ESCUELAS FILOSÓFICAS POSTARISTOTÉLICAS
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Entre las escuelas que surgieron y se desarrollaron después de la muerte de Aristóteles se consignan las siguientes: pirronismo o escepticismo, epicureísmo, estoicismo, eclecticismo y misticismo filosófico.
EL PIRRONISMO O ESCEPTICISMO
El pirronismo o escepticismo ha sido fundado en Grecia por Pirrón de Elis (365-275) y continuado por Timón en el período de Alejandro Magno, por Arcesilao, Carneades, Enesidemo y Sexto Empírico.
Pirrón nunca escribió una sola obra, pero mostró su repudio a los sistemas y doctrinas filosóficas de su época y puso la sabiduría en duda. “Ninguna opinión vale más que otra cualquiera”, expresó.
El término escepticismo viene de “skepsis” que significa “visión”, “examen”, “duda”, es decir duda de la posibilidad del conocimiento de las cosas y del valor de la vida.
“Concedo que la miel parezca ser dulce; más no acepto que lo sea en sí”, decía Timón. Por su parte, Arcesilao afirmaba: “Sólo sé una cosa, que no sé nada. Y aún esto no lo sé a ciencia cierta”.
El escepticismo niega todo valor al conocimiento. Sostiene que no hay un contacto entre sujeto y objeto, en consecuencia, el hombre debe abstenerse de formular cualquier juicio, pues todo juicio es falso. El espíritu humano es incapaz de llegar a conocer la verdad, e inclusive más allá de la duda postula la “incredulidad” y la tendencia a “desconfiar” de los juicios, de los hechos o de las cosas existentes.
El escepticismo antiguo duda de la realidad del mundo exterior, pero cree en la realidad del mundo espiritual, en la existencia de Dios, propugna que el sabio debe abstenerse de juzgar (epojée) y de obrar, en lo posible (virtud escéptica).
El escéptico se contenta con ver y se rehúsa a juzgar (afirmar o negar) sobre la existencia de las cosas.
Esta escuela filosófica postaristotélica trató de revivir el sensualismo relativista de Protágoras.
EL EPICUREÍSMO
El epicureísmo ha sido fundado por Epicuro de Samos como escuela a cielo abierto en 311 a. C. Epicuro tras profesar el materialismo combatió abiertamente a los estoicos, peripatéticos y platónicos, llegando en cambio a coincidir en aspectos generales con los cirenaicos, y aceptar la teoría atómica de Demócrito.
Para Epicuro de Samos el placer es el bien supremo y la verdadera sabiduría consiste en eliminar todos los deseos que turban el equilibrio del cuerpo con el alma, lo que conlleva a una vida placentera, dichosa y tranquila, pero este placer debe ser puro, sin mezcla de dolor, debe ser duradero y estable, que deja al hombre dueño de sí mismo (libre arbitrio), que excluya los placeres de los sentidos. Según esta escuela filosófica el placer es la razón de ser de la vida: “Comamos y bebamos que mañana moriremos” (Epicuro). El sumo bien del hombre, repetimos, es el placer, más el máximo mal es el dolor.
Epicuro distingue dos tipos de placer: el placer en el movimiento y el placer en el descanso. Sólo este último, que consiste en la ausencia del dolor, es el verdadero placer puro, placer sin mezcla, de esfuerzo y de pena, y corresponde a la razón elegir, prefiriendo entre los placeres, el mejor.
El epicureísta huye de la familia, de la vida pública, de su relación con toda la institución, se aleja de la religión, porque ésta es fuente de turbación humana que dificulta alcanzar el sumo bien.
Las cuatro reglas de la moral epicúrea son: 1°. Procurarse los placeres que no tengan en sí placer alguno. 2°. Huir de las penas que no llevan en sí placer alguno. 3°. Huir de los placeres que puedan privarnos de un placer mejor y produzcan más pena que gozo. 4°. Soportar las penas que nos evitan penas mayores o nos proporcionan un placer más grande.
EL ESTOICISMO
La escuela filosófica postaristotélica del estoicismo ha sido fundada por Zenón de Citium, en la isla de Chipre, quien dictó sus enseñanzas en el pórtico de pócila (Stoa) adornado con frescos, por eso se lo denominó Filosofía del Pórtico o estoicismo.
Los miembros de esta escuela se consideran estoicos kosmopolites o “ciudadanos del mundo”.
La escuela del estoicismo busca la felicidad suprema (o ataraxia) en una actividad constante para vivir en armonía con la naturaleza, pues la conducta del hombre debe orientarse a la naturaleza (monoteísmo panteísta).
El estoicismo se interesó siempre porque el hombre alcance la eudaimonía o felicidad., consistente en la supresión de las necesidades y placeres materiales, despreciando todo lo convencional, todo lo que es natural. La felicidad es consecuencia de la virtud. Su lema básico es: “Lo bueno es la armonía con la naturaleza”.
Postula la materialidad de las cosas, la divinidad como conciencia del mundo, el alma como parte de la divinidad que se integra a ella después de la muerte. Postula el determinismo divino en la sucesión de los acontecimientos, todo se halla determinado por el destino. Llega a proclamar la igualdad, la solidaridad social, las reformas sociales, la fraternidad universal del hombre, el desprecio del dolor y una moral austera.
Denominaron a la sabiduría “Apatía” o ausencia de pasiones irracionales. El estoico desprecia al humilde, porque no actúa en forma racional. Para los estoicos los bienes de la Tierra (riqueza, salud, vida, placer, gloria) son considerados como Adiáfora, es decir como cosas indiferentes. Manifiestan que no hay hombres malos sino hombres ignorantes que no usan su razón, y por tanto antes que castigo lo que requieren es instrucción. Llegaron a decir que para ser bueno o sabio convenía a) examinar la conducta, b) meditar sobre los nobles ejemplos; y, c) huir del mundo y sus halagos[1].
