajo el comando de la Liga Antiimperialista Mundial que “sabía era una organización completamente controlada por la Tercera Internacional, no por interés para la lucha antiimperialista, sino para el servicio del comunismo”. En este congreso se definió la línea teórica del Aprismo y se plantearon claramente y con precisión sus diferencias substanciales con el comunismo defendido este por Julio Antonio Mella. En el año de 1927 Haya de la Torre vuelve a México e instala la jefatura del APRA que cuenta con secciones en Centro y Sudamérica. Funda la revista Indoamérica[13]. En Argentina se publica el primer libro “Por la Emancipación de América Latina”.
Haya de la Torre, en respuesta al panfleto ¿Qué es el ARPA? escrito por el líder cubano Julio Antonio Mella, expresó: “Bruselas definió, pues, la línea teórica aprista y planteó bien claramente nuestras diferencias con el comunismo. Era de esperarse que desde entonces el APRA fuera el blanco de críticas acerbas. Para el comunismo no puede existir otro partido de izquierda que no sea el oficial de la III Internacional de Moscú, de ortodoxia estalinista. Toda organización política que no comanda Moscú debe ser execrada y combatida. Después del Congreso de Bruselas lo fue el APRA”[14]
Respecto al líder cubano, Haya manifestó: “Mella se había reencontrado conmigo en las sesiones del Congreso Antimperialista Mundial, reunido en Bruselas a principios de 1927. Le conocía desde que llegué desterrado a Cuba de paso a México en 1923, pero los debates de Bruselas, en los que refuté y conseguí el rechazo de su proyecto de resolución sobre las condiciones económicas y políticas de Indoamérica, nos distanciaron definitivamente. Mella era un mozo de gran temperamento emocional y de probada sinceridad revolucionaria. Fue, hasta la muerte, un luchador puro y antimperialista inflexible. Creo que habría sido uno de los grandes realizadores de la libertad de Cuba, una vez que la experiencia le hubiera demostrado que el comunismo no es el mejor camino para la nueva emancipación de nuestros pueblos”.[15]
Haya de la Torre regresa al Perú sólo después de ocho años en 1931. Durante este tiempo viaja por varios países de América Latina: México, Argentina, Chile, Nicaragua, Cuba, Panamá, El Salvador. Pero también visita Rusia, Suiza, Italia y Francia.
El 15 de agosto de 1931, Haya de la Torre regresa del destierro y en la Plaza San Martín el pueblo de Lima lo recibe a Víctor Raúl. Joven trajeado con chaqueta de cuero, con la cabeza descubierta, la mano izquierda en alto, traía, como dijo el poeta, “la nueva aurora”. Más de ochenta mil ciudadanos lo acompañaron entre vítores y cantos, con ramas de palma en las manos, agitando pañuelos blancos y entonando a pie firme las sagradas notas del Himno Nacional. Desde un balcón de la Plaza San Martín, el joven revolucionario Víctor Raúl Haya de la Torre dijo: “En el ejército civil que es el Aprismo, vengo como soldado dispuesto a marchar al frente y a llegar al sacrificio que se me pida. Ni venganza ni amenaza están escritas en las banderas del Aprismo: sólo queremos y realizaremos justicia…” Explicó asimismo que el Estado antimperialista será un “Estado técnico, Estado de participación de todos aquellos que en una forma y otra contribuyan con su trabajo a la formación de la riqueza nacional”.
