EL PERIODISTA
PROFESIONAL Y SUS CUALIDADES
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
A través de la historia, al periodista
se le conoce con diversas denominaciones: Hombre de prensa, profesional de la
información, colector de noticias y comunicador social.
Periodista profesional es aquella
persona egresada de un centro superior de estudios, que cuenta con una
eficiente preparación especializada, una fuerte base humanística, técnica,
científica y legal y con sólidos principios éticos.
Corresponde al periodista profesional :
- Captar, clasificar, dar forma, interpretar,
redactar, comentar o difundir cierto tipo de mensajes, noticias o
informaciones que satisfagan las preferencias de la colectividad.
- Saber dónde se encuentran las noticias, cómo
descubrirlas y cuándo explotarlas.
- Conocer las técnicas del oficio tipográfico y
los aspectos gráficos.
- Manejar adecuadamente la técnica de corrección
de estilo (signos y señales) y la técnica del trabajo intelectual y de la
investigación periodística.
- Superar obstáculos, inconvenientes,
limitaciones, defectos y vicios.
- Superar su comportamiento dentro de la
sociedad.
- Estudiar, investigar y escribir mucho, ganando
experiencias en las diferentes áreas del campo periodístico.
- No pasar por alto ningún indicio y mantenerse
agresivo y pertinaz cuando está en la pista de una noticia, a fin de sacar
a luz actos y hechos ocultos que interesan a la colectividad.
- Publicar la información exacta, sin temor a la
competencia sensacionalista, sin favoritismo para con ningún partido
político, facción, grupo o clase social y sin recompensas económicas, sólo
con la satisfacción del deber cumplido.
- Recibir y respetar las opiniones
contradictorias a las suyas, sin mostrar reacción emotiva o impulsiva que
alteren la interacción humana.
- No detenerse ante las apariencias e investigar
a fondo y minuciosa-mente los hechos cotidianos, procurando no caer en el
“juego” de personas o de grupos interesados.
- Tener una buena imaginación para observar los eventos
cotidianos, ensamblarlos y encontrarles sentido y significación para la
vida y la sociedad y, por qué no también previsión para ver más allá
del hecho presente.
- Difundir la multiplicidad de ofertas de las
tecnologías de la información.
- Luchar
contra los vicios y las debilidades humanas, la codicia, el
derroche de presupuesto, la corrupción e inmoralidades de funcionarios y autoridades donde quiera que
aparezcan. No temer pronunciarse editorialmente sobre los problemas
públicos, con lealtad a la causa del pueblo y fe profunda en los mejores
destinos de la inmensa mayoría.
- Servir de puente entre ciencia e información,
entre pueblo y cultura, considerando que la información es un bien
social, un patrimonio de la colectividad. En tal sentido, trata de reducir
la distancia entre el conocimiento, las experiencias y sus aplicaciones
diarias.
Algún periodista dijo cierta vez que la profesión
impone diariamente disyuntivas que, aunque afortunadamente no suelen alcanzar
caracteres dramáticos, tienen constantemente su conciencia en estado de alarma.
Tanto en un diario como en una revista, el periodista es un hombre agredido
por los hechos que ocurren en el mundo.
El periodista, asumiendo toda
responsabilidad, ha de elegir, entre cuantas noticias le lleguen, aquellas que
tengan o puedan tener mayor resonancia entre los lectores. Y es precisamente en
esta elección donde se distingue un buen periodista, pues los acontecimientos
no se presentan siempre con los contornos bien definidos desde el primer
momento. A veces, un gran acontecimiento se presenta de forma anónima, es
decir, sin los atributos que lo distinguen. En este caso, es misión del
periodista prever el golpe y actuar consecuentemente.
Si el espíritu progresista lo lleva en
el corazón y el pensamiento, sus acciones se verán engalanadas con la valentía
y autoridad moral como para emprender cruzadas en aras del desarrollo y
progreso de la colectividad.
Cual celoso guardián de la prensa
libre, de la libertad de todos los ciudadanos, el periodista llega a promover
la discusión libre y esclarecedora de las ideas, el análisis y debate público
de los grandes problemas nacionales. Para el periodista, la prensa libre es la
piedra fundamental de toda libertad, y esta libertad, la base firme, la fuente
y el derecho primigenios de toda civilización, democracia y justicia.
