Artículos periodísticos y de investigación

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6 de mayo de 2020

EL PARADIGMA DE NICOLÁS COPÉRNICO: LA TEORÍA HELIOCÉNTRICA


EL PARADIGMA DE  NICOLÁS COPÉRNICO:
LA TEORÍA HELIOCÉNTRICA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Antes de explicar la teoría del heliocentrismo queremos ubicar a Nicolás Copérnico en el espacio y tiempo histórico que le correspondió vivir: “Nicolás Copérnico nació en Polonia, en el último tercio del siglo XV. Un lugar y una época en plena efervescencia social, política, religiosa y científica. Era la Polonia que había conseguido afirmarse como nación tras siglos de pelea con sus vecinos; una nación en la que el catolicismo y el papado habían tenido un arraigo importante y habían significado una garantía frente a las amenazas de los países circundantes. Una Polonia que había creado en su capital, Cracovia, una institución docente superior solo comparable a las mejores universidades francesas, inglesas, italianas o españolas. Una Polonia que vivía inmersa en un proceso revolucionario cuyo campo de batalla era toda Europa. Creencias, conocimientos e ideas estaban sufriendo una transformación que concluiría con un cambio radical en la visión que el hombre había tenido de su entorno y de sí mismo. En pocos años se iban a sustituir algunos paradigmas considerados hasta entonces inamovibles en la cultura europea. En lo artístico se estaba viviendo la transición desde el oscurantismo y las convenciones de la Edad Media hasta la luminosidad del Renacimiento. En lo político, El Príncipe de Maquiavelo marcaría un antes y un después en las relaciones del gobernante con sus súbditos. En lo social, el individuo iba a demandar un protagonismo que nunca antes había tenido. En lo científico, Leonardo planteó la necesidad de abordar el estudio fiel de la realidad para que los fenómenos naturales fueran adecuadamente descritos y medidos”.[1]

En la época de Copérnico se utilizaron varios instrumentos astronómicos: el astrolabio plano, el cuadrante solar, la esfera armilar, el sextante, el astrolabio, el triquetrum (instrumento popular que se utilizaba para determinar la altura de los cuerpos celestes o para medir el paralaje de la Luna).

Su obra De revolutionibus orbium coelestium (Las revoluciones de las esferas celestes), -publicada a principios del siglo XVI y poco antes de su muerte-, produjo una revolución científica en la astronomía, precisamente por el gran cambio radical que originó en la concepción del universo y del lugar que ocupa la Tierra en el cosmos y también  porque demostró científicamente mediante la observación real del cielo de que la Tierra giraba al  rededor del Sol, junto con los demás planetas.

“Copérnico rompió dos moldes –indica Huertas Díaz-. Uno, el de nuestra concepción del sistema solar. El otro, más sutil, el general de cómo abordar el conocimiento cien-tífico partiendo de combinar experimentación y reflexión, olvidando los preconceptos acientíficos que emanan de nuestra percepción o de ámbitos ajenos a la ciencia, como la religión o el mito. En ese sentido, revolucionó la ciencia y sus métodos de trabajo. Forzó lo que hoy conocemos como “cambio de paradigma”, el abandono de una línea de pensamiento en favor de una orientación radicalmente rompedora. Sin él, la ciencia moderna habría tenido un desarrollo diferente”.[2]

Nicolás Copérnico (1473-1543),  astrónomo polaco, hombre versado en matemáticas, medicina y astronomía, revisó y criticó el sistema geocéntrico de Ptolomeo (La Tierra es el centro del universo) y formuló su teoría heliocéntrica que coloca a la Tierra entre los planetas y al Sol como el centro del sistema. No debe olvidarse que Aristarco de Samos (310-230 a. d.C.) fue el primero que anunció que la Tierra giraba alrededor del Sol.

La teoría heliocéntrica de Copérnico, que llegó a cambiar la concepción y comprensión del universo, fue acremente combatida por católicos y luteranos.

Entre los siete axiomas de su Teoría se cuentan[3]: 1. No existe un centro único de todos los orbes celestes.2. La Tierra es centro tan sólo del orbe lunar. 3. Los planetas giran alrededor del Sol, que es el centro del universo. 4. La distancia Tierra-Sol es muy pequeña en comparación con la altura del firmamento. 5. El movimiento del firmamento es consecuencia de la rotación terrestre.6. El movimiento aparente del Sol es consecuencia de los varios movimientos de la Tierra alrededor del Sol. 7. El movimiento retrógrado de los planetas se explica por el movimiento de la Tierra.

Nicolás Copérnico se encargó, en su debido momento, de criticar a Ptolomeo por haber abandonado el principio de la uniformidad o regularidad del movimiento circular con respecto a su centro y haberlo reemplazado por imperativos del cálculo, por la regularidad con respecto al punto ecuante. Pero también, censuró a Ptolomeo por no haber ofrecido en su Almagesto más que modelos geométricos para los planetas, sin plantear la cuestión de su integración en una estructura de conjunto armónica, como debe ser necesariamente la obra de Dios, geómetra perfecto. Finalmente, le recriminó a Ptolomeo por haber omitido lo esencial: la estructura general del universo, “la forma del mundo y la exacta simetría de sus partes”[4].

