EL LENGUAJE PERIODÍSTICO EN LA SOCIEDAD GLOBAL
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Antonio López
de Zuazo Algar en su Diccionario del
Periodismo define el lenguaje periodístico como la "manera
peculiar de expresarse los periodistas, sea por escrito (Prensa, textos
informativos de Radio-Televisión) o sean oralmente (Radio, Televisión, Cine
informativo). En sentido amplio, lenguaje periodístico es aquél que
aparece publicado en los periódicos (Publicidad, textos de agencias, artículos,
titulares, textos, etc.). Pero en sentido estricto, lenguaje
periodístico es el que escriben los periodistas en el desempeño de su misión
informativa. "Lenguaje periodístico" viene a ser sinónimo de
"estilo periodístico".
El lenguaje
periodístico es el lenguaje de la prensa escrita para un público
especializado y no especializado. Está conformado por las palabras que
usan los hombres de prensa, el escenario de esas palabras, los apoyos
gráficos (sonoros o visuales de que se sirve) y las fórmulas
combinatorias para transmitir sus mensajes informativos.
El lenguaje
del periodista se caracteriza por ser ágil, rápido, escueto, claro, sencillo,
coherente, veraz, espontáneo, directo, elegante, interesante, atractivo, vivaz,
informativo y libre de clichés manidos y de tecnicismos.
El periodista
en el uso del lenguaje debe tener en
cuenta las siguientes recomendaciones fundamentales:
·
Excluir los
vocablos con sonido o significado ambiguo.
· Evitar el
arcaísmo, es decir el uso de palabras, expresiones o frases anticuadas o
caídas en desuso. Ejemplo: agora
por ahora , traxe por traje, vide por vi.
· Evitar el
neologismo, es decir la introducción de palabras nuevas innecesarias en
el lenguaje por haber otras equivalentes. Ejemplo: preciosura, por
preciosidad, congresal por congresista, desvariación por
desvarío..
· No hacer
uso de frases hechas, tales como: "el hondo pesar", "las
tinieblas de la ignorancia", "la manzana de la discordia",
"razones de peso", "honda consternación", "el
anchuroso río", "aplausos clamorosos", "abigarrada
multitud", "un silencio expectante".
· Excluir
la negación doble. En lugar de "no es imposible" (negación doble)
debe usar "es posible";
"no es infalible" (negación doble) por "es falible",
"no es infactible", por "es factible", etc.).
·
Eliminar
lo superfluo o cuanto pueda distraer al lector sobre el concepto principal.
·
Optar por
el uso de la voz activa antes que la voz pasiva:
·
Voz
activa: "Los ministros de relaciones exteriores de Perú y Ecuador han
ratificado el tratado de paz".
· Voz
pasiva: "El tratado de paz ha sido ratificado por los ministros de
relaciones exteriores de Perú y Ecuador".
· No
emplear lenguaje indecente, inmoral o de doble sentido, aun cuando tal lenguaje
solamente pueda ser comprendido por una parte minoritaria de la audiencia.
· Escribir
y comentar con equidad, propiedad, claridad, veracidad, objetividad, imparcialidad, independencia de
criterio, sencillez, breve-dad, sin exceso de palabras, exactitud, corrección y
justicia los acontecimientos a ser informados, rehuyendo del lenguaje
efectista. Sólo así no defraudaría a su público y a la comunidad en su servicio
social.
·
Evitar el
uso de la metonimia. La metonimia, llamado también transnominación, es un
tropo de relación consistente en designar una cosa con el nombre de otra,
tomando el efecto por la causa, la causa por el efecto, el autor por sus obras,
el signo por la cosa significada, el continente por el contenido, lo moral por
lo material, el lugar por el producto, etc. Ejemplo: las canas por la
vejez (el efecto por la causa), los que viven de sus manos (la causa
por el efecto) él obtuvo laureles
para el Perú (el signo por la cosa significada), quiero leer a Luis Alberto
Sánchez por quiero leer sus obras, (el autor por la obra), un
hombre sin entrañas (lo físico por lo moral) se impuso la hoz y el martillo (el
signo por lo significado), tu no tienes cerebro (por tú careces de
"inteligencia": lo físico por lo moral), los adultos bebieron jerez (el
lugar de España por el producto jerez), se tomó tres copas de más (el
continente por el contenido), la Divina Providencia por Dios, buena
pluma por buen escritor, Baco por vino.