El 23 de agosto de 1931, en la Plaza de Toros de Lima, Haya de la Torre expone el Programa del Plan de Acción Inmediato del Partido Aprista Peruano. El 4 de octubre, una turba sanchecerrista asalta el local central del Partido aprista y asesina a un guardia de seguridad. En el mes de octubre de 1931 Haya de la Torre participa como candidato a la presidencia de la República por el Partido Aprista Peruano. El 10 de diciembre los sanchezcerristas hirieron mortalmente en las puertas del local del PAP (calle Belén) al pequeño vendedor de diarios N. Apaza Yura. El 11 de diciembre un grupo semioficial atacó a mano armada los locales apristas de la ciudad de Huacho. El 12 de diciembre la Célula Parlamentaria Aprista (CPA) presentó un proyecto de ley para realizar elecciones municipales en toda la República, toda vez que no las había desde 1923. El 21 de diciembre, la CPA propuso una ley que prohibía el alza de los arriendos, a la vez que establecía una tasa racional, según el costo y los impuestos. La prohibición de alzar los arriendos existía desde 1920, sus precios topes carecían de aplicación en 1931. La mayoría parlamentaria de entonces envió a Comisión el proyecto aprista y no se discutió nunca más. El 23 de diciembre, las oficinas centrales del PAP son clausuradas por Luis M. Sánchez Cerro.
El 4 de enero de 1932 Haya de la Torre formula una declaración tajante contra el proyecto de ley de emergencia presentado al Congreso de la República por el ministro García Bedoya. El 6 de enero  un subprefecto metió preso al director del diario aprista de Chiclayo. El 8 de enero se realiza un mitin de protesta porque los recién llegados al poder barrían de sus puestos a los antiguos burócratas, para reemplazarlos por militantes sanchezcerristas que cobraban así favores electorales. El 9 de enero, el Partido Aprista Peruano reorganiza su Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y Haya de la Torre mantiene en sus manos la Secretaría General del Partido y los cargos más importantes recayeron en los diputados Manuel Arévalo y Luis Alberto Sánchez. El 15 de enero se multa a Serafín Delmar, director de la Revista APRA a 22 días de prisión por haber atacado en un editorial al presidente Luis M. Sánchez Cerro. Como la ley de emergencia autorizaba a sustituir la multa por prisión, Serafín Delmar decidió compensar con días de cárcel los soles de multa. El 28 de enero de 1932 se realiza un ardoroso debate en el Congreso de la República, al denunciar Luis E. Heysen los planes del gobierno para perseguir a los diputados apristas y pedir garantías para la vida de Haya de la Torre, argumentándose que el gobierno realizaba una burda maniobra para comprometer a otros partidos en las represalias contra el APRA. El 4 de febrero de 1932 el ministro de Justicia, Culto e Instrucción, Carlos Sayán  Álvarez, ordenó la clausura de los locales donde funcionaban las universidades populares “Manuel González Prada”. El 12 de febrero la policía derriba la puerta de la casa del diputado aprista Arturo Sabroso, lo apresa y lo saca de su hogar a culatazos. El 20 de febrero los 27 representantes del PAP  ante el Congreso de la República, la primera Célula Parlamentaria Aprista, son deportados por el presidente Sánchez Cerro. El 5 de marzo, Sánchez Cerro ordena el arresto a Haya de la Torre y de todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del PAP. El 6 de marzo un estudiante dispara y logra herir al presidente Sánchez Cerro.  El 6 de mayo de 1932 Haya de la Torre es arrestado en un suburbio de Lima por un centenar de soplones que lograron formar un cordón de pistolas y de ametralladoras. El 7 de mayo, luego de ser sometido a un extenso y riguroso interrogatorio, se había dispuesto el traslado de Haya de la Torre al Panóptico. Este mismo día a las seis de la tarde estalló una revuelta aprista en Lima y los manifestantes se abrieron paso a balazos hasta la Plaza de Armas, provocando pánico en Palacio durante una media hora. El 16 de mayo de 1932 se inicia la Instructiva del Proceso Haya de la Torre. El 26 de mayo de 1932 se llega a conmutar la pena de muerte contra Carlos Enrique Melgar y Manuel Seoane Corrales por la de internamiento. El 6 de julio, Manuel Barreto fijó su mirada a Alfredo Tello Salavarría, quien tenía entonces 23 años de edad y era maestro de escuela, y le dijo: “A las dos de la mañana, maestrito, a las dos atacaremos el cuartel O´Donovan”. El 7 de julio de 1932 estalla la revolución aprista en Trujillo y es derrotada por la fuerza combinada del Ejército, la Marina y la Aviación. Este mismo día el Congreso de la República aprueba la Ley No. 7540 sobre las Cortes Marciales y la Ley No. 7541, aprobando el estado de sitio en todo el territorio nacional.
