Artículos periodísticos y de investigación

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28 de abril de 2019

LAS ORGANIZACIONES INTELIGENTES EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO


LAS ORGANIZACIONES INTELIGENTES
EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Escribe:  Eudoro Terrones Negrete 

En la sociedad del conocimiento sólo las compañías, empresas u organizaciones que sean inteligentes podrán sobrevivir a esta nueva era y tener éxito dentro de la globalización económica. La información fluye tan rápidamente, los avances científicos y cambios tecnológicos se producen en forma inusitada, que solamente las nuevas formas de organización con capacidad de innovación aditiva, sustitutiva, de reacción inteligente y más rápida al ritmo cambiante de su entorno y a la incertidumbre, con decisión y aprendizaje en equipo, visión de futuro compartido y pensamiento creativo serán capaces de subsistir, de posesionarse del mercado con calidad total y de poner en práctica la cuádruple armónica: superación física, mental, espiritual y moral.
         Peter SENGE define las organizaciones inteligentes como espacios o lugares «donde las personas continuamente expanden su capacidad para crear los resultados que verdaderamente quieren, donde se cultivan nuevas maneras de pensar, donde la aspiración colectiva queda en libertad y donde las personas continuamente aprenden a aprender juntas» («La Quinta Disciplina»).
         Las organizaciones inteligentes (OO.II.) son organizaciones del conocimiento, microempresas democráticas, abiertas, estables, horizontales, participativas, antiburocráticas, descentralizadas, flexibles, ágiles, dinámicas, eficientes y menos jerárquicas. Pertenecen a un nuevo tipo de sociedad: la sociedad del conocimiento o de la información.
         En opinión de Senge, cinco son las nuevas disciplinas que convergen para innovar las organizaciones inteligentes, en la cual cada una resulta decisiva para el éxito de las demás: 1. dominio personal, 2. modelos mentales, 3. construcción de una visión compartida, 4. aprendizaje en equipo, y 5. pensamiento sistémico.
         Las OO.II. son más coherentes con la naturaleza humana en identidad, propósito y visión. Son entidades interactivas que tienen por compromiso y consagración el éxito personal, el crecimiento y bienestar de sus integrantes. Propenden a la renovación constante de la tecnología del posesionamiento de los mercados, a la desconcentración del poder y de la autoridad, al tratamiento como colegas entre sus miembros. En ellas no hay vacas sagradas o temas vedados.
         Atienden por igual las necesidades de alimento, vivienda, pertenencia, autoestima y autorrealización (Maslow). Alientan la libertad de expresión entre sus miembros y la comunidad, estimulan el pensar y el actuar estratégicamente con el desarrollo de la comprensión del foco (saber donde concentrar la atención) y la sincronización (tener presente una dinámica de desarrollo).
         En este nuevo tipo de organizaciones del tercer milenio el personal se halla conectado con el mundo globalizado. Hay cooperación y solidaridad entre sus miembros y en todos los niveles. Se practica el estímulo permanente para que sus integrantes aumenten en sus capacidades, destrezas y habilidades empresariales. La autodisciplina automática es un hecho.
         A estas organizaciones les interesa mucho el incremento de la productividad, la rentabilidad y reducción de los costos, la calidad total de los productos, la generación de confianza en sus clientes, el logro de una buena imagen, de los objetivos y metas.
         Muestran especial preocupación por la selectividad de la información: orden, integración y asimilación de la información que mejor les convenga y desechan lo innecesario e insustancial.
         Optan por el cultivo y desarrollo de nuevas capacidades de adelantarse a las necesidades del mercado, nuevas ideas y creencias, nuevas actitudes, nuevas formas de pensar y de actuar,  nuevas habilidades de aprender más rápido que los competidores.
         Propugnan el aprendizaje colectivo de por vida como faceta vital de gestión. Desarrollan la capacidad de aprendizaje profundo y de renovación permanente. Sus miembros aprenden a aprender en equipo y porque lo desean ante las exigencias de un mundo en continuo proceso de cambios. Vinculan el trabajo con el aprendizaje en conjunto, aunque existan diferencias de opinión. Cultivan el aprendizaje generativo. Sus miembros no tienen problemas para aprender y comunicarse.
         Las OO.II. son organizaciones proactivas al cambio, a la creatividad y la calidad total. Cuestionan el statu quo. Fomentan en sus miembros el cambio de mentalidad en todos los niveles. Ayudan a la gente a adaptarse y a reaccionar con más agilidad ante los cambios,  a preveerlos y a anticiparse a situaciones cambiantes, a tomar decisiones oportunas antes que estalle una crisis. El dogma de las OO.II. es: visión, valores (apertura, mérito, austeridad, localismo) y modelos mentales posibles, para enfrentar toda situación.
         El cibergrama empresarial es de tipo triangular con su forma tridimensional.
         Es propio de las organizaciones inteligentes la visión, autoridad, misión y responsabilidad compartidas. No hacen promesas que no puedan cumplir. Asimismo la práctica de la apertura participativa (libertad de expresar la opinión, el intercambio de opiniones sobre problemas), la apertura reflexiva (inducen a la gente a examinarse, a cuestionar el propio pensamiento) y ciertos valores básicos: verdad, sinceridad, honestidad, responsabilidad, respeto a la dignidad y los derechos humanos, solidaridad, confiabilidad, credibilidad y cooperación.
         Sus miembros buscan servir a la organización y no servirse de ella. En ellos impera la intimidad, el secreto profesional, la cláusula de conciencia, la lealtad con la empresa, la franqueza en sus ideas, creencias, sentimientos y aspiraciones, el equilibrio de la indagación con el alegato. Sus miembros cuestionan los viejos paradigmas y se esfuerzan por cambiarlos por otros que las modernicen. Opinan sin temor a las represalias, señalando con sinceridad las cosas que no funcionan bien en la organización.
         El seguro de la supervivencia de la empresa de hoy pasa por convertirla en una organización inteligente. Ello implica superar tres etapas: Crear un compromiso de aprendizaje dentro de la organización: trabajar en la consecución de ideas que provoquen cambios en la organización; y, apoyar la producción, difusión, compartimento y generalización de ideas con impacto.

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