·
Poner
sumo cuidado en lo que dice, en lo que escribe y en el manejo de las crónicas o
notas periodísticas, evitando lo grosero, lo tosco, lo chabacano, el lenguaje
rudo y los golpes bajos.
No debe
olvidarse que el periodista es ante los hechos noticiosos un espectador
cotidiano, que los capta para difundirlos, interpretarlos y comentarlos en
función de los intereses, objetivos y metas de la comunidad al que sirve.
El periodista
que no sabe escribir correctamente hace el ridículo ante los lectores cultos al
caer en disparates tales como: falsas concordancias, participios
inconexos, monotonía, uso excesivo de puntos y comas y estilo titubeante e
incoherente. De persistir en un mal uso del lenguaje será un profesional con
descrédito en el ámbito periodístico y laboral, marginado de las posibilidades
de empleo. Y en definitiva constituirá un serio problema para el director del
diario, el jefe de redacción, el titulero y un peligro para la supervivencia y
el éxito de la empresa periodística.
El maestro
universitario Dr. Emil Dovifat, en su didáctica obra Periodismo,
considera que los errores del lenguaje periodístico provienen de cuatro
fuentes:
1. Del
lenguaje sin personalidad. Acomodándose a determinadas esferas de la vida, el periódico, cuando
informa sobre ellas, adopta su vocabulario corrompido y defectuoso con el fin
de crear el "ambiente", la "atmósfera" de los sucesos. Por
ejemplo: el lenguaje de la alta costura en las informaciones de modas. El de
los deportes, en las informaciones deportivas. El comercial, en las secciones
dedicadas al comercio. No obstante, debemos afirmar que el periódico trata de
evitar en sus informaciones la jerga profesional de las demás esferas de
la vida, con lo cual ha prestado un gran servicio al idioma. (Puede compararse,
por ejemplo, la parte comercial de los periódicos de 1890 con la de los
actuales).
2. Del
lenguaje exagerado. Ciertas
estridencias de lenguaje se originan al redactar con demasiado énfasis, tanto
por describir con entusiasmo como en las críticas. Cuando se carga la mano en
los colores, cuando se sabe el tono en exceso, el resultado es de mal gusto.
3. Del
lenguaje torpe o boto. Es
éste el que utiliza resignadamente clisés lingüísticos manidos.
Se observa esta degeneración cuando un reportero se ve obligado, a lo largo de
los años, a describir o informar siempre sobre iguales o parecidos
acontecimientos. (Por ejemplo: comentar diariamente, durante treinta años y sin
interrupción, las cotizaciones de la bolsa.) Entonces falla no solamente el
vocabulario sino hasta el escritor. El lenguaje viste, por decirlo así, viejo y
sucio ropaje.
4. Del
lenguaje telegráfico.Se
origina éste en las apresuradas comunicaciones por telégrafo, donde hace furor
la viciosa manía de sustantivar, donde se acortan los textos o se tachan al
compaginar, para que ajuste y así, con las prisas de última hora, es
irremediable que el resultado sea algo fragmentado y desprovisto de belleza.
Estas faltas
no son ignoradas y constantemente se trabaja en eliminarlas. Precisa además,
Dovifat, que "Quien desee tener un
buen lenguaje periodístico necesita, pues, desligarse de todas las particularidades
de otras jergas profesionales. Y atenerse a las leyes naturales, sanas y
generales de la gramática. El sentido del lenguaje sencillo, natural y genuino,
debe ser el punto de partida para la expresión del pensamiento en el periódico.
El que quiere dominarlo debe tener una relación íntima, estrecha y diariamente
renovada con el idioma y no olvidar que con ésta se le ha confiado uno de los
más altos bienes culturales."