LA
VERDAD, SUS TEORÍAS Y TIPOLOGÍA, DESDE LOS INICIOS DE LA HUMANIDAD HASTA
NUESTROS DÍAS
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
Desde los inicios de la
humanidad, el hombre se planteó una serie de interrogantes sobre los fenómenos
de la naturaleza, sobre los problemas del conocimiento y sobre los
acontecimientos de la sociedad, con el fin de conocer mejor su realidad
circundante, tener una explicación científica de la naturaleza, del universo y
del hombre y así poder encarar con eficacia los problemas de la humanidad.
Surgieron entonces una
serie de interrogantes, que fueron formulados por filósofos, teólogos, poetas,
profetas, sabios, héroes, metafísicos, científicos, antropólogos,
investigadores sociales y periodistas. ¿Qué es el universo? ¿Qué es el hombre?
¿Existe un ser sobrenatural que es el origen de todo lo existente? ¿Qué es el
alma? ¿Qué es la verdad ¿Qué es la verdad informativa?
No con poca razón, Miguel
de Cervantes ya lo expresó: “La verdad bien puede enfermar; pero no morir del
todo”. Por su parte, monseñor Escrivá de Balaguer escribió sobre la necesidad
de una verdadera información como condición clave para la existencia de una
convivencia social armónica y feliz: “Es difícil que haya verdadera convivencia
donde falta verdadera información; y la información verdadera es aquella que no
tiene miedo a la verdad y que no se deja llevar por motivos de medro, de falso
prestigio, o de ventajas económicas”.
Y es precisamente el
problema de la verdad lo que nos interesa y ocupa en esta oportunidad, en nuestro
sólido norte de construir una sociedad mejor sobre la base de buenas relaciones
públicas y relaciones humanas, de relaciones interpersonales e intergrupales
con sólidos principios y valores éticos.
En torno a la verdad se
han formulado muchas interrogantes que requieren de respuesta. ¿Qué es verdad?
¿Qué es lo verdadero? ¿En qué sentido se usa el vocablo verdad? ¿Existe
realmente la verdad? ¿Qué debe hacer el hombre para diferenciar la verdad del
error? ¿Cualquier cosa que uno llega a suponer como verdadera es realmente la
verdad? ¿Muchas cosas que se dicen ser verdaderas no son en realidad falsas?
¿La simp0le creencia en una cosa, es prueba de una veracidad?
Si la filosofía siempre
se ha definido como la búsqueda de la verdad, el periodismo puede ser definido
no sólo como la búsqueda de la verdad sino también como la ciencia que busca,
respeta, promueve, defiende y difunde la verdad por sobre todas las cosas.
Se dice, por ejemplo, que
el sabio posee la verdad, el filósofo busca la verdad, el profeta prevé y
anuncia la verdad, el héroe la realiza en el orden de la acción histórica. En
cambio el periodista es el que difunde la verdad por diversos medios de
comunicación social.
A la pregunta ¿qué es la
verdad? Respondemos así: La verdad es la expresión clara, real y fehaciente de
un hecho, tal y como se ha producido en un determinado espacio y tiempo; es la
conformidad de lo que se dice con lo que se siente o piensa; es a propiedad que
tiene una cosa o hecho de mantenerse siempre lo mismo sin mutación alguna.
Clásicamente se define la
verdad como la conformidad de lo que se dice con lo que es. La verdad viene a
ser la adecuación del contenido de nuestro pensamiento (percepción o juicio)
con la realidad, o bien la concordancia entre lo que piensa el sujeto con la
cosa pensada. Ejemplo: si al contemplar una sala de prensa dijera que veo un
mar o a un astronauta en viaje a la Luna, no existiría esa coincidencia entre
el objeto y la idea del sujeto. Si yo digo que el alma humana es material he
caído en error porque siendo que el entendimiento se inclina por naturaleza a
la verdad, en esta vez no ha cumplido su objetivo.
Y a la pregunta ¿qué es
lo verdadero? diríamos lo siguiente: lo verdadero es un mensaje que narra un
hecho real y efectivo, es aquello que contiene una verdad.
Referente a los sentidos
en que se usa el vocablo verdad manifestaremos que éste se usa en doble
sentido: para referirse a una proposición y para referirse a una realidad.