En su carta al Dr. John Mackay, escrita desde una celda de la Penitenciaría de Lima en 1932, Víctor Raúl expresó: “Cuando pienso en la exaltación del nombre de Haya de la Torre, siempre pienso en el Jefe de nuestro Partido, un símbolo ideal y no en mí mismo. Hasta para mí el nombre de Haya de la Torre es algo ajeno a mi persona…Creo que la fe puesta por tantas gentes en mí como líder, puede ayudar en mucho a mantener la unidad del Partido y para llevar a cabo la tarea que cada uno debe emprender para alcanzar nuestros fines. Por eso proyecto mi personalidad y la pongo al servicio de un ideal colectivo, pero nunca, nunca, como pedestal de mi vanidad”.[16]
El 30 de abril de 1933, Luis M. Sánchez Cerro es asesinado. Ante este hecho lamentable, el gobierno inicia la terrible y gran persecución a Haya de la Torre y a los dirigentes apristas.
El 6 de enero de 1934 la policía allana los domicilios y persigue a los dirigentes apristas Carlos Manuel Cox, Luis E. Heysen, Pedro Ernesto Muñiz Martínez, César E. Pardo, Luis Alberto Sánchez y Manuel Seoane Corrales bajo la vaga acusación de fomentar un complot de sargentos y clases del Ejército; el proceso llevado a cabo por tal motivo concluyó excluyendo de toda responsabilidad a dichos dirigentes. El domingo 7 de enero de 1934 se realizó en la Casa central del PAP, calle de Pobres, la fundación de la Federación Aprista Juvenil (F.A.J.), organizado por Ramiro Prialé, Luis Rodríguez Vildósola, Armando Villanueva del Campo, Humberto Silva Solís, Nicanor Mujica, Pablo Silva Villacorta, Susana Medrano, Andrés Townsend Ezcurra, Luis Salcedo, entre otros.
“El 27 de octubre de 1934 fallece en Trujillo el padre de Víctor Raúl. Sólo hay un medio de llegar al sepelio: una avioneta. Víctor Raúl es víctima de un singular “accidente” que tiene mucho de atentado personal (no será el primero, ni el último). La avioneta se rompe un ala y el tren de aterrizaje, pero Víctor Raúl continúa hasta Trujillo” refiere Alberto Baeza Flores en su obra “Haya de la Torre y la revolución constructiva de las Américas” (1962:72).
El 18 de junio de 1936 Haya de la Torre es proclamado candidato a la presidencia de la República,  por los presos apristas, los sindicatos, las células clandestinas y los proscritos. Su primer vicepresidente sería el coronel César E. Pardo y el segundo vicepresidente el obrero textil Juan Guerrero Quimper. En el mes de setiembre de 1936, Augusto Vendares, por presión del Jurado Nacional de Elecciones logra aplicar al Partido Aprista Peruano el artículo 53 de la Constitución política que ponía fuera de la ley a los partidos de “organización internacional”. Ante esta circunstancia política el PAP decide apoyar con sus votos la candidatura presidencial de don Luis Antonio Eguiguren. Y por orden de Benavides cuando el escrutinio arrojaba un 75 por ciento de votos a favor de Eguiguren sobre todos los demás, el Congreso de la República declara nulo los comicios y prorroga el mandato por tres años al presidente Óscar Raimundo Benavides Larrea. Benavides fue Presidente Provisorio del Perú de 1914 a 1915, designado por el Parlamento bicameral  tras el golpe de estado al presiden-te Guillermo Billinghurst; y de 1933 a 1939, designado por el Congreso Constituyente
En 1939, Haya de la Torre reiteró que sí era posible salvar al Perú “por un camino de auténtica renovación moral”. En una de sus cartas a los prisioneros apristas del mes de setiembre de 1939, Haya decía: “Mi única aspiración desinteresada y legítima, ha sido y es demostrar al Pueblo y a la Juventud peruanos que Sí es posible salvar a nuestra Patria por un camino de auténtica renovación moral en el más elevado y constructivo sentido del concepto”. El 18 de diciembre de 1939 el Partido Aprista Peruano realiza un pacto con Manuel Prado Ugarteche. El pacto político consistía en un compromiso de que el gobierno de Prado debería dictar la amnistía, devolver la legalidad al PAP, dar cabida a un número de parlamentarios apristas y recibir los votos apristas durante el proceso electoral.