Su capacitación y entrenamiento
profesional en una Escuela de Periodismo con nivel universitario o en una
Facultad de Ciencias de la Comunicación de alguna universidad, le permite
alcanzar conocimientos básicos en filosofía, ética, lógica, psicología,
historia, literatura, economía, sociología, geopolítica, computación y demás
ramas del saber humano.
Quien se precie de ser buen periodista tiene el deber de decir y
difundir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad como noticia. Pues
tiene gran sentido de responsabilidad en lo que dice, escribe o hace y un
sempiterno amor por la verdad. Tiene el deber de estar bien informado, de ver
las cosas con claridad, describirlas con sencillez y propiedad, evitando los
títulos sensacionales, rehuyendo al lenguaje efectista y los términos que
apelan al temor, al odio, a la envidia, a la codicia y las bajas pasiones. No
escribe, no comenta y no publica nada que no sea, crea, o fuese veraz y justo.
La vocación y razón de ser del periodista profesional es el servicio público. En tal
sentido, labora en un medio de comunicación no para servirse de él, sino para
servir a los sagrados intereses colectivos, al bien público. En su quehacer
cotidiano procura no verse influido por amistades y presionado por intereses
pasionales, inferiores o subalternos. No busca favores ni acepta gratificaciones.
No apaña a delincuentes y corruptos, ni
elogia a nadie que merezca crítica. No abriga otro deseo que el de mantener en
alto la moral y la ética periodísticas.
Cierta vez, Adolph S. Ochs, director
del prestigioso Times de New York, no con poca razón consideró como
ingredientes esenciales en la formación de un periodista lo que a renglón
seguido se menciona:
“En primer lugar, amor a la tarea,
laboriosidad, aplicación y, sobre todo, conciencia. En cambio, merece censura
quien no se toma la molestia de confirmar los hechos, quien permite que sus
propias opiniones se confundan con las declaraciones de la persona que entrevista,
quien no confiere a la persona afectada por su crónica el privilegio de la duda
y quien sin necesidad alguna lastima o desconsidera, o acaso subestima, la
sensibilidad de las personas con respecto a sus asuntos personales; o bien el
que, para aparecer brillante e ingenioso, tergiversa o exagera; el que es
indiferente a la responsabilidad de su diario y descuida su reputación de
veracidad y exactitud; el que escribe de más para cobrar más; el que plagia; el
que es cínico, ofensivo, descortés, vulgar, impertinente” (1)
El periodista profesional, debe
cuidarse de no caer en:
- El deterioro de su personalidad: acelerada a
través de la lucha doméstica, el cultivo de la violencia verbal, de las
bajas pasiones y la frivolidad.
- La mediocridad intelectual .
- El conformismo con lo que sabe.
- Injuria, difamación y calumnia.
- El exclusivismo egoísta de sus intereses.
- La sobrevaloración y subvaloración de sus
capacidades, destrezas y habilidades.
- El sectarismo, oportunismo o arribismo político
como consignas diarias.
- El descuido en el hábito de la lectura de obras
importantes.
- La tergiversación y exageración en las notas
periodísticas.
- Las malas artes y malas costumbres.
- El silencio cómplice.
- La inacción e improductividad intelectual en el
trabajo.
- La publicación de propaganda tendenciosa como
noticia.
- El descontrol de sus actos y pensamientos que
le conduzcan al libertinaje.
- La simpatía a las acciones que promuevan la
división de la familia, de las instituciones y de la sociedad civil.
- El estímulo o la justificación a todo tipo de
vicio, de debilidades y de actos inhumanos de crueldad y brutalidad,
métodos del tercer grado (tortura), muertes en la horca, la prostitución,
la trata de blancas y la perversión sexual.
- El uso de expresiones vulgares, como: idiota,
tarado, etc., de títulos groseros, indecentes, obscenos o profanos o el
uso de las expresiones con doble sentido que tienen el mismo efecto.
- En la ridiculización de los defectos naturales
de las personas o de la fe religiosa. Ridiculizar a quienes sufren de
enfermedades físico-mentales y deformidades.
- El uso de palabras que expresen desprecio a
cualquier raza, color, credo, nacionalidad u origen nacional.
CUALIDADES DEL PERIODISTA
PROFESIONAL
El periodista profesional debe tener
cuando menos las siguientes cualidades: Veracidad, proceder leal, adaptación a
las circunstancias, amor, independencia de juicio, dotes de maestro, sentido
histórico, sentido del público, responsabilidad, vocación, imparcialidad y
especialización.
