Artículos periodísticos y de investigación

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5 de agosto de 2021

Enfoques sobre la objetividad informativa


ENFOQUES SOBRE LA OBJETIVIDAD INFORMATIVA

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete


El término objeto deriva de la palabra latina objectum, que quiere decir “lo que está delante del sujeto”.

La partícula “Ob” equivale a “delante”, “en contra”, “enfrente”. El verbo “Iacio” significa  “echar”, “arrojar”, “poner fuera”. Objeto es entonces, “lo que está enfrentado al sujeto”, “lo que está contrapuesto al sujeto”.

Para el código de ética de la Organización de las Naciones Unidas define la objetividad es “la información exacta, conforme a los hechos, comprobada en todos los hechos esenciales y sin deformación deliberada”.

Evelio Tellería Toca[1], manifiesta que “Esta palabra, y otras con ella relacionada (“objetivismo”, “información “objetiva”, “periodismo  objetivo”…), se manejan mucho en nuestra profesión, y la prensa burguesa –en especial la norteamericana- a todas horas está proclamando, pregonando y alardeando su “objetividad”, y entiende por ésta: el desapasionamiento, la imparcialidad, la neutralidad y la honestidad a la hora de informar, sin “colorear” la noticia, sin inclinarse a uno u otro, sino mostrando la verdad y sólo la verdad de los hechos, con exactitud y honradez”.

Otros códigos consideran la objetividad periodística como la necesidad de despojar el ánimo de prejuicios, el rechazo de presiones, el repudio de la mentira como práctica profesional.

La verdad informativa es un film vital del objeto, fielmente expresado por la mente.

 La objetividad informativa implica un tratamiento desapasionado, imparcial, sereno y firme de la noticia, sin que intervenga la subjetividad del periodista y las presiones de agentes exteriores.

La objetividad informativa es la garantía que tiene el lector, usuario, oyente y televidente para poder creer en una información, en un comentario o en una crítica periodística.

Informar con objetividad significa hablar de las cosas tal como ellas son o se presentan en la realidad o en su propio contexto, sin manipularlas o distorsionarlas.

La objetividad informativa exige que ningún hecho debiera ser distorsionado, exagerado, falsificado, recortado, o deliberadamente suprimido, bien para obtener un beneficio personal o para fines subalternos de grupos de poder o de grupos de  presión.

Una mayor aproximación a la objetividad informativa implica responsabilidad social, responsabilidad jurídica y responsabilidad moral del periodista en el ejercicio de sus funciones profesionales.

En las informaciones provenientes de los poderes del Estado, el periodista, preferentemente deberá tener sumo cuidado de no suprimir versiones de las partes en conflicto, pues los daños causados no pueden jamás ser plenamente compensados por una explicación justificadora post facto noticioso.

En el periodismo ético, el periodista al buscar, evaluar y divulgar las noticias deberá seguir, cuando menos, los cuatro pasos básicos siguientes:

Indagación: Indagar sobre la noticia a difundir buscando la fuente confiable.

Verificación: Verificar el grado de confiabilidad o de veracidad del hecho noticioso, de la fuente informativa y de las circunstancias que condicionan o determinan el acontecimiento.

Evaluación: Evaluar los orígenes, la importancia, la trascendencia, las causas y las posibles consecuencias del hecho noticioso.

La objetividad es RELATIVA

La objetividad es un MITO

La objetividad es POSIBLE

La tesis subjetivista

Divulgación: Divulgar la noticia con honestidad intelectual, tal como ocurrió, sin quitar ni agregar nada.

A continuación abordaremos la objetividad periodística en sus dimensiones de posible, relativo, subjetivo y mito.

LA OBJETIVIDAD PERIODÍSTICA ES POSIBLE

Se dice que un periodista es objetivo cuando difunde la verdad de los hechos, tal y conforme ocurrieron en la realidad, sin agregar ni quitar nada, sin tergiversarla.

Para Carlos Septien García[2] no hay ni puede haber un periodismo neutro, lo que sí hay y debe haber es un periodismo objetivo: “Los hechos deben ser recogidos en su ceñida realidad, en la riqueza de sus detalles auxiliares, en la integridad descriptiva de su escenario, en el rango, naturalidad y personalidad de los personajes que los producen o a quienes afecta. Por el respeto al acontecimiento mismo, y por el otro – de igual rango- que se debe a los lectores, quienes han depositado en el periodista su confianza y su interés…Falsear deliberadamente un hecho es por ello no sólo un delito contra la verdad, sino también un abuso de confianza”.