El término estoico con el transcurrir del tiempo ha devenido en sinónimo de hombre (varón o mujer) valiente, abnegado, resistente al dolor, que no se doblega, que no le teme a la muerte y que es capaz de morir con lealtad a sus convicciones principistas.
La escuela estoica divide a la filosofía en Física, que demuestra en la naturaleza la razón del mundo; en Lógica, doctrina de la razón, dentro y fuera del hombre (los lógicos crearon la lógica de las proposiciones, en contraposición a la lógica de los predicados de Aristóteles, y Ética, que enseña cómo vivir en concordancia a la naturaleza.
Son representantes del estoicismo: Zenón de Citium, Aristón de Quíos, Cleantes de Asos, Posidonio, Panesio de Rodas, Hecatón, Séneca, Epícteto, Marco Aurelio, Boezo de Sidón y Musonio Rufo.
EL ECLECTICISMO
El término eclecticismo proviene de “eklectikos”, que significa “que elige”. Tuvo su origen en Alejandría cuando esta escuela escogía de todas las doctrinas lo que le parecía lo más adecuado, lo más conveniente o verdadero, sin depender de sus principios. Como producto de la confusión y desorientación filosófica de la época, logra concitar y combinar corrientes filosóficas, extrayendo lo que tenían de verdadero y eliminando lo falso. Es una escuela sin doctrina propia sobre problemas filosóficos, pero que concilia elementos del panteísmo, del aristotelismo y del estoicismo.
Son representantes principales del eclecticismo Marco Tulio Cicerón, Filón de Larisa, Panesio de Rodas, Posidonio, Andrónico de Rodas, Galeno de Pérgamo y Lucio Anneo Séneca.
EL MISTICISMO FILOSÓFICO
El misticismo filosófico dio origen al neoplataonismo, de clara definición y orientación religiosa o mística. Representado por Plotino, Porfirio y Filón. Fue fundado en Alejandría por Ammonio Saccas, en el siglo III después de Cristo.
El misticismo admite la posibilidad de tener un conocimiento directo de Dios, que es posible alcanzar a través del éxtasis. Y para llegar al éxtasis hay necesidad de alejarse totalmente del mundo y someterse a rigurosos sacrificios. Postula que la caridad es uno de los mejores caminos para llegar hacia Dios.
Para el misticismo “la unión mística en la vida de Jesús llegó en San Francisco a tal extremo que un día aparecieron en su cuerpo las heridas de la Pasión”.[2]
PLOTINO
Nació en Licópolis (Egipto) y vivió en Roma. Es el fundador de la escuela neoplatónica. Plotino escribió su obra cumbre denominada “Enéadas” (9 libros). Para Plotino Dios es el origen y la explicación de todo lo existente, Dios es Uno que “rebosa y se expande” dando origen a todos los seres.
La doctrina plotiniana del “Uno más allá del Ser” expresa que el Uno no es material, no es espiritual, no encierra diferentes elementos, no es sublime, no es grande. El Uno está por encima de la materia, está por encima del espíritu, por él existe la materia y el espíritu. El Uno está por arriba del ser, es infinito, es inconmensurable y llega a expandirse por grado. El Uno (o sea Dios) crea de sí la diversidad de los pensamientos.
Para Plotino el mundo es una emanación de un principio supremo, el universo tiene una triple constitución. Este principio primero es el Uno, ser indeterminado e inconsciente, que genera un segundo principio llamado Nous (mente, espíritu o inteligencia), en la que se hallan las Ideas. El Nous, a su vez, produce un tercer principio, el Psyche (o Alma) que realiza las ideas en el mundo sensible. Término último de la emanación es la Materia (con lo que se anula el dualismo de Platón).
El alma humana, derivación del alma del mundo, halla su bien en la vida terrenal huyendo de las cosas sensibles, para fijarse gradualmente en la contemplación estática del mundo ideal y luego del mismo Uno. Así, Plotino halla el modo adecuado de defender el politeísmo, convirtiendo a los dioses en distintas energía del primer ser, y el culto de los ídolos y la magia, como recursos para llegar al éxtasis, explica Trédici en su “Historia de la Filosofía”.
De acuerdo al pensamiento plotiniano se dan tres etapas ascendientes del retorno del hombre hacia Dios: 1°. Ascesis, que es la renuncia de los placeres sensibles y que tiene por virtud la catarsis. 2°. Contemplación de la verdad y la belleza, con su virtud: la theoria. 3°. Éxtasis, que es salirse de sí para contactarse directamente con la divinidad y que tiene por virtud el alma pura.
Plotino clasifica a las categorías en dos clases: a. categorías del mundo sensible: substancia, relación, cantidad, cualidad y cambio; y, b. categoría del mundo inteligible: ser, persistir, identidad y diversidad.
Las categorías según Plotino
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Categorías del mundo sensible
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Categorías del mundo inteligible
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Substancia
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Ser
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Relación
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Persistir
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Cantidad
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Identidad
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Cualidad
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Diversidad
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Cambio
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[2] Éxtasis viene a ser “la salida de sí mismo el abandono de los lazos que unen el espíritu a lo material y el traslado del alma a una región donde se pone en presencia directa con la divinidad” (Gran OMEBA. Diccionario Enciclopédico Ilustrado, Tomo 4) y Enciclopedia Ilustrada CUMBRE, Tomo 8.