Artículos periodísticos y de investigación

Translate

28 de abril de 2019

Problemática de la investigación científica en el Perú a la luz del pensamiento crítico de los personajes de la intelectualidad peruana


PROBLEMÁTICA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN EL PERÚ A LA LUZ DEL PENSAMIENTO CRÍTICO DE LOS PERSONAJES DE LA INTELECTUALIDAD PERUANA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

En las siguientes líneas expondremos la problemática de la investigación científica en el Perú a la luz del pensamiento crítico de los personajes de la intelectualidad peruana. Cabe referir, entre ellos, a Francisco García Calderón Rey, Javier Prado Ugarteche, Manuel Vicente Villarán, Julio C. Tello, Víctor Andrés Belaunde, José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torres, Luis Alberto Sánchez, Emilio Barrantes Revoredo y Carlos Cueto Fernandini. También Antonio Pinilla Sánchez Concha, Jorge Lazo Arrasco, Luis Alberto Peláez Pérez, Fidel Tubino Arias Schereider, Iván Elio Rodríguez Chávez, Raimundo Villagrasa, S.J., Carlos Bustamante Monteverde, Cecilia Thorne y Carlos del Río C.

Francisco García Calderón Rey (1883-1953)
García Calderón Rey en su obra “El Perú Contemporáneo” (París, 1907) expresa: “al reinado del memorismo y de la escolástica superficial, a la ciencia de palabras, hay que oponer la ciencia de las cosas, el “realismo” educativo y que la universidad debe formar profesionales con sólidos principios y valores éticos, como garantía de la unidad e integración del país sobre la base de la solidaridad patriótica nacional, la libertad, la tolerancia, la responsabilidad social, los deberes cívicos y el desarrollo de la conciencia personal. “Y, desde el punto de vista estrictamente científico, la Universidad peruana y la americana deben difundir la ciencia y seguir la producción extranjera, sin, por cierto, olvidar una cierta colaboración a la ciencia universitaria. El estudio de nuestro medio geográfico, la antropología de nuestras razas, la experiencia sociológica de nuestra historia, pueden contribuir al conocimiento científico de la tierra y del hombre”.

Javier Prado y Ugarteche (1871-1921)
Javier Prado y Ugarteche, ex rector de la Universidad de San Marcos y ex presidente del Consejo de Ministros, proclamado por los estudiantes “Maestro de la Juventud”, en su obra “La enseñanza universitaria” revela que en la universidad peruana “no se estimula el espíritu de observación y reflexión ni se hace labor investigativa y de profundización científica...” y tras calificar a la enseñanza universitaria de meramente expositiva, de superficial preparación para el examen, el cultivo de la memoria y de las facultades receptivas del alumno, dejando sin ejercicio sus facultades críticas y productivas, recomienda que la educación universitaria en el Perú se consagre a la investigación científica, a la capacitación profesional y a la tarea educativa.

Manuel Vicente Villarán (1873-1958)
Manuel Vicente Villarán, ilustre maestro universitario sanmarquino, educador positivista y ex rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1922), era partidario de una educación universitaria con fines económicos y sociales, en la que se enseñe a trabajar y a producir con inteligencia, responsabilidad social, entusiasmo, transparencia y perseverancia, que se enseñe no sólo a buscar la verdad sino a encontrarla, y no sólo a encontrarla también a aplicarla creativamente y a “hacer hombres en un ambiente de libertad”. Pensó en todo momento y lugar que la formación profesional universitaria debe ir de la mano con la formación científica y técnica.
La doctora María Luisa Rivara de Tuesta, al comentar en su obra “Tres ensayos sobre la filosofía en el Perú”, sobre la posición positivista de  Manuel Vicente Villarán manifiesta: “Villarán ha de considerar que la educación científica es un factor determinante en la vida del hombre y de la sociedad en que vive, por lo tanto el nuevo hombre peruano debe dejar atrás la preparación verbalista y abstracta, la ambición por los títulos universitarios, las preferencias literarias y emprender una nueva formación educacional basada en los principios empíricos de la ciencia experimental. Con esta educación el hombre progresaría no solo personalmente sino que lograría modificar sustancialmente cada comunidad en que viviese conduciéndola hacia el progreso económico. Y es que a través de la praxis científica el hombre descubriría nuevos intereses de conocimiento sobre su medio circundante y al lograr el contacto armonioso con su realidad se integraría a ella como ser humano cabal, es decir, conociendo científicamente e integrándose a su realidad obtendría provecho personal y lograría también un efecto en su colectividad resolviendo problemas sociales, políticos y sobre todo económicos...”

