Artículos periodísticos y de investigación

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13 de mayo de 2019

HACIA UNA CONCEPCIÓN GLOBAL DEL HOMBRE EN EL SIGLO XXI


HACIA UNA CONCEPCIÓN GLOBAL DEL HOMBRE 
EN EL SIGLO XXI

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Desde su aparición en el planeta Tierra, el hombre trata de encontrar la respuesta a una serie de preguntas: ¿Qué es el hombre? ¿Qué tipo de ser es el hombre? ¿Cuál es su origen? ¿Cuáles son las teorías que explican el origen del hombre? ¿Quién creó al hombre? ¿De dónde vino el hombre y hacia dónde va? ¿Cuál es su destino? ¿El hombre nace con su destino o hace su destino? ¿Cuál es la posición del hombre en el universo?

¿Por qué el hombre es un ser imperfecto? ¿Qué es lo que diferencia al hombre del resto de los seres vivos? ¿Qué debe hacer el hombre para llegar a ser lo que se propone ser? ¿Cuánto es capaz de saber el hombre durante la brevedad de su existencia? ¿Realmente el hombre sabe todo lo que es? ¿Es el hombre un ser cerrado o abierto ante el mundo? ¿Es el hombre un ser indiferente o comprometido frente a sus problemas?

¿Es el hombre un ser nacido por contrato o por amor verdadero? ¿Por qué son tan diversos los seres humanos? ¿Qué relación tienen los individuos con los universales (especies, géneros) y qué tipo de realidad corresponde a los universales? ¿Es el hombre sólo individuo, sólo persona o ambas cosas a la vez? ¿Por qué el hombre está condenado a morir?

¿La especie humana tiene naturaleza o carece de ella? ¿Hay una naturaleza humana o varias naturalezas? ¿Es cierto que el hombre viene al mundo como una hoja en blanco? ¿Es verdad que todo el conocimiento del hombre procede de los órganos sensoriales y de la experiencia? ¿Los seres humanos nacen con las mismas capacidades, tendencias y talentos? ¿Hasta qué punto debe aceptarse que la naturaleza humana y su transformación integral es producto exclusivo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción? ¿Es cierto que los seres humanos son libres de elegir su propia naturaleza? ¿Es verdad que los seres vivos son las únicas entidades del universo que llevan dentro de sí la descripción de lo que son?

Y en este mar de interrogantes en pleno siglo XXI, se suele escuchar en círculos académicos universitarios y extrauniversitarios que el hombre se ha cosificado, que ha perdido su belleza interior y exterior, que se ha materializado, que peligra su futuro por la carencia de una educación de calidad, religiosa y con valores, que el hombre está más dependiente de la tecnología y al servicio de ésta, situación que le lleva a pensar cada vez menos sobre sus problemas y su verdadera esencia y existencia.

Resulta que, concordante con las expresiones de la licenciada cubana Ana Méndez Mariño: “Vivimos inmerso en un cambio de época, que nos induce a pensar sobre el hombre y el mundo de una manera diferente, el pensamiento y la lógica moderna que nos gobernó durante estos últimos siglos se ve discapacitada para enfrentar nuevos dilemas, al decir del profesor Núñez Jover estamos en presencia de un terremoto epistemológico, las ciencias se cuestionan sus objetos y métodos de investigación, el pensamiento positivista sobre verdad y error comienza a cuestionarse, la fragmentación del saber es criticada, y exige la necesidad de un pensamiento holístico que integre y comunique áreas del saber que años atrás parecían excluyentes, es en este momento donde surge la Bioética primero como puente, luego global y más tarde profunda, pero que tiene como impronta la necesidad de interpretar al mundo no como algo dado y equilibrado, sino bajo el prisma de su complejidad”[1].

Y para tener una concepción global del hombre en el siglo XXI es necesario recurrir a la filosofía, en su significado de conjunto de conocimientos naturales, racionales y metódicamente adquiridos y ordenados, que pretende dar una explicación fundamental de todas las cosas por sus supremas causas, de la sociedad, del hombre, de la vida, de Dios y del universo. En otras palabras, la filosofía es el estudio de qué, del cómo, del por qué, del para qué y de todo cuanto hay en el universo. Siguiendo a Kant diríamos que la filosofía es la ciencia de los fines últimos de la razón humana, y a Hegel, que la filosofía “es la investigación de las cosas por el pensamiento”.

