DR. EUDORO TERRONES NEGRETE, TESTIMONIO DE UNA VIDA AL SERVICIO DEL PUEBLO (II)
PRÓLOGO
Escribe:
Danilo Sánchez Lihón,
Director del Instituto del Libro y la Lectura del Perú y docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
EUDORO TERRONES NEGRETE, CENTINELA Y PALADÍN
1.
William Shakespeare delineó en
Noches de Epifanía, tres clases de grandeza entre los seres humanos y
descalificó una cuarta actitud, diciendo que además de las tres dignidades que
señala, hay personas a quienes la magnitud que se les asigna les resulta
inmensa para su desempeño.
E invocó del siguiente modo,
diciendo:
“¡No temáis a la grandeza! Algunos nacen grandes.
Otros logran grandeza con su tesón, esfuerzo y sacrificio. Hay también a
quienes la grandeza les es impuesta. Y a otros la grandeza les queda grande.”
Por éstas y varias otras razones
es que apelo a este apunte del Bardo o Cisne de Avón para escribir estas notas
de adhesión, cariño y homenaje a Eudoro Terrones Negrete con quien tuve el
privilegio de trabajar juntos en la docencia universitaria en la Escuela de
Periodismo Jaime Bausate y Meza.
2.
Las tres grandezas que delinea y
proyecta William Shakespeare, recapitulándolas, son así:
1. La grandeza que se recibe como
un azar del destino, como un don y un regalo divino y que se depara hacia
algunos mortales quienes nacen naturalmente dotados para algo excelso y que
solo tienen que aceptar dicho designio, disponiéndose a seguir esa pauta,
ceñirse esa corona y someterse a dicha ordenanza.
2. Otros seres humanos logran
impulsarse hacia la grandeza por su propio mérito, esfuerzo y pundonor,
luchando con ahínco, con entrega y consagración en obtener aquello que sueñan
en obtener con decidido afán. Ellos se hacen magnos y colosales, consiguiendo
ceñirse la insignia que inicialmente les estaba negada. Estos no siguen el
libreto impuesto, sino que lo contradicen y se rebelan con el que se les había
asignado.
3. Pero hay otros destinos a
quienes la grandeza les es impuesta como un yugo, un castigo y hasta una
calamidad. No lo reciben como un obsequio, un atributo ni como un halago sino
como una condena y una inmolación, la misma que no es posible evitarla ni se
logra eludir, y que hace de sus figuras las más conmovedoras y trágicas que
registra la historia humana.
3.
A aquella categorización que
hiciera aquel que también dijo que: “Estamos hechos de la misma materia que los
sueños”, se suma un detalle cual es de aquellos seres indignos en quienes se
cernió la grandeza sobre sus frentes, pero que no están a la altura de sus
egregias investiduras.
Ahora bien, apelo a la cita de
William Shakespeare porque esta obra que tengo el honor de prologar titulada “Testimonio
de una vida al servicio del pueblo” de Eudoro Terrones Negrete, es una muestra
palmaria de la segunda alternativa para adquirir grandeza y hacer que la vida
alcance una plena significación.
Y cuál es siguiendo la vía del
esfuerzo propio, de la brega para avanzar incluso empezando desde una condición
humilde, partiendo desde una provincia y trabajando en las más diversas
localidades, en uno y otro trabajo y en otra ubicación, pero eso sí con una
línea muy clara de aferrarse a sus principios y valores inamovibles.
Gracias al orden y a la
sapiencia, al saber optar, al saber elegir y seleccionar, como al saber ser
austeros, ahorrativos y cumplidores del deber.
4.
Bajo la emblemática que acabamos
de trazar son múltiples las facetas profesionales y los logros académicos,
cívicos y sociales de Eudoro Terrones Negrete como consta en este libro.
Son extraordinarios y llenos de
acierto sus desempeños en ámbitos tan arduos, fecundos y trascendentes como el
de la educación, la política, la función pública, el periodismo, la gestión
cultural.
Sin embargo, hay un camino entre
los muchos senderos que él ha abierto, que recorre y en los cuales se abre paso
para alcanzar logros significativos, que resulta un distintivo y una estrella
fulgurante que lo caracteriza y define.
Luz que se abre paso en los
libros que él ha escrito como en los cursos que dicta, como en la variedad de
las obras que él concreta y que aborda. Aspecto crucial como una ruta que guía
sus pasos como también marca el paso de los demás.
¿Cuál es aquel pendón al cual me
refiero y que es la que más nos convence y conmueve en el destino de Eudoro
Terrones Negrete y de la cual él es un devoto? Sin lugar a duda: la ética.
5.
