SIMÓN BOLÍVAR:
“YO
SOY EL HOMBRE DE LAS DIFICULTADES”
Escribe: Eudoro
Terrones Negrete
En el presente
artículo queremos valorar la personalidad, las cualidades del Libertador, cómo
es conocido y principalmente relevar su autodenominación como “El hombre de las
dificultades”.
Compartimos las
expresiones de Gerhard Masur: “La figura de Bolívar creció en Sudamérica como
un dios para unos y como un destino fatal para otros. Las pasiones del
nacionalismo y la parcialidad política impiden apreciar su estatura con justicia.
El mismo Bolívar dice: “Para juzgar a las revoluciones y a sus jefes, debemos
observarlos desde cerca y juzgarlos desde muy lejos.”[1]
Investigadores,
historiadores, y políticos de diversos lugares del planeta han destacado la
vida y obra de Bolívar. Por ejemplo, Pedro Wilson Leyva, Juvenal Herrera
Torres, Gerhard Masur, José Ramón Medina, Diana Milagros Rueda de Aranguren,
Alfonso Rumazo González, Daniel O’Leary, Manuel Pérez Vila, Alfredo Boulton, Guillermo Rincón Urdaneta, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Rufino Blanco-Fombona, Miguel de Unamuno, Carlos
Tünnermann Bernheim, Luis Alva Castro, Francisco Pividal, entre otros.
Simón Bolívar es conocido como “el
genio de la Libertad” (Iván Guillermo
Rincón Urdaneta), “Maestro de América” (Alfonso González), “El primer humanista
de América” (Manuel Pérez Vila), ”El conductor de Pueblos”, “el prócer más destacado de la Independencia
Hispanoamericana, el gran libertador[2] de cinco naciones americanas”, “el revolucionario
constructor”, “el promotor de la integración hispanoamericana”, “el
conquistador de libertades americanas”, “el creador de países independientes”,
“el encarnizado e irreconciliable enemigo del colonialismo”, “el emancipador de
los marginados”, “el reformador social”,
“el más grande, valiente y leal soldado de la causa americana”.
Bolívar es “uno de
los próceres de más elevada figuración en la gesta emancipadora americana del
siglo XIX” (Pedro Wilson Leyva), Bolívar es el teórico y práctico del
internacionalismo solidario de Colombia con los pueblos de Hispanoamérica y del
mundo y es el precursor genial del antiimperialismo moderno (Juvenal Herrera
Torres), “Bolívar se me aparece como una de las principales figuras del siglo
XIX y como una de las personalidades más grandes de todos los tiempos” (Gerhard
Masur). “Bolívar fue, por tanto, el precursor del pensamiento antimperialista
hispanoamericano, porque el preimperialismo fue el germen del actual
imperialismo de la era monopolista...Muy pocos en la historia de la humanidad
han sido dirigentes de la acción, en el lugar de la acción y al frente de la
acción. ¡Bolívar fue uno de ellos!” (Francisco Pividal).
El escritor y
economista peruano, Luis Alva Castro” señala: “Nunca será suficiente remarcar
que este ilustre caraqueño, nacido un 24 de julio de 1783, no sólo fue el héroe
máximo de la emancipación de Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, fue
también el primer difusor y organizador de las instituciones libres de nuestro
continente, mérito que le valió en su tiempo el apelativo de “alfarero de
repúblicas”, apelativo que él mismo acepta en una carta a Santander del 6 de
mayo de 1824. Fue preceptor constitucional, inspirador jurídico republicano y
forjador de un estilo de gobierno donde la prioridad siempre la tuvo el
bienestar general y sobre todo la defensa de los más necesitados...”[3]
Para el
historiador colombiano Juvenal Herrera Torres: “Bolívar, en cambio, fue íntegro
como soldado e ideólogo de la independencia, y en esto radica su verdadera
grandeza: supo interpretar, en el curso mismo de la guerra, las aspiraciones de
las gentes sencillas, de indios, negros, mulatos, zambos y llaneros que se
habían levantado contra sus opresores. Y fue esa masa popular, abnegada y
heroica, que reconoció en Bolívar a su auténtico líder, la que expulsó del
territorio americano a los colonizadores españoles”.[4]
Refiere Herrera
Torres que el erudito chino Wang Zhaochun explica con toda claridad las
dificultades que tuvo que enfrentar el Libertador, limitado como estaba por las
condiciones históricas y por la clase social en que nació. Sin embargo -dice el
destacado intelectual chino, Simón Bolívar -indudablemente fue un gigante
mundial establecido en tierra americana. En su lucha concentró las
características de la lucha de la burguesía europea por la libertad democrática
de la revolución de las colonias por la independencia y la soberanía nacional,
y del continente americano por la unidad continental. Antes de Bolívar nunca había
surgido y era imposible que surgiera un personaje como él en Europa y América
del Norte.[5] Herrera Torres puntualiza que “Bolívar, por supuesto,
como aguerrido paladín de la igualdad social, luchó contra las diversas formas
de segregación racial, de discriminación por razones de clase o de raza:
aberraciones que el Libertador calificó como odiosas. Por eso supo interpretar
los anhelos de las amplias masas populares”.
