CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA EDAD MODERNA
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
La filosofía moderna
se desarrolla durante los siglos XVII y fines del siglo XIX, época en que se
trata de encontrar las verdades últimas de las cosas a través de la razón
(racionalismo).
El siglo XVII es la
etapa madura y productiva de la filosofía moderna; la mayoría de los filósofos
son laicos y se contraponen a las enseñanzas tradicionales recibidas, con una
relativa tolerancia a la libre especulación. Durante este siglo se produjo una
gran polémica entre las dos grandes doctrinas filosóficas: el racionalismo versus el empirismo, como también se dio pie al
problema de la sustancia.
En el siglo XVIII, la
filosofía se hizo fundamentalmente política y moral. “Lo que caracteriza al
siglo XVIII en sus comienzos – señala Brehier[1]- es
la decadencia rápida y luego la caída definitiva de los grandes sistemas que,
bajo la inspiración cartesiana, se habían esforzado en unir la filosofía de la
naturaleza y la del espíritu. Entre los años 1740 y 1755 se afirman y
desarrollan las ideas principales del siglo XVIII, en medio de polémicas y campañas
violentas que no sólo conmueven al pequeño mundo de los eruditos, sino que
interesan y apasionan a toda la sociedad, motivando frecuentemente la
intervención de los poderes públicos, civil y eclesiástico, contra los
filósofos. En este período publican sus principales obras Hume, Montesquieu,
Condillac, Diderot, D´Alembert, Voltaire, Rousseau, Adam Smith y Bufón. El
filósofo es, en este momento, no el que busca el conocimiento por sí, sino,
ante todo, el enemigo de los “prejuicios” hostiles a la felicidad de los
hombres, el propagandista de “las luces” que deben renovar el pensamiento y las
costumbres en público y en privado. Esto es lo que llaman los alemanes
Aufklärung (Ilustración).
A principios del
siglo XIX, bajo el impulso de Manuel Kant, la filosofía se torna en metafísica
En la Edad Moderna la
filosofía deviene en una concepción del universo; una concepción del yo o una
reflexión universal del espíritu sobre sí mismo, una reflexión del hombre culto
sobre su conducta valorativa. Con Manuel Kant, la filosofía se convierte en una
crítica de la razón pura, de la razón práctica y del juicio y en una reflexión
universal del espíritu sobre sí mismo y del hombre sobre su conducta
axiológica.
En esta misma época
prolifera la correspondencia, la comunicación científica y filosófica, el
trabajo intelectual y de investigación; se crean Academias filosóficas en
contraste con las universidades del medioevo y de inspiración en la revolución
científica de la época manteniendo con las ciencias una estrecha relación. Es
la época de los filósofos-científicos, época en que se consolidan nuevos
métodos filosóficos por intermedio de Francisco Bacon (Novum Organum) y de Descartes (Discurso
del método).
El problema
filosófico gira alrededor del método de la filosofía y de la ciencia, que
tienen que ver con el problema del conocimiento y la filosofía
jurídico-política en la línea del Derecho natural (Hobbes, Locke, Spinoza y
otros), que culmina con la predominancia y el nacimiento del intelectualismo
moderno, corriente filosófica que se dividirá en racionalismo con Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Pascal,
etc., y en empirismo con Bacon,
Hobbes, Locke, Berkeley, Hume, Condillac, Diderot, D`Alembert, D´Holbach, La
Mettrie y Helvethius, entre otros, que le imprimen a la filosofía ribetes de
expectativa, trascendencia, rica contextura con miras a su inevitable futura
expansión, consolidación y madurez.
Francisco Bacon de Verulam (1561-1626).Filósofo
inglés, considerado como el teorizador del empirismo, debe ser tenido como el
precursor del espíritu científico moderno de matiz positivista.
Ocupa lugar
preferencial entre los más grandes pensadores de la humanidad como filósofo de
la ciencia, como pionero de la historia de la ciencia, como el descubrid or del método de la ciencia experimental –el
método inductivo de razonamiento- con sus tres momentos básicos en el proceso
de la investigación científica: 1) observación de los hechos; 2) planteamiento
de una hipótesis por inducción; y, 3) verificación experimental de la
hipótesis.
