LAS CÁMARAS OCULTAS
EN EL PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
“El
periodismo de investigación – refiere Mª Teresa
Mercado Sáez[1]
- es considerado esencial en las
sociedades democráticas para cumplir con la tarea de "perro guardián"
que se le asigna a la prensa. El uso de cámaras ocultas en este tipo de
programas es práctica habitual ya que puede ser la única forma de comprobar una
denuncia o demostrar una situación irregular en determinadas circunstancias.
Sin embargo, parece difícil encontrar verdaderos trabajos de
investigación que cumplan los requisitos exigidos a una investigación
periodística. Por el contrario, hemos asistido a la hibridación del reportaje
de investigación con el debate produciendo un nuevo formato televisivo dentro
del macrogénero infoshow”.
Entre
las normas éticas que el periodista investigador debe cultivar se consideran el
uso de métodos lícitos y éticos para el acceso y acopio de informaciones,
declaraciones, revelaciones, documentos, fotografías, dibujos y otros. Se
recomienda evitar asimismo el uso de cámaras ocultas, de grabadoras y
micrófonos ocultos sin el consentimiento del sujeto investigado. El periodista
podrá difundir o publicar aspectos de la vida privada de una persona sólo
cuando sean constitutivos de delito y se relacionen con la autoría, la
complicidad o el encubrimiento del mismo.
El
periodista deberá aprender a conciliar la investigación periodística con lo que
dicen los asesores letrados, para no incurrir en actos ilícitos sancionados por
las leyes del país en el que trabaja.
Asimismo
el periodista investigador deberá realizar el proceso de investigación con el
máximo de rigurosidad científica, visión de futuro, ejemplaridad moralizadora,
responsabilidad, imparcialidad, honestidad y espíritu de bien a la sociedad.
La
cámara oculta se define como un recurso del periodismo de investigación que
consiste en la habilidad del periodista para ocultar una cámara.
Las
cámaras ocultas son microcámaras de 10 x 10 centímetros, que permiten un
registro audiovisual de baja calidad, pero de alta precisión.
Su
reducido tamaño permite ocultarlas entre la ropa, en el doblez de una corbata,
en la hebilla de un cinturón o dentro de un falso walkman.
Contiene
una lente gran angular que permite mayor amplitud de campo para que toda la
escena a ser filmada quede dentro del cuadro. Su costo varía en los mil y diez
mil dólares americanos.
Con
una microcámara el periodista graba pero sin el objetivo de publicar, lo hace
sólo por seguridad física, psicológica y legal. De esta manera el periodista
reduce el riesgo de ser amenazado mientras tenga el material en su poder y la
posibilidad de difundirlo, así como también le permite salvarse de una demanda
de injuria, calumnia o difamación.
Cuando
se utiliza una cámara oculta entran en diálogo dos derechos fundamentales de
las personas: el derecho a la vida privada y el derecho a ser informado. El
centro de la cuestión en debate radica en si el hecho de la vida privada que se
muestra al público, en qué medida influye o no en la cosa pública.
Refiere
Marc Gunther, en su artículo difundido por Internet en “Sala de Prensa”, bajo
el título “La cámara oculta y la ley” del 3 de marzo de 1999, que en 1992, el
espacio “Prime Time”, de la cadena ABC, transmitió un programa en el que
acusaban a la cadena de supermercados Food Lion, de vender carne en mal estado,
pescado puesto a remojar en productos químicos para ocultar su fetidez, queso
mordido por ratas, y haya productos sacados de basureros llenos de moscas. Es
probable que usted también haya escuchado hablar sobre cómo Lynne Dale y Susan
Barnett, productoras de ABC News, mintieron e indujeron a otros a mentir para
conseguirles trabajos en supermercados Food Lion de Carolina del Norte y
Carolina del Sur. Dale, en particular, mintió incluso en su solicitud de
empleo. “Me encanta trabajar envolviendo carne. Me han dicho que Food Lion es
una magnífica compañía. Me encantaría trabajar aquí”, escribió. Pero, además,
persuadió a su dentista para que diera una recomendación falsa sobre ella.
Justamente de esto se valió Andrew Copenhaver, abogado de Food Lion, para
preguntarle al jurado: “¡Puede alguien confiar en la cadena ABC? La mentira es
parte de la esencia de “Prime Time Live”, agregó.
A
finales de octubre de 1999, un tribunal de apelaciones en Estados Unidos anuló
la sentencia condenatoria contra la cadena de televisión ABC por el uso de
cámaras ocultas en la realización de un reportaje de investigación sobre la
cadena de supermercados Food Lion, transmitido en el programa “Prime Time
Live”, en el que dos reporteros demostraron prácticas insalubres en el mercado
de alimentos a la venta pública.
Sin
embargo, los dos reporteros fueron condenados a pagar un dólar de multa, cada
uno, por la utilización de identidades y referencias falsas para obtener
trabajo como dependientes en una de las tiendas, lo que les dio acceso a las
plantas procesadoras de alimentos de esa empresa.