José Ramón Medina[6] decía en su artículo “Bolívar es América”: “Bolívar
fue un ser iluminado e iluminante. Una fuerza creadora en ebullición
permanente. Una voluntad que no solo movió montañas sino que las transformó en
pueblos libres. En Bolívar todo era hacer y quehacer. Aun en sus momentos más
oscuros, bajo el peso de la depresión y de la decepción, esa llama interior que
labró su vida, afluía incontenible en sus entrañas, para galvanizarle. Solo tuvo
una meta: vencer. Y un destino: permanecer. Alguna vez se definió, con certero
tipo enunciativo: “Yo soy el hombre de
las dificultades”. Y nunca estuvo más seguro de sí mismo, ni más cerca de su
íntima esencia humana, que en estos instantes decisivos, cuando se miraba hasta
el fondo del alma, para buscar en ella una respuesta fiel a su pasión
libertadora…Su vida fue una vida fulgurante. Un combate a fondo con su tiempo y
con sus sueños. Agotó en sí mismo todas sus potencias y posibilidades,
trasladándolas, intactas y fecundantes, a la construcción de un continente.
Vivió acelerada y visionariamente. Y, sin embargo, tuvo tiempo para todo. Para
la guerra y para el amor, para la esperanza y para el desengaño, para la
derrota y para el triunfo. En él se conjugaron saberes, placeres y deberes, en
una gran llamarada existencial. Fue hombre de pensamiento y de acción, con una
clara conciencia de la misión creadora que le tocó llevar a cabo. Una misión
que se impuso a sí mismo en su espléndida mocedad de criollo, empeñado en
descubrir su propia identidad en medio de una Europa decadente, sacudida por
los aires imperiales…Hombre de mano y pulso firmes, supo sortear todos los
infortunios con elegancia y coraje. Manejó hombres e ideas, con sabiduría y
realismo. Fue tenaz y obsesivo, visionario y práctico, inflexible y generoso,
cambian te y perseverante. En suma, una personalidad compleja y apasionante,
como lo revela su copiosa y rica correspondencia, en la que lo encontramos de
cuerpo entero. Un hombre de carne y hueso que se quemó en su propio fuego…El
hombre de las dificultades fue, también, el hombre de los peligros. Estaba en su
sangre y en su espíritu codearse con los acontecimientos, ser él mismo el
acontecimiento. En medio de las vicisitudes de la guerra, y las delicias de sus
lances amorosos, hallaba tiempo suficiente para autoanalizarse. “Yo siento
–escribía– que la energía de mi alma se eleva, se ensancha y se iguala siempre
a la magnitud de los peligros. Mi médico me ha dicho que mi alma necesita
alimentarse de peligros para conservar mi juicio, de manera que al crearme
Dios, permitió esta tempestuosa revolución para que yo pudiera vivir ocupado en
mi destino especial”…”.
[2] “Le llamaron el Libertador -el que
liberta- porque quiso emancipar naciones y mentes, no sólo con la espada sino
también con la palabra y el ejemplo. Por eso se le sigue llamando el
Libertador” (Manuel Pérez Vila, en el Prólogo a la obra “Bolívar” de Jorge
Campos.
[4] Herrera
Torres, Juvenal. Bolívar:” El Hombre de América”.
file:///C:/Users/ttona_000/Desktop/Bolivar_el-Hombre_America-1.pdf
[5] Wang
Zhaochun: Primera recopilación de ensayos sobre Simón Bolívar en China”. China
Reconstruye 1983. P. 29.
[6]
Texto del discurso pronunciado
en el acto del 21 de julio en el Campidoglio de Roma, como homenaje al
Bicentenario del Nacimiento del Libertador. Suplemento Especial del diario El
Nacional, Caracas, 24 de julio de 1983.