Bacon dio origen en
Inglaterra a la Escuela Empírica (de “empeirikos”, experimento).
En la historia de la
filosofía es tenido por el representante máximo de la ruptura definitiva con el
predominio de la filosofía de Aristóteles y de la escolástica, buscando siempre
que la filosofía se separara de la esclavitud de la teología para aliarse luego
con la ciencia moderna que propugna su pensamiento.
Concibe la filosofía
de la ciencia como producto de la reforma integral de las ciencias y de la
filosofía que surge tras la primacía del método experimental frente a las demás
de la época y sostiene que la física es “la madre de todas las ciencias”.
Para Bacon todo saber
es producto de la experiencia. “El saber es poder”, significando con ello que
la ciencia debe estar al servicio del hombre para transformar la naturaleza y
la sociedad en que vive.
En su obra cumbre Novum Organum (Nueva lógica), plantea un
nuevo sistema para el progreso de las ciencias, un solo camino verdadero para
alcanzar el saber auténtico, efectuando una depuración de los errores,
prejuicios y peligros o “Ídolos”. Identifica cuatro tipos de ídolos: 1) Ídolos
de la tribu; 2) Ídolos de la caverna; 3) Ídolos del mercado; 4) Ídolos del
teatro.
Esquemáticamente, la
metodología de Francisco Bacon comprende los momentos siguientes: 1. Afirmación
de que la única fuente del
conocimiento de la Naturaleza es la experiencia, distinguiendo entre simple observación y experimentación u
observación racionalmente provocada. 2. Supresión o neutralización de los
prejuicios (Ídola) con que nos
acercamos a la Naturaleza; prejuicios que derivan de nuestro modo específico de
ser (Ídola tribus), de nuestro modo
de ser individual (Ídola specus), del
lenguaje de que nos valemos (Ídola fori),
o del influjo de la sociedad en nuestro modo de pensar (Ídola theatri), prejuicios que se identifican en el fondo con los
sofismas de los antiguos. 3. Descubrimiento de las causas de los fenómenos
observados mediante la utilización de las tablas de presencia, ausencia, y variación o grado, tan conocidas hoy[2].
Expliquemos
brevemente cada uno de los ídolos. Ídolos
de la tribu: conformado por errores provenientes de las sensaciones y de
los sentidos, es decir, de la naturaleza misma del hombre, propios de su
condición de ser humano. Ídolos de la
caverna: son errores propios de la educación, del carácter y la
personalidad, de las circunstancias en que vive el individuo. Ídolos del mercado: son producto de la
asociación del hombre con sus semejantes, con prejuicios impuestos por las
tradiciones, por los usos y las costumbres, por las formas de vida, por las
sanciones sociales, por el uso y el abuso del lenguaje, entre otros. Ídolos del teatro: son prejuicios
nacidos por la aceptación de planteamientos de
escuelas o corrientes filosóficas, de explicaciones que son más ficciones o
ilusiones de la realidad.
Claude Adrien Helvetius (1715-1771). Filósofo materialista francés que profesa y
desarrolla un ateísmo absoluto, un sensualismo materialista y para quien sólo
existen los objetos materiales, y el conocimiento no es más que el producto de
nuestras sensaciones. Para este filósofo la teoría sobre la igualdad original
de las capacidades intelectuales de todos los individuos, el egoísmo como causa
de las acciones del hombre y la omnipotencia de la educación se fundan en la influencia
de las circunstancias.
Durante la Edad
Moderna se multiplican las definiciones de la filosofía y que son dados por los
filósofos de las diversas corrientes (racionalismo y empirismo). Aquí se
encuentran los conceptos, por ejemplo, de Bacon, Descartes, Locke, Berkeley,
Hume, Kant, Fichte, Hegel, Schopenhauer, Husserl, Bergson, Dilthey. Pero al
mismo tiempo se produce una permanente e incansable lucha entre las diversas
corrientes filosóficas: idealismo, positivismo, espiritualismo, vitalismo,
materialismo, relativismo. Cuando los filósofos decían “A las ideas ni se las
fusila ni se las encarcela”, los gobiernos liberales replicaban “El pensamiento
no delinque”.