El doctor Ítalo de Feo,
en conferencia pronunciada el 20 de octubre de 1979 bajo el título “La verdad
en la información” dijo: “…La verdad no es una simple conquista al alcance de
la mano, sino que comporta arduos problemas de pensamiento, todos los cuales
contienen trabajo intelectual y sólida conciencia moral, de modo que el
periodista que quiere cumplir debidamente su profesión se encuentra en el
ejercicio de la misma ante problemas que no difieren de los que se ofrecen por
ejemplo al historiador, al juez, al científico y que consisten, precisamente,
en despersonalizarse, como se suele decir, para asumir la forma mentis et
animi que más se acomoda a la opinión mundial”.
La verdad y no la
mentira, es la que ha adquirido carta de legitimidad en la sociedad civilizada
y culta. La verdad es la base fundamental y esencial de la convivencia humana,
como posibilidad – a decir de Cayetano Betancur- “para que se acrezca entre los
hombres su voluntad de amor y de justicia”.
Miguel de Unamuno, con
sobradas razones, nos exhorta a vivir con verdad en la vida y a desentrañar la
vida en la verdad. Nos recuerda que hay verdades que aparecen serlo y no lo
son; que “hay verdades muertas y verdades vivas”. Unamuno considera que “el
culto a la verdad por la verdad misma es uno de los ejercicios que más eleva el
espíritu y lo fortifica”. Y concluye afirmando: “Buscar la vida en la verdad
es, pues, buscar en el culto de ésta ennoblecer y elevar nuestra vida
espiritual y no convertir a la verdad, que es, y debe ser siempre viva en un
dogma, que suele ser una cosa muerta”.
En tiempos de la filosofía
griega el problema de la verdad se planteó en términos de descubrimiento de la
realidad, de lo que la cosa o el objeto es en su esencia, de lo permanente,
oculto bajo la apariencia cambiante.
Eran por los años del 440
y 430 que llegaron a Atenas unos extranjeros que se hacían llamar sofistas y
se constituyeron en profesores de sabiduría (sofista con propiedad significa
sabio o científico). Pero bajo esta máscara tales personajes eran los peores
enemigos de Dios, de la moral, de la relación y de la verdad. Enseñaban a
llegar al poder por medio de una elocuencia falsa. Esta habilidad y falsa
argumentación, ha llegado a nosotros a través del tiempo y la historia con la
denominación de sofisma. Los sofistas utilizaron sofismas o
argumentos falsos con intención de inducir al error, no les importaba el fondo
de la verdad, devinieron en hombres falaces, en comerciantes de la cultura, en
embaucadores profesionales que por sus enseñanzas percibían una remuneración
con tarifas elevadas, pagadas por familias pudientes. Los sofistas no aceptaron
ninguna verdad absoluta, pues sólo creían en verdades relativas. Jaime Balmes,
en su “Historia de la Filosofía”, califica a los sofistas de ser “una turba de
impostores que traficaban con cosas tan respetables como la razón y la verdad”,
y “cuyos juegos del ingenio de los sofistas acarrearon por una parte el
descrédito de la filosofía, y por otra dieron más amplitud al escepticismo,
haciendo de él una verdadera escuela”. Sofistas fueron Protágoras de Abdera,
Gorgias, Pródico, Hipias, Trasímaco, Calicles, Eutidemo, Diágoras, etfc.
Sócrates, contrario a los
sofistas, mediante el diálogo - de preguntas y respuestas-, con las personas
que encontraba cotidianamente en calles, plazas y avenidas, trataba de
encontrar la verdad de un hecho, tema o problema. Buscaba no producir las
ideas, sino sacarlas de donde estaban, las ayudaba a nacer valiéndose de una
serie de preguntas que formulaba a su interlocutor y de respuestas que recibía
del mismo interlocutor. Y según la respuesta, Sócrates preguntaba de nuevo,
excitando y dirigiendo la reflexión de su discípulo hasta que le conducía a la
verdad deseada.