El referido autor también manifiesta que “cuando el hombre de prensa falsea los acontecimientos, está falsificando un fruto de la libre voluntad humana, induciendo a error a tantas inteligencias como son las que conozcan sus informaciones alterando, en fin, el orden moral y embarazando la marcha social hacia la perfección. Podrá no sufrir de inmediato la sanción de su delito, pero tarde o temprano habrá de recoger en la forma más inesperada quizás, el amargo fruto de la pasión que plantó en el lugar donde debería haber sembrado semillas de verdad”.

La objetividad es para el periodista una meta, un ideal a la que debe acercarse, para el mejor cumplimiento de sus funciones profesionales, a pesar de los obstáculos que deberá afrontar cotidianamente.

LA OBJETIVIDAD PERIODÍSTICA ES RELATIVA

La objetividad absoluta no siempre es posible en la práctica periodística. Pero se requiere de un mínimo reflejo de la realidad para que el periodista se considere éticamente con derecho a informar. Sin un mínimo de conocimiento objetivo de las cosas, el periodista responsable lo mejor que puede hacer es callarse o “hacer dormir la información”.

No existe una objetividad químicamente pura. Todo tiene que pasar por la subjetividad del periodista. No hay objetividad absoluta, lo que existe es objetividad relativa,  el mayor acercamiento posible a la objetividad.

Alfonso Lopera[3] sostiene que la objetividad en la información es imposible, en forma absoluta. Expresa que “Es imposible esa objetividad aun en la simple toma fotográfica de un acontecimiento porque en cada ángulo de una imagen fotografiada está lo subjetivo del reportero gráfico. No se consigue ser verdaderamente objetivo ni en la percepción del hecho ni en su evaluación, ni en su presentación ante el público. El filósofo Manuel Kant decía: “vemos las cosas no como ellas son sino como somos nosotros”.

Más adelante, Alfonso Lopera señala: “Recuérdese al respecto el siguiente ejemplo que trae David Berlo: un médico, un abogado, un sacerdote y un mecánico presencian en una esquina un accidente de tránsito. Al ser interrogados sobre el hecho, cada uno dio un informe diferente. El médico se fijó en las heridas, en la seriedad que tenía desde el punto de vista de su profesión. El abogado observó la posición de los automóviles y prestó atención a la responsabilidad de cada uno de los conductores. El sacerdote determinó, de modo especial, la condición física de los accidentados y averiguó si necesitaban auxilio espiritual. Finalmente el mecánico advirtió el estado de los automóviles y lo difícil que resultaba ponerlos en marcha, así como los costos de la reparación. Es decir, cada cual en lo suyo. Por tanto, cuando se habla de objetividad en la información, debe entenderse de manera relativa. Lo que se pretende buscar es que la información cumpla las condiciones fundamentales de ser verdadera, exacta, íntegra e imparcial”.

Alestair Hetherington, en una conferencia pronunciada el 13 de noviembre de 1970 en Cambridge, titulada “Objetividad” sostuvo que la objetividad es imposible y mencionó algunos obstáculos de la objetividad: “ la objetividad es imposible, ya que los periódicos estaban hechos por seres humanos para otros seres humanos y por consiguiente, tenían todos los defectos humanos. Los obstáculos a la objetividad son la escasez de tiempo y espacio, la complejidad de los acontecimientos y la obstrucción oficial”.

Sin embargo debe tenerse en cuenta que la objetividad es mayormente posible en el género del periodismo informativo y del periodismo de investigación.

LA OBJETIVIDAD PERIODÍSTICA ES UN MITO

En cambio, para José Luis Albertos (“Nuestro Tiempo”, noviembre de 1962) la objetividad informativa es un mito, pero ha sido superada por la honestidad: “casi ningún profesional de los mass-media habla ya de objetividad informativa. Es un mito que se ha quedado relegado para uso exclusivo de ciertos políticos retrasados y demagógicos. Una nueva apalabra, sin embargo, ha hecho su aparición en sustitución de aquélla: honestidad”.