El idealismo
El idealismo es una
teoría, doctrina o corriente filosófica que niega la existencia del mundo
exterior y lo reduce a sus representaciones obtenidas. Existe una cosa porque
la vemos, tocamos, oímos, sentimos, añoramos
Para el idealismo no
hay cosas reales independientemente de la conciencia (mente, alma, espíritu,
pensamiento o yo pensante); los objetos del pensamiento son los que se convierten
en problemáticos o en cuestiones a resolver.
El idealismo se ocupa
del conocimiento, de los orígenes, de los límites, de las potencialidades, de
los atributos, de las formas o clases, de las posibilidades y de la existencia
misma del conocimiento, así también de sus grados de veracidad, de sus
relaciones, productos, tipos y alcances. Toma como punto de arranque de la
reflexión filosófica el sujeto, la conciencia, el Yo, partiendo e la
representación subjetiva del mundo y no del mundo mismo, sin que esto
signifique negación de la realidad del mundo. El “ser” significa un “ser dado
en la conciencia” (o en el Yo, o en el sujeto pensante). Todos los datos sobre los hechos,
situaciones, fenómenos o cosas del mundo lo hemos obtenido mediante la actividad
de nuestra conciencia.
Berkeley decía que
las cosas existen porque son percibidas, ser significa que algo es percibido.
Son representantes
máximos del idealismo: Kant, Fichte, Hegel, Schelling, Bosanquet y Bradley.
Immanuel Kant Reuter (1724-1804).
Es uno de los representantes máximos de la Filosofía moderna. Fundador de la
Teoría del conocimiento como una de las importantes disciplinas filosóficas.
Kant, en su obra “Crítica de la razón pura”, expresa:
“No se aprende filosofía. Sólo se puede aprender a filosofar, es decir, a
ejercitar el talento de la razón siguiendo sus principios generales en
ciertos ensayos existentes, pero siempre salvando el derecho de la razón a
examinar esos principios en sus propias fuentes y a refrendarlos o
rechazarlos”.
|
Dijo que “La
filosofía no es una ciencia formada; es más bien la idea de una ciencia posible
que no es dada en ninguna parte de un modo concreto”.
Llegó a identificar
dos tipos de conceptos de filosofía: el concepto escolástico y el concepto
cósmico: “El primero tiene por objeto realizar la unidad sistemática de la
filosofía y su perfección lógica, es decir, crear de acuerdo con las leyes de
la lógica, la arquitectónica de la filosofía. El concepto cósmico es la ciencia
de la relación que tiene todo conocimiento con los fines esenciales de la razón
humana”, así considerada, la filosofía es la legislación de la razón humana y
el filósofo es el legislador de la propia razón.
Juan Teófilo Fichte (1762-1814). Filósofo idealista alemán, descubridor del
método “fenomenológico” de la filosofía y propulsor del idealismo subjetivo. El
punto de partida de la filosofía de Fichte es el “yo”: “El primer principio de
la filosofía –decía- es precisamente este Yo puro o trascendental”.
Para Fichte, el yo
absoluto comprende el mundo externo (el no-yo) y el yo finito. La moralidad es
el esfuerzo del yo finito por reunirse con el absoluto. Identifica a Dios con
el yo absoluto. El sistema filosófico fichtiano denominado “Doctrina de la
Ciencia” suprime la realidad exterior, las cosas del mundo externo existen
solamente como representaciones y la ciencia del mundo consiste en conocimiento
de mi propio yo. El principio de toda cosa es el Yo. El Yo es el origen del
Ser. Del Yo emerge la actividad creadora del Absoluto en la conciencia individual.
El Yo resuelve en sí todo el Ser. Todo cuanto hay, existe o puede ser, proviene
del Yo puro y todo lo que aparece
como distinto del Yo es pura ilusión. Sólo el Yo es real como dato de la
intuición intelectual. El Yo es actividad creadora infinita. Según el
pensamiento de Fichte la filosofía es la doctrina
del saber y no puede sobrepasar los límites del saber posible. “El yo puede
desarrollar exclusivamente de sí mismo todo lo que en él puede presentarse, sin
salir nunca de sí ni romper sus círculos”.
