Artículos periodísticos y de investigación

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26 de abril de 2019

EL PERIODISTA PROFESIONAL Y SUS CUALIDADES


EL PERIODISTA PROFESIONAL Y SUS CUALIDADES

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

A través de la historia, al periodista se le conoce con diversas denominaciones: Hombre de prensa, profesional de la información, colector de noticias y comunicador social.
         Periodista profesional es aquella persona egresada de un centro superior de estudios, que cuenta con una eficiente preparación especializada, una fuerte base humanística, técnica, científica y legal y con sólidos principios éticos.
         Corresponde al periodista profesional :
  • Captar, clasificar, dar forma, interpretar, redactar, comentar o difundir cierto tipo de mensajes, noticias o informaciones que satisfagan las preferencias de la colectividad.
  • Saber dónde se encuentran las noticias, cómo descubrirlas y cuándo explotarlas.
  • Conocer las técnicas del oficio tipográfico y los aspectos gráficos.
  • Manejar adecuadamente la técnica de corrección de estilo (signos y señales) y la técnica del trabajo intelectual y de la investigación periodística.
  • Superar obstáculos, inconvenientes, limitaciones, defectos y vicios.
  • Superar su comportamiento dentro de la sociedad.
  • Estudiar, investigar y escribir mucho, ganando experiencias en las diferentes áreas del campo periodístico.
  • No pasar por alto ningún indicio y mantenerse agresivo y pertinaz cuando está en la pista de una noticia, a fin de sacar a luz actos y hechos ocultos que interesan a la colectividad.
  • Publicar la información exacta, sin temor a la competencia sensacionalista, sin favoritismo para con ningún partido político, facción, grupo o clase social y sin recompensas económicas, sólo con la satisfacción del deber cumplido.
  • Recibir y respetar las opiniones contradictorias a las suyas, sin mostrar reacción emotiva o impulsiva que alteren la interacción humana.
  • No detenerse ante las apariencias e investigar a fondo y minuciosa-mente los hechos cotidianos, procurando no caer en el “juego” de personas o de grupos interesados.
  • Tener una buena imaginación para observar los eventos cotidianos, ensamblarlos y encontrarles sentido y significación para la vida y la sociedad y, por qué no también previsión para ver más allá del hecho presente.
  • Difundir la multiplicidad de ofertas de las tecnologías de la información.
  • Luchar  contra los vicios y las debilidades humanas, la codicia, el derroche de presupuesto, la corrupción e inmoralidades de funcionarios  y autoridades donde quiera que aparezcan. No temer pronunciarse editorialmente sobre los problemas públicos, con lealtad a la causa del pueblo y fe profunda en los mejores destinos de la inmensa mayoría.
  • Servir de puente entre ciencia e información, entre pueblo y cultura, considerando que la información es un bien social, un patrimonio de la colectividad. En tal sentido, trata de reducir la distancia entre el conocimiento, las experiencias y sus aplicaciones diarias.
Algún periodista dijo cierta vez que la profesión impone diariamente disyuntivas que, aunque afortunadamente no suelen alcanzar caracteres dramáticos, tienen constantemente su conciencia en estado de alarma. Tanto en un diario como en una revista, el periodista es un hombre agredido por los hechos que ocurren en el mundo.
         El periodista, asumiendo toda responsabilidad, ha de elegir, entre cuantas noticias le lleguen, aquellas que tengan o puedan tener mayor resonancia entre los lectores. Y es precisamente en esta elección donde se distingue un buen periodista, pues los acontecimientos no se presentan siempre con los contornos bien definidos desde el primer momento. A veces, un gran acontecimiento se presenta de forma anónima, es decir, sin los atributos que lo distinguen. En este caso, es misión del periodista prever el golpe y actuar consecuentemente.
         Si el espíritu progresista lo lleva en el corazón y el pensamiento, sus acciones se verán engalanadas con la valentía y autoridad moral como para emprender cruzadas en aras del desarrollo y progreso de la colectividad.
         Cual celoso guardián de la prensa libre, de la libertad de todos los ciudadanos, el periodista llega a promover la discusión libre y esclarecedora de las ideas, el análisis y debate público de los grandes problemas nacionales. Para el periodista, la prensa libre es la piedra fundamental de toda libertad, y esta libertad, la base firme, la fuente y el derecho primigenios de toda civilización, democracia y justicia.
