INTRODUCCIÓN
A LOS ASPECTOS GENERALES
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
El hombre desde que
aparece en el planeta Tierra asume una posición crítica y reflexiva, de asimilación,
comprensión y respuesta a los problemas de la vida cotidiana, poniendo en juego
para ello su razón e inteligencia, su imaginación creadora y voluntad, su
espíritu de superación y pensamiento con el fin de lograr mejores niveles de
vida, de bienestar y de felicidad.
Empieza por descubrir
nuevas cosas, por conocer nuevos objetos, por comprender mejor sus capacidades,
potencialidades, posibilidades y limitaciones. Empieza por descubrir sus
habilidades y destrezas, sus virtudes y defectos. Asume una actitud
interrogativa acerca del origen de todo lo que existe, acerca de las esencias, características
y naturaleza del ser del hombre, acerca del ser
qué (¿qué es esto? ¿qué es aquello?) y acerca del ser por qué (¿por qué es así y no de otra manera?).
En el cotidiano devenir
del tiempo y de la historia, cualquier trozo del universo material, cualquier
objeto del mundo, cualquier problema individual o social, etc., se convierte en
alojamiento del espíritu humano, en procura de entender y explicarse el
auténtico sentido, el espíritu y la orientación de las cosas, el destino y la
vida del hombre frente al universo. La razón asume su plena función, los órganos
sensoriales no dejan de funcionar, el hombre entra en diálogo con su medio
ambiente, con sus semejantes que lo circundan, en un proceso de conocimiento,
de adecuación o socialización a efecto de alcanzar una vida digna de ser vivida
y de convertirse en un activo agente de transformación de su sociedad.
Si el pensamiento sirve
para algo, es precisamente para liberar al hombre de sus angustias y frustraciones,
de sus complejos y posibles fracasos, de sus extravíos sociales, de sus vicios
y defectos, de su ignorancia supina. Y todo este quehacer mental forma parte
del campo operacional de la
filosofía. Todo ser humano tiene su propia
filosofía, tiene su peculiar forma de ver las cosas, de enfocar y resolver
los problemas existenciales, tiene su singular manera de encarar la fenoménica
social, las situaciones y circunstancias de la vida.
De ahí resulta la
existencia heterogénea de filosofías,
así en plural, antes que de una filosofía, así en singular. Se explica,
entonces, que cada filósofo tiene su propio concepto de lo que la ocupación filosófica debe ser, es decir
sobre su propio objeto y método de estudio. Por eso es que hay tantas
filosofías como filósofos existentes, que se inscriben en determinadas
corrientes filosóficas, llámense éstas; idealista, materialista, humanista,
vitalista, pragmática, existencialista.
Toda
concepción filosófica es relativa, es producto de la época
en que vive determinado filósofo. Todo enfoque filosófico depende del punto de
observación del filósofo y de los antecedentes de una determinada corriente. Lo
que para una época es válida o útil, para otra época tal vez no lo sea
necesariamente. Ninguna filosofía se
explica al margen de las filosofías anteriores, una siempre resulta
negando, superando o perfeccionado a la otra, tomando posición y distancia,
acercamiento o asimilación. Por ejemplo, el materialismo surgió del idealismo,
la filosofía de Hegel tuvo su asiento en la filosofía de Heráclito, la de Marx
en la de Hegel, y así sucesivamente.
Todas
las ramas del conocimiento humano tienen su propia filosofía,
pues tratan de explicar el cómo, cuándo,
dónde, por qué y para qué de una determinada ciencia. Así tenemos por
ejemplo: filosofía de la ética, filosofía del derecho, filosofía de la lógica,
filosofía de la filosofía, filosofía del arte, filosofía de la ciencia,
filosofía de la religión, filosofía de la historia, filosofía de la cultura,
filosofía de la educación y filosofía del lenguaje.