José Guillermo Federico Hegel (1770-1831).Filósofo enciclopedista y sistemático, “puede
decirse que para Hegel la filosofía era un saber enciclopédico y sistemático,
que tenía como objeto encontrar la esencia del Ser y de qué manera éste se
convierte en concepto y a, su vez, el concepto llega a transformarse en ser”
puntualiza Eduardo Pallares[3].
En uno de los
apartados de su obra, Hegel[4]
dice que la filosofía “es el conocimiento de la evolución de lo concreto”: “De
este modo, la Idea es como algo concreto en sí, que se desarrolla, es un
sistema orgánico, una totalidad que encierra una riqueza de fases y de
momentos. Pues bien, la filosofía es por sí misma, el conocimiento de esta
evolución, y en cuanto pensamiento comprensivo, esta misma evolución pensante;
cuanto más lejos llegue esta evolución, más perfecta será la filosofía”.
Y el término concreto lo define así: “El ser en sí y
el ser para sí son los momentos de la actividad (evolución); en la acción se
encierran, por consiguiente, estos dos elementos distintos. La acción es, así,
unidad esencial; y esta unidad de lo distinto es precisamente lo concreto. No
sólo se concreta la acción; también lo es el ser en sí, el sujeto de la
actividad de la que éste arranca. Finalmente, el producto es algo tan concreto
como actividad misma y lo que comienza… De este modo, la idea es, de suyo, algo
concreto en cuanto a su contenido, tanto en sí como porque está interesada en
lo que ella misma es en sí se manifieste y desprenda como algo para ella”.
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling (1775-1854). Filósofo
alemán, hombre dotado de gran sensibilidad artística, formula un tipo de
filosofía denominada “filosofía de la identidad” que concibe el sujeto y el
objeto amalgamados en el absoluto. Incursiona en los campos de la filosofía de
la naturaleza, de la filosofía trascendental y del arte, filosofía de la
identidad, filosofía de la libertad y filosofía positiva.
“Al igual que Fichte,
Schelling pretende una filosofía que sea ciencia absoluta, es decir, una
filosofía sin presupuestos, que parta absolutamente del principio de todo
saber. Este principio no es otro que la intuición intelectual, en la cual la
conciencia, como pura actividad, se pone a sí misma como objeto para sí misma;
ella es, pues, identidad de sujeto y objeto, de intuir e intuido…” explica
Alfredo Cruz Prados[5].
Schelling trata de
dar una explicación unitaria de todo lo existente y para lo cual se vale del Yo
absoluto, como primera realidad originaria en la cual y por la cual todo lo
existente llega a existir, este Yo absoluto se caracteriza por ser
independiente, primitivo, incausado, no puesto por otro, sino puesto por sí
mismo, o sea la causalidad absoluta. Dijo que la única realidad que puede
ponerse a sí misma y poner a todas las demás ha de ser un yo absolutamente
independiente y primitivo. Lo Absoluto no es un objeto, sino un sujeto, es
decir, lo que es pura actividad y productividad y que se encuentra en la
naturaleza del yo absoluto, no el yo particular y finito del hombre. El yo
absoluto es una voluntad o un querer absoluto que no puede ser comprensible
porque no admite explicación alguna, porque es una realidad última, que es el
límite último de toda comprensión racional. Asimismo afirmó Schelling que la
Naturaleza es una revelación de lo Absoluto, es una realidad anterior al yo
humano, toda vez que este yo humano brota de la Naturaleza por su actividad de
desenvolvimiento espontáneo.
El racionalismo
El racionalismo llegó
a sostener que la razón es la fuente principal o el origen de nuestros
conocimientos y que para llegar a la verdad no hay mejor camino que la razón o
el pensamiento.
