“EL VERDADERO PERIODISTA
ES EL CABALLERO DE LA VERDAD”
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones Negrete
En nuestra vida diaria no es
raro escuchar expresiones como las siguientes: «no se debe creer en lo que
dicen los periodistas», «los periodistas jamás dicen la verdad», «los
periódicos mienten» y cosas por el estilo.
Expresiones como las
mencionadas no le hacen bien al periodismo como carrera y profesión
universitaria. El pueblo debe saber que un buen periodista es un señor
profesional de la información y la comunicación que comporta una conducta ética
respetable, admirable y digna de émulo.
La preocupación por los
intereses de la comunidad no debe hacer que en un periódico o medio de
comunicación se distorsione y falsee los hechos.
Servir a la verdad y a los
intereses colectivos es misión principal de todo buen periodista, a fin de que
la población pueda tomar decisiones acertadas y oportunas en bien del
desarrollo y progreso de su país.
Los medios de comunicación
son portadores del análisis y la difusión de la información que se genera en la
sociedad. El pueblo tiene derecho a saber la verdad. Estas responsabilidades
conllevan obligaciones que exigen a los periodistas desempeñarse con
inteligencia, con espíritu de igualdad y justicia, exactitud y objetividad, con
más cerebro y menos sentimiento. Los periodistas deberán practicar la libertad
con responsabilidad social, ética y jurídica, en su sagrada función profesional
de recopilar información, emitir sus comentarios y críticas, indagar y
cuestionar acciones y pronunciamientos de las instituciones, empresas,
autoridades del gobierno y de la población.
Los hombres de prensa están
libres de obligaciones hacia cualquier interés que no sea el derecho del pueblo
a saber la verdad. La verdad es su meta suprema. Por eso es que no le falta
razón a Joseph Folliet cuando afirma: «El verdadero periodista es el caballero
de la verdad»., es decir, el que indaga, descubre, porta y difunde la Buena
Nueva, la verdad de las cosas y de los hechos de la sociedad contemporánea.
Asimismo, en su obra «Tú serás periodista», manifiesta: «Cuando creas tener una
verdad, tu deber profesional es decirla, cueste lo que cueste, a menos que la
justicia o la caridad evidentemente te lo prohíban. «No es bueno decir toda
verdad», esta máxima no gobierna nuestra profesión ». Y agrega: «Para nosotros,
toda verdad es, en principio, buena para decir, desde el momento en que es verdad
porque el público tiene necesidad de verdad...»
Desantes Guanter llegó a decir: «...Si se tiene derecho a la
información y la verdad es un elemento constitutivo de la información, se tiene
derecho a la verdad informativa».
La mayoría de los
profesionales de la información concuerdan en considerar a la verdad y la
objetividad como requisitos que debe tener la información para gozar de la
tutela jurídica.
El periodista jamás debe
mentir, por el contrario siempre debe decir toda la verdad y nada más que la
verdad, la verdad poliédrica e íntegra, la verdad verdadera.
El periodismo es una sagrada
profesión de servicio social, cuyo público invoca, reclama y exige del
periodista veracidad en la información, en el comentario, en la crítica y en la
página editorial de un medio.
El deber de informar que
tiene el periodista conlleva el derecho del público a exigir asimismo la verdad
completa, no las medias verdades. El periodista para cumplir su función
profesional está obligado a ceñirse estrictamente a los hechos, a expresar con
buena fe sus opiniones y comentarios críticos.
Su deber moral es examinar,
en la medida de lo posible y antes de difundirlas, la exactitud de las
informaciones, sin prejuicios ni intereses creados.
Este había enviado a Cuba un
dibujante, Remilton, con el encargo de que le remitiese trabajos sensacionales
sobre la presumible situación de guerra en aquel país. Nada más al llegar a La
Habana, Remilton telegrafió al periódico: «Todo tranquilo. No hay aquí
desórdenes. No habrá guerra. Quiero volver». A lo que contestó Mr. Hearst:
«Quédese. Usted suministra los dibujos y yo suministraré la guerra».
El periodista que miente a
sabiendas, el que hace afirmaciones conscientemente mentirosas, el periodista
que inventa o fabrica noticias o informaciones, que por ganar primicia deforma
la realidad de los hechos, que no espere alcanzar credibilidad, buena imagen,
respeto y confianza de su público.