Veracidad
Por estricta consideración a la buena fe del
público, el periodista profesional está obligado a ser veraz, escrupuloso o
exacto. Debe dar una información y un comentario crítico inteligente, amplio y
veraz de los acontecimientos del día en un contexto que les dé sentido. Debe
decir claramente cuando un suceso es un suceso y cuando una opinión es una
opinión, debe separar las noticias de las opiniones, es decir debe informar
objetivamente y sin comentario de lo acontecido.
El periodista profesional da un informe
exacto sobre una afirmación o declaración hecha por el personaje que hace
noticia, informa la verdad sobre los motivos del personaje y de la situación
política en la cual hizo su declaración. Las noticias los transmite con
veracidad y justicia, sin tendencias.
Para el periodista profesional los
encabezados de los artículos deben estar perfectamente justificados por el
contenido real o verdadero de los hechos ocurridos. Jamás debe presentar
acontecimientos novelescos o imaginarios, como una transmisión o anuncio
noticioso verídico.
Proceder leal
El periodista profesional no debe publicar
acusaciones extraoficiales que afecten la reputación, el carácter moral, sin dar oportunidad al
acusado o agraviado de ser escuchado o de asumir su apología o réplica.
Confiere la oportunidad para que la persona agraviada o perjudicada con un
determinado comentario efectúe los respectivos descargos. Siempre está dispuesto a aceptar y corregir sus
errores cometidos, tanto a nivel de exposición de un hecho como de opinión o
crítica. No invade los derechos, sentimientos o fueros privados.
Adaptación a las
circunstancias
El periodista profesional, una vez tomado la
decisión de trabajar en una determinada empresa periodística, deberá sentirse a
gusto en los ambientes, escenarios y situaciones donde labore o cubra
información, actuando con espíritu de integración, de unidad, y deberá actuar
con buen tino, humor y calma, adaptándose hábilmente al medio.
Amor
Sólo el amor puede satisfacer la gran generosidad y
entrega hacia el público que exige el ejercicio del periodismo. Si el
periodista profesional no ama al público, si no llega a comprender sus
sentimientos, intereses, motivaciones, conducta y aspiraciones muy poco podrá
hacer y contribuir con la sociedad y sus semejantes.
El amor es el camino de la eficacia y
efectividad, de la comprensión y confianza, de la credibilidad y del respeto
mutuo, de la buena imagen que se mantiene en pie. Ese amor no debe ser
abstracto, ideal o utópico, por el contrario debe ser concreto, real, basado
en los hechos.
Independencia de
juicio
Esta cualidad es importante para que el periodista
no caiga en el proselitismo partidista ni mucho menos en el sectarismo
político. La independencia de juicio es necesario en un periodista para ser
dueño y responsable de lo que piensa, escribe, dice, comenta, critica o hace.
La independencia de juicio le dará
autoridad a lo que escribe y comenta, le hará dueño de sus propios pensamientos
y le protegerá de los intereses subalternos, de la consigna, la cólera, el
panegírico y de espíritus de sumisión o vasallaje. Así no podrá caer fácilmente
en “la voz del amo” ni ser utilizado por los grupos de presión y grupos de
poder.
La promoción del interés privado que se
oponga al interés general o al bienestar colectivo, no es propio de un
periodista honesto y serio, como tampoco lo es el partidismo en el comentario
editorial.
Dotes de maestro
El periodista profesional tiene cualidades de
un maestro, pues sabe cómo llegar bien
al público, que es el discípulo. Como maestro sabe discernir lo bueno de lo
malo y de lo feo de la noticia, sabe tamizarlo adecuadamente. Sabe ilustrar y
forjar opinión, recrear y culturizar a las masas, es capaz de moldear conductas
positivas, de sugerir planteamientos de solución a los problemas de la vida
práctica y en sociedad, es capaz de aclarar y rectificarse según los casos a
fin de no defraudar la confianza depositada en su persona por el receptor.
En cuanto maestro, el periodista es
capaz de percibir irregularidades y de exponerlos claramente sin disimulos ni
componendas. Es capaz de decidirse entre las opiniones diversas con la de justo
medio.
Sentido histórico
Es propio de un periodista profesional ser capaz de
avizorar el futuro y de proyectarse a las consecuencias que arrojaría un
determinado hecho, sabiendo pasar de los accidentes a lo substancial en sus
utilidades prácticas del mañana.
