ENFOQUES
SOBRE LA OBJETIVIDAD INFORMATIVA
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones Negrete
El
término objeto deriva de la palabra latina objectum, que quiere
decir “lo que está delante del sujeto”.
La
partícula “Ob” equivale a “delante”, “en contra”, “enfrente”. El verbo “Iacio”
significa “echar”, “arrojar”, “poner
fuera”. Objeto es entonces, “lo que está enfrentado al sujeto”, “lo que está
contrapuesto al sujeto”.
Para
el código de ética de la Organización de las Naciones Unidas define la
objetividad es “la información exacta, conforme a los hechos, comprobada en
todos los hechos esenciales y sin deformación deliberada”.
Evelio
Tellería Toca[1],
manifiesta que “Esta palabra, y otras con ella relacionada (“objetivismo”,
“información “objetiva”, “periodismo
objetivo”…), se manejan mucho en nuestra profesión, y la prensa burguesa
–en especial la norteamericana- a todas horas está proclamando, pregonando y
alardeando su “objetividad”, y entiende por ésta: el desapasionamiento, la
imparcialidad, la neutralidad y la honestidad a la hora de informar, sin
“colorear” la noticia, sin inclinarse a uno u otro, sino mostrando la verdad y
sólo la verdad de los hechos, con exactitud y honradez”.
Otros
códigos consideran la objetividad periodística como la necesidad de despojar el
ánimo de prejuicios, el rechazo de presiones, el repudio de la mentira como práctica
profesional.
La
verdad informativa es un film vital del objeto, fielmente expresado por la
mente.
La objetividad informativa implica un
tratamiento desapasionado, imparcial, sereno y firme de la noticia, sin que
intervenga la subjetividad del periodista y las presiones de agentes
exteriores.
La
objetividad informativa es la garantía que tiene el lector, usuario, oyente y
televidente para poder creer en una información, en un comentario o en una
crítica periodística.
Informar
con objetividad significa hablar de las cosas tal como ellas son o se presentan
en la realidad o en su propio contexto, sin manipularlas o distorsionarlas.
La
objetividad informativa exige que ningún hecho debiera ser distorsionado,
exagerado, falsificado, recortado, o deliberadamente suprimido, bien para
obtener un beneficio personal o para fines subalternos de grupos de poder o de
grupos de presión.
Una
mayor aproximación a la objetividad informativa implica responsabilidad social,
responsabilidad jurídica y responsabilidad moral del periodista en el ejercicio
de sus funciones profesionales.
En
las informaciones provenientes de los poderes del Estado, el periodista,
preferentemente deberá tener sumo cuidado de no suprimir versiones de las
partes en conflicto, pues los daños causados no pueden jamás ser plenamente
compensados por una explicación justificadora post facto noticioso.
En
el periodismo ético, el periodista al buscar, evaluar y divulgar las noticias
deberá seguir, cuando menos, los cuatro pasos básicos siguientes:
Indagación: Indagar sobre la noticia a
difundir buscando la fuente confiable.
Verificación: Verificar el grado de
confiabilidad o de veracidad del hecho noticioso, de la fuente informativa y de
las circunstancias que condicionan o determinan el acontecimiento.
Evaluación: Evaluar los orígenes, la importancia, la trascendencia, las causas y las posibles consecuencias del hecho noticioso.
La objetividad
es RELATIVA La objetividad
es un MITO La objetividad
es POSIBLE La tesis subjetivista
A continuación abordaremos la objetividad periodística en sus dimensiones de posible, relativo, subjetivo y mito.
LA OBJETIVIDAD PERIODÍSTICA ES POSIBLE
Se dice que un periodista es objetivo cuando difunde la verdad de los hechos, tal y conforme ocurrieron en la realidad, sin agregar ni quitar nada, sin tergiversarla.
Para
Carlos Septien García[2] no hay ni puede haber un
periodismo neutro, lo que sí hay y debe haber es un periodismo objetivo: “Los
hechos deben ser recogidos en su ceñida realidad, en la riqueza de sus detalles
auxiliares, en la integridad descriptiva de su escenario, en el rango,
naturalidad y personalidad de los personajes que los producen o a quienes
afecta. Por el respeto al acontecimiento mismo, y por el otro – de igual rango-
que se debe a los lectores, quienes han depositado en el periodista su
confianza y su interés…Falsear deliberadamente un hecho es por ello no sólo un
delito contra la verdad, sino también un abuso de confianza”.