Para Platón la verdad no
está en las cosas, sino que se encuentra en los juicios. La verdad se
entiende como las cosas que son de la manera en que son. Considera que los
conceptos e ideas son la única realidad, realidad inmutable, universal y
perfecta. El mundo material que conocemos a través de nuestros sentidos es
meramente transitorio, copia imperfecta del mundo de las ideas. Un perro en
particular, no es real, porque es transitorio y perecedero, y se diferencia de
los demás perros. La realidad es la idea de perro, que es eterna, inmutable, y
únicamente puede ser concebida por la razón.
En consecuencia, Platón creía que
“sólo son reales las ideas, y que las cosas materiales son irreales. La
explicación estriba en que Platón ponía su fe en la razón, y no en los
sentidos, como portadora de la verdad. Según Platón la verdad no está en las
cosas, sino que se encuentra en los juicios. La ciencia se funda en la razón
(razonamiento de la causa), la opinión se funda en los sentidos.
Al ser le corresponde la ciencia, y al no-ser le corresponde la ignorancia, y
al devenir (que está entre el ser y el no-ser) le corresponde la opinión.
Leopoldo Baeza y Acevez, en
un intento de resumen expresa en su obra “Ética”: “Dice Platón que queremos
conocer la realidad teniendo una venda en los ojos; somos como los encadenados
en la caverna -alegoría de la caverna-, imposibilitados para conocer la realidad
en sí, por la imperfección de nuestros sentidos. Necesitamos despojarnos de
ellos, desentendernos de todo lo mundano, para llegar, por “intuición”, a la
“contemplación” de los moldes, arquetipos perfectos y puros que son las Ideas,
con sus cuatro notas características: perfectas, universales, inmutables y
eternas”.
En cambio, para los
hebreos la verdad es la confianza, la fidelidad, el cumplimiento de la promesa,
y como lo único totalmente fiel es Dios, la verdad es Dios.
Por su parte la
escolástica hace una distinción entre verdad trascendental (o verdad de la
cosa) y verdad lógica (o verdad del intelecto o del conocimiento), pero en la
interpretación escolástica más usual la verdad es la correspondencia o
adecuación del intelecto con la cosa.
Descartes llamó
conocimiento verdadero a “todo lo que yo conozco clara y distintamente en la
misma forma puedo considerarlo verdadero”. “Todas las cosas que concebimos muy
clara y distintamente son verdaderas”. “Todo lo que hallamos contenido en la
idea de una cosa es verdad de esta cosa si existe, y puede ser afirmado de
ella”. Para Descartes, en su obra “Meditaciones Metafísicas”: “La verdad es
una, aunque se adquiera en distinta concepción: inmutable, aunque se vaya
reafirmando en el conocimiento e indivisible porque, a diferencia de la
falsedad, no admite grados de aproximación o deformación. La verdad es o no es.
Y es si enseña que es aquella realidad que efectivamente es". Descartes en
1619 expresó: “no debe aceptarse nada como verdadero, sin previo conocimiento
de que lo es” y que “el arte de creer en proposiciones de verdad, de la que no
se tiene suficiente evidencia es inmoral”. Descartes distingue tres grupos de
ideas: Ideas adventicias, derivan de los sentidos y por eso no ofrecen
garantía de verdad objetiva; ideas facticias, son aquellas ideas
elaboradas por nosotros mismos sobre las ideas precedentes; ideas innatas,
son connaturales al entendimiento humano y vienen con nosotros al nacer; dan
origen a la verdad objetiva o científica, son ideas verdaderas y de las cuales
proceden los conocimientos verdaderos.
El idealismo moderno
sostiene un criterio inmanentista de la verdad, la cual se encuentra en el
pensamiento y es independiente de toda trascendencia con la cual ésta deba coincidir.
El filósofo Kant postula
verdad trascendental como adecuación entre el entendimiento y las categorías
del entendimiento.
El filósofo alemán Martín
Heidegger niega que la verdad sea primariamente la adecuación del intelecto con
la cosa y sostiene, de acuerdo con el primitivo significado griego, que la
verdad es el descubrimiento de lo velado. La verdad queda convertida en un
elemento de la existencia, la cual encubre el ser en su estado de degradación y
lo descubre en su estado de autenticidad. La verdad es la revelación de la
existencia que se da en el fenómeno de “estar en el mundo”; dicho
descubrimiento no está basado en una simple conformidad del juicio con lo real,
sino en una “apertura” de la cosa y en una ”liberación” ante lo manifestado en
esas apertura, o sea que “la esencia de la verdad es la libertad”. La verdad
como descubrimiento puede darse sólo en el fenómeno de estar en el mundo
propio de la existencia y en él radica el fundamento originario de la verdad.