Renatus Cartesius Descartes (1596-1650).Conocido
como “El filósofo del método”, fundó el idealismo moderno y liberó la reflexión filosófica de toda
autoridad política o religiosa. Es uno
de los fundadores de la epistemología moderna y uno de los creadores de la
física nueva, de la geometría analítica.
Malebranche llegó a
decir de Descartes que “descubrió en treinta años más verdades que todos los
otros filósofos juntos”. Y Leibniz vio en la filosofía cartesiana “la
antecámara de la verdad y que resulta difícil ir más adelante sin antes haber
pasado por ella”. Hegel, por ejemplo, vio en Descartes a un héroe, un
libertador, un hombre que abrió las puertas a una nueva época en el pensamiento
humano.
Según el pensamiento
de Descartes “Todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente son
verdaderas”. “Todo lo que hallamos contenido en la idea de una cosa es verdad
de esta cosa si existe, y puede ser afirmado de ella”, es decir, toma como
criterio general de verdad la percepción
clara y diferenciada de una cosa,
de la cual deduce todas las demás verdades.
Descartes considera a
la filosofía como a un árbol, cuyas
raíces son la Metafísica, el tronco,
la Física, y las ramas cada una de
las ciencias particulares. Introduce el
dualismo en la física y en la doctrina acerca del hombre y libera la reflexión filosófica
de toda autoridad política o religiosa.
Sostiene que los
cuerpos, las cosas u objetos del universo no son propiamente conocidos por los
sentidos o por la facultad de imaginar, “sino por el entendimiento solo, y que
no son conocidos porque las vemos y las tocamos, sino porque los entendemos o
comprendemos por el pensamiento”.
Afirma que “los
sentidos son engañosos” y uno no debe fiarse de ellos. “Todas las cosas que
concebimos muy clara y distintamente son verdaderas”; “Todo lo que hallamos contenido
en la idea de una cosa es verdad de esta cosa si existe, y puede ser afirmado
de ella”.
El método cartesiano
o de la duda metódica se atiene a
cuatro reglas básicas: 1) no aceptar como cierto lo que no resulte evidente a
la comprensión del hombre; 2) analizar los problemas descomponiéndolos en sus
elementos constitutivos; 3) llegar a la síntesis partiendo de los elementos
simples y remontándose progresivamente a los más complejos; 4) proceder a
enumerar y luego a revisar de la forma más compleja posible los resultados de
la investigación, a fin de cerciorarse de que no se ha incurrido en omisiones.
En el campo del
conocimiento, Descartes distingue tres grupos de ideas: a) Ideas adventicias, derivan de los sentidos y por eso no ofrecen
garantía de verdad objetiva; b) ideas
facticias, son aquellas ideas elaboradas por nosotros mismos sobre las
ideas precedentes; c) ideas innatas,
son connaturales al entendimiento humano y vienen con nosotros al nacer, dan
origen a la verdad objetiva o científica, son ideas verdaderas y de las cuales
proceden los conocimientos verdaderos.
Descartes, en su Prefacio de los Principios, comparó a la
filosofía con un árbol “cuyas raíces son la metafísica, su tronco la física, y
las ramas que de este tronco salen constituyen todas las demás ciencias, que se
reducen a tres principales, a saber: la medicina, la mecánica y la moral;
quiero decir la moral más alta y más perfecta que, dando por supuesto un
conocimiento entero de las demás ciencias, es el grado último de la sabiduría”.
Para la época en que
vivió, Descartes no dejó de ser un auténtico revolucionario que se atrevió a
luchar en el plano de las ideas contra las tradicionales doctrinas y
filosofías; en su proposición “Yo pienso, luego existo” y en “la duda metódica”
o “duda racional”, funda toda su filosofía.
El empirismo
El empirismo sostiene
que la única y verdadera fuente del conocimiento es la experiencia; la
conciencia que conoce extrae sus contenidos de la experiencia; todos nuestros
conceptos, desde la más pequeña hasta la más grande, desde la más simple hasta
la más compleja e incluso los más generales y abstractos tienen su asiento en
la experiencia. Todo conocimiento que la mente posee es producto de los
sentidos. Sólo el conocimiento empírico tiene validez y las ideas son una
consecuencia de los hechos.