Manuel Prado Ugarteche ocupa la Presidencia del Perú en dos períodos de gobierno: del 8 de diciembre de 1939 al 28 de julio de 1945 y del 28 de julio de 1956 al 18 de julio de 1962.
En el año de 1944 se realiza de manera clandestina en Vitarte (Lima-Perú) la Segunda Convención Nacional del PAP con la asistencia de más de trescientos delegados del interior del país con el fin de lograr la legalidad del APRA. Se crea  la Juventud Aprista Peruana (JAP), como producto del acuerdo llevado a cabo en  la Convención de 1944 y en reemplazo de la denominada Vanguardia Juvenil  (VJ).
El 20 de mayo de 1945 se realiza en el Campo de Marte de Lima la más grande manifestación política con más de medio millón de ciudadanos, entre amigos, simpatizantes y militantes del Partido del Pueblo. El 1º de junio de 1945, realizada las elecciones generales triunfa abrumadoramente el candidato del Frente Democrático Nacional con el respaldo electoral del Partido Aprista Peruano. Y este año se aprueba en el Parlamento nacional la educación gratuita en todos sus niveles cuyo proyecto de ley ha sido presentado por la Célula Parlamentaria Aprista a iniciativa de Haya de la Torre.
 José Luís Bustamante y Rivero es elegido presidente Constitucional de la República del Perú de 1945 a 1948, representando al Frente Democrático Nacional (FDN) y con el apoyo inicial del Partido Aprista Peruano.
El 8 de marzo de 1948 el presidente José Luis Bustamante y Rivero expide  un decreto aboliendo los Consejos municipales en toda la República debido a que muchos militantes del PAP eran miembros. El 3 de octubre de 1948 se subleva la Escuadra en el Callao. El gobierno de Bustamante y Rivero pone al APRA y a los apristas fuera de la ley acusándoles sin pruebas instrumentales de haber instigado dicho levantamiento naval. El 4 de octubre de 1948, Bustamante y Rivero culpa al Partido Aprista Peruano del levantamiento de la Escuadra del Callao y lo declara fuera de la ley, empezando a perseguir a sus dirigentes, cuando a decir verdad, los apristas no tenían nada que ver con tal suceso. El 13 de octubre de 1948 Haya de la Torre y los apristas fueron perseguidos por “haber intentado derrocar” al gobierno “del señor Bustamante”.
     El 27 de octubre de 1948, el general Manuel Arturo Odría Amoretti se subleva en Arequipa y asalta el poder, iniciándose la dictadura de ocho años. Condena a los apristas por haber intentado deponer al gobierno de Bustamante que él mismo derrocó. Manuel A. Odría A. llegó a ser presidente del Perú entre 1948 y 1956.
El 3 de enero de 1949 Haya de la Torre después de permanecer oculto durante tres meses en Lima se asila en la Embajada de Colombia, situada en el número 3280 de la avenida Arequipa de Lima-Perú, toda vez que era buscado vivo o muerto por el dictador Manuel A. Odría. Es recibido por el embajador Carlos Echeverri Cortés, aquí continúa como prisionero político hasta el 6 de abril de 1954 debido a que el presidente Odría se negaba a reconocer el derecho de asilo diplomático y a garantizar a Haya de la Torre el salvoconducto para salir del Perú.
