PENSAMIENTO MATEMÁTICO
El
pensamiento matemático es la capacidad que tiene todo ser humano de comprender
las relaciones que se producen en la realidad natural y social o en el mundo
circundante, a la vez que hacen posible cuantificarlas y formalizarlas para su
rápida, fácil y mejor comprensión y comunicación a las demás personas.
El
pensamiento matemático funciona mediante el uso de procesos cognitivos:
razonar, argumentar, comentar, demostrar, analizar, identificar, relacionar,
graficar, las cuatro operaciones básicas, calcular, inferir, interpretar, realizar algoritmos, entre
otros, que conducen a plantear y resolver problemas. Todo esto y mucho más se
aprenden a lo largo de la existencia de cada ser humano, en permanente
razonamiento, demostración, redescubrimiento y reconstrucción de conocimientos
matemáticos en diversos contextos y entornos naturales y sociales.
En el
pensamiento matemático intervienen en estrecha relación, conexión y
participación los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo, respectivamente,
es decir el Cerebro Total. El pensamiento matemático es susceptible de
aprendizaje, en la vida del ser humano todo se aprende y todo depende del uso
adecuado de las herramientas cognitivas, aun cuando algunos autores sostienen
que “el pensamiento matemático no solo
se aprende, se hace”.
El
pensamiento matemático es importante porque desarrolla la creatividad, la
imaginación, el razona-miento lógico y mejora el desarrollo intelectual en el
ser humano y dar solución a los problemas que se le presentan en la institución
educativa y fuera de ella y alcanzar niveles de competencia cada vez más
complejos.
Son
competencias fundamentales para desarrollar el pensamiento matemático: pensar,
razonar, argumentar, comunicar, modelar, representar, usar el lenguaje
simbólico, plantear y resolver problemas a partir de situaciones de la vida
cotidiana.
“Entre los beneficios que otorga el pensamiento
matemático se encuentran los siguientes puntos: promueve la capacidad de
resolver problemas en diversos ámbitos de la vida a través de la formulación de
hipótesis y de la elaboración de predicciones; incentiva el razonamiento acerca
de los objetivos y los métodos a
seguir para alcanzarlos; permite relacionar conceptos que, en apariencia, se
encuentran distantes entre sí, lo cual abre las puertas a un entendimiento más
profundo; despierta la necesidad de ordenar y analizar los actos y las
decisiones que se realizan a diario, mejorando el rendimiento general. Como en
todos los casos, cuanto más temprano en la vida se comience a estimular el
pensamiento matemático en una persona, mayor será su desarrollo intelectual y más natural le
resultará aplicar este tipo de inteligencia lógica en su día a día. Sin
embargo, es necesario señalar que no es posible exponer a los niños a estos
conceptos sin moderación, sino que la enseñanza debe ser acorde a la edad y, no
menos importante, a las características de cada individuo. Asimismo, no se debe
olvidar que se aprende mejor cuando la educación supone un divertimento que
cuando se impone”[1].
En la
sociedad del conocimiento es necesario cultivar y aplicar el pensamiento
matemático para entender, describir y explicar el mundo circundante; para
comunicarnos con las demás personas y para formular y resolver múltiples
situaciones problemáticas utilizando los dos hemisferios del cerebro.