En esta misma posición se encuentra Henry R. Luce, fundador de Time, cuando dijo en cierta ocasión que la objetividad del periodismo es un mito. Alguien le preguntó por qué no presentaba siempre los dos aspectos o ángulos que tiene toda noticia. Y replicó que probablemente había treinta ángulos distintos.

Finalmente, para J. Gutiérrez Palacio el problema de la objetividad pierde importancia si se piensa que se refiere no al hecho sino a una interpretación del hecho. Se dice: la muerte del Papa Pío XII es un hecho objetivo: es tal para todos. Pero no es exacto, no es la muerte de Pío XII la que es transmitida en el proceso de información sino la noticia sobre su muerte, la relación de este suceso. El hecho, la realidad del hecho, es exterior a la relación de información. En cambio está dentro de ella, la relación o forma que es dada al acontecimiento; y esta relación o forma es siempre subjetiva”.

Ernesto Vera, ex secretario general de la Unión de Periodistas de Cuba, en un discurso que pronunció el 23 de mayo de 1973 en el acto de graduación de periodistas, dijo: “De entrada, pues, negamos la llamada objetividad en el periodismo. Si la realidad no es abstracta, sino objetiva no puede haber periodistas objetivos que a la vez nieguen la verdad en forma congénita por razones ideológicas, y de manera práctica por los vicios y la inmoralidad que engendran la debilidad de defender la antihistoria. La llamada objetividad no es más que una mentira más del arsenal del diversionismo político e ideológico del imperialismo”.

LA TESIS SUBJETIVISTA

Por su parte, quienes son partidarios de la tesis subjetivista, es decir aquellos que niegan la posibilidad de la objetividad en la información argumentando que la simple selección de los hechos para convertirlos en noticia es una apreciación personal que demuestra que nadie puede ser objetivo, manifiestan lo siguiente: “El fenómeno de la información resulta doblemente subjetivo si se tiene en cuenta que los sujetos opinantes son dos en el ámbito de la misma relación y percepción de lo que es el mismo objeto de la información. Esa subjetividad de la información se repite hasta el infinito, puesto que el fenómeno de la información se renueva sin límites, es un sucederse continuo, ininterrumpido, de las relaciones. En esa subjetividad reside todo el valor de la información” (En: Enciclopedia de periodismo y comunicación. Maveco Ediciones, 1984, Tomo I).

Para el experimentado periodista Walter Cronkite: “No hay un solo hombre que pueda verdaderamente decir que no guarda en su pecho prejuicios, parcialidades o fuertes sentimientos en pro o en contra de algunos, sino de todos los temas del día…”

Y ante la pegunta, ¿Cómo afrontar entonces el problema del derecho de la comunidad a estar veraz y objetivamente informada?, María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo señalan, en la obra Ética para periodistas (Colombia, 1992), que la respuesta radica en la buena fe del periodista: “La buena fe es un concepto subjetivo y es un valor moral. Buena fe que es conocida también con las denominaciones deber de veracidad, deber de honestidad intelectual, exigencia de sinceridad del informador consigo mismo o también valor límite, “es decir, un punto al que nos acercamos cada vez más, pero sabiendo que es imposible llegar a él”.

LA OBJETIVIDAD EN LOS CÓDIGOS DE ÉTICA PERIODÍSTICA

La Carta de Integridad de los Periodistas de Lengua Francesa del Canadá (1964) señala que “El deber de un periodista digno de este nombre es el de esforzarse por ser objetivo, es decir, debe revelar todos los hechos de una situación, todas las opiniones de un conflicto, todos los aspectos de un problema”.

Referido al uso de fotografías, el Código de Ética de Noruega manifiesta: “Deben ser evitados todos los arreglos o fotocomposiciones que cambien el sentido o la verdad de la fotografía o que puedan transmitir una impresión falsa”.

”Siempre que sea necesario publicar una noticia no confirmada se publicará expresando claramente las reservas al uso, sin darle una importancia excesiva” (Código de Ética de Corea del Sur).

“El periodista tiene el deber de la absoluta objetividad al referir los hechos” (Código Moral del Periodista Europeo).



[1] Tellería Toca, Evelio. Diccionario Periodístico . Santiago de Cuba, 1986.

[2] Septien García, Carlos. El quehacer del periodista. México, 1979.

[3] Lopera, Alfonso. Ética del periodismo y la comunicación. Colombia, 1990.

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