Escribe: Eudoro Terrones Negrete
“Los
dos mayores misterios de la naturaleza son la mente y el universo. Gracias a
nuestra avanzada tecnología, hemos sido capaces de obtener imágenes de galaxias
situadas a miles de millones de años luz, manipular los genes que controlan la
vida e introducirnos en el sanctasanctórum del átomo; sin embargo la mente y el
universo siguen siendo tan esquivos como seductores. Son las fronteras más
misteriosas y fascinantes de la ciencia”.[1]
No le falta razón al maestro
universitario César Ángeles Caballero[2]
cuando afirma categóricamente: “Somos fundamentalmente subdesarrollados, porque
simple y elementalmente no sabemos pensar correctamente, y, en consecuencia
nuestros pensamientos carecen de originalidad, de congruencia, de
funcionabilidad, y lo peor, de credibilidad”.
Y ante esta lamentable realidad
nacional, el autor en referencia puntualiza: “La escuela, el colegio y la
Universidad no ofrecen la oportunidad elemental de aprender a pensar; somos
simple y llanamente dependientes de otros pensamientos; de aquellos que
provienen de diversas latitudes; por ello no podemos resolver nuestros
problemas más elementales y gravitantes, ni usar el sentido común, como la
mejor vía de acrisolar nuestras actitudes decisivas. Urge, en consecuencia, que
de inmediato nuestros profesores de todos los niveles enseñen metódica y
sistemáticamente a pensar, a fin de que reordenemos el perfil mismo de la
personalidad en función de las necesidades más trascendentales del país. En
especial, corresponde a la Universidad esta tarea gigante.” E inclusive, como
parte de la solución, Ángeles Caballero propone que se implante en el currículo
de las universidades, cátedras de “Tecnología del Pensamiento” “a través de la
cual se norme y precise toda la fascinante estructura, desarrollo y evolución
del pensar y del pensamiento, como la más efectiva tarea de convivencia y de
comunicación vital”.
El Gran Amauta peruano, Antenor
Orrego, decía: “…Desde sus primeros pasos el hombre comienza a cavilar porque
sabe, también, que frente a él están acechándolo la destrucción y la muerte, es
decir, la negación de su ser, la nada. Inicia su existencia con un terror
metafísico que le acompañara durante la órbita de su recorrido vital. Dentro de
su existencia se instala, desde el comienzo, un insoslayable imperativo: el de
luchar con todas sus fuerzas contra la muerte, no sólo física sino espiritual,
vale decir, contra la nada. Esta lucha se le plantea como un problema radical
que no dejará de plantearse sino hasta el término de su existencia. Sabe que la
vida es esencial y eminentemente problemática porque depende, en gran manera,
de la circunstancia que le ha tocado vivir. Su cavilación ante el posible
aniquilamiento de sí mismo lo lleva a discernir sobre cuáles son los medios más
eficaces para vencerlo. El hombre piensa porque tiene que vivir antes que todo.
La raíz del pensamiento humano no es un alarde de lujo vital, como se ha
creído, porque en esa raíz conviven, en una simbiosis trascendental, el ansia
de existir, la necesaria temporalidad de la existencia y el terror de la
muerte. El ser, el tiempo y la nada, ingredientes nucleares del pensar metafísico,
se plantean al hombre desde el primer día en que se alumbra la conciencia de su
vida, casi desde que nace”.[3]
No
hay ser humano normal que no piense y que no actúe, aun cuando hay unos hombres
que actúan sin pensar y otros que piensan sin obrar. El pensamiento es
consubstancial a toda naturaleza humana y se desarrolla a través de toda su
existencia, al tomar conciencia de que vive conformado de materia y espíritu
construyendo su destino, con menor o mayor intensidad, amplitud o complejidad.
“Vivir, dice Guyau, es evolucionar hacia el pensamiento”.
Todos pensamos en función de
determinados intereses, objetivos, fines y metas. Pero parte del pensamiento
del ser humano está contaminado, distorsionado y por tanto conduce a mal
puerto. Todo lo que dice, hace y produce el ser humano depende de sus
pensamientos. Y una mejor comprensión de la naturaleza intelectual del ser
humano, del pensamiento en sus diversas clases y en su poder, le inducirá a
cultivar, en su Yo consciente, sentiente y existente, lo que es lo bueno, lo
positivo y lo constructivo y a extirpar y abandonar lo que hay de malo,
negativo y destructivo.
Pensamientos de calidad producen
opiniones y acciones de calidad. Pero resulta que no todos los seres humanos
tienen pensamientos de calidad. El pensamiento de calidad tiene un alto costo,
es producto de la dedicación al estudio y requiere de mucha voluntad de las
personas para su acumulación, formación y uso óptimo. El hombre para vivir bien
tiene que pensar bien, toda vez que la vida es un permanente conflicto,
problema y dilema, que para ser resueltos requieren de pensamientos adecuados,
coherentes y de calidad.
“El pensamiento es la única cosa
del Universo cuya existencia no se puede negar, porque negar es pensar. Las
cosas en que pienso podrán no existir en el Universo, pero que las pienso es
indubitable”, enfatiza el filósofo español José Ortega y Gasset (1966:155).