El
referido autor también manifiesta que “cuando el hombre de prensa falsea los
acontecimientos, está falsificando un fruto de la libre voluntad humana,
induciendo a error a tantas inteligencias como son las que conozcan sus
informaciones alterando, en fin, el orden moral y embarazando la marcha social
hacia la perfección. Podrá no sufrir de inmediato la sanción de su delito, pero
tarde o temprano habrá de recoger en la forma más inesperada quizás, el amargo
fruto de la pasión que plantó en el lugar donde debería haber sembrado semillas
de verdad”.
La
objetividad es para el periodista una meta, un ideal a la que debe acercarse,
para el mejor cumplimiento de sus funciones profesionales, a pesar de los
obstáculos que deberá afrontar cotidianamente.
LA
OBJETIVIDAD PERIODÍSTICA ES RELATIVA
La
objetividad absoluta no siempre es posible en la práctica periodística. Pero se
requiere de un mínimo reflejo de la realidad para que el periodista se
considere éticamente con derecho a informar. Sin un mínimo de conocimiento
objetivo de las cosas, el periodista responsable lo mejor que puede hacer es
callarse o “hacer dormir la información”.
No
existe una objetividad químicamente pura. Todo tiene que pasar por la
subjetividad del periodista. No hay objetividad absoluta, lo que existe es
objetividad relativa, el mayor
acercamiento posible a la objetividad.
Alfonso
Lopera[3] sostiene que la
objetividad en la información es imposible, en forma absoluta. Expresa que “Es
imposible esa objetividad aun en la simple toma fotográfica de un
acontecimiento porque en cada ángulo de una imagen fotografiada está lo
subjetivo del reportero gráfico. No se consigue ser verdaderamente objetivo ni
en la percepción del hecho ni en su evaluación, ni en su presentación ante el
público. El filósofo Manuel Kant decía: “vemos las cosas no como ellas son sino
como somos nosotros”.
Más
adelante, Alfonso Lopera señala: “Recuérdese al respecto el siguiente ejemplo
que trae David Berlo: un médico, un abogado, un sacerdote y un mecánico
presencian en una esquina un accidente de tránsito. Al ser interrogados sobre el
hecho, cada uno dio un informe diferente. El médico se fijó en las heridas, en
la seriedad que tenía desde el punto de vista de su profesión. El abogado
observó la posición de los automóviles y prestó atención a la responsabilidad
de cada uno de los conductores. El sacerdote determinó, de modo especial, la
condición física de los accidentados y averiguó si necesitaban auxilio
espiritual. Finalmente el mecánico advirtió el estado de los automóviles y lo
difícil que resultaba ponerlos en marcha, así como los costos de la reparación.
Es decir, cada cual en lo suyo. Por tanto, cuando se habla de objetividad en la
información, debe entenderse de manera relativa. Lo que se pretende buscar es
que la información cumpla las condiciones fundamentales de ser verdadera,
exacta, íntegra e imparcial”.
Alestair
Hetherington, en una conferencia pronunciada el 13 de noviembre de 1970 en
Cambridge, titulada “Objetividad” sostuvo que la objetividad es imposible y
mencionó algunos obstáculos de la objetividad: “ la objetividad es imposible,
ya que los periódicos estaban hechos por seres humanos para otros seres humanos
y por consiguiente, tenían todos los defectos humanos. Los obstáculos a la
objetividad son la escasez de tiempo y espacio, la complejidad de los
acontecimientos y la obstrucción oficial”.
Sin
embargo debe tenerse en cuenta que la objetividad es mayormente posible en el
género del periodismo informativo y del periodismo de investigación.
LA
OBJETIVIDAD PERIODÍSTICA ES UN MITO
En
cambio, para José Luis Albertos (“Nuestro Tiempo”, noviembre de 1962) la
objetividad informativa es un mito, pero ha sido superada por la honestidad:
“casi ningún profesional de los mass-media habla ya de objetividad informativa.
Es un mito que se ha quedado relegado para uso exclusivo de ciertos políticos
retrasados y demagógicos. Una nueva apalabra, sin embargo, ha hecho su
aparición en sustitución de aquélla: honestidad”.