El periodista que miente deja
de ser periodista, pues al mentir no se informa sino que se deforma y la misión
del periodista es informar y no deformar. El periodista mentiroso es un
profesional de mala fe e indigno de llevar la denominación hermosa y elevada de
periodista. El periodista mentiroso queda expuesto a la burla, a la denuncia, a
la censura y a la condena por atentar contra la verdad de las cosas, el buen
nombre y el prestigio de las personas, autoridades e instituciones.
Este tipo de
"periodista", así entre comillas, es la persona que deshonra a la
profesión, es el que le resta importancia, fuerza y poder a su rol sagrado en
la sociedad; es el individuo que se ha equivocado de profesión y que por un
simple plato de lentejas se vende al mejor postor para ganar efímeras y minúsculas
amistades en un pedacito de universo donde le dan la mano los integrantes de la
prensa amarilla, los grupos de poder económico y político , los grupos de
presión y los progenitores de los bajos fondos.
El periodista mentiroso,
fácilmente mancha honras ajenas y se vale de una serie de recursos y medios
innobles para alcanzar sus objetivos. Así, por ejemplo, se vale de la mentira
estadística ( falsificación de datos ), de la mentira fotográfica (montajes,
retoques o pies de foto que desnaturalizan el contenido informativo gráfico),
de la ambigüedad del lenguaje, ( para que el público entienda de forma
contraria lo dicho o expresado); hace mal uso de la titulación de
informaciones, y falta a la verdad informativa a través de mantener el silencio
intencionado, la calumnia, la injuria, la difamación y la transgresión del
deber de ocultación, etc.
En periodismo, no es
suficiente publicar el hecho con veracidad. Es necesario también dar a conocer
la verdad acerca del hecho. James Reston, del Diario The New York Times
observaba que «Usted no puede simplemente publicar la verdad textual. Debe
también aclararla».
Sin verdad, no hay
información. Si una «información» no es verdadera, si no coincide con la
realidad, no es información. Es desinformación, porque en lugar de orientar,
desorienta y confunde a lectores u oyentes.
Si el periodista no conoce
aquello de lo que informa comete un delito moral y profesional, un fraude con
el público y la sociedad.
El buen periodista debe
saber distinguir la verdad de la falsedad, la realidad de la fantasía.
Luka Brajnovic manifiesta
que la verdad informativa «es una verdad posible, humanamente alcanzable según
las circunstancias, particularidades y condiciones en las que se encuentra la
propia materia de la información en el momento de darla a conocer por el
informador, de divulgarla o difundirla».
El periodista habrá de
procurar que en sus informaciones lo dudoso se exprese como dudoso, lo probable
como probable y lo cierto como cierto. En ningún caso el periodista debe inducir
a engaño haciendo que la gente considere como verdad lo que solamente tiene
quizá un cierto grado de presunción.
Las faltas de veracidad
corrompen a quien las comete y constituyen una injusticia, ya que impiden la
satisfacción del derecho que los demás tienen a la verdad, de ser correctamente
informados sobre el acontecer diario.
Para Pieper «verdad quiere
decir manifestación y mostración de las cosas reales. En consecuencia, la
verdad es algo segundo, subordinado. No existe una verdad por sí sola. Lo primero
que siempre la precede son las cosas que son, lo real».
Por su parte, José María
Desantes Guanter afirma que «una formación profesional adecuada de los
informadores, científica, técnica, jurídica y moral constituye la más rentable
inversión humana para garantizar el cumplimiento del deber de la verdad
informativa, requiere profunda formación humana que lleve a tener una clara
escala de valores, sólidos criterios éticos y un sentido trascendente de la
vida».
Algunos autores coinciden en
afirmar que la verdad informativa puede quebrar en los siguientes casos: Por
incapacidad del sujeto para aprehenderla; porque la inadecuación no ha sido
esencialmente tal; por mala intención del informador o emisor; por la no
transmisión conveniente debido a razones intrínsecas o extrínsecas,
gramaticales incluso al mismo sujeto, con lo cual no llega a expresar
semánticamente la verdad; y, por falta de adecuación en el entendimiento del
sujeto «receptor» o diciéndolo con terminología de la Teoría de la Comunicación
por «inapropiada decodificación».
