EL ETHOS DEL SER HUMANO
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones
Negrete
Todo
ser humano tiene dos naturalezas: la naturaleza humana (anthropine physei) y la naturaleza moral (ethos).
Esta
segunda naturaleza (ethos) constituye
para el hombre su morada interior, su hábitat espiritual, su disposición o
actitud ante los demás seres y ante el mundo, su eticidad constitutiva (la
condición bueno-mala del hombre), su condición insustituible, irreductible y no
enajenable de homo ethicus.
El
término ética proviene del vocablo griego ethos
( en plural: ethe, ethea), cuyo significado es “relativo
a las costumbres”, “modo de ser de una persona”, “carácter”, “comportamiento”,
“personalidad” “aparecer”, “punto de partida”.
En
opinión del filósofo presocrático griego Heráclito, “el ethos es para el hombre su daimon”, significando así que el
“carácter” es para el hombre su “destino”.
El
poeta Homero, entendía por ethos: “Morada o lugar habitado por hombres y animales”. Se usaba el significado fundamentalmente en
poesía, con referencia a los animales, para referir a los lugares donde se
crían y se encuentran, a los de sus pastos, madrigueras o guarida de los
animales.
Para
el filósofo griego Zenón de Citio, “El
ethos es la fuente de la vida, de la que manan los actos singulares”.
La
acepción más conocida y difundida del vocablo ethos se presenta a partir de
Aristóteles, ligado a una rama de la filosofía denominada Ética y con el
significado de “hábito” “carácter”, “temperamento”, “modo de ser de una persona”.
La ética sería, entonces, una teoría de los hábitos y las costumbres, acción
continuada o reiterada de una conducta (“habituar”), manera de ser del hombre
en un determinado espacio o lugar, sino manera de ser del hombre en una
continuidad temporal. “Aunque quizá sea más preciso decir que en el ethos, en particular, se expresa de manera eminente la condición espacio-temporal del hombre”,
diría Juliana González en su obra “El ethos, destino del hombre” (FCE,
Universidad Nacional Autónoma d México, Facultad de Filosofía y Letras, México,
1996).
Y
agrega: “De esa idea de “consistencia” existencial derivaría la noción esencial
del ethos como “carácter”, en el
sentido de literal modo de ser, disposición (“carácter moral”, “modo ético de ser”). En tanto que disposición
o actitud es forma de estar ante el
mundo, ante los otros: forma de relación
(de “recibir” y “dar”). El ethos hace
patente la condición “relativa” del hombre (su ser-en-relación). Asimismo el ethos revela que el ser para el hombre
es, en efecto, “modo” o “manera” o “forma de ser”, cualitativamente
diferenciada; el “cómo” del vivir humano
resulta determinante del propio ser. Y el ethos revela también que la “manera de ser” depende de una acción
(hábito) y, por tanto, no es algo dado, sino creado, generado por la propia
acción (ethos se opone, en este
sentido, a phycis y a pathos: a la mera naturaleza y al mero
“padecer” o a la simple “pasión”). El ethos
sin duda lleva la idea de estabilidad, consistencia, persistencia, fidelidad a
sí mismo e “identidad” temporal. Pero en tanto que acción, el ethos implica también dinamismo,
movimiento; el ethos-hábito no es
inerte, sino al contrario, es actividad permanente, libre creación y
recreación, libre renovación de sí mismo, desde sí mismo. Es praxis y es póiesis. De ahí que –como se suele reconocer-la idea más aproximada
al significado del ethos sea la de “segunda naturaleza”. El ethos es ciertamente nueva naturaleza, naturaleza libre,
naturaleza moral, creada “sobre” la “primera” naturaleza (“natural”,
originaria: la physis), a partir de
ella. Pero es a la vez “naturaleza”, forma definida y determinada de ser. El ethos, en efecto, sobrepasa, trasciende
permanentemente la mera naturaleza creando un nuevo orden de “necesidad”, un
nuevo “destino”; es, paradójicamente, forma libre de factum. Y la paradoja se acentúa si se insiste en lo inverso: que
el ethos no es naturaleza ni destino
en el sentido de algo dado e inmutable. Consiste él mismo en un perpetuo
emerger desde sí mismo; es “arte” moral, y como todo arte, obra de esfuerzo continuado,
“disciplina”, perseverancia. Es una “práctica” cotidiana como la de cualquier
artista. Tiene la “naturalidad” del arte auténtico…” (Op.cit.)
Se
entiende por hábito, la repetición sistemática y permanente de actos
semejantes. El ethos, es el conjunto
de hábitos y maneras de ser del hombre.