El descubrimiento de lo velado es así una de las formas de ser del estar en el
mundo. Pero el descubrimiento es no sólo el descubrir sino lo descubierto. La
verdad es, en un sentido originario, la revelación de la existencia a la cual
pertenece primitivamente tanto la verdad como la falsedad. Por eso la verdad se
descubre únicamente cuando la existencia se revela a sí misma en cuanto manera
de ser propia. Y toda verdad no es verdadera en tanto que no haya sido
descubierta. Por eso hay verdad sólo en tanto que hay existencia, y Ser
únicamente en tanto que hay Verdad.
El filósofo español José
Ortega y Gasset, hijo del célebre periodista Ortega y Munilla, hace de la
verdad una “coincidencia del hombre consigo mismo”; el hombre tiende al
conocimiento de la verdad no por curiosidad intelectual, sino para encontrar un
asidero que lo salve del naufragio de la existencia. Ortega y Gasset examina
por qué se da por supuesto que hay un ser o verdad de las cosas que el hombre
parece tener que averiguar, hasta el punto de que el hombre ha sido definido
como el ser que se ocupa de conocer el ser de las cosas o, en otros términos,
como el animal racional que hace funcionar su razón por el mero hecho de
poseerla.
Y así se podría ir
explicando los diferentes tipos de verdad según los filósofos de las diversas
épocas de la historia.
LA CONFERENCIA
INTERAMERICANA Y LA VERDAD
La Conferencia
Interamericana reunida en Chapultepec, en 1945 expresó que “el progreso de la
humanidad depende de la supremacía de la verdad entre los hombres; que la verdad
es enemiga de la tiranía, la cual no puede subsistir donde prevalece ésta y,
por tal razón, los que intentan implantar tiranías se ven compelidos a suprimir
la verdad o a levantar obstáculos contra ella; que uno de los métodos más
perniciosos de la humanidad ha sido empleado por los gobiernos totalitarios,
consistente en aislar a sus propios pueblos de la influencia de la información
extranjera, impidiéndoles el acceso a la verdad internacional; que una de las
experiencias fundamentales derivadas de la última guerra mundial es que no
puede haber libertad, ni paz, ni seguridad si no se garantiza a los hombres el
libre acceso a la verdad, a través de los diversos medios de información
pública”.
DAGOBERT D. RUNES Y LAS
TEORÍAS SOBRE A NATURALEZA DE LA VERDAD
Dagobert D. Runes, en su
“Diccionario de Filosofía” (México, 1981), refiere y explica sobre la
existencia de tres teorías tradicionales sobre la naturaleza de la verdad:
teoría de la correspondencia, teoría de la coherencia y teoría pragmática.
TEORÍA DE LA
CORRESPONDENCIA
Según la teoría de la
correspondencia una proposición o significación es verdadera si hay un hecho al
que corresponda, si expresa lo que ocurre o es el caso. Por ejemplo, “está
lloviendo aquí ahora” es verdadera si está lloviendo aquí ahora; en otro caso
es falsa.
TEORÍA DE LA COHERENCIA
La teoría de la
coherencia señala que la verdad es la coherencia sistemática. Esa coherencia es
algo más que la consistencia lógica. Una proposición es verdadera en la medida
en que es componente necesario de un todo sistemáticamente coherente.
TEORÍA PRAGMÁTICA
Según la teoría
pragmática una proposición es verdadera en la medida en que funciona o
satisface conceptos descritos de modos varios por los distintos autores.
Algunos de ellos insisten en que la verdad no caracteriza sino las
proposiciones (ideas) cuyo funcionamiento satisfactorio las ha verificado ya;
otros afirman que sólo es necesaria la verificabilidad, por esas consecuencias.
TIPOLOGÍA DE LA VERDAD
Hay diversas clases de verdad.
Mencionaremos las siguientes: verdad de Perogrullo, verdad semántica, verdad
lógica, verdad dialéctica, verdad ontológica, verdad moral y verdad filosófica.