         Su capacitación y entrenamiento profesional en una Escuela de Periodismo con nivel universitario o en una Facultad de Ciencias de la Comunicación de alguna universidad, le permite alcanzar conocimientos básicos en filosofía, ética, lógica, psicología, historia, literatura, economía, sociología, geopolítica, computación y demás ramas del saber humano.
         Quien se precie de ser  buen periodista tiene el deber de decir y difundir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad como noticia. Pues tiene gran sentido de responsabilidad en lo que dice, escribe o hace y un sempiterno amor por la verdad. Tiene el deber de estar bien informado, de ver las cosas con claridad, describirlas con sencillez y propiedad, evitando los títulos sensacionales, rehuyendo al lenguaje efectista y los términos que apelan al temor, al odio, a la envidia, a la codicia y las bajas pasiones. No escribe, no comenta y no publica nada que no sea, crea, o fuese veraz y justo.
         La  vocación y razón de ser del periodista  profesional es el servicio público. En tal sentido, labora en un medio de comunicación no para servirse de él, sino para servir a los sagrados intereses colectivos, al bien público. En su quehacer cotidiano procura no verse influido por amistades y presionado por intereses pasionales, inferiores o subalternos. No busca favores ni acepta gratificaciones. No apaña a delincuentes y corruptos,  ni elogia a nadie que merezca crítica. No abriga otro deseo que el de mantener en alto la moral y la ética periodísticas.
         Cierta vez, Adolph S. Ochs, director del prestigioso Times de New York, no con poca razón consideró como ingredientes esenciales en la formación de un periodista lo que a renglón seguido se menciona:
         “En primer lugar, amor a la tarea, laboriosidad, aplicación y, sobre todo, conciencia. En cambio, merece censura quien no se toma la molestia de confirmar los hechos, quien permite que sus propias opiniones se confundan con las declaraciones de la persona que entrevista, quien no confiere a la persona afectada por su crónica el privilegio de la duda y quien sin necesidad alguna lastima o desconsidera, o acaso subestima, la sensibilidad de las personas con respecto a sus asuntos personales; o bien el que, para aparecer brillante e ingenioso, tergiversa o exagera; el que es indiferente a la responsabilidad de su diario y descuida su reputación de veracidad y exactitud; el que escribe de más para cobrar más; el que plagia; el que es cínico, ofensivo, descortés, vulgar, impertinente” (1)
         El periodista profesional, debe cuidarse de no caer en:
  • El deterioro de su personalidad: acelerada a través de la lucha doméstica, el cultivo de la violencia verbal, de las bajas pasiones y la frivolidad.
  • La mediocridad intelectual .
  • El conformismo con lo que sabe.
  • Injuria, difamación y calumnia.
  • El exclusivismo egoísta de sus intereses.
  • La sobrevaloración y subvaloración de sus capacidades, destrezas y habilidades.
  • El sectarismo, oportunismo o arribismo político como consignas diarias.
  • El descuido en el hábito de la lectura de obras importantes.
  • La tergiversación y exageración en las notas periodísticas.
  • Las malas artes y malas costumbres.
  • El silencio cómplice.
  • La inacción e improductividad intelectual en el trabajo.
  • La publicación de propaganda tendenciosa como noticia.
  • El descontrol de sus actos y pensamientos que le conduzcan al libertinaje.
  • La simpatía a las acciones que promuevan la división de la familia, de las instituciones y de la sociedad civil.
  • El estímulo o la justificación a todo tipo de vicio, de debilidades y de actos inhumanos de crueldad y brutalidad, métodos del tercer grado (tortura), muertes en la horca, la prostitución, la trata de blancas y la perversión sexual.
  • El uso de expresiones vulgares, como: idiota, tarado, etc., de títulos groseros, indecentes, obscenos o profanos o el uso de las expresiones con doble sentido que tienen el mismo efecto.
  • En la ridiculización de los defectos naturales de las personas o de la fe religiosa. Ridiculizar a quienes sufren de enfermedades físico-mentales y deformidades.
  • El uso de palabras que expresen desprecio a cualquier raza, color, credo, nacionalidad u origen nacional.