Claudio Ptolomeo y su tesis del geocentrismo (la Tierra giraba alrededor del Sol) se mantuvo intocable, inalterable e irrefutable, posiblemente porque no llegó a perturbar “el sueño de los dioses” y por qué la Iglesia había hecho cuestión de fe, hasta la aparición de Nicolás Copérnico que la removió y puso en duda su veracidad y se convirtió en un permanente antiptolomaico.

Martín Lutero, criticó la tesis de Copérnico, a quien llamó “astrólogo advenedizo” y “necio”: “Ese necio pretende cambiar el sistema entero de la Astronomía; sin embargo las Sagradas Escrituras nos hablan claramente que Josué ordenó al Sol que se quedase inmóvil…”. Asimismo el reformador francés Calvino se mostró contrario a la tesis de Copérnico, advirtiendo concluyentemente lo siguiente: “¿Quién se atreverá a colocar la autoridad de Copérnico, por encima de la autoridad del Espíritu Santo?”.

Manuel Kant en su Crítica de la razón pura llama “revolución copernicana” a la teoría de Copérnico porque la razón, según él, no está dominada por las cosas, sino que, por el contrario, las cosas giran alrededor de la razón como si se tratase del Sol[5].

Thomas S. Kuhn llegó a decir que “después de Copérnico, los astrónomos vivieron en un mundo diferente”.

Copérnico, con su revolucionaria teoría del heliocentrismo, reemplazó el sistema del mundo tolemaico o geocéntrico.


LOS INSTRUMENTOS DE COPÉRNICO PARA MEDIR EL FIRMAMENTO[6]

Nicolás Copérnico era heredero de la Astronomía medieval y utilizó los mismos métodos e instrumentos que mil quinientos años antes habían llevado a Ptolomeo a elaborar su teoría geocéntrica. El astrónomo polaco erigió sobre la observación y los cálculos matemáticos un modelo radicalmente opuesto al ptolemaico, que en el siglo XVI todavía era predominante pero cuyas lagunas eran patentes. Al complejo sistema que intentaba explicar que la Tierra, inmóvil, era el centro del universo, Copérnico contrapuso una disposición en esferas girando alrededor del sol, que simplificaba y explicaba el movimiento aparentemente caótico de los astros en la bóveda celeste”.

“Para sus observaciones utilizó tres sencillos instrumentos inventados por los antiguos griegos y que ya había empleado Ptolomeo en el siglo II. Para elaborar su propio sistema cosmológico. Dos de ellos permitían conocer la altitud (medida en grados) del Sol y de los demás cuerpos celestes: el cuadrante y el triquetrum. El tercero, la esfera armilar, era un complicado artilugio que servía para mostrar el movimiento aparente de la bóveda celeste alrededor de la Tierra durante el año y establecer la latitud y la longitud de los planetas y las estrellas en cada momento”.

“El astrónomo utilizó para sus observaciones tres sencillos artefactos que ya había empleado Ptolomeo 1.500 años antes: el cuadrante, el triquetrum y la esfera armilar”.


Esfera armilar. Este instrumento es un modelo del firmamento visto desde la superficie terrestre. Está formada por una pequeña esfera situada en el centro que representa la Tierra y diversas armillas (aros) que muestran el viaje del Sol durante un año (eclíptica), los equinoccios, solsticios y el zodiaco. Las armillas de la esfera se articulan entre sí para simular el movimiento aparente e la bóveda celeste durante un año. Esfera armilar del siglo XVI, Pinacoteca Ambrosiana, Milán”.


 

Triquetrum. El triquetrum (tres esquinas), también llamado instrumento paraláctico está formado por dos brazos articulados de igual longitud y otro más largo, la hipotenusa del triángulo rectángulo que forma con los otros dos brazos. Dos de estas varillas eran fijas y la tercera móvil y servía para calcular la altura del astro observado en la bóveda celeste, medida en grados. El triquetrum de la imagen es una réplica del instrumento que usó Copérnico en Frombork”



Cuadrante. El cuadrante es el instrumento más antiguo de los tres que utilizó Copérnico. Apuntándolo al Sol se obtiene la altura del astro, en grados, que están marcados en el semicírculo. Cuadrante de 1784. Observatorio Astronómico de Brera, Milán”.



[1] Huertas Díaz, José Luis. Copérnico El Heliocentrismo. A vueltas con la Tierra. Impreso y encuadernado en Rodesa, Villatuerta (Navarra), 2012, p.7.
[2] Huertas Díaz, José Luis. Op. cit., p.10.
[3] Dóriga, Enrique L. Lecciones de Filosofía. Centro de Investigaciones, Universidad del Pacífico. 2ª. Edición, Lima-Perú, 1990, p.152.
[4] Ediciones Santillana. La Enciclopedia del Estudiante. 19. Historia de la Filosofía. Buenos Aires, 2011, p.102.
[5] Apel, Max y Peter Ludz. Diccionario de Filosofía. Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, México, 1961, p.62.
[6] Los instrumentos de Copérnico para medir el firmamento. https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/instrumentos-copernico-para-medir-firmamento_13322/1

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