Asimismo verdad científica, verdad teológica, verdad mixta, verdad fáctica,
verdad nominal y verdad informativa, Finalmente, verdad geométrica, verdad
matemática, verdad metafísica, verdad absoluta, verdad relativa, verdad viva,
verdad muerta y verdad comunicativa. A continuación explicaremos algunas de
ellas.
VERDAD DE PEROGRULLO
La verdad de Perogrullo,
según Julia Didier, “es una proposición demasiado evidente e inútil de
explicar. Por ejemplo, la explicación según la cual “la adormidera hace dormir
puesto que posee una virtud dormitiva”, es una verdad de Perogrullo que, en
realidad no explica nada; al mismo tiempo es una tautología, es decir, una
proposición que repite lo mismo bajo una forma diferente”.
Perogrullo, dícese así
por Pero o Pietro Grullo, el supuesto nombre de quien así manifestaba las cosas
con simpleza. Personaje quimérico y extravagante, también ridículo que se
supone haber existido en la España del siglo XV al XVI y dejado una colección
de perogrulladas, es decir de máximas, axiomas y verdades tan evidentes por sí
mismas, o cosas tan sabida y probadas, que su sola comunicación constituye una
sandez, necedad o simpleza. Suele decirse verdad de Perogrullo: “No hubiera
tenido rival si hubiese existido solo en el mundo”, “el día en que murió fue el
último de su vida”.
VERDAD SEMÁNTICA
Una propiedad de fórmulas
proposicionales (o de enunciados) muy relacionada con la relación nominativa es
la que consiste en expresar una proposición verdadera (o, si la fórmula tiene
variables libres, la propiedad que consiste en expresar una proposición
verdadera para todos los valores de esas variables). Como ocurre en el caso de
la relación nominativa, lo más frecuente es que sea imposible, sin recurrir en
contradicciones, añadir a un sistema logístico (interpretando) una notación
para el concepto de verdad en este sentido y con sus propiedades naturales.
VERDAD DIALÉCTICA
Cuando se trata del
devenir histórico, nos referimos a la concepción “dialéctica” de la verdad; en
este sentido, la verdad es la “conformidad de aquello que pensamos con lo que
va a venir” (Hegel, Marx), en este caso, dice la verdad aquel que sabe aquello
que la historia nos preserva.
VERDAD LÓGICA
La verdad lógica, llamada
también verdad gnoseológica o verdad crítica, es la realidad en cuanto que es
conocida.
La verdad lógica es la
conformidad, adecuación o correspondencia del entendimiento, de la mente o del
enunciado (juicio mental) con la realidad de las cosas u objetos que representan.
La verdad lógica es un
tipo de verdad derivada de la aplicación de las leyes lógicas a las
proposiciones de verdad.
Un ejemplo de verdad
lógica es el siguiente: Si pienso que Mme.Curie es una de las mujeres más
beneméritas de la ciencia, y en realidad ello es así, entonces hay verdad
lógica en mi pensar, o más simplemente: es verdad lo que pienso. Otro ejemplo:
cuando yo pienso que dos y dos son cuatro, y en realidad dos y dos son cuatro,
independientemente de que yo lo piense, entonces es verdad lo que pienso,
porque coincide con la realidad ultrasubjetiva; hay conformidad entre mi
pensamiento y su objeto.
La verdad lógica entra en
el contenido de la Crítica, en cuando la Crítica estudia las formas mismas del
pensamiento.
No hay necesidad ni
verdad en las cosas sino por su relación con el entendimiento. La falsedad
lógica se define como la inconformidad entre el entendimiento y la cosa.
VERDAD ONTOLÓGICA
La verdad ontológica es
la conformidad, correspondencia o identidad de una cosa, con su esencia o
ideal. La falsedad ontológica recibe modernamente a menudo el nombre de imitación:
imitación mármol, imitación seda, es decir, mármol aparente, seda falsa.
La verdad ontológica es
lo que las cosas u objetos son en sí mismas, independientemente de nosotros y
de lo que sepamos de ellas, independientemente de nuestras opiniones y de lo
que quisiéramos que ellas fueran. En este sentido, verdad equivale a realidad.
La verdad ontológica es
objeto de la Metafísica.