         CUALIDADES DEL PERIODISTA PROFESIONAL
         El periodista profesional debe tener cuando menos las siguientes cualidades: Veracidad, proceder leal, adaptación a las circunstancias, amor, independencia de juicio, dotes de maestro, sentido histórico, sentido del público, responsabilidad, vocación, imparcialidad y especialización.
Veracidad
Por estricta consideración a la buena fe del público, el periodista profesional está obligado a ser veraz, escrupuloso o exacto. Debe dar una información y un comentario crítico inteligente, amplio y veraz de los acontecimientos del día en un contexto que les dé sentido. Debe decir claramente cuando un suceso es un suceso y cuando una opinión es una opinión, debe separar las noticias de las opiniones, es decir debe informar objetivamente y sin comentario de lo acontecido.
         El periodista profesional da un informe exacto sobre una afirmación o declaración hecha por el personaje que hace noticia, informa la verdad sobre los motivos del personaje y de la situación política en la cual hizo su declaración. Las noticias los transmite con veracidad y justicia, sin tendencias.
         Para el periodista profesional los encabezados de los artículos deben estar perfectamente justificados por el contenido real o verdadero de los hechos ocurridos. Jamás debe presentar acontecimientos novelescos o imaginarios, como una transmisión o anuncio noticioso verídico.
Proceder leal
El periodista profesional no debe publicar acusaciones extraoficiales que afecten la reputación,  el carácter moral, sin dar oportunidad al acusado o agraviado de ser escuchado o de asumir su apología o réplica. Confiere la oportunidad para que la persona agraviada o perjudicada con un determinado comentario efectúe los respectivos descargos. Siempre  está dispuesto a aceptar y corregir sus errores cometidos, tanto a nivel de exposición de un hecho como de opinión o crítica. No invade los derechos, sentimientos o fueros privados.
Adaptación a las circunstancias
El periodista profesional, una vez tomado la decisión de trabajar en una determinada empresa periodística, deberá sentirse a gusto en los ambientes, escenarios y situaciones donde labore o cubra información, actuando con espíritu de integración, de unidad, y deberá actuar con buen tino, humor y calma, adaptándose hábilmente al medio.
Amor
Sólo el amor puede satisfacer la gran generosidad y entrega hacia el público que exige el ejercicio del periodismo. Si el periodista profesional no ama al público, si no llega a comprender sus sentimientos, intereses, motivaciones, conducta y aspiraciones muy poco podrá hacer y contribuir con la sociedad y sus semejantes.
         El amor es el camino de la eficacia y efectividad, de la comprensión y confianza, de la credibilidad y del respeto mutuo, de la buena imagen que se mantiene en pie. Ese amor no debe ser abstracto, ideal o utópico, por el contrario debe ser concreto, real, basado en los hechos.
Independencia de juicio
Esta cualidad es importante para que el periodista no caiga en el proselitismo partidista ni mucho menos en el sectarismo político. La independencia de juicio es necesario en un periodista para ser dueño y responsable de lo que piensa, escribe, dice, comenta, critica o hace.
         La independencia de juicio le dará autoridad a lo que escribe y comenta, le hará dueño de sus propios pensamientos y le protegerá de los intereses subalternos, de la consigna, la cólera, el panegírico y de espíritus de sumisión o vasallaje. Así no podrá caer fácilmente en “la voz del amo” ni ser utilizado por los grupos de presión y grupos de poder.
         La promoción del interés privado que se oponga al interés general o al bienestar colectivo, no es propio de un periodista honesto y serio, como tampoco lo es el partidismo en el comentario editorial.
Dotes de maestro
El periodista profesional tiene cualidades de un  maestro, pues sabe cómo llegar bien al público, que es el discípulo. Como maestro sabe discernir lo bueno de lo malo y de lo feo de la noticia, sabe tamizarlo adecuadamente. Sabe ilustrar y forjar opinión, recrear y culturizar a las masas, es capaz de moldear conductas positivas, de sugerir planteamientos de solución a los problemas de la vida práctica y en sociedad, es capaz de aclarar y rectificarse según los casos a fin de no defraudar la confianza depositada en su persona por el receptor.
         En cuanto maestro, el periodista es capaz de percibir irregularidades y de exponerlos claramente sin disimulos ni componendas. Es capaz de decidirse entre las opiniones diversas con la de justo medio.
Sentido histórico
