LAS TEORÍAS DE LA
MORALIDAD HUMANA
Escribe: Eudoro
Terrones Negrete
Hay
tres teorías relativas a la moralidad humana: teoría psicológica (1), teoría
biológica (2) y teoría cultural (3). Expliquemos a continuación cada una de
ellas.
1. TEORÍA PSICOLÓGICA
Para
la teoría psicológica la moralidad
humana es una “conducta” o “comportamiento” que se adquiere de otras personas y
que es aprendida en un tiempo determinado en contacto con el entorno social.
Según
esta teoría los seres humanos aprenden a pensar moralmente, a sentir moralmente
y a actuar moralmente en relación y en contacto con los demás seres humanos que
integran la sociedad.
La
teoría psicológica tiene dos vertientes: la conductista y la freudiana. La vertiente conductista hace hincapié en los condicionamientos exteriores, en las
gratificaciones y en las inhibiciones que nos imponen las personas mayores, los
padres, mediante los cuales se va modelando y llenando de contenido nuestra
vida moral. La vertiente freudiana hace hincapié en la identificación del infante con los modelos
masculino o femenino, que no sólo tiene delante sino que pesan sobre él como un
superego.
En
ambas corrientes teóricas los padres son los encargados de transmitir e
infundir en el niño los valores morales del grupo cultural en el que nace y comienza
a vivir ese niño. Al respecto, Bernardo Regal (1996:26), en su Guía del curso Ética General, explica lo
siguiente: “Si aceptamos la proposición de que la moralidad no se tiene ni se
trae dentro al nacer sino que se adquiere de otros, entonces estaremos
aceptando que nuestros padres nos inculcan no una moral abstracta sino la moral
–la tabla de valores morales- de un grupo cultural determinado, de una “etnia”
determinada, de un estrato o clase social determinado”.
Roger
Brown, de la Universidad de Harvard, agrupa los trabajos de los principales
investigadores contemporáneos en tres áreas de trabajo: el aprendizaje
cognitivo, racional y verbal de normas de moralidad; el aprendizaje de hábitos
y acciones propiamente dichas; y el aprendizaje en el área de la sensibilidad.
Brown
(1972:418-421), en su obra “Psicología social” señala: “La moralización del
individuo se lleva a cabo en tres dimensiones: del conocimiento, de la conducta
y del sentimiento. En esto quedan envueltas por lo menos cuatro clases de aprendizaje.
Hay un aprendizaje cognoscitivo de conceptos o reglas entre cuyas variables
críticas figuran: a) el conjunto de casos positivos y negativos; b) el número
de atributos ruidosos o disociadores; c) el orden temporal de los casos; d) la
atención del que está aprendiendo los caos; e) el poner nombre a los casos; f)
la formulación explícita de la regla o concepto; g) el nivel intelectual del
que está aprendiendo. La segunda clase de aprendizaje es aprendizaje
instrumental o de conocimiento operante en el cual la conducta va cobrando
forma en virtud de un reforzamiento selectivo. La tercera clase de aprendizaje
es la imitación o el aprendizaje por identificación, según la cual una persona
toma a otra por modelo. El poder percibido del modelo parece ser una de las
determinantes de la imitación y otra es los cuidados proporcionados por el
modelo. La cuarta clase de aprendizaje es la del condicionamiento clásico (o
respondiente) de las respuestas autónomas, especialmente emocionales. Entre las
variables críticas se incluyen aquí la intensidad del estímulo condicionado y
el estímulo incondicionado, la frecuencia con que el estímulo condicionado y el
estímulo incondicionado se aparean, el intervalo entre los dos estímulos y tal
vez, la “condicionalidad” innata del sujeto (Eysenck,1960)”.
2. TEORÍA BIOLÓGICA
Las
ciencias modernas no niegan que hay una “estructura” racional previa a toda
experiencia con el entorno social para pensar, sentir y actuar en términos
morales; y que hay unas condiciones o prerrequisitos físicos, fisiológicos,
anatómicos, neurobiológicos, “cerebral”, en una palabra.
Se
dice que hace unos veinte millones de años que dentro de una rama de los
primates, a través de un proceso evolutivo la especie humana se fue
distinguiendo de lo que serían sus parientes cercanos: los gorilas, los
chimpancés y los orangutanes. Y la pregunta surge al respecto: ¿El ser humano
arrastra del supuesto tronco común original y ancestral algún tipo de herencia
genética o algún tipo de herencia cultural?
El
biólogo evolucionista darwiniano Francisco J. Ayala considera que la evolución
del cerebro puso las bases “estructurales” para la moralidad, pero que sólo la
evolución cultural y humana dio origen sus contenidos específicos o los códigos
o tablas propiamente éticas. Ayala (1987:245-250), en su obra, La naturaleza inacabada. Ensayos en torno a
la evolución, sostiene: “la persona humana es un ser ético por su
naturaleza biológica; que juzga su comportamiento bueno o malo, moral o
inmoral, como consecuencia de su eminente capacidad intelectual, que incluye la
conciencia de sí misma y el pensamiento abstracto. Estas posibilidades
intelectuales son obra del proceso evolutivo, pero tienen un carácter
específicamente humano. Así pues, defenderé que el comportamiento ético no
guarda relación causal con el comportamiento social de los animales”.
Asimismo,
Ayala explica que el ser humano denota comportamiento ético por naturaleza,
porque su constitución biológica determina la presencia en él de tres
condiciones necesarias, y en conjunto suficientes, para que se de tal
comportamiento. Estas condiciones son: “1) la capacidad de anticipar las
consecuencias de las acciones propias; 2. La capacidad de hacer juicios de
valor, y 3. La capacidad de escoger entre líneas de acción alternativas”.
Concluye
demostrando que tales capacidades existen como consecuencia de la “eminente
capacidad intelectual del ser humano”. Para él, “el comportamiento ético es un
atributo del bagaje biológico del ser humano, y, por consiguiente, un producto
de la evolución”. Y, ante la pregunta ¿Determina también nuestra naturaleza
biológica qué normas morales o códigos éticos debe obedecer el ser humano? Su
respuesta es negativa, fundamentándola así: “Las normas morales según las
cuales decidimos si una determinada acción es buena o mala no están
especificadas por la evolución biológica, sino por la evolución cultural, las
premisas de nuestros juicios morales provienen de la tradición religiosa, entre
otras tradiciones sociales”.
3. TEORÍA CULTURAL
Bronislaw
Malinowski, uno de los padres de la antropología moderna, antropólogo famoso
por sus investigaciones de campo en las islas del Pacífico Sur y que convivió
con los nativos durante años, considera que la moral es un elemento de integración
de los individuos que forman un grupo. Malinowski
entiende por cultura “un sistema gradualmente desarrollado de adaptaciones del
organismo y de los grupos humanos para la satisfacción de las necesidades
básicas y en el alza progresiva del nivel de vida dentro de un ambiente dado”.