Según el pensamiento
cartesiano lo que sí debe quedar claro es que el conocimiento verdadero no es
compatible con el conocimiento falso. El que el conocimiento no se complete o
sea perfecto no significa situarlo en un término medio entre verdad o falsedad,
que son irreconciliables, irreductibles, incomunicables. La verdad es una,
aunque se adquiera en distinta complexión, la verdad es inmutable, aunque se
vaya reafirmando en el conocimiento, la verdad es indivisible porque no admite
grados de aproximación o deformación. La verdad es o no es. Y si es enseña que
es aquella realidad que efectivamente es.
LA VERDAD PERIODÍSTICA EN LOS CÓDIGOS DE ÉTICA
1. «Servir el derecho a una
información verídica y auténtica por la adhesión honesta a la realidad
objetiva...» UNESCO.
2. «Ser honesto y servidor
de la verdad, no publicando ninguna noticia que esté en franca contradicción
con la realidad, manteniendo la difusión de una información verdadera y
objetiva». Organización Internacional de
Periodistas.
3. «Respetar la verdad, sean
cuales sean las consecuencias que este puede acarrearle, y esto por el derecho
que tiene el público de conocer la verdad». Comunidad
Económica Europea.
4. «El periodista tiene el
deber de la absoluta objetividad al referir los hechos». Código Moral del Periodista Europeo.
5. «Deben hacerse todos los
esfuerzos para garantizar que el contenido noticioso sea exacto, esté libre de
prejuicios y se ajuste al contexto, y que todas las opiniones sean presentadas
de modo equitativo». Sociedad
Estadounidense de Redactores Periodísticos.
6. «La verdad es el
contenido fundamental de la misión del periodista». Código de Ética de los Periodistas de Brasil.
7. «No difunde informaciones
sino después de tener una razonable certeza de su verdad; las rechaza si son
dudosas...». Código de Honor de los
Periodistas de Francia.
8. «Luchar para asegurar que
la información que él/ella difunde sea justa y exacta, evite la expresión de
comentario y conjetura como hecho establecido y falsificación por distorsión,
selección o mala representación». Código
de Conducta de los Periodistas de Inglaterra.
10.«El periodista deberá
adoptar los principios de la veracidad y de la ecuanimidad, y faltará a la
ética cuando silencie, falsee o tergiverse los hechos...». Código Latinoamericano de Ética Periodística.
11. «Respetar la verdad y el
derecho que tiene el público a conocerla constituye el deber primordial del
periodista». Federación Internacional de
Periodistas (FIP).
12. Son deberes esenciales
del periodista: «Ajustarse a la más rigurosa veracidad en el trabajo, ser
honestos y fieles cumplidores de la difusión de la verdad; brindar una
información completa, que permita al pueblo orientarse correctamente sobre el
acontecer económico, social, político, científico, cultural y deportivo». Colegio de Periodistas del Perú.
13.«Honrar la verdad, la
libertad, la justicia social y la solidaridad gremial constituyen supremos
principios que deben guiar la actividad del trabajador de la comunicación, en
general, y del periodista, en particular». Asociación
Nacional de Periodistas del Perú.
14.«El periodista buscará
siempre la expresión de la verdad y no deberá publicar nunca una información
cuya falsedad conozca». Federación de
Periodistas del Perú (FPP).
15.«El contenido de la
noticia o del comentario debe ser exacto en sus hechos y en su contexto». Círculo de Periodistas de Bogotá, Colombia.
(CPB).
16.«Dar información con
exactitud y veracidad...Eliminar una información que más bien corra el peligro
de publicar un asunto incorrecto o falso». Asociación
Interamericana de Prensa (AIP).
17.«Es función del
periodista presentar al público informaciones que han sido correctamente
verificadas». Código de Ética de Israel
(1964).
18.«Los periodistas dignos
de este nombre deben esforzarse por obtener información exacta». Código Canadiense.
19.«En el fondo de toda
expresión periodística debe brillar la verdad. La verdad periodística no es la
verdad artística, sino una evidencia segura, una exactitud muy próxima a la
objetividad real». Juan XXII (24 de
octubre de 1961).
20.Al referirse a los
periodistas: «Conocemos vuestras graves obligaciones: La información en fuentes
seguras, el comentario fiel, la presentación objetiva y la reflexión
equilibrada, en tiempo a veces mínimo y en condiciones de trabajo con
frecuencia difíciles». Paulo VI (18
de octubre de 1963).
[1] Francisco Iglesias, I.
Guía de los
estudios universitarios. Ciencias de la Información.
España, 1984:158 y 159.