Julio C. Tello (1880-1947)
Julio C. Tello, fue un Sabio peruano, arqueólogo, fundador de la Arqueología Científica en el Perú, creador del Museo de Antropología y Arqueología (1913), fundador del Instituto de Investigaciones Antropológicas (1931) como dependencia del Museo Nacional y descubridor de la necrópolis de Paracas (1925). 
A su iniciativa nace la Asociación Peruana para el Progreso de la Ciencia en el Perú y reconocida oficialmente por el gobierno de Augusto B. Leguía. Es autor del Proyecto para la Formación de Profesores a nivel secundario en las Facultades de Ciencias y Letras de la Universidad de San Marcos. Su proyecto procuraba combatir los errores que se derivan del intelectualismo, de la falta de reflexión seria y profunda y propendía a enfatizar la enseñanza de la doctrina científica y técnica y la implementación rigurosa de los Seminarios para estimular el desarrollo del espíritu científico y del trabajo productivo en equipo e integración de estudiantes y maestros y así lograr profesionales eficientes.

Víctor Andrés Belaunde (1883-1966)
Víctor Andrés Belaunde, escritor arielista arequipeño, de brillante verbo y original estilo, orador, político, fundador y editor desde 1918 de la revista Mercurio Peruano, maestro universitario, acucioso investigador con fibra peruanista de los problemas del país, uno de los más preclaros exponentes de la inteligencia en el Perú y ex presidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (1959). 
V. Andrés Belaunde señala que uno de los principales aspectos del problema universitario es el de la “formación de un profesorado universitario de verdadera preparación científica y de intensa vocación profesional”.
Afirma que es necesario aplicar nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje para lograr una universidad moderna: “Nosotros no hemos tenido hasta ahora sino el de la llamada lección magistral o la disertación. Tal método necesita ser reemplazado por la más activa cooperación entre maestros y discípulos, por la asignación de trabajos a éstos y por el establecimiento del seminario para los estudios especializados”.

José Carlos Mariátegui (1894-1930),
José Carlos Mariátegui, escritor moqueguano, periodista autodidacta, en su obra “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, luego de afirmar que la universidad era el “lazo de unión entre la república y la colonia”, llegó a sostener que “la universidad no cumplía su función progresista y creadora en la vida peruana, a cuyas necesidades profundas y a cuyas corrientes vitales resultaba no sólo extraña sino contraria”.

Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979)
Víctor Raúl Haya de la Torre, extraordinario político, escritor, ensayista y periodista, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), estudioso de los problemas de la realidad peruana  y latinoamericana, propulsor en Perú de la Reforma Universitaria, desempeñó los cargos de primer presidente de la Federación de Estudiantes del Perú y primer rector de la Universidad Popular Gonzales Prada. En 1978 fue elegido Presidente de la Asamblea Constituyente del Perú.
Ha sido infatigable promotor y defensor de la jornada de las ocho horas diarias en el Perú y de la educación gratuita en todos los niveles y modalidades.
En sus coloquios cotidianos y manifestaciones públicas abogó por una educación integral, científica, democrática, popular, tecnológica, humanística y ética.
En su histórico Discurso del 22 de agosto de 1965 dijo que los apristas querían “darle a las universidades una nueva validez, un nuevo sentido, una nueva proyección. Hacerlas verdaderos centros de cultura. Desprofesionalizarlas, en el sentido de que no sólo el diploma fuera del objetivo del universitario. Crear los ámbitos de la investigación desinteresada. Hacer de ellas lo que han sido las universidades del mundo, en el campo científico, la exploración, en las que no es el interés profesional lo que prevalece, sino el amor a la ciencia y la devoción por la cultura. Ese fue el afán de la revolución o Reforma Universitaria. Y así comenzó. Había que sanear, había que limpiar las cátedras donde permanecían aferrados viejos señores, que eran, sobre todo, viejos por sus ideas y nosotros lo logramos en esa primera etapa, tendiendo a la democratización universitaria...”
Haya de la Torre considera que la educación integral en el Perú sólo es posible con un cambio integral en lo político, económico, social, educativo, cultural y moral., en la que se enseñe con ejemplos objetivos, con experimentación y previo análisis científico de la realidad nacional.