VERDAD MORAL
La verdad moral es el
perfecto acuerdo, la exacta correspondencia entre mis palabras, gestos o
acciones, que expresan mi pensar, y lo que en realidad pienso. Es decir, es la
conformidad de la palabra con el pensamiento. Ejemplo: cuando pienso que no ha
llegado un compañero, y a quien me lo pregunte, le digo que no ha llegado, digo
la verdad: hay verdad moral.
La verdad moral entra en
el contenido de la Ética. En un sentido moral la verdad recibe la denominación
de veracidad. Veracidad es entonces una cualidad del hombre de decir
siempre la verdad.
VERDAD NOMINAL
La verdad nominal es la
conformidad de un signo con otro signo.
VERDAD MATEMÁTICA
La verdad matemática se
define por “la conformidad del pensamiento consigo mismo”, definición dada por
Kant.
VERDAD FILOSÓFICA
La verdad filosófica es
la verdad racional, integral y última. Este tipo de verdad es “suficiente pero
inexacta”, “la verdad inexacta filosófica es una verdad más verdadera” (José Ortega
y Gasset). Es una verdad más radical, de más alto rango que la verdad
científica. Su objeto es total. Es una verdad sin supuestos. Es la verdad
conocida por la razón e intuición del hombre.
Hegel intenta desde el
idealismo llegar hasta la verdad absoluta, llamada por él la verdad filosófica.
Es verdad absoluta o filosófica cuando se opera una síntesis de la formal con
lo concreto, de lo matemático con lo histórico. La verdad absoluta es la
filosofía misma, es el sistema de la filosofía.
VERDAD CIENTÍFICA
La verdad científica es
la verdad exacta pero incompleta, insuficiente, parcial, relativa y penúltima.
Es una verdad con supuestos. Y decimos que es una verdad relativa por cuanto no
nos ofrece un conocimiento pluscuamperfecto, acabado o definitivo del objeto o
de las cosas en estudio. Es un tipo de conocimiento no perdurable y por tanto
es finito, limitado, que puede ir transformándose a medida que se profundizan
las investigaciones científicas.
La verdad científica, a
decir de José Ortega y Gasset, es “exacta pero insuficiente…Su objeto es
parcial, es sólo un trozo del mundo y además parte de muchos supuestos que da
sin más por buenos, por tanto, no se apoya en sí misma, no tiene en sí misma su
fundamento y raíz, no es una verdad radical”.
VERDAD METAFÍSICA
Denomínese así a la
conformidad de las cosas y hechos de la vida humana con la inteligencia de Dios.
Según SANTO TOMÁS DE
AQUINO, el teólogo más célebre de la Iglesia Católica, existen tres tipos de
verdades: verdad teológica, verdad filosófica y verdad mixta.
Verdad teológica:
es la verdad que el hombre conoce mediante la revelación divina.
Verdad filosófica:
es la verdad no revelada y conocida por la razón del hombre.
Verdad mixta: es
el conjunto de verdades reveladas y que son verificadas por la razón humana.
Santo Tomás de Aquino
indicó que “La verdad es la conformidad del pensamiento con la realidad”. Es
una característica esencial de nuestro conocimiento y no de aquello que existe
(lo real). Todo conocimiento, para ser tal, ha de ser verdadero.
Para GODOFREDO GUILLERMO
LEIBNIZ, uno de los más grandes filósofos alemanes del siglo XVII y una de las
mentes más universales de todos los tiempos, existen dos tipos de verdades;
verdad geométrica y verdad fáctica o de hecho. Expliquemos cada una de ellas.
Verdad geométrica:
llamadas también verdad metafísica o verdad eterna, son aquellas que se
descubren mediante el intelecto (verdad racional).
Verdad fáctica o de hecho:
es la verdad que se descubre por medio de la experiencia; es una verdad causal
o de hecho, derivada de la correspondencia con la realidad de las cosas; es una
verdad que es posible sólo en determinados contextos homogéneos.
VERDAD INFORMATIVA
La verdad informativa es
la verdad lógica en cuanto conocida por los destinatarios de la información a
través de los medios de comunicación social. Es una verdad derivada de la
verdad lógica, siendo ésta la adecuación de la mente o del entendimiento con la
realidad.