Pero es importante en nuestras
vidas de relación interpersonales saber tomar decisiones oportunas, eficaces y
trascendentes para elegir qué pensamientos recibir, aceptar o rechazar en
función a nuestros intereses individuales y colectivos. Concordamos con las
expresiones de Annie Besant[4]
cuando asevera: “No podemos impedir que los pensamientos de otros toquen
nuestras mentes; sólo podemos elegir cuáles debemos recibir y cuáles rechazar.
Tenemos que afectar y ser afectados; pero podemos afectar a otros en su
beneficio o en su daño, podemos ser afectados por lo bueno o por lo malo. En
esto consiste nuestra elección, elección de trascendencia para nosotros y para
el mundo. Escoged bien; pues vuestra
elección es breve y, sin embargo, perdurable”.
Teoría
es un término que proviene del griego y
significa “acción de contemplación racional”, “espectar”, “observar”, “ver”
(con los ojos del espíritu y no con los ojos físicos), “visión inteligible”.
Por teoría se entiende el conjunto de conocimientos especulativos (ideas,
conjeturas, pensamientos), independiente de toda aplicación, que utiliza el ser
humano o el investigador para explicar determinados hechos, procesos, fenómenos
y problemas que forman parte de un aspecto de la realidad natural y social, y
en el caso que nos ocupa, el pensamiento.
La
teoría del pensamiento es un conjunto de ideas y pensamientos acumulados a
través del tiempo y el desarrollo de la humanidad, desde la aparición del
hombre sobre la faz de la tierra hasta nuestros días. En la presente obra se
examina el significado, el origen, las funciones, la importancia, los
elementos, el proceso, la clasificación y la utilidad del pensamiento, con el
fin de lograr la comprensión y transformación de la realidad natural y social y
la solución de problemas de diversa naturaleza, en un mundo globalizado cada
vez más complejo y cambiante.
No
está demás decir que la teoría del pensamiento es estudiada por diversas
ciencias, tales como la lógica, la psicología, la dialéctica, la lingüística, entre
otras. “La dialéctica no es más que
la ciencia de las leyes generales del movimiento y evolución de la sociedad
humana y del pensamiento” decía Engels. La lógica
es la teoría filosófica del pensamiento correcto. La psicología es el estudio científico de los procesos mentales y del
comportamiento de las personas y de los animales. La lingüística es la ciencia del lenguaje, y el lenguaje es el medio o
instrumento que usa el hombre para expresar y comunicar sus ideas y
pensamientos.
La
teoría del conocimiento, denominada
también Gnoseología, estudia el origen, las posibilidades, los límites, las
condiciones, los factores, los medios y las características del pensamiento
verdadero. El conocimiento de la realidad objetiva se efectúa a través de las
sensaciones, las percepciones y el pensamiento.
“Los
dos mayores misterios de la naturaleza son la mente y el universo. Gracias a
nuestra avanzada tecnología, hemos sido capaces de obtener imágenes de galaxias
situadas a miles de millones de años luz, manipular los genes que controlan la
vida e introducirnos en el sanctasanctórum del átomo; sin embargo la mente y el
universo siguen siendo tan esquivos como seductores. Son las fronteras más
misteriosas y fascinantes de la ciencia”.[5]
Dado
a la importancia y trascendencia que tiene en la vida de todo ser humano, el
estudio del pensamiento constituye todo un capítulo en la mayoría de las obras
de Psicología de educación secundaria y en no pocas de educación superior, de
los diversos países del mundo.
En
el presente siglo de las nuevas tecnologías revolucionarias de la información y
la comunicación, el conocimiento y el saber adquieren un poder inusitado y
extraordinario como producto del trabajo intelectual competitivo que realizan
las personas, los académicos, los profesionales y los investigadores en las
distintas disciplinas. En esta nueva sociedad del conocimiento, cada vez más
compleja y competitiva, cuanto más saben
hacer las cosas bien las personas valen más.
Esta
doble necesidad de adquirir nuevos saberes y construir nuevos conocimientos,
implican buscar nuevas oportunidades, realizar metódicos esfuerzos mentales y académicos, sacrificios económicos, utilizar al máximo el
tiempo disponible y vencer todo tipo de dificultades o limitaciones.
[1] Kaku, Michio. El futuro de nuestra
mente. El reto científico para
entender, mejorar y fortalecer nuestra mente. Traducción de Juan Manuel
Ibeas y Marcos Pérez Sánchez Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.,
Barcelona, primera edición, marzo de 2014, página 19.
[2] Ángeles Caballero, César A. Tecnología
del Pensar. Talleres Gráficos de Editorial “San Marcos”, Lima, julio de
1986, pp.5 y 6.
[3] Orrego Espinoza, Antenor. Hacia un Humanismo Americano.
Librería-Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1966, p. 185.
[4] Besant, Annie.El Poder del Pensamiento, su dominio y
cultura, Editorial KIER S.A., Décima segunda edición, Buenos Aires, 1980,
p.123.
[5] Kaku,
Michio. El futuro de nuestra mente. El reto científico para entender, mejorar y
fortalecer nuestra mente. Traducción de Juan Manuel Ibeas y Marcos Pérez
Sánchez Penguin Random House Grupo Editorial, S.A., Barcelona, primera edición,
marzo de 2014, página 19.