ERASMO
DE ROTTERDAM
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
Filósofo, humanista,
teólogo y filólogo holandés, hombre de amplia cultura y memoria prodigiosa, muy
dedicado al estudio, intelectual ponderado y tolerante pero de posición
antiaristotélica. Nació en Rotterdam el 28 de octubre de 1466 y murió el 12 de julio de 1536, Basilea, Suiza.
A los 18 años ingresa al
monasterio de San Gregorio en Stein, a los 26 años es ordenado Sacerdote, pero
posteriormente solicita al Papa dispensa para secularizarse.
En Turín, en el año 1506
recibe el título de doctor en teología, más tarde gozó de la admiración de los cardenales Domenico Grimani y de Giovanni de
Medici, quien ulteriormente llegó a ser papa León X.
Llegó a entablar amistad
con Thomás Moro, Juan Colet Fisher, Martín Lutero, Enrique VIII de Inglaterra, Carlos
I de España, Francisco I de Francia y con los Papas Julio II y Clemente VII.
Dominó el griego y enseñó
en Cambridge, fue rector de la Universidad de Basilea, llegando a editar en
griego importantes obras de San Agustín, de San Jerónimo, de San Ambrosio, de
Séneca y el Nuevo Testamento.
Hombre de práctica
humanista, aunque de naturaleza enfermiza, hizo célebre su frase: “Nunca era un
maestro de errores, ni provocador de tumultos”, sin embargo asumió una actitud
de duda en lo religioso y criticó constantemente los errores y excesos de
Lutero y la corrupción de la Iglesia.
Sus obras fueron
incluidos en el “Índice de obras prohibidas” redactado por el Concilio de
Trente.
El pensamiento de Erasmo
de Rotterdam se caracteriza por propugnar un cristianismo interior liberado de
prácticas exteriores, por propender a la purificación de las costumbres y a la
restauración religiosa que no dividiera la conciencia cristiana. Asimismo
demandó radicales reformas en el Clero.
OBRAS
Sus obras: Elogio de la
locura, Colloquia, Adagios, Manual del Caballero Cristiano, Sobre el método de
estudio, Educación del príncipe cristiano, Nuevo
testamento en griego, Paráfrasis del Nuevo Testamento, Discusión acerca del
libre albedrío, Preparación para la muerte, Utilísima consulta sobre si se ha
de hacer la guerra a los turcos, El Ciceroniano, Sobre la enseñanza firme pero
amable de los niños, entre otras.
Compartimos y suscribimos las
reflexiones finales del Lic. Andrey Hernández Batista cuando manifiesta en uno
de sus artículos[1]:
“El impacto generado por las obras de
Erasmo en su tiempo, fue de gran trascendencia e importancia para el
mundo en el que le tocó vivir. Sus contemporáneos, tanto luteranos como los de
la iglesia romana, se vieron comprometidos por sus escritos. Erasmo denunció los
abusos y desvíos, sufridos tanto por una facción como por otra. Esto le
ocasionó que amplios sectores de los dos bandos, le odiaran y quisieran verlo desaparecer. Erasmo mantuvo en tensión a ambas partes del
conflicto, acometiendo cada
una de ellas al gran maestro de la época, al "sol de Germania", como
se le llamaba. Pero Erasmo evitó mientras pudo identificarse con ninguna
de las dos plenamente. La posición que Erasmo buscaba
era de juez y árbitro. El deseo de una guerra abierta y sin concesiones, era el
deseo generalizado. Erasmo sufrió las presiones tanto de Lutero y sus
seguidores, como de los frailes y teólogos.
Además, de tres papas, que estuvieron en el trono durante el transcurso de
los acontecimientos que hemos narrado. Finalmente, Erasmo se vio obligado a colocarse,
por lo menos de forma oficial, en el bando de la iglesia romana”.
[1] Andrey
Hernández Batista, en su artículo “Un acercamiento al pensamiento de Erasmo de Róterdam
en el contexto de la Reforma. https://www.researchgate.net/publication/317721680_Un_acercamiento_al_pensamiento_de_Erasmo_de_Roterdam_en_el_contexto_de_la_Reforma