A un periodista profesional con sentido
histórico no le es difícil sortear los peligros presentes y orientarse con
firmeza hacia el provenir, reteniendo lo anecdótico, sobreponiéndose a la
pasión subalterna y la lucha doméstica, que por demás enturbian y obstaculizan
la claridad meridiana.
Sentido del público
El periodista profesional, imbuido de los
conocimientos que provienen de la psicología general, psicología social y psicología de la
comunicación, conoce muy bien a su público en cuanto a sus deseos, intereses, necesidades,
inquietudes, aspiraciones, manías, reacciones y sabe cómo llegar hacia ellos
con el mensaje adecuado y oportuno a través de un medio, fomentando la
participación del pueblo en la formulación de alternativas de solución a sus
problemas.
Responsabilidad
El periodista
profesional en el ejercicio de sus funciones asume gran responsabilidad
ética, moral y social. Es responsable de lo que dice, de lo que deja de decir,
de lo que hace y de lo que deja de hacer. Es responsable ante su conciencia,
ante el público, ante la profesión y ante la sociedad.
La responsabilidad supone que el periodista
profesional debe estar siempre bien y oportunamente informado de cuanto ocurre
en la sociedad, para demostrar al público un conocimiento cabal de su profesión
y cumplir éticamente su función.
Periodista profesional que usa un medio
de comunicación para fines subalternos, egoístas e indignos, para promover el
enfrentamiento entre gobernantes y gobernados, para desestabilizar el sistema
democrático, para dividir la familia y atentar contra la paz deviene en infiel
a la confianza que le ha depositado el público, pues entonces ha equivocado de
profesión y se ha convertido en un irresponsable más como de los tantos que
existe en las demás profesiones.
Vocación
La vocación es la preferencia que inclina e impulsa
al periodista hacia una tarea exclusiva, que compromete la totalidad de su
vida. La vocación viene a ser la inclinación que tiene el periodista por la
profesión que abraza, vocación que está respaldada por dotes o aptitudes,
habilidades, capacidades, rasgos especiales para ejercer el periodismo en las
mejores condiciones posibles.
A ese permanente aguijonear de la
conciencia, del pensamiento y sentimiento del periodista, que le conduce a
esforzarse en todo lo posible para cumplir a cabalidad sus funciones, se le
conoce con el nombre de vocación periodística.
La vocación focaliza la vida del
periodista, enriquece su misión histórico-destinal, contribuye al cumplimiento
de sus funciones cotidianas con la mayor eficiencia y le permite superar los
obstáculos para cumplir su cometido. Por su vocación el periodista hace las
cosas de la mejor manera, se constituye en paradigma para los demás. Por su
vocación el periodista hace de la profesión el ideal permanente de una vida
renovada, constructiva y progresista.
Imparcialidad
El periodista profesional procura ser en todo orden
de cosas imparcial. Imparcial en lo que dice y escribe, en sus juicios de
valor, en sus comentarios y análisis críticos. Imparcialidad que implica la
realización de informes noticiosos exentos de opiniones o tendencias de
cualquier orden.
Especialización
El periodista profesional debe hacerse un examen
general del campo en que intente especializarse. Por ejemplo en: espeleología,
vulcanología, turismo, filatelia, diagramación, política, teatro, bellas artes,
espectáculos, deportes. Y al hacer su elección ha tenido que evaluar sus puntos
de interés e inclinaciones, sus habilidades y destrezas, sus capacidades en
determinada área del periodismo moderno para poder hablar y escribir de algo
que realmente conoce en profundidad.
"La preparación del especialista,
por consiguiente - expresa E. Frank Caudlin-, nunca llega a darse por terminada
completamente. Tiene que estar al día en todo lo que se refiere a su
especialidad, estudiando las más sobresalientes publicaciones y revistas
especializadas, asistiendo a conferencias, reuniones, actos sociales,
representaciones públicas, competencias deportivas, según el caso, mezclándose
y cambiando impresiones con quienes son reconocidos expertos en la materia;
leyendo los libros de reciente lanzamiento y formando su propio juicio y dando
sus ideas personales. Al cabo del tiempo podría suceder que en vez de que él
tenga que consultar a otros, sean otros quienes le consulten; cuando esto
empiece a suceder, podrá ya afirmarse que habrá ganado con todos los honores el
título de experto".