La filosofía que se
inicia con la simple especulación y acumulación de conocimiento por parte del
hombre, con el aprisionamiento racional del significado de las cosas, con la
mera contemplación, admiración o asombro de todo cuanto ocurría y existía, con
el devenir del tiempo se convierte en un esfuerzo mental sistemático para
entender, interrogar, explicar y transformar el mundo en que vive, para fijar
su propio lugar en este mundo infinito de posibilidades de autorrealización
humana.
No podemos dejar de
mencionar y destacar que a través de la historia de la humanidad, la filosofía
se ha enriquecido en su contenido y naturaleza, en sus métodos, en sus
procedimientos y fines, ha mostrado una serie de características que
ligeramente mencionaremos. Nosotros consideramos que la filosofía,
indudablemente, constituye un gran esfuerzo intelectual auto-disciplinado y
sistemático, en una autorreflexión universal, es una aspiración al conocimiento
sin supuestos de lo esencial y necesario. La
filosofía es una forma de vida teórico-práctica que persigue los principios
de las cosas y busca el principio de los principios en un conocer por conocer.
La filosofía mantiene el afán, la voluntad y el camino de redención del hombre
al permitirle encontrar la verdad desnuda y plena, aquella verdad que no
mantiene complicidad con la ignorancia y el empirismo, que no convive con la
superstición ni peca de puro materialismo ortodoxo, más bien aquella verdad que
insufla de contenido y fuerza espiritual y moral a la vida de los hombres de cara
con el futuro justiciero.
La filosofía constituye
para nosotros parte integral de la vida social, política, cultural, económica,
estética y moral del hombre, he ahí su interés
universal, y no simple especulación
aislada de algunos intelectuales y escasa atención por la diversidad de los
fenómenos mentales aislados.
Nos adelantamos en
manifestar la importancia que reviste la
filosofía en la sociedad y en la vida del hombre. La filosofía permite que
el hombre combine, armonice e interrelacione las ideas para formar un sistema
de pensamiento positivo y pragmático, a efecto de descubrir, encontrar y
desentrañar las causas supremas y los efectos entre las ramas del saber humano.
Sugiere una forma de vida personal más viable que la del irreflexivo hombre
común y corriente. Permite ensanchar la imaginación creadora y crítica,
enriquecer el bagaje cultural y el mundo psíquico para posibilitar la
transformación de la sociedad.
La
filosofía posibilita el saber acerca de lo existente y la formación de una
visión congruente del universo, de una concepción integral del hombre, de la
sociedad y la existencia, en sus esencias recónditas, en sus
múltiples posibilidades, limitaciones y definiciones. Permite entender,
explicar y esclarecer la naturaleza, la esencia y las condiciones del hombre en
cuanto ser-sujeto y de los objetos
del mundo exterior en cuanto ser-objeto.
La filosofía es una
meditación sobre la vida y la muerte, sobre el destino y futuro del hombre,
sobre los conflictos y problemas humanos que en sus reconditeces escapan a las
demás ciencias particulares.
No hay cosa más noble,
decía Epicuro, que aplicarse a la filosofía. Sin filosofía, opinaba Bacon, nada
me importaría la vida, recalcando que poca filosofía inclina el espíritu del
hombre al ateísmo, pero profunda filosofía le conduce a la religión.
Nos contentamos y
haríamos mucho con llegar a un término
medio, respetando el derecho de cada quien de ejercer su libertad de
conciencia y de pensamiento, sin presión de ninguna clase.
[1]
Extraído de la obra FILOSOFÍA
(TEXTO UNIVERSITARIO) escrita por Eudoro Terrones Negrete y prologada por el
Dr. Enrique L. Dóriga. Escuela de Periodismo “Jaime Bausate y Meza”, Categoría
Universitaria, Ley N° 25167. Edición Gráfica Ícaro Comunicaciones, Lima-Perú, primera
edición, 4 de abril de 1992, pp.19 al
23.