Artículos periodísticos y de investigación

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26 de abril de 2019

EL LENGUAJE PERIODÍSTICO



EL LENGUAJE PERIODÍSTICO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Antonio López de Zuazo Algar en su  Diccionario del Periodismo define el lenguaje periodístico como la "manera peculiar de expresarse los periodistas, sea por escrito (Prensa, textos informativos de Radio-Televisión) o sean oralmente (Radio, Televisión, Cine informativo). En sentido amplio, lenguaje periodístico es aquél que aparece publicado en los periódicos (Publicidad, textos de agencias, artículos, titulares, textos, etc.). Pero en sentido estricto, lenguaje periodístico es el que escriben los periodistas en el desempeño de su misión informativa. "Lenguaje periodístico" viene a ser sinónimo de "estilo periodístico".
El lenguaje periodístico es el lenguaje de la prensa escrita para un público especializado y no especializado. Está conformado por las palabras que usan los hombres de prensa, el escenario de esas palabras, los apoyos gráficos (sonoros o visuales de que se sirve) y las fórmulas combinatorias para transmitir sus mensajes informativos.
El lenguaje del periodista se caracteriza por ser ágil, rápido, escueto, claro, sencillo, coherente, veraz, espontáneo, directo, elegante, interesante, atractivo, vivaz, informativo y libre de clichés manidos y de tecnicismos.
El periodista en el uso del lenguaje debe  tener en cuenta las siguientes recomendaciones fundamentales:
  • Excluir los vocablos con sonido o significado ambiguo.
  • Evitar el arcaísmo, es decir el uso de palabras, expresiones o frases anticuadas o caídas en desuso. Ejemplo: agora  por ahora , traxe por traje, vide por vi.
  • Evitar el neologismo, es decir la introducción de palabras nuevas innecesarias en el lenguaje por haber otras equivalentes. Ejemplo: preciosura, por preciosidad, congresal por congresista, desvariación por desvarío..
  • No hacer uso de frases hechas, tales como: "el hondo pesar", "las tinieblas de la ignorancia", "la manzana de la discordia", "razones de peso", "honda consternación", "el anchuroso río", "aplausos clamorosos", "abigarrada multitud", "un silencio expectante".
  • Excluir la negación doble. En lugar de "no es imposible" (negación doble) debe usar  "es posible"; "no es infalible" (negación doble) por "es falible", "no es infactible", por "es factible", etc.).
  • Eliminar lo superfluo o cuanto pueda distraer al lector sobre el concepto principal.
  • Optar por el uso de la voz activa antes que la voz pasiva:
  • Voz activa: "Los ministros de relaciones exteriores de Perú y Ecuador han ratificado el tratado de paz".
  • Voz pasiva: "El tratado de paz ha sido ratificado por los ministros de relaciones exteriores de Perú y Ecuador".
  • No emplear lenguaje indecente, inmoral o de doble sentido, aun cuando tal lenguaje solamente pueda ser comprendido por una parte minoritaria de la audiencia.
  • Escribir y comentar con equidad, propiedad, claridad, veracidad,  objetividad, imparcialidad, independencia de criterio, sencillez, breve-dad, sin exceso de palabras, exactitud, corrección y justicia los acontecimientos a ser informados, rehuyendo del lenguaje efectista. Sólo así no defraudaría a su público y a la comunidad en su servicio social.
  • Evitar el uso de la metonimia. La metonimia, llamado también trans-nominación, es un tropo de relación consistente en designar una cosa con el nombre de otra, tomando el efecto por la causa, la causa por el efecto, el autor por sus obras, el signo por la cosa significada, el continente por el contenido, lo moral por lo material, el lugar por el producto, etc. Ejemplo: las canas por la vejez (el efecto por la causa), los que viven de sus manos (la causa por el efecto)  él obtuvo laureles para el Perú (el signo por la cosa significada), quiero leer a Luis Alberto Sánchez por quiero leer sus obras, (el autor por la obra), un hombre sin entrañas (lo físico por lo moral)  se impuso la hoz y el martillo (el signo por lo significado), tu no tienes cerebro (por tú careces de "inteligencia": lo físico por lo moral), los adultos bebieron  jerez  (el lugar de España por el producto jerez), se tomó tres copas de más (el continente por el contenido), la Divina Providencia por Dios, buena pluma por buen escritor, Baco por vino.