Es propio de un periodista profesional ser capaz de avizorar el futuro y de proyectarse a las consecuencias que arrojaría un determinado hecho, sabiendo pasar de los accidentes a lo substancial en sus utilidades prácticas del mañana.
         A un periodista profesional con sentido histórico no le es difícil sortear los peligros presentes y orientarse con firmeza hacia el provenir, reteniendo lo anecdótico, sobreponiéndose a la pasión subalterna y la lucha doméstica, que por demás enturbian y obstaculizan la claridad meridiana.
Sentido del público
El periodista profesional, imbuido de los conocimientos que provienen de la psicología general,  psicología social y psicología de la comunicación, conoce muy bien a su público en cuanto a sus deseos, intereses, necesidades, inquietudes, aspiraciones, manías, reacciones y sabe cómo llegar hacia ellos con el mensaje adecuado y oportuno a través de un medio, fomentando la participación del pueblo en la formulación de alternativas de solución a sus problemas.
Responsabilidad
El periodista  profesional en el ejercicio de sus funciones asume gran responsabilidad ética, moral y social. Es responsable de lo que dice, de lo que deja de decir, de lo que hace y de lo que deja de hacer. Es responsable ante su conciencia, ante el público, ante la profesión y ante la sociedad.
          La responsabilidad supone que el periodista profesional debe estar siempre bien y oportunamente informado de cuanto ocurre en la sociedad, para demostrar al público un conocimiento cabal de su profesión y cumplir éticamente su función.
         Periodista profesional que usa un medio de comunicación para fines subalternos, egoístas e indignos, para promover el enfrentamiento entre gobernantes y gobernados, para desestabilizar el sistema democrático, para dividir la familia y atentar contra la paz deviene en infiel a la confianza que le ha depositado el público, pues entonces ha equivocado de profesión y se ha convertido en un irresponsable más como de los tantos que existe en las demás profesiones.
Vocación
La vocación es la preferencia que inclina e impulsa al periodista hacia una tarea exclusiva, que compromete la totalidad de su vida. La vocación viene a ser la inclinación que tiene el periodista por la profesión que abraza, vocación que está respaldada por dotes o aptitudes, habilidades, capacidades, rasgos especiales para ejercer el periodismo en las mejores condiciones posibles.
         A ese permanente aguijonear de la conciencia, del pensamiento y sentimiento del periodista, que le conduce a esforzarse en todo lo posible para cumplir a cabalidad sus funciones, se le conoce con el nombre de vocación periodística.
         La vocación focaliza la vida del periodista, enriquece su misión histórico-destinal, contribuye al cumplimiento de sus funciones cotidianas con la mayor eficiencia y le permite superar los obstáculos para cumplir su cometido. Por su vocación el periodista hace las cosas de la mejor manera, se constituye en paradigma para los demás. Por su vocación el periodista hace de la profesión el ideal permanente de una vida renovada, constructiva y progresista.
Imparcialidad
El periodista profesional procura ser en todo orden de cosas imparcial. Imparcial en lo que dice y escribe, en sus juicios de valor, en sus comentarios y análisis críticos. Imparcialidad que implica la realización de informes noticiosos exentos de opiniones o tendencias de cualquier orden.
Especialización
El periodista profesional debe hacerse un examen general del campo en que intente especializarse. Por ejemplo en: espeleología, vulcanología, turismo, filatelia, diagramación, política, teatro, bellas artes, espectáculos, deportes. Y al hacer su elección ha tenido que evaluar sus puntos de interés e inclinaciones, sus habilidades y destrezas, sus capacidades en determinada área del periodismo moderno para poder hablar y escribir de algo que realmente conoce en profundidad.
         "La preparación del especialista, por consiguiente - expresa E. Frank Caudlin-, nunca llega a darse por terminada completamente. Tiene que estar al día en todo lo que se refiere a su especialidad, estudiando las más sobresalientes publicaciones y revistas especializadas, asistiendo a conferencias, reuniones, actos sociales, representaciones públicas, competencias deportivas, según el caso, mezclándose y cambiando impresiones con quienes son reconocidos expertos en la materia; leyendo los libros de reciente lanzamiento y formando su propio juicio y dando sus ideas personales. Al cabo del tiempo podría suceder que en vez de que él tenga que consultar a otros, sean otros quienes le consulten; cuando esto empiece a suceder, podrá ya afirmarse que habrá ganado con todos los honores el título de experto".


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