Porque en las diversas funciones
que Eudoro Terrones viene cumpliendo es un faro, un centinela atento a todo lo
que ocurre en el ámbito de la intelectualidad en el Perú y el mundo.
Pero de todo ello lo que más nos
fortalece en él es su inclinación por la ética en todo aspecto de la vida,
hecho que lo convierte en un paladín.
Y dentro de este rubro de
actividad su inclinación y predilección por la ética periodística, que es
aquello que en el mundo actual constituye un clamor ciudadano universal.
Y que creo yo que es lo que más y
mejor lo define y representa. Y lo mejor que refleja su espíritu, la limpidez
de su conducta y el comportamiento que tiene y siempre ha tenido, cuál es su
preocupación por lo correcto y honrado.
Veamos lo que textualmente él nos
dice en su libro: Ética periodística:
6.
“Desde
que el ser humano se agrupa en sociedades, no cabe duda que tuvo necesidad de
contar con normas, disposiciones, reglas, principios y valores éticos que le
permitieran regular su conducta frente a los demás miembros de la comunidad,
con el fin de vivir bien y en armonía social, haciendo uso de su libertad con
responsabilidad.
“El ser
humano desde que nace hasta que muere, es un ser en permanente acción e
interacción social; es un ser que suscita y soluciona deudas éticas, dilemas,
déficits y problemas éticos, dentro del contexto de su naturaleza humana y
naturaleza moral.
“Dentro
de este contexto hay una disciplina de la filosofía que estudia la conducta
moral, la conciencia moral y la experiencia moral del hombre: se llama Ética.
Esta disciplina es la moral pensada o la teoría de la moral de las personas; es
la ciencia del deber ser y del deber hacer; es la ciencia del buen obrar y del
buen vivir de las personas.”
7.
La ética que es una disciplina de
la filosofía que se orienta a dilucidar e iluminar el comportamiento humano y
los caminos que se abren a sus pies, pero más que en una práctica de la vida.
La ética que es ejemplo y son
principios. Que es la armonía del ser con el universo que nos remece el alma y
hace nacer nuestra adhesión plena a los valores.
Ética que es lo que más
necesitamos ahora en nuestras vidas. Porque es aquello que el actual sistema de
las finanzas y orden del mundo nos la niega y atenta frontalmente en contra de
ella.
Y que es el campo más urgente,
perentorio y decisivo de acometer como una necesidad pública de nuestras
sociedades contemporáneas y que Eudoro Terrones Negrete aborda en sus reflexiones
posiblemente escuchando lo que constituye un clamor ciudadano.
Ética educativa, política, cívica
y en cada campo profesional y, ¡cómo no!, en lo cotidiano. De allí su
predilección por los filósofos griegos y principalmente por la figura egregia,
cuál es Sócrates.
8.
Pero hay otra perspectiva que
resalta en esta obra de Eudoro Terrones Negrete como cualidad inherente a su
autor. Y ello es la de ser un escritor y un editor tenaz y persistente, hecho
que se grafica en haber dado a la prensa hasta ahora 63 obras publicadas como
maestro y político, aparte de sus obras como legislador y las numerosas
ediciones de revistas de las cuales él ha sido su principal animador.
Actividad poco reconocida y sin
embargo muy sacrificada, que hay que alentarla cada vez más porque cumple una
labor que se proyecta hacia aquellos que por una u otra razón no pueden asistir
a clases, y porque hay diversas maneras de enseñar que no solo se hace en las
aulas, sino escribiendo y editando.
Cumplir con esta labor es abrigar
la misma actitud con que se desarrolla una y otra lección ante un auditorio. Es
crear aulas abiertas, cátedras permanentes y como tal una dimensión acrisolada
del magisterio que es importante impulsar y valorar. Él agregó siempre a su
labor diaria en las aulas, el de editar libros de manera pertinaz, constante y
consumada. Caballero andante en el ámbito del conocimiento, de la preocupación
por sembrar y echar luz aquí y allá. Y soñar.
Él es un paradigma de esta
función, quien siempre está haciendo un nuevo libro o una nueva revista de
manera callada, paciente y poniendo una fruición especial en la nueva obra que
está realizando. ¿Acaso porque con ello se gana dinero? No. Más bien se lo
pierde, siendo la motivación aquella que se centra en el ámbito más legítimo del
espíritu.
9.
Y es que Eudoro Terrones Negrete
es un creyente fervoroso en que todo se puede cambiar, mejorar y hacer un mundo
mejor, pródigo y enaltecido, a partir y a través de la educación y de los
libros.