Luis Alberto Sánchez (1900-1994)
Luis Alberto Sánchez, prestigioso hombre de letras, escritor, literato, político, tres veces rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en su obra “El Perú: retrato de un país adolescente” puntualiza que las universidades del Perú, por tradición y estructura, son centros de cultura humanística como las clásicas y como tal “debiera conceder ancho margen a la investigación o propagación (no sólo instrucción) de la verdad: no lo hace, se dedica a formar profesionales, a otorgar diplomas”. En su obra “La Universidad es una isla” sostiene categóricamente: “no hay docencia posible, ni investigación, ni ciencia, ni universidad ahí donde rija un criterio de círculo, bien sea por afinidades consanguíneas o financieras, de simple vanidad o de generación o de lo que sea...”

Emilio Barrantes Revoredo (1904-2007.)
Emilio Barrantes Revoredo, maestro universitario, ideólogo y presidente de la Comisión de Reforma Educativa de 1970 durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1975) y que marcó un derrotero en la historia de la educación peruana.
Barrantes Revoredo, ardoroso defensor y promotor de la formación de técnicos, decía: “La formación de técnicos tiene que considerarse también preferentemente en un país como el nuestro en que las necesidades insatisfechas son tantas y en que las condiciones de vida son tan desfavorables. Tenemos que contribuir a la formación de un pueblo y ésta es una obra que sólo puede realizarse con amor, con ciencia, con técnica y con trabajo”.
A la edad de ciento dos años de vida Barrantes declaró para la revista de actualidad AQUÍ N° 4 (Jesús María, Lima, marzo 2004), luego de efectuar una evaluación de la educación en el Perú desde los inicios de la República hasta 2004 expresó: “En materia educativa, cada gobierno hace lo que quiere, no existe una política de consenso que se implante y la respeten todos los gobiernos. Por eso digo, no hay reforma ni la habrá, en tanto no cambien los políticos y éstos no sigan los lineamientos de los grandes intereses transnacionales. Dejemos de una vez por todas de seguir siendo un país colonial”.

Carlos Cueto Fernandini (1913-1968)
Carlos Cueto Fernandini, doctor en Letras y doctor en Filosofía, ex vicerrector de la Universidad de Lima, maestro universitario y ex ministro de Educación (1965-66), reaccionando contra la intromisión de la política partidaria dentro del claustro universitario, expresó con hidalguía y al calor de sus sólidas convicciones pedagógicas: “No debiendo ser la universidad una agencia política debe ser centro de investigación y de enseñanza que incite a la acción mediante el señalamiento de las soluciones posibles de los problemas”.
Además subrayó categóricamente: “Uno de los fines esenciales de la universidad moderna es la investigación, la investigación científica y filosófica, la investigación de las ciencias del espíritu y de las ciencias de la naturaleza, y, consecuentemente, la formación de nuevos hombres de ciencia que continúen metódicamente las conquistas de las generaciones anteriores”.