El 23 de marzo de 1950, el líder obrero Luis Negreiros Vega, entonces secretario general del PAP y secretario general de la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) es acribillado a balazos en la avenida 28 de julio de Lima. Los disparos fueron realizados por hombres ocultos tras los árboles que habían descendido de un automóvil. El cadáver presentó 29 heridas a bala.
El 7 de abril de 1954 se puso término al asilo de Víctor Raúl Haya de la Torre en la Embajada de Colombia y sale en libertad con destino a México, luego del 3 de enero de 1949 fecha en que fue asilado; es decir, recobra su libertad a los cinco años, tres meses y cuatro días de prisión.
Entre 1954 y 1961 Víctor Raúl Haya de la Torre viaja por América, Asia y Europa; escribe a dedicación exclusiva, participa en conferencias internacionales, dicta charlas en importantes universidades, es declarado Huésped de Honor por los gobiernos de  México, Uruguay, Puerto Rico, Yugoslavia, Islandia, India, Israel, entre otros; se interesa por el cooperativismo nórdico, la industrialización de Taiwán, los kibutz de Israel, el no-alineamiento de Nehru y la formación de la Comunidad Económica Europea.
El 3 de marzo de 1956 se realiza una Convención clandestina en la que se le concede a Ramiro Prialé amplios poderes para promover la política de Convivencia Nacional “dirigida a lograr la legalidad del Partido”. Negada la legalidad al APRA y el derecho a elegir candidatos apristas se acuerda la creación de listas parlamentarias independientes. El 14 de junio de 1956 se realiza en la Plaza San Martín de Lima una gran manifestación. Prialé  ratifica que “el pueblo decreta la legalidad del Apra”. El 28 de julio de 1956, el presidente Manuel Prado Ugarteche promulga la Ley de Amnistía aprobada por el Parlamento el mismo día, devolviendo a los apristas sus derechos conculcados.
El 23 de julio de 1957 Víctor Raúl Haya de la Torre es recibido triunfalmente en la Plaza San Martín, luego de regresar de su destierro. El 24 de julio de este año Haya de la Torre inaugura el Tercer Congreso del Partido Aprista Peruano en el Aula Magna de la Casa del Pueblo, en Lima. También en este año se aprueba la ley de jubilación obrera, promovida por el Aprismo a través del Frente Parlamentario Democrático Independiente, cuya iniciativa legislativa fuera planteada y sostenida por el APRA desde 1931.
El 5 de enero de 1962, en el Paseo de la República de Lima se efectúa la manifestación más grande en toda la historia política del Perú durante el siglo XX, Medio millón de personas asistentes aclaman la candidatura de Haya de la Torre a la presidencia de la República.
Las elecciones generales de Perú de 1962 se efectuaron el 10 de junio de 1962 para elegir al nuevo gobierno por el período 1962-1968. El APRA, con Víctor Raúl Haya de la Torre como candidato a la presidencia de la República, gana las elecciones en el Perú obteniendo la mayor votación, pero al no obtener el mínimo de los votos requeridos legalmente el Congreso de la República debía elegir entre Víctor Raúl Haya de la Torre (A.P.R.A.), Fernando Belaúnde Terry (Partido Acción Popular) y Manuel A. Odría (Partido Unión Nacional Odriista). Las elecciones finalmente es declarado nulo o vetado por el golpe de Estado perpetrado  por las Fuerzas Armadas contra el presidente Manuel Prado el 17 de julio de 1962 y dirigido por el general de División del Ejército Peruano, Nicolás Eduardo Lindley López, para impedir la llegada al poder de Víctor Raúl Haya de la Torre. Nicolás Eduardo Lindley López ocupa brevemente la Presidencia de Perú del 3 de marzo de 1963 al 28 de julio de 1963, al suceder al general Ricardo Pérez Godoy como jefe de la Junta Militar de Gobierno, luego que Pérez Godoy había estado siete meses en el poder. Lindley López convoca a elecciones presidenciales en 1963, en la que sale elegido Fernando Belaúnde Terry  presidente de la República.