  • Poner sumo cuidado en lo que dice, en lo que escribe y en el manejo de las crónicas o notas periodísticas, evitando lo grosero, lo tosco, lo chabacano, el lenguaje rudo y los golpes bajos.
No debe olvidarse que el periodista es ante los hechos noticiosos un espectador cotidiano, que los capta para difundirlos, interpretarlos y comentarlos en función de los intereses, objetivos y metas de la comunidad al que sirve.
El periodista que no sabe escribir correctamente hace el ridículo ante los lectores cultos al caer en disparates tales como: falsas concordancias, participios inconexos, monotonía, uso excesivo de puntos y comas y estilo titubeante e incoherente. De persistir en un mal uso del lenguaje será un profesional con descrédito en el ámbito periodístico y laboral, marginado de las posibilidades de empleo. Y en definitiva constituirá un serio problema para el director del diario, el jefe de redacción, el titulero y un peligro para la supervivencia y el éxito de la empresa periodística.
El maestro universitario Dr. Emil Dovifat, en su didáctica obra Periodismo, considera que los errores del lenguaje periodístico provienen de cuatro fuentes:
1. Del lenguaje sin personalidad
Acomodándose a determinadas esferas de la vida, el periódico, cuando informa sobre ellas, adopta su vocabu-lario corrompido y defectuoso con el fin de crear el "ambiente", la "atmósfera" de los sucesos. Por ejemplo: el lenguaje de la alta costura en las informaciones de modas. El de los deportes, en las informa-ciones deportivas. El comercial, en las secciones dedicadas al comercio. No obstante, debemos afirmar que el periódico trata de evitar en sus informaciones la jerga profesional de las demás esferas de la vida, con lo cual ha prestado un gran servicio al idioma. (Puede compararse, por ejemplo, la parte comercial de los periódicos de 1890 con la de los actuales).
2. Del lenguaje exagerado
Ciertas estridencias de lenguaje se originan al redactar con demasiado énfasis, tanto por describir con entusiasmo como en las críticas. Cuando se carga la mano en los colores, cuando se sabe el tono en exceso, el resultado es de mal gusto. 
3. Del lenguaje torpe o boto
Es éste el que utiliza resignadamente clisés lingüísticos manidos. Se observa esta degeneración cuando un reportero se ve obligado, a lo largo de los años, a describir o informar siempre sobre iguales o parecidos acontecimientos. (Por ejemplo: comentar diariamente, durante treinta años y sin interrupción, las cotizaciones de la bolsa.) Entonces falla no solamente el vocabulario sino hasta el escritor. El lenguaje viste, por decirlo así, viejo y sucio ropaje. 
4. Del lenguaje telegráfico
Se origina éste en las apresuradas comunicaciones por telégrafo, donde hace furor la viciosa manía de sustantivar, donde se acortan los textos o se tachan al compaginar, para que ajuste y así, con las prisas de última hora, es irremediable que el resultado sea algo fragmentado y desprovisto de belleza.
Estas faltas no son ignoradas y constantemente se trabaja en eliminarlas. Precisa además, Dovifat,  que "Quien desee tener un buen lenguaje periodístico necesita, pues, desligarse de todas las particularidades de otras jergas profesionales. Y atenerse a las leyes naturales, sanas y generales de la gramática. El sentido del lenguaje sencillo, natural y genuino, debe ser el punto de partida para la expresión del pensamiento en el periódico. El que quiere dominarlo debe tener una relación íntima, estrecha y diariamente renovada con el idioma y no olvidar que con ésta se le ha confiado uno de los más altos bienes culturales."

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