La
sentencia original que fue impuesta por un jurado de Greensboro, Carolina del
Norte (EE.UU.), dictaminó que el programa “Prime Time Live”, violó la ley
cuando utilizó una cámara oculta en una investigación sobre la cadena de
supermercados Food Lion y, por tanto, obligada a ABC a indemnizar a Food Lion
con 5.5. millones de dólares.
Se
sabe que la sentencia absolutoria y final (“ABC tenía como único interés
beneficiar al consumidor”) no fue unánime: dos jueces fallaron a favor de ABC y
uno votó en contra, lo que sólo resalta lo controversial del caso.
El
referido juicio, así como tantos otros en diversos países del mundo, pone en
tela de juicio la credibilidad de un medio y afecta, indudablemente, la causa
de los periodistas serios y éticos. Para unos, la decisión del juez fue vista
como una amenaza contra la prensa. Y para otros, afirman que los tribunales no
son el lugar apropiado para resolver las quejas contra la prensa. Y
probablemente estén en lo cierto, aun cuando quienes se sienten víctimas de
alguna injusticia periodística no tienen otro lugar a donde ir a quejarse.
Finalmente,
el juicio que la empresa Food Lion ganó contra la cadena ABC por el uso
indebido de cámaras ocultas y uso de nombres falsos, forzó a la prensa a
reexaminar los métodos de investigación periodística.
OTRAS INVESTIGACIONES
Mario
Orcinoli (mario-orcinoli@telefuturo.com.py),
productor de El Túnel
Telefuturo[2]-
Canal 4 de Paraguay, da cuenta de algunas de
las investigaciones realizadas con cámara oculta como las siguientes:
-Inscripción
en el Registro Automotor de vehículos robados
-
Expedición de placas clonadas de vehículos
- Compra
de autos robados en desguasaderos.
-
Ejercicio ilegal de la medicina: medico falso
- Venta de
medicamentos prohibidos, usados como abortivos
-
Nombramientos en el Ministerio de Educación tras el pago de una “coima”.
- Coima y
chantaje por parte de dos concejales municipales a un empresario, para levantar
la clausura que habían dispuesto sobre su fábrica.
-
Chantaje, extorsión y coima a extranjeros por parte de funcionarios de
migraciones designados en los pasos fronterizos.
- Chantaje
y extorsión por parte de un juez a un transportista para no enviarlo a la
cárcel por un supuesto delito ecológico.
También
realizamos reportajes sobre diversos temas, como ser:
-Clonación
de tarjetas de crédito
-Drogas en
los colegios: como se venden, precios, redes, “cobertura” policial
-Inseguridad
y defensa propia: que dice la ley y hasta donde un ciudadano puede defenderse
con un arma de fuego cuando es atacado, tanto dentro como fuera de su
propiedad.
-Adopciones
ilegales: testimonios de madres que pagaron para inscribir a niños en el
registro civil como si fuesen propios, obsolescencia de la ley de adopciones,
tráfico de niños hacia el exterior.
Asimismo
se efectuaros informes especiales:
-Robos y
desvío de dinero en las FFAA. Entre 1999 y el 2001, en la Intendencia del
Ejército compraron alimentos e insumos para 7.000 soldados que jamás
existieron. Así, se esfumaron 30 millones de dólares.
-Corrupción
en Yacyreta - una hidroeléctrica en sociedad con Argentina- que impidió al
estado paraguayo recaudar 216 millones de dólares en los últimos cinco años.
-Negociados
y estafas del ex ministro de Justicia y Trabajo, Silvia Ferreira. Durante su
gestión, entre marzo de 1999 y febrero del 2002, se “esfumaron” aproximadamente
3 millones de dólares, que debían ser destinados a la construcción de nuevas
cárceles -la capacidad actual del sistema penal esta rebasada en un 150%-.
- El
corruptor: recorrido “turístico” mostrando las mansiones y casas quinta de
funcionarios públicos cuyos salarios no superan los 300 dólares.
FINALIDADES
Algunos
periodistas que utilizan cámaras ocultas manifiestan que lo hacen para lograr
alguno de los fines siguientes: Incrementar el rating de teleaudiencia con fines
comerciales; lograr el impacto emocional en los televidentes con fines
manipuladores de sentimientos y emociones del espectador; lograr la condena
social y judicial para aquellas personas que incurren en casos de corrupción e
inmoralidad, ayudando con ello a una administración de la justicia al servicio
del pueblo y la moralización de la sociedad.
[1] Mª Teresa Mercado Sáez es profesora de Comunicación e Información Escrita I y II
en el Departamento de Comunicación e Información Periodística de la Facultad de
Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Cardenal Herrera- CEU.
[2] El Túnel es un programa
semanal de 40 minutos de duración, dedicado a investigar casos de corrupción, a
partir de denuncias recibidas en la producción, y/o documentación elaborada por
diferentes organismos e instituciones, tanto públicas como privadas. La cámara
oculta es usada con frecuencia, la mayor parte de las veces, bajo autorización
de un juez. De esta forma, las investigaciones tienen peso de evidencia en
procesos judiciales. El Túnel surgió
ante la necesidad de contar con un espacio de investigación periodística, y a
partir de una decisión política de la dirección de Telefuturo.