 Antonio Pinilla Sánchez Concha (1924-2006)
Antonio Pinilla Sánchez Concha, fundador y ex rector honorario vitalicio de la Universidad de Lima, doctor en Filosofía y doctor en Educación, es el creador del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
Desempeñó los cargos de presidente de la Asamblea Nacional de Rectores (1957), vicepresidente de la Asociación Internacional de Rectores y presidente del Consejo Nacional de Investigación (1978-1980). Llegó a decir que “Las universidades deberían ser centros de investigación científica y formación profesional que satisfagan las necesidades de desarrollo del país. El tipo de educación que necesita el Perú es que propicie el incremento de la producción y la promoción de nuevos empleos, con mejoras salariales para que la población aumente su capacidad adquisitiva y se genere el bienestar colectivo”. 
Asimismo manifestó: “El currículo de las universidades está desvinculado de las necesidades del país, especialmente en términos de investigación científica industrial y administración empresarial. Las universidades en los países en proceso de desarrollo como el Perú deben convertirse en centros de investigación científica y formación profesional que satisfagan las necesidades del desarrollo industrial, agrícola, minero y comercial del país. Los catedráticos no deben limitarse al dictado de conferencias sino que deben propiciar el interés de los alumnos y el hábito de investigación científica realizada en conjunto”.

Jorge Lazo Arrasco (1928)
Jorge Lazo Arrasco, personalidad multifacética, maestro de maestros, doctor en educación, Gran Amauta del Perú, ex rector de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y doctor Honoris Causa de universidades nacionales y extranjeras.
En su opinión “La universidad que funcione en el siglo XXI tiene que liberarse de los conocidos vicios y defectos que la perjudican; pero manteniendo su autonomía y libertad académica, formando profesionales, que sólo ella otorgue los grados de Bachiller, Maestro y Doctor, que continúe realizando investigaciones científicas, que formule críticas alturadas a la sociedad, al Gobierno y también a sí misma, que, en fin, se proyecte a la comunidad y se convierta en un componente del desarrollo nacional”.
Preguntado sobre la necesidad de inversión e investigación científica en las universidades del Perú, en su obra “Conversando con don Jorge”, respondió: “La investigación científica requiere de inversión. En el caso de las universidades, por ejemplo, sobre todo las universidades nacionales, su presupuesto apenas alcanza para pagar el sueldo, que no es edificante y que no está a la altura de la labor que desarrolla un profesor universitario, menos habrá para investigación. Y cosa curiosa, sólo el 1 % de la humanidad hace investigación científica. Y, paradójicamente, de ese 1 % el 70 % hace investigación de tipo bélico. La ciencia, pues, es preocupante. Juan Pablo II dijo alguna vez, cuando lo entrevistó un amigo suyo, que existen grandes miedos en la humanidad y también pequeños miedos. Y decía que los cuatro grandes miedos son el miedo al pasado, el miedo al presente, el miedo al futuro y el miedo a la ciencia. Y más de un crítico se ha referido a la ciencia con temor. Piensan que hay que humanizarla...El desarrollo de la humanidad depende fundamentalmente del volumen de conocimientos que tenga a su disposición. El desarrollo del Perú depende de la cantidad de conocimientos que tenga. Pero para que haya conocimientos debe haber investigación científica. Eso es, lo que en la Universidad decimos, es su prerrequisito. Gracias al conocimiento, sólo una generación podría sacar un país adelante y lograr su desarrollo. Y en el pensamiento científico está la cumbre de la mente humana. En cierto modo, el siglo XXI, al que están llamando el “Siglo del conocimiento”, este siglo XXI compromete a la universidad, desde este instante, desde este momento se debe asumir con responsabilidad, la creación de conocimiento. Pero esta creación, este saber que la universidad debe producir, tiene que ser un saber con humildad, vale decir con sentido humanitario. No un saber con soberbia, porque donde el conocimiento crece sin sabiduría y sin respeto, se convierte en una amenaza. Por eso es que la ciencia tiene que marchar al lado de la virtud. Sostengo que el siglo XXI será, a no dudarlo, el siglo de la universidad, porque será el siglo del conocimiento. El prerrequisito del conocimiento es la investigación científica y la entidad llamada a investigar es la universidad. Y para investigar más requiere de más inversión, más presupuesto. Todo estudiante que sale de la universidad, no queremos que sea un investigador científico profundo, pero sí que conozca la investigación, que sepa cómo se hace, que esté en capacidad de dominar algún diseño metodológico para buscar la verdad”