“La tarea de la filosofía es darle al hombre una visión integrada de la vida, una visión que sirva como base y referencia para todas sus acciones, físicas o mentales, psicológicas o existenciales. Esta visión le dice la naturaleza del universo con el que tiene que lidiar (metafísica); los medios con los que lidiar con él, es decir, los medios de adquirir conocimiento (epistemología); los criterios por los cuales ha de elegir sus objetivos y sus valores, bien sea en cuanto a su propia vida y carácter (ética) o en cuanto a la sociedad (política); y la forma de concretar esta visión (estética), el estudio del arte y su papel en la vida humana”[2].

Los antropólogos sostienen que los parientes vivos más cercanos a la especie humana son los grandes simios: el gorila, el chimpancé, el gibón y el orangután.

El hombre es un mamífero del orden de los primates, en el que se incluyen los monos y los lémures o prosimios, que ha evolucionado cerebralmente, lo que le ha permitido disponer de la palabra articulada, inventar y perfeccionar los medios para dominar sobre el resto de la naturaleza. Se distingue en su conducta por el lenguaje, la civilización y el empleo de utensilios, equipos e instrumentos de trabajo.

Las cosas y las ideas solamente se revelan a través del hombre concreto que las vive, siente, piensa, prefiere o rechaza. En el hombre las cosas cobran su auténtico significado, valor, importancia y utilidad, tanto en su esencia como en su existencia. En este sentido el hombre es objeto de la filosofía, pero al mismo tiempo es sujeto que piensa, razona, emite juicios de valor sobre el comportamiento de sus semejantes y de todo cuanto ocurre a su derredor.

El hombre es, por su naturaleza, una ontología de la vida, es decir, un ser biológico, físico, religioso, social, cultural, psicológico, político, económico, histórico, ecológico, axiológico, ético, filosófico y metafísico. Pero también el hombre es un fin en sí mismo y no un simple medio para alcanzar intereses subalternos o de grupos de poder económico y político.

El hombre, -el más numeroso de las especies de mamíferos-, tiene por esencia la racionalidad, la aptitud de captar todo tipo de verdades, de descubrir y producir nuevos conocimientos, de construir equipos, máquinas e instrumentos de trabajo para dominar la naturaleza, comprenderla y transformar la realidad.

Característica exclusiva del hombre es la de formar conceptos, meditar respecto de sí mismo y de todo cuanto hay en el universo, fiscalizar su comportamiento e investigar su posición entre los seres vivos y las cosas.

Como producto de nuestra investigación filosófica, hemos identificado  sesenta (60) ciencias que estudian el hombre, y que tratan de explicar su origen, estructura, naturaleza, fines, metas, dimensiones y sus relaciones con los demás semejantes, con los seres del reino animal, las cosas y con Dios.

En la actual sociedad del conocimiento, en la que el hombre se fascina por los grandes adelantos científicos y tecnológicos y el conocimiento progresa considerablemente, resulta provechoso robar unos minutos del tiempo disponible para fijar la atención sobre el hombre en sí, para filosofar sobre su razón de ser en el mundo, sobre las dimensiones de su ser,  sus potencialidades, aptitudes, capacidades, cualidades, propiedades, características, posibilidades presentes y perspectivas futuras.

Con las palabras de John Dewey (Filosofía de la Educación, 1930) diríamos: “la Filosofía se recobra a sí misma cuando deja de ser un invento para tratar los problemas de los filósofos y se convierte en un método cultivado por éstos para afrontar los problemas de los hombres”. O también con las de Wilhelm Dilthey: “la última palabra del filósofo es la Pedagogía, pues toda especulación debe servir a la acción. Floración y finalidad de toda verdadera Filosofía es Pedagogía, en su sentido más amplio: teoría de la formación del hombre”. Más aún si tenemos en cuenta las precisiones de E. Krieck: “El objeto de la educación es el hombre: el objeto de la ciencia de la educación es la esencia y el devenir del hombre”.



[1] Ana Méndez Mariño, en su trabajo final del curso sobre Etnología “La unidualidad del hombre”, Universidad de La Habana, http://letras uruguay.espaciolatino.com/aaa/mendez_marino_ana/la_unidualdiad_del hombre.htm
[2] http://objetivismo.org/filosofia

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