El empirismo
sustituye la razón por la experiencia (apriorismo racionalista). Para el
empirismo no existe conocimiento a priori (antes de la experiencia), no existe
conocimiento instintivo, no existe conocimiento innato ni verdad universal y
necesaria. “La mente es una tabla rasa en la que se graban las impresiones del
mundo externo”.
Los máximos
representantes del empirismo inglés del siglo XVII son: Francisco Bacon,
Hobbes, Locke, Berkeley, Hume y Newton.
John Locke
(1632-1704).Llamado “el Doctor Locke”, es el fundador del método psicológico en
la filosofía moderna y también fundador de la doctrina liberal del Estado y del
empirismo inglés de los siglo XVII y XVIII. Para este filósofo inglés la
filosofía debe circunscribirse a los problemas concretos del hombre, el
conocimiento humano debe moverse dentro de los confines exclusivos de la
experiencia, toda vez que más allá de éste sólo hay sueños quiméricos, puras
ilusiones, y que antes de concentrarse en asuntos sin salida, en problemas
dubitativos que no cuentan con soluciones a la mano, es necesario examinar la
capacidad propia del hombre para ver cuáles son aquellos objetos, cuáles son
aquellos asuntos, problemas o dificultades que su entendimiento es capaz de
examinar, de analizar y cuáles no. Así es como Locke orienta su filosofía a
establecer las reales posibilidades, alcances, límites y capacidades del hombre
en su constante preocupación por lograr la verdad y la sabiduría.
Ideas
de sensación
|
Ideas
de reflexión
|
Locke identifica tres
clases de conocimiento: 1) conocimiento intuitivo; 2) conocimiento
demostrativo, y 3) conocimiento de las cosas que existen fuera de nosotros.
David Hume (1711-1776). Filósofo inglés,
llega a profesar el empirismo totalmente puro, el escepticismo metafísico y el
positivismo y es considerado como uno de los precursores del pragmatismo.
Se afirma que Hume es
el pensador más claro, amplio, libre de prejuicios y más filosóficamente
formado que haya producido la nación inglesa en el siglo XVIII.
En sus
investigaciones utilizó los métodos empíricos de la observación y la
experiencia.
De acuerdo a su
filosofía todo se reduce a meros fenómenos subjetivos, la experiencia sensible
es el único origen de las percepciones (impresiones, cuando las percepciones son
vivas e intensas, e ideas, cuando las
percepciones son débiles y pálidas).
El conocimiento
científico –según Hume- no ha surgido jamás ni podrá surgir nunca de la
religión. Surge y tendrá que surgir de la observación y de la experimentación A
la pregunta ¿quién existe?, responde: existen mis impresiones. ¿el Yo, el mundo
y Dios existen?, Hume contesta: existen solamente mis impresiones y punto. Y
ante la interrogante ¿por qué se cree en estas cosas? Hume contesta: por hábito,
por asociación de ideas.
El pragmatismo
El término pragmatismo (del inglés “pragmatism”), procede del vocablo griego “pragma”, que significa “acción”, fue introducido en la filosofía
por Charles Sanders Peirce (1839-1914) y logró desarrollarse inicialmente en
Estados Unidos e Inglaterra.
Es una “filosofía
abierta”, una teoría de la verdad y un método de libre investigación de la
naturaleza, del mundo de los hechos.
Para esta filosofía
lo útil, lo provechoso y lo práctico es el criterio de la verdad. Toda verdad
está en función de su utilidad práctica. Todo conocimiento que sirva para algo
es conocimiento pragmático o útil. Si algo es útil y nos reporta éxito,
entonces es válido. Todo conocimiento es práctico si sirve para algo, si es
posible de realizarlo para el desarrollo del hombre en la sociedad.
Sostiene que los
conceptos, las leyes y las teorías científicas son simples instrumentos o
herramientas que solamente sirven para asegurar el éxito permanente de una
determinada situación.
A la lucha de clases
sociales, el pragmatismo contrapone la colaboración de clases y el mejoramiento
de la sociedad a través del desarrollo de una serie de reformas pedagógicas.