Víctor Raúl Haya de la Torre, en carta-testamento dirigida a Jorge Idiáquez, su secretario personal, con fecha Hamburgo-Alemania, 6 de diciembre de 1965, antes de ser sometido a una intervención quirúrgica en Hamburgo y en caso que no soportara la operación y llegara a morir, le expresó, entre otras cosas, “no informar a nadie” de su estado de salud y mantener en reserva las causales de su último viaje y de su enfermedad, “en espera de que la intervención quirúrgica tuviera feliz resultado”. En esta carta Haya le agradece a Jorge Idiáquez por “su sacrificada compañía por más de treinta años”, por ser “ejemplo de lealtad heroica que en muchas horas de peligro me salvó la vida”. Le decía: “El aprismo debe ser siempre el gran movimiento de la democracia y de la justicia social en el Perú y para que así sea debe mantener firme e indestructible su fraternidad y su disciplina.Y para que así sea, todos y cada uno deben cooperar a este gran propósito sacrificando todo individualismo e interés personal. El aprismo no debe repetir la historia de los partidos peruanos que han muerto con sus fundadores”. Calificó al aprismo  “como el movimiento campeón de la gran transformación peruana y continental. Lo que importa es realizarla y ésa es la misión histórica de cada aprista”. Le encargó a Jorge Idiáquez que recordara “a los compañeros que cooperen a mantener e impulsar la acción social del partido, sus academias, sus escuelas, sus comedores, sus cooperativas, sus organismos infantiles y juveniles”. Haya expresaba en esta carta que su única preocupación al morir era “la de la continuidad de nuestra obra”. Y, finalmente, esperaba que su muerte sirva para “unir más a los apristas”.
 En 1966, en el Teatro Municipal de Trujillo, Víctor Raúl Haya de la Torre formuló dos hipótesis sobre el Partido que fundó: “Muchas veces me he preguntado si yo hice al Partido o si el Partido me hizo a mí”. Y los que estuvieron muy cerca a Víctor Raúl saben perfectamente que las dos hipótesis son válidas.
En horas de la madrugada del 3 de octubre de 1968  se produce el golpe de Estado perpetrado por un grupo de oficiales del Ejército, dirigido y ejecutado por el general de División Juan Velasco Alvarado, entonces jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú. Tanques de la división blindada rodearon y cerraron el Palacio de gobierno y el Palacio legislativo, derrocando al democrático presidente de la República Fernando Belaúnde Terry, quien fue aprehendido y enviado en avión hacia Buenos Aires (Argentina). El objetivo era clarísimo: impedir nuevamente el ascenso del APRA al poder. Empieza a actuar el autodenominado “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas”, a través de una junta revolucionaria constituida por los comandantes generales del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, los que a su vez designaron a Velasco Alvarado como presidente de la República. Se trató de justificar el golpe argumentando que fue por la «pseudo solución entreguista dada al problema de La Brea y Pariñas». El gobierno de Velasco Alvarado duró del 3 de octubre de 1968 al 29 de agosto de 1975.
“El 29 de agosto de 1975, el general Francisco Morales Bermúdez, entonces presidente del Consejo de Ministros, y quien estaba voceado para suceder en el gobierno a Velasco, lideró un golpe de estado desde la ciudad de Tacna y derrocó a Velasco en una acción que se conoció como el Tacnazo. Para la realización de esta acción, Morales Bermúdez alegó la mala situación económica que atravesaba el país y la deteriorada salud de Velasco, a quien se le debió amputar la pierna derecha el 10 de marzo de 1973 debido a una gangrena devenida de un aneurisma aórtico abdominal que lo puso al borde de la muerte el 23 de febrero. En la tarde de ese mismo día Velasco abandonó Palacio de Gobierno y se marchó pacíficamente a su residencia de Chaclacayo. Oficialmente, se le consideró “relevado” del alto mando. No hubo manifestación alguna a su favor en el país.”[17]
En 1977, luego de recorrer todo el Perú con grandes movilizaciones y mítines, Haya de la Torre logra que la Junta Militar en el gobierno de facto convoque a elecciones generales.
