ASÍ PENSÓ SIMÓN BOLÍVAR SOBRE LA
EDUCACIÓN
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
El pensamiento del
Libertador Simón Bolívar sobre la Educación lo hemos extraído ad litteram luego
de efectuar una revisión general de sus escritos, cartas, decretos, proclamas y
discursos, particularmente ante el Congreso de Angostura, del anexo a la Constitución de Bolivia, del Decreto de Chuquisaca (1825), de la carta a su hermana María Antonia, de la
Carta a Guillermo White y del pliego de recomendaciones para la
educación de su sobrino Fernando.
En sus horas de inagotables jornadas de lucha por
la justicia social de las nuevas repúblicas, Simón Bolívar llegó a estructurar y
organizar algunas ideas-fuerza sobre su concepción acerca de la educación y que
a continuación lo transcribimos al pie
de la letra:
Las naciones marchan hacia el término de su
grandeza, con el mismo paso en que camina la educación. Ellas vuelan, si ella
vuela; retrogradan, si retrograda; se precipitan y hunden en la oscuridad, si
se corrompe o absolutamente se abandona.
Por la
ignorancia nos han dominado más que por la fuerza. Un hombre sin estudios es un ser incompleto. (Carta
a su hermana María Antonia, abril de 1825). El que no sabe escribir, ni paga
contribución ni tiene un oficio conocido, no es un ciudadano.
La
instrucción es la felicidad de la vida. El
ignorante, que está siempre próximo a revolverse en el lodo de la corrupción,
se precipita luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre. Un pueblo
ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción. A la sombra de la
ignorancia trabaja el crimen.
La educación debe ser la base moral para construir una nación
libre y próspera. La destrucción de la moral pública causa bien pronto
la disolución del Estado.
Los
legisladores necesitan ciertamente una escuela de moral. La
educación forma al hombre moral, y para formar un legislador se necesita
ciertamente educarlo en una escuela de moral, de justicia y de leyes.
Moral y luces son
los dos polos de la República. Moral y luces son nuestras primeras necesidades.
El proceso educativo debe ir dirigida hacia la
formación de ciudadanos amantes de la libertad y del respeto a las leyes y sus
instituciones.
La información del individuo debe combinar las materias
de tipo humanístico con las materias prácticas y científicas.
La enseñanza debe adaptarse a la edad, al carácter y a
las inclinaciones de los niños y niñas. El juego debe formar parte del proceso
educativo.
Las
cosas, para hacerlas bien, es preciso hacerlas dos veces: la primera enseña la
segunda. (Carta al Gral. Sucre, 24 de mayo de 1823).
La
educación forma al hombre moral y para formar un legislador se necesita ciertamente
educarlo en una escuela de moral, de justicia y de leyes. (Carta a Guillermo White, 26 de mayo de 1820).
La educación literaria
y civil de la juventud y la educación popular es uno de los primeros y más
paternales cuidados del Gobierno y del Congreso.
La corrupción de
los pueblos nace de la indulgencia de los Tribunales y de la impunidad de los
delitos.
Hombres virtuosos,
hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las Repúblicas. El Gobierno
debe ser maestro.
El primer deber
del gobierno es dar educación al pueblo (Decreto de Chuquisaca, 1825).
La nación será
sabia, virtuosa, guerrera, si los principios de su educación son sabios,
virtuosos y militares; ella será imbécil, supersticiosa, afeminada y fanática,
si se cría en la escuela de los errores.