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10 de agosto de 2021

Protágoras, uno de los grandes sofistas de la Grecia Antigua, y su tesis del "Homo mensura"

 

PROTÁGORAS, 

UNO DE LOS GRANDES SOFISTAS DE LA GRECIA ANTIGUA, Y SU TESIS DEL “HOMO MENSURA”  

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Protágoras (483-411 a.C.), es uno de los grandes sofistas de la Grecia Antigua, considerado como “el gran sistematizador de la gramática”, y como todo sofista percibía honorarios no tanto módicos por sus enseñanzas, no obligaba a nadie a recibir sus enseñanzas, además no negaba sus enseñanzas a quienes no podían pagar momentáneamente sus honorarios.

Protágoras de Abdera tuvo gran influencia en la cultura griega, pues era el más grande y reputado de los sofistas; con él se inicia el denominado “período antropológico”  y el cultivo de la virtud en el hombre. Cultivó la dialéctica e introdujo los sofismas en la oratoria.

Entre sus obras conservadas figuran: El arte de la Herística; El discurso perceptivo, La disputa sobre los honorarios, Antilogías, Sobre la lucha, Sobre las Matemáticas, Sobre el Estado, Sobre la ambición, Sobre las virtudes, Sobre el estado de las cosas en el principio, Sobre el Hades,  Sobre el ser y Sobre las malas acciones de los hombres. 

Como se sabe, las obras de Protágoras fueron quemadas por los atenienses, porque decía: “Con respecto a los dioses no puedo saber si existen o si no existen, ni cuál sea su naturaleza, porque se oponen a este conocimiento muchas cosas: la oscuridad del problema y la brevedad de la vida humana”. 

Decía que «El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en cuanto que no son”, es decir, las cualidades o propiedades positivas o negativas de las cosas se miden con el hombre y por tanto dependen de la impresión de los sentidos, de la percepción y opinión que cada individuo tiene de ellas.

En su Metafísica, Aristóteles atribuye a Protágoras de que “todas las opiniones y todas las impresiones sensoriales son verdaderas”. Sexto Empírico, a su vez, en la obra Esbozos pirrónicos, refiere que “Protágoras sólo admite lo que perciben los individuos en singular y, de este modo, introduce el principio de la relatividad”. 

La interpretación de esta expresión protagórica ha sido muy discutida. Prescindiendo de otras cuestiones secundarias, el problema se centra fundamentalmente en el sentido que hay que dar al término “hombre” (ánthropos). Parece innegable que éste puede recibir tres significados distintos: El hombre como ser individual, afectado en cada caso de particularidades accidentales que le diferencian de todos los demás de la misma especie humana. Se trataría del hombre concreto, “hic et nunc”, de Pedro o Juan o Antonio. El “hombre” equivaldría a “homo individualis”. 

El hombre como especie, el hombre específico, es decir, el ser humano “in genere”, con particularidades comunes a todos y cada uno de los hombres, aunque distintas de las que poseen los seres de diferente especie. El “hombre” equivaldría a “homo specificus”.

El hombre como ser que, por naturaleza, vive en sociedad, integrado en círculos sociales, con peculiaridades mentales distintas según el grupo social a que pertenezca, según la sociedad de que forme parte. El “hombre” sería equivalente a “homos sociales”, a “polis”.

Cada una de estas tres posibles interpretaciones del “ánthropos” protagórico, ha sido defendida a lo largo de la historia del pensamiento filosófico[1].



[1] Por José Barrio Gutiérrez “El pensamiento de Protágoras”, en la obra Protágoras y Gorgias. Fragmentos y testimonios. Ediciones ORBIS, S.A. HYSPAMÉRICA Ediciones Argentina, S.A., Buenos Aires, 1980, pp.18 y 19.

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