PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS DEL INVESTIGADOR
CIENTÍFICO UNIVERSITARIO
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Son principios y
valores éticos del investigador científico:
Buscar, respetar y
defender la verdad por sobre todas las cosas, en cualquier espacio, circunstancia
y tiempo histórico.
Rechazar las
conclusiones prejuiciosas, manipuladas y alienantes.
Investigar con objetividad,
independencia de criterio, honestidad intelectual, imparcialidad, pluralismo y
responsabilidad social, política, jurídica y ética.
Abstenerse de promover
intereses privados que estén en contra del bien común.
Respetar la propiedad
intelectual ajena y los compromisos contraídos.
Recusar el soborno, el
cohecho, la extorsión o el chantaje durante el proceso de las investigaciones
que realiza.
Rechazar toda
remuneración ilícita e injusta, sea directa o indirecta.
Acudir al mayor número
posible de fuentes verídicas y creíbles, para un mejor conocimiento y una cabal
explicación de los hechos.
No recurrir a recursos
inmorales o no éticos ni a recursos ilícitos (delictivos) como son los
siguientes: soborno, engaño, plagio, interceptación telefónica, violación de la
correspondencia, incursión en la vida privada de las personas, uso de cámaras
ocultas (sin la autorización del personaje de la noticia), realizar
investigación encubierta (presentación del investigador bajo identidad falsa)
para asuntos que no son de interés público; ingresar físicamente a los recintos
privados, a hurtadillas o por medios electrónicos, sin la debida autorización,
con el fin de observar, escuchar, fotografiar, grabar o captar palabras o
imágenes que están protegidas por el derecho a la vida privada.
Guardar reserva o silencio
de la identidad de la fuente informativa en cumplimiento de la palabra empeñada
(derecho al secreto profesional).
Respetar las
convicciones políticas, religiosas y morales, tanto en la forma como en el
fondo de las informaciones.
Impedir la identificación
de niños implicados en delitos o vicios sociales (alcoholismo, drogadicción,
atentado a las buenas costumbres, etc.), en protección al bienestar futuro que
les asiste.
Ninguna investigación
deberá violar la ley, afectar al orden público, a la seguridad nacional, a las
buenas costumbres, tradiciones y formas de vida.
Según Shamoo y Resnik (2003) algunos de
los principios fundamentales que cualquier científico debe exhibir son los
siguientes: honestidad, objetividad, integridad, ser cuidadoso (por ejemplo con
el manejo de los datos) y disponer de apertura (i.e., compartir ideas, datos,
recursos, herramientas de trabajo), saber mantener la confidencialidad,
libertad de expresión y búsqueda, eficiencia, ser competente en su campo, y
tener un sentido de responsabilidad social. A los últimos agregaríamos otros
valores, que aunque no exclusivos del ámbito académico, deberían al menos en
nuestro concepto, formar parte integral del repertorio de conductas de un
científico: humildad (i.e., reconocer nuestros errores), educación cívica
(e.g., saludar, agradecer, ser amable y cortés), disciplina, tenacidad,
lealtad, escrupulosidad, decencia, honorabilidad, generosidad, nobleza,
tolerancia, valentía, y saber trabajar en equipo (i.e., no ser individualista).
Todos estos valores, inculcados a los estudiantes desde que inician sus
estudios profesionales, darían como resultado personajes de la ciencia más
humanos y nobles. Por otra parte, no deberíamos olvidar que afortunadamente el
científico sigue gozando de enorme credibilidad ante la sociedad y como
consecuencia de esto último, aparece en los primeros lugares en las encuestas
que miden la percepción del ciudadano común sobre las diferentes profesiones en
cuanto a honestidad y prestigio. Es por ello importante mantener y de ser
posible, mejorar, esa imagen positiva que nos envuelve[1].
[1] Aluja, Martín y Andrea Birke (Coordinadores). El papel de la ética en la investigación científica y la educación
superior. Academia Mexicana de Ciencias. Fondo de Cultura Económica,
México, segunda edición, 2004, p.90.