En el año de 1978 la Junta Militar convoca a elecciones para una Asamblea Constituyente. Haya de la Torre, de 83 años de edad, acepta el reto de encabezar la contienda. El 18 de junio de 1978, Haya de la Torre obtuvo el primer lugar en las elecciones de la Asamblea Constituyente, con un millón 700 mil votos. Con este extraordinario respaldo ciudadano, el 28 de julio de 1978 asumió la Presidencia de la Asamblea Constituyente. La victoria fue total. Haya es elegido Presidente de la Asamblea Constituyente que tenía por funciones elaborar la nueva Constitución política del Perú de 1979. Haya preside la Asamblea e inicia un exitoso diálogo democrático con todos los sectores políticos. Haya de la Torre, por decisión propia, cobró mensualmente la suma de un sol durante el tiempo que desempeñó el cargo de Presidente de la Asamblea Constituyente.
El 7 de julio de 1979, con motivo del aniversario de la Revolución de Trujillo de 1932, se realizó en Trujillo el XII Congreso Nacional del Partido Aprista Peruano, con el lema “La solución somos todos”, el último congreso nacional efectuado en vida de Haya de la Torre. Por razones de salud, el jefe y fundador del aprismo no pudo asistir a dicho congreso, pues había viajado a Houston (Texas, USA) el 10 de abril de 1979. Sin embargo envió un breve mensaje a Luis Alva Castro, entonces presidente del Congreso Aprista, quien dio lectura oportunamente: “Mi mensaje para este Congreso, podría concretarse en una sola palabra: Unión, unidos todo lo podemos. Divididos, nada somos. El aprismo ha forjado su unidad a través de una larga e histórica lucha de medio siglo. Ella ha sido el escudo donde se estrellaron todas las intrigas y todas las persecuciones. Ella será la que asegure nuestra fuerza y la haga invencible, duradera y creadora…No he abandonado mi puesto ni lo abandonaré nunca. A todos ustedes pido una decisión igualmente inquebrantable”.
Víctor Raúl Haya de la Torre, el que en determinado momento de su vida (1952)  había dicho que ostentaba el título de ´experto doctorado en adversidades´, logró calar hondo en la conciencia de las mayorías nacionales, por la conquista de las 8 horas de trabajo diario y la defensa de los derechos humanos; por la gratuidad de la enseñanza; por impulsar la revolución integral y la justicia social; por la creación de becas para estudiantes pobres; por fundar las Universidades Populares González Prada; por promover la unidad política y económica de los países de América Latina; por forjar y crear una doctrina de cambio social realista y flexible dentro de un Estado descentralista y regionalizado; por la organización y conducción de un partido político policlasista, de Frente Único de Clases, disciplinado y bien organizado, emancipado de toda imitación europea y que agrupe a todas las fuerzas seccionadas, pero a la vez que proteste también efectúe propuestas para la gran transformación con el fin de que los peruanos tengan el derecho a una vida digna, libre y justa. Al final de la jornada de toda una vida al servicio del pueblo Haya de la Torre extendió sus manos limpias a la historia, cual vencedor gigante cubierto con el manto de valores éticos y de ejemplaridad en la conducta.
Poco antes de su muerte, Haya de la Torre recibe la más alta condecoración que se otorga en el país, “El Sol del Perú”, de manos del presidente Francisco Morales Bermúdez.
Víctor Raúl Haya de la Torre fallece el 2 de agosto de 1979, a los 84 años de edad, 5 meses y 12 días de su nacimiento Sus restos yacen en el cementerio general de Miraflores de Trujillo.