Aristóteles,
comenta que “Las virtudes no nacen en nosotros ni por naturaleza ni
contrariamente a la naturaleza, sino que, siendo nosotros naturalmente capaces
de recibirlas, las perfeccionamos en nosotros por la costumbre”, entendiendo
por costumbre la práctica repetida y efectiva de una determinada conducta.
Por
su parte, el filósofo alemán Martín Heidegger, se refiere al ethos como “lugar o morada”,
“residencia”, “actitud interior o lugar interior del cual brotan los actos
humanos” y por ello dice que “la morada o ethos del hombre es el ser”.
En
cambio, Xavier Zubiri piensa que “El vocablo ethos tiene un sentido infinitamente más amplio que el que damos
hoy a la palabra ética. Lo ético comprende, ante todo, las disposiciones del
hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente, también la moral”.
Para
el filósofo alemán Max F. Scheler, el término ethos refiere a “un sistema de preferencias de un grupo social”
En líneas
generales podemos concluir que el ethos, en cuanto a su esencia y existencia, engloba a una serie de actos humanos, principios, sistemas de valores, normas de
conducta y actitudes vitales. Pero también a la razón, a la conciencia, a la
voluntad, a la libertad, a la responsabilidad, a los rasgos distintivos, a la personalidad
de los hombres, al hábito, a teorías y a códigos éticos, a cánones
deontológicos y a las obligaciones del hombre en la sociedad.
El
ethos es el carácter moral de la persona adquirido por hábito, y el hábito nace
por repetición de actos iguales de una persona a lo largo de su existencia. Es
consustancial al ser del hombre, a su naturaleza. Es la fuente de los actos y de
las actitudes humanas.
El
ilustre pedagogo,
sociólogo,
ensayista
y epistemólogo
argentino Ezequiel Ander-Egg, en su “Diccionario de Pedagogía” define un tipo especial de
ethos al que denomina ethos espiritual, entendiendo por ethos espiritual “el
conjunto de concepciones de ideas centrales, que conciernen a la visión del
mundo, y de la vida humana, que determina una sensibilidad particular de los
miembros de una sociedad, respeto a ciertos valores generales y fundamentales”.
ÉTICA Y ETHOS
La
palabra "ética" procede de un vocablo griego ethos, que tiene dos significados. En su primer significado y el
más antiguo, ethos quiere decir ´residencia, morada, lugar donde se habita´ y
se usaba, fundamentalmente en poesía, para referirse a los animales, a los
lugares donde se crían y viven, a sus pastos y guaridas. Más tarde, se aplicó a
los pueblos y a los hombres para referir al país o la patria donde habitan; en
este sentido el lugar exterior o país en que se vive pasaría a significar en la
época de Aristóteles, el lugar que el hombre lleva en sí mismo, el de su
actitud interior, su morada interior, el de su referencia a sí mismo y al
mundo. Ethos vendría a ser la raíz de la que brotan todos los actos de los
seres humanos.
CONCEPTOS DE ETHOS
Ética,
proviene del vocablo griego Ethos, que significa acción,
costumbres, hábitos, modo de ser carácter.
Para
el filósofo griego, Aristóteles, el término Ethos significa:
temperamento, costumbres, hábito, modo de ser carácter del que emana las
virtudes.
El
filósofo griego, Zenón de Citio,
según el testimonio de Estobeo, sostuvo que el ETHOS, es la fuente de la vida,
de la que emanan los actos singulares humanos.
Homero,
fue el primero en utilizar la palabra ETHOS, para él es lugar habitado por
hombres y por animales.
El
filósofo Martín Heidegger,
se refiere al ETHOS como a lugar o morada y por ello dice que la morada o ETHOS
del hombre es el ser.
Xavier
Zubiri, en su intento de precisar el
significado de ethos dice lo siguiente: «El vocablo ethos tiene un sentido
infinitamente más amplio que el que damos hoy a la palabra 'ética'. Lo ético
comprende, ante todo, las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus
costumbres y, naturalmente, también lo moral. En realidad se podría traducir
por 'modo o forma de vida' en el sentido hondo de la palabra, a diferencia de
la simple 'manera'». Carácter, no en el sentido biológico de «temperamento» con
sus estructuras psicológicas, sino en el modo de ser o forma de vida que el ser
humano va adquiriendo, apropiando e incorporando durante su existencia
terrenal, carácter que se adquiere por hábito (actos repetidos) o que se
adquiere viviendo.