Sus representantes
máximos son Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey.
Charles Sanders Peirce (1839-1914). En
opinión de Peirce: “Existir significa ser útil”; “El conocimiento sólo tiene
sentido en la medida en que nos depara reglas para la acción, en la adecuación
de la determinación de la conducta con sus resultados. La función del
pensamiento, de la razón, es la de darnos lo desconocido, el paso de una
situación de incertidumbre a un estado de creencia”; “Para comprobar el
significado de una concepción intelectual, hay que considerar las consecuencias
prácticas que podrían derivarse necesariamente de la verdad de tal concepción;
y la suma de tales consecuencias constituirá el significado completo de la
concepción”.
William James (1842-1910)[6].Escribió
sobre el pragmatismo lo siguiente: “El pragmatismo se aleja de abstracciones e
insuficiencias, de soluciones verbales, de malas razones a priori, de
principios inmutables, de sistemas cerrados y pretendidos “absolutos” y
“orígenes”. Se vuelve hacia lo concreto y adecuado, hacia los hechos, hacia la
acción y el poder. Esto significa el predominio del temperamento empirista y el
abandono de la actitud racionalista.
Significa el aire libre y las posibilidades de la Naturaleza contra los dogmas,
lo artificial y la pretensión de una finalidad en la verdad” ; “Con el
pragmatismo una teoría se convierte en un instrumento de investigación en lugar
de ser una respuesta a un enigma, es el fin de toda clase de investigaciones”;
“Una idea es “verdadera” en tanto que creerla es beneficioso para nuestras
vidas”; “Lo verdadero, dicho brevemente, es sólo lo ventajoso en nuestro modo
de pensar, de igual forma que lo justo es sólo lo ventajoso en el modo de
conducirnos”.
“En realidad, verdad
como utilidad significa servicio para contribuir a la reorganización de la
experiencia que la idea o teoría proclama que es capaz de realizar. No se mide
la utilidad de una carretera por el grado en que se presta a los designios de
un salteador de caminos. Se mide por cómo funciona en la realidad como tal
carretera, como medio fácil y eficaz de transporte y de comunicación pública.
Lo mismo ocurre con la aprovechabilidad de una idea o de una hipótesis como
medida de su verdad” y “La filosofía pragmática consiste en desviar nuestras
miradas de toda cosa primera, de todo primer principio, categoría, necesidad
superior, para dirigirla hacia las cosas mismas, hacia los resultados, hacia las
consecuencias y los hechos”.
“El hombre ha de
desenvolverse en un mundo irracional e incognoscible, sus intentos de averiguar
la verdad objetiva carecen de sentido y, por ello, las teorías científicas, las
ideas sociales, los principios morales, etc., deben enfocarse de modo
instrumental, es decir, desde el punto de vista de sus ventajas y su acomodo
para lograr nuestros objetivos. Lo que es útil, lo que reporta éxito, es
cierto”.
John Dewey (1859-1952). Filósofo y pedagogo
norteamericano, es autor de la teoría del instrumentalismo,
según el cual las ideas son herramientas o instrumentos que sirven para
afrontar los problemas del mundo real.
Para Dewey la
filosofía es verdadera sabiduría a lo antiguo, no conocimiento, es aplicación
de lo conocido a la conducta inteligente de las acciones de la vida del ser
humano.
“Las ideas-dice
Dewey-sólo tienen un valor instrumental para la acción en la medida en que
ellas estén al servicio de la experiencia activa; de donde el valor de una idea
radica en su éxito”.
Según este filósofo
“La verdadera revolución filosófica no sería la kantiana, sino la pragmatista,
cuando nos enseña que el conocimiento no debe pretender conocer la realidad,
sino utilizarla”.
[2] Enciclopedia de Pedagogía y Psicología LEXUS. Ediciones Trébol, S.L.,
Barcelona, 1997.
[3]
Pallares,
Eduardo. Introducción a la filosofía. Ediciones
Botas, 3ª. Edición corregida y aumentada, México, 1957, pp.214-215.