Oscar Oré Bazanta refiere que “El jueves 8 de enero de 1987, se instauró en Tierra Santa, Israel, el hermoso Bosque de Doce Mil Pinos, en honor y en memoria del gran Maestro Indoamericano, en las laderas del Monte Tabor, sagrado para los cristianos donde caminó, oró y se transfiguró el Divino nazareno Jesús, frente a los apósteles Pedro, Santiago y Juan. Fue un medio día sencillamente maravilloso. El bello sol de Galilea brilló con excepcional calidez y con una leve garúa en la histórica “Tierra de los Milagros”. Fue un acontecimiento memorable, tremendamente conmovedor, por la fuerza espiritual que emanaba el solemne evento, cuando el gobierno y pueblo escogido por Dios, reverenciaban y agradecían al Maestro Víctor Raúl, quien fue su dignísimo, indesmayable y valeroso defensor de sus derechos humanos, durante la segunda Guerra Mundial en la cruel, homicida, injusta y despiadada persecución nazi”.[18]


[1] Cossío del Pomar, Felipe. “Víctor Raúl. Biografía de Haya de la Torre”, Ediciones Enrique Delgado Valenzuela, Lima, 1977, p. 19.
[2] Olaya Correa, José, “Víctor Raúl…toda la vida”. Enciclopedia Ilustrada. Editores y Publicidad “Latina S.A.”, Editorial “Monterrico S.A.”, Lima-Perú, 2ª. Edición, s/f, p. 8.
[3] Soto Rivera, Roy. Víctor Raúl El hombre del siglo XX”, Tomo  I (1895-1945). Instituto “Víctor Raúl Haya de la Torre”, Lima, 2002, pp.11-12.
[4] Soto Rivera, Roy. Op.cit., p. 4.
[5] Silva Solís, artículo “Reportaje al hombre del año” en Presente, Revista Semanal Peruana, Lima, 1ª de enero de 1958, pp.15-18.
[6] Manuel Seoane Corrales, en artículo “Haya de la Torre, mi hermano mayor”, Santiago de Chile, 1944.
[7] Soto Rivera, Roy. Víctor Raúl. El hombre del siglo XX. (Tomo I), Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre, Lima, 2002, p.5.
[8] Cossío del Pomar, Felipe. “Víctor Raúl”, Ediciones Enrique Delgado Valenzuela, Lima, 1977, p. 77.
[9] Fondo Editorial Víctor Raúl Haya de la Torre, “Haya de la Torre. Una vida ejemplar y ejemplarizadora. Biografía e Iconografía”. Lima, 1989, p. 19.
[10]Fondo Editorial Víctor Raúl Haya de la Torre, Op.cit., p. 23
[11] Baeza Flores, Alberto. Haya de la Torre y la Revolución Constructiva de las Américas. Editorial Claridad, S.A., Buenos Aires, Primera edición, abril de 1962, págs.. 62-63.
[12] Publicado en Haya de la Torre, de la Unidad Continental, Tomo I, de Luis Alva Castro. Lima, Cambio y Desarrollo, 1990.
[13] Indoamérica es la revista fundada y editada por los apristas en julio de 1928,  en la ciudad de México. Haya de la Torre resalta el acontecimiento con las expresiones siguientes: “Como se criticaba al APRA, desorbitada y simplemente y las censuras se inflamaban con frecuencia de violenta palabrería tropical, los apristas peruanos exiliados en México fundamos la revista Indoamérica con el fin de defender el nuevo movimiento y tratando de elevar la polémica con los comunistas a un plano doctrinario” (Obras completas, Tomo IV, tercera edición 1984, Editorial de Juan Mejía Baca, pág.12)
[14] Haya de la Torre, Víctor Raúl. Obras Completas, Tomo IV, Tercera edición, Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1984, pág. 87.
[15] Haya de la Torre, Víctor Raúl, Op.cit.,pág.13.
[16] Citado por Andrés Townsend Ezcurra en el prólogo de 1977 al libro “Víctor Raúl. Biografía de Haya de la Torre” de Felipe Cossío del Pomar. Ediciones Enrique Delgado Valenzuela,1ª . Parte, Segunda Edición, Lima, 1977.
[18] Quesada García, Gilberto Daniel. “Álbum Biográfico  Víctor Raúl Haya de la Torre, paladín de la Democracia”, Corporación Piancash S.A.C., Prima Edición, Lima-Perú, julio de 2013, p. 99.

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