Luis Alberto Peláez Pérez (1935)
Luis Alberto Peláez Pérez, maestro universitario, periodista, escritor y doctor en Derecho, estudioso de la problemática de la educación peruana, en su libro “Universidad Problema” (2004) refiere que “entre los males que padece la universidad peruana, con características ya crónicas, está la masificación, la estructura burocrática, la anarquía curricular, el desarrollo arbitrario de los ciclos de estudios, muy poca investigación y proyección social. Vive a espaldas de la realidad. La universidad no se reformó ni ha planteado hasta hoy su propio proyecto de reforma que constituya una respuesta a sus antiguos y nuevos problemas”. “(En nuestras universidades) Desdichadamente, ni se investiga ni se enseña a investigar. Muchos de nuestros alumnos, aun los de ciclos avanzados, carecen del dominio y a veces hasta de la preocupación por la investigación...Pero si el profesor universitario no investiga –o no sabe investigar-, nada podemos esperar de nuestros alumnos. La docencia universitaria ha devenido, con honrosas excepciones, en una nueva opción del mercado ocupacional de los miles de maestros sin colocación en las ciudades; porque, exclusivamente, casi siempre se profesó la investigación pura antes que la aplicada, tan necesaria para el desarrollo del país”.

Fidel Tubino Arias Schreiber
Fidel Tubino Arias Schreiber, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, advierte que existe “El desfase de la universidad peruana en relación a las exigencias del desarrollo nacional que se evidencia en los escasos aportes que provienen de ella en materia de investigaciones relevantes en torno a los problemas medulares del desarrollo. La experiencia de los países altamente desarrollados nos muestra que los lineamientos de la investigación científica y académica de las naciones deben tener como protagonistas privilegiados a las universidades, las empresas y el Estado, que deben aprender a interactuar en la búsqueda de soluciones globales a los problemas nacionales”.

Iván Elio Rodríguez Chávez (1941)
Iván Elio Rodríguez Chávez, maestro universitario, doctor en Educación, Rector de la Universidad Ricardo Palma, ex presidente de la Asamblea Nacional de Rectores y Doctor Honoris Causa de universidades nacionales y extranjeras.
En cuanto a los proyectos de investigación y el apoyo de los organismos internacionales, propone: “El Estado debe financiar las investigaciones, pues muchas de ellas pueden ser un medio para resolver nuestros problemas. Es cierto que la financiación extranjera existe, pero están en función de sus intereses. En un mundo globalizado no se concibe la existencia de universidades que no realizan investigación pura o aplicada. La investigación científica es la clave para el adelanto científico, humanístico, tecnológico y el desarrollo de las naciones. La universidad debe ser el semillero de los futuros científicos y tecnólogos que requiere el país.”.

Raimundo Villagrasa, S.J.
Raimundo Villagrasa, S.J., maestro universitario y rector emérito de la Universidad del Pacífico (Perú), al evaluar la investigación científica en el país considera lo siguiente: “Si no formamos a los investigadores, profesionales y tecnólogos que se necesitarán en los próximos cincuenta años, el Perú quedará rezagado en el camino del desarrollo y los peruanos destinados a formar parte de la mano de obra barata en el futuro, pero no lo liderará, ni siquiera competirá dignamente en él”.