En
esta misma posición se encuentra Henry R. Luce, fundador de Time, cuando dijo
en cierta ocasión que la objetividad del periodismo es un mito. Alguien le
preguntó por qué no presentaba siempre los dos aspectos o ángulos que tiene
toda noticia. Y replicó que probablemente había treinta ángulos distintos.
Finalmente,
para J. Gutiérrez Palacio el problema de la objetividad pierde importancia si
se piensa que se refiere no al hecho sino a una interpretación del hecho. Se
dice: la muerte del Papa Pío XII es un hecho objetivo: es tal para todos. Pero
no es exacto, no es la muerte de Pío XII la que es transmitida en el proceso de
información sino la noticia sobre su muerte, la relación de este
suceso. El hecho, la realidad del hecho, es exterior a la relación de
información. En cambio está dentro de ella, la relación o forma que es dada al
acontecimiento; y esta relación o forma es siempre subjetiva”.
Ernesto
Vera, ex secretario general de la Unión de Periodistas de Cuba, en un discurso
que pronunció el 23 de mayo de 1973 en el acto de graduación de periodistas,
dijo: “De entrada, pues, negamos la llamada objetividad en el periodismo. Si la
realidad no es abstracta, sino objetiva no puede haber periodistas objetivos
que a la vez nieguen la verdad en forma congénita por razones ideológicas, y de
manera práctica por los vicios y la inmoralidad que engendran la debilidad de
defender la antihistoria. La llamada objetividad no es más que una mentira más
del arsenal del diversionismo político e ideológico del imperialismo”.
LA
TESIS SUBJETIVISTA
Por
su parte, quienes son partidarios de la tesis subjetivista, es decir aquellos
que niegan la posibilidad de la objetividad en la información argumentando que
la simple selección de los hechos para convertirlos en noticia es una
apreciación personal que demuestra que nadie puede ser objetivo, manifiestan lo
siguiente: “El fenómeno de la información resulta doblemente subjetivo si se
tiene en cuenta que los sujetos opinantes son dos en el ámbito de la misma
relación y percepción de lo que es el mismo objeto de la información. Esa subjetividad de la información se repite hasta el infinito, puesto que el fenómeno
de la información se renueva sin límites, es un sucederse continuo,
ininterrumpido, de las relaciones. En esa subjetividad reside todo el valor de
la información” (En: Enciclopedia de periodismo y comunicación. Maveco
Ediciones, 1984, Tomo I).
Para
el experimentado periodista Walter Cronkite: “No hay un solo hombre que pueda
verdaderamente decir que no guarda en su pecho prejuicios, parcialidades o
fuertes sentimientos en pro o en contra de algunos, sino de todos los temas del
día…”
Y
ante la pegunta, ¿Cómo afrontar entonces el problema del derecho de la
comunidad a estar veraz y objetivamente informada?, María Teresa Herrán y
Javier Darío Restrepo señalan, en la obra Ética para periodistas (Colombia,
1992), que la respuesta radica en la buena fe del periodista: “La buena
fe es un concepto subjetivo y es un valor moral. Buena fe que es conocida
también con las denominaciones deber de veracidad, deber de honestidad
intelectual, exigencia de sinceridad del informador consigo mismo o también
valor límite, “es decir, un punto al que nos acercamos cada vez más, pero
sabiendo que es imposible llegar a él”.
LA
OBJETIVIDAD EN LOS CÓDIGOS DE ÉTICA PERIODÍSTICA
La
Carta de Integridad de los Periodistas de Lengua Francesa del Canadá (1964)
señala que “El deber de un periodista digno de este nombre es el de esforzarse
por ser objetivo, es decir, debe revelar todos los hechos de una situación,
todas las opiniones de un conflicto, todos los aspectos de un problema”.
Referido
al uso de fotografías, el Código de Ética de Noruega manifiesta: “Deben
ser evitados todos los arreglos o fotocomposiciones que cambien el sentido o la
verdad de la fotografía o que puedan transmitir una impresión falsa”.
”Siempre
que sea necesario publicar una noticia no confirmada se publicará expresando
claramente las reservas al uso, sin darle una importancia excesiva” (Código
de Ética de Corea del Sur).
“El
periodista tiene el deber de la absoluta objetividad al referir los hechos” (Código
Moral del Periodista Europeo).