Pero no sólo es un creyente de
estas rutas y senderos, sino que es un legionario en estas alternativas, quien
lucha con el libro en la mano como un arma de combate, quien sale, entra o pasa
de un aula hacia otra, de una a otra oficina, imbuido de aquel ideal, y de
aquella misión. Y de la acrisolada moral y ética de que la educación lo puede
todo.
Quien ha sabido aunar a su
docencia presencial en el aula de clases, y a la gestión educativa que le
permite ir implementando programas por donde va y viene, la publicación
constante de libros y revistas en una labor de quien se desvive por sus
ideales, con la excelencia educativa y la ética cultural como sus emblemas y
banderas.
Es un intelectual acreditado,
atento y vigilante, siempre irradiando luz y haciéndola precisa e instrumental
a través de las 63 publicaciones de su autoría cuyo catálogo figura, con la
precisión de título y año de edición, en las solapillas de las obras que en
forma persistente nos presenta.
10.
Son libros útiles y valiosos,
cuadernos de bitácora y lámparas votivas que alumbran en el difícil arte de
aprender y emprender y de acertar pensando con pertinencia y tino: teniendo
razonamientos cabales sobre todo en la ardua tarea de saber investigar y
formularse buenas y raigales preguntas sobre los diversos aspectos y
acontecimientos de la realidad, todo ello a fin de resolver problemas y
forjarse un destino promisor.
Obras cuyo autor es un connotado
gestor educativo, de larga y fructífera experiencia docente y nutrida
producción intelectual.
Libros hermosos, claros,
amigables, como vivaces, pletóricos y didácticos, que basta cogerlos en las
manos para sentirlos fuertes y vibrantes, precisos y contundentes, salidos de
la pluma de un profesional consagrado, quien ha dedicado especialmente su
desvelo a la educación, y más específicamente a la educación superior.
Y es que su autor es un hombre de
principios y de fe. Cree en la educación, cree en los jóvenes, cree en el Perú,
cree en un mundo por hacer. Y a ello ofrenda sus mejores esfuerzos, energías y
desvelos, como son sus libros que se erigen en indispensables y vitales para
los jóvenes.
11.
Esto es: servir, ser útiles; ser
de provecho, ayudarnos a mejorar, y que es lo que se logra con la lectura de
los libros que él publica y que nos ilustran acerca de algo fundamental, cuál
es, por ejemplo, cómo tener ideas claras, lúcidas, cabales para la solución de
los problemas que se nos presentan.
Y saber pensar y saber aprender
es algo muy importante. Como nos lo enseña el libro que motiva este comentario:
de caminos antes que de posadas. Manual, breviario, guía práctica. Útil. Un
instrumento, pero a la vez un pensamiento, o múltiples, variados e inagotables
pensamientos.
Porque podemos comparar un libro,
así como a un arma de combate a un instrumento de labranza; a una pica, o a una
pala o lampa, o a un arado que rotura la tierra para que en ella la semilla
caiga y germine; pero a la vez con un horizonte que contiene una visión, un
temperamento y, principalmente, una moral.
Libros cuyas páginas se abren
como aulas generosas a los jóvenes para en ellas recrearse, alcanzar
inspiración y, ojalá, su destino verdadero.
Su autor ha enfocado y dedicado
atención a los temas que aborda, y no para quejarse o echar en cara algunas
deficiencias, o para reprochar a las autoridades, o a las generaciones
anteriores, de lo que hicieron mal, actitud en la cual incurrimos y que ya
hemos hecho de ella un signo o una tendencia cuál es señalar los malos que
fueron otros.
12.
Porque el libro en general y en
sí es un aula abierta, un magisterio permanente, dispuesto a que podamos entrar
en él y revisarlo todo y en cualquier momento.
Porque es a través de los libros
que alcanzan a proyectarse las clases que se imparten en el salón o en el aula.
Como también en donde se configuran los sueños que se albergan y atesoran en lo
más íntimo de nuestro espíritu.
Al proyectar nuestras
preocupaciones y desvelos a través de los libros hacia un radio de acción más
amplio, en el espacio y en el tiempo, mejoramos la educación en general. Y de
ese modo se coadyuva a la mejor realización del destino del hombre sobre la faz
de la tierra.
Actitudes así tienen inmensa
actualidad y hacen de un profesor un hombre de nuestro tiempo, que se instalan
en una corriente permanente de preocupaciones que nunca dejarán de ser
vigentes.
Maestros así son aquellos que ponen una cuota más de generosidad que se aúna a la obra de Dios que forjan aquella grandeza a la cual aludía William Shakespeare y que anotáramos al principio de este prólogo, contribuyendo en la construcción de un hombre y de una sociedad mejor.
Lima, mayo de 2023.
Danilo Sánchez Lihón.