Carlos Bustamante Monteverde
Carlos Bustamante Monteverde, biofísico peruano egresado de la universidad de Berkeley, miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos y Profesor Honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Al participar como expositor en el XI Encuentro Científico Internacional de Verano que se realizó en el Perú, con el auspicio de instituciones como IPEN, UNI, UNMSM y otros, dijo: “Yo creo que el Perú ha retrocedido en los últimos 30 años en términos de investigación y desarrollo. Nuestro país en los años 50 y 60 tenía una apuesta por la investigación y el desarrollo; sin embargo ahora ha ido perdiendo cada vez más esa capacidad. Nuestras universidades son en realidad institutos de enseñanza, no son propiamente universidades en el sentido cabal de la palabra. Es válido preguntarse si es que hoy en día en la universidad peruana el desarrollo de la ciencia y la tecnología va a tener un impacto económico inmediato en el Perú y la respuesta probablemente es no, porque no va a ser inmediato, porque toma tiempo establecer estos cuadros y el campo de juego, que es la dinámica de interacción entre la investigación, el desarrollo y la productividad”.

Cecilia Thorne[1] señala que “Las investigaciones están poco desarrolladas o son casi inexistentes en las universidades peruanas. Sólo la mitad de los docentes ha realizado algún tipo de investigación, siendo el promedio de 2.4 investigaciones por profesor en un período de cinco años”.

Carlos del Río C., Ph.D.
El doctor Carlos del Río C., en su obra “Perspectivas en el Siglo 21: Ciencia y Tecnología, Educación y Desarrollo” (1997) enfatiza que “la creatividad y el desarrollo científico-tecnológico, en el marco de las múltiples manifestaciones culturales – esencia y riqueza por su gran diversidad- son las claves para tener éxito en el siglo 21”. “La investigación, en los centros de excelencia de enseñanza superior, cada vez se hace más multidisciplinaria, eliminándose el llamado “reduccionismo científico” y dándose plena vigencia a la incertidumbre y al caos – “caos premeditado”. Ello posibilita, por ejemplo, encontrar nuevos derroteros para conocer la real capacidad del cerebro humano y –simultáneamente- llegar a saber cómo están conformados los procesos que activan la mente”.
Al abordar el tema de la universidad Siglo 21, Carlos del Río afirma: “La universidad siglo 21 (U-21) se concentrará en: - La búsqueda del conocimiento: seminarios muy rigurosos, énfasis en la experimentación en laboratorios (aplicando lo mejor de los logros obtenidos por las simulaciones telemáticas previas correspondientes). – Capacitar al estudiante en hacer uso de la información de manera efectiva. – Proporcionar los fundamentos intelectuales / científicos / tecnológicos al igual que los correspondientes a una integración cultural”.
Sobre los probables requerimientos de recursos humanos en Ciencia y Tecnología en el Perú en las próximas décadas Carlos del Río indica: “Es indudable que la calidad de los recursos humanos en ciencia y tecnología – al igual que en otras áreas del desarrollo- constituye un factor primordial para salir del subdesarrollo. El número de profesionales con grados de Maestría y de Doctorado en Ciencia y Tecnología es uno de los “barómetros” de este factor – por su incidencia en el devenir científico-tecnológico”.
Convencido que sin educación y sin el avance científico y tecnológico no puede haber desarrollo integral del Perú postula y propone lo siguiente: a) Pasar de una sociedad de frustraciones a otra de realizaciones, de una sociedad donde básicamente se considera como su potencial a los recursos materiales a otra en la que se valoricen el talento y la creatividad. b) Reconocer por lo tanto, que lo mejor que posee el hombre es su cerebro –cuya capacidad es necesario estimular para que se exprese a plenitud y c) Recordar siempre que las soluciones a nuestros problemas, si bien requerirán de participación del exterior, fundamentalmente dependen de nosotros mismos, por lo tanto hay que hermanarnos – con conocimiento- pensando en el largo plazo. Es decir, generar una cultura de paz, cuyo elemento esencial es la tolerancia, factor clave para la cooperación y el desarrollo.


[1] C. Thorne. “La calidad de la educación universitaria y el caso peruano”, en “La Universidad que el Perú necesita”. Foro Educativo-Consorcio de Universidades, Lima, 2001.

Compartir:

Entradas anteriores