BUDA,
“EL ILUMINADO” (560-486 a. C.)
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
Buda es una palabra sánscrita que significa
“el Iluminado”, “el que despertó a la realidad”, tras transcender el deseo o ansia (lobha), la aversión (dosha) y la
confusión (moha). Se llamaba Siddharta Gautama, conocido después como Śākyamuni o Tathāgata. Era
un príncipe indio del clan de los Sákyas, nacido en la desaparecida república
Sákya, en lo que ahora es Nepal, al norte de la India, alrededor del año 560
antes de Cristo.
Buda ha sido el fundador del budismo, originado en la India entre los siglos VI y IV a. C y extendido ulteriormente
a todo el Asia y desde el siglo XX por el resto del mundo con variedad de
escuelas y doctrinas. Las enseñanzas de Buda es conocida en el Oriente como el
Buddha-Dhama o “La enseñanza del Iluminado”.
“El estado de Iluminación que alcanzó, tiene
tres facetas. 1) Es un estado de "Sabiduría", de ver las cosas como
realmente son. 2) Es una fuente de "Compasión" o Amor que se
manifiesta en una actividad constante para el beneficio de todos los seres. 3)
Y es la liberación total de las energías de la mente y cuerpo para que estén al
servicio de la mente plenamente consciente”.[1]
A la edad de treinta años abandona su vida
cómoda y su familia y se entrega a las practicas ascéticas y a la meditación,
tratando de encontrar por estos medios la verdad, el remedio para liberarse del sufrimiento y el
dolor y así alcanzar la Felicidad.
Buda, es un
ser humano normal con sus cualidades,
capacidades y potencialidades, que a punto de su propia decisión, voluntad y esfuerzo, a los treinta y cinco años de edad logró
una perfecta sabiduría e integral sensibilidad hacia todo lo existente,
descubriendo así, para sí y para los demás el camino a la Iluminación
A Buda “Solemos verle sentado sobre sus
piernas en actitud meditativa, caracterizado por una protuberancia más o menos
saliente en la cúspide del cráneo y por un lunar piloso entre las cejas,
cubierto por un vaporoso manto sacerdotal y aureolado su rostro por una
serenidad y una dulzura entrañables”[2]
Buda se caracterizó por su asombrosa
tolerancia, por su eterna sonrisa beatífica en los labios, por su perfecto dominio
de sí mismo, por su ascetismo o apartarse del mundo para vivir en la
contemplación y alcanzar la perfección religiosa como arma principal para luchar
contra los males de la existencia, el sufrimiento y el dolor, alcanzar la esencia
del hombre y la Felicidad.
El Budismo es un sistema de moral, un
movimiento espiritual, un sistema filosófico y una religión, que tiene un
concepto pesimista de la realidad y acepta la continuidad de la existencia del
alma en formas distintas (reencarnación).
La liberación del dolor es la finalidad de
la Filosofía de Buda, toda vez que la vida es un sufrimiento; el origen del
dolor es la sed de placeres sensuales que ata al hombre a la vida y la
supresión de la sed de vivir lleva al Nirvana, que es la carencia de todo deseo
y dolor.
“Lo que más sorprende de Buda es el sereno
llamamiento que hace a la razón y a la experiencia de cada hombre: “No crease n
cualquier cosa porque te enseñen el testimonio escrito de un viejo sabio. No creas
en cualquier cosa porque provenga de la autoridad de maestros y sacerdotes.
Cualquier cosa que esté de acuerdo con tus propias experiencias y después de
una ardua investigación se manifieste de acuerdo con tu razón, y conduzca a tu
propio bien y al de todas las cosas vivientes, aquello acéptalo como la verdad
y vive de acuerdo a ello”.[3]
En su primer sermón, en Benarés, Buda anunció
las Cuatro Nobles Verdades (cattari ariya-saccani) del
Budismo: 1. Toda la vida es inevitablemente dolorosa. 2. El sufrimiento es
debido a la ansiedad. 3. El sufrimiento solo puede ser evitado evitando su
causa: la ansiedad. 4. Hay un medio para liberarse del sufrimiento y alcanzar
el estado de perfecta impasibilidad, el Nirvana o estado